AUN EN SUFRIMIENTO, SEGUIR AMANDO
VIDA DE LA PALABRA de junio
Alguna
de mis EXPERIENCIAS tratando de poner en práctica la Palabra de Vida del mes:
1.-
La
primera semana de junio José ha estado ingresado en el hospital (muy bajo en
plaquetas y defensas). Los 2 primeros días, yo estaba en mi pueblo pendiente de
mis padres, (y con el bautizo de la hija de un primo), así que no pude visitarlo.
En cambio, desde el lunes, al llegar cansado del trabajo, (aunque lo que menos
me apetecía era ir rápido a casa a por el coche, comer “a corre prisa” y salir
hacia el hospital), estuve todas las tardes acompañándolo. Regresaba luego a
casa a las 22:30, celebraba la Misa yo solo en nuestra capillita y ¡a dormir,
que hay que madrugar mucho!
El martes por la tarde, cuando llegué al hospital, acababa de entrar a visitar
a José una buena amiga, que al día siguiente me escribió: «…allí que fui a veros a
ambos y,
¿sabes?, cuando luego rezaba por la noche le decía a Jesús: "
¿sabes
Jesús? No he logrado imaginarte en la cruz, pero esta tarde te he sentido muy
cercano en esa persona que estaba
enferma y que casi no podía hablar. Tampoco
he imaginado aún un coloquio hablando contigo como se le habla a un amigo,
(como sugiere san Ignacio), pero el escuchar a Paco, saber cosas de él, de su
trabajo que no conocía, me ha hecho sentirle más cercano y sobre todo me ha
hecho pensar mucho en la amistad. En verdad, en verdad, que es cierto que Tú
estás en toda persona, en toda circunstancia que nos rodea"
. No
sé por qué, tengo la sensación de que hasta ahora lo sentía como una teoría o
como algo recordado del pasado; es extraño, pero esta tarde en el hospital es
como si todo, de repente, hubiese recobrado el sentido. Bueno, es
complicado de explicar. Lo cierto es que la tarde del hospital me ha servido de
mucho: es de esos momentos que guardaré en el corazón para siempre. Pensaba
ayer en ello y, en otras cosas y por eso, tenía ganas de llorar
…»
El miércoles un focolarino catalán estuvo también un buen rato visitándolo. Una
enfermera, (los días anteriores ella no había estado), entró varias veces: la
primera vez le preguntamos el nombre, (para dirigirnos así personalmente cada
vez que le damos las gracias o le decíamos algo). Más tarde, ya sonriendo por
sentirse valorada, escuchamos con sorpresa y alegría …: “ustedes 3 son
hermanos, ¿verdad?”. Respondí: “sí…, ¡claro!...: ¡hermanos en la fe!”.
La siguiente vez que entró (se ve que lo comentó con alguna otra): “¡no
sabía que eran sacerdotes! ¡Yo estudié en un colegio religioso!”, (¡luego
era el mismo en el que de niño estuvo José!). Le contesté que dos sí éramos
sacerdotes y que el 3º era un seglar, pero que todos compartimos la misma
espiritualidad y vida. Seguimos conversando animadamente mientras atendía a
José.
1.- “…Gracias, como siempre, por la PdV que
además me viene que ni pintada.
El sufrimiento… ya hace más de nueve años…, jamás pude imaginar
que el tema llegaría a las cotas de dolor en las que estamos actualmente y
menos aún podría imaginar que lo iba a poder soportar. En esto no tengo mérito:
yo sólo me "dejo hacer por Él" y es Él quien me sostiene, quien
recoge todas mis
lágrimas y las transforma en una energía amorosa que hace que
tenga
ilusión y me levante cada día con ganas de dar a todos lo mejor de mí.
…voy a compartir contigo una experiencia de la PdV: no hace
mucho, pedí dos favores a dos personas. Sinceramente pienso que no suponían
para ellas nada que fuese complicado o molesto. En ambos casos tuve el
"silencio" por respuesta. Ante ello: sorpresa y dolor; pero como
estoy en la "escuela" del sufrimiento... lo ofrecí al Señor. No
quería que se me quedara dentro, porque podía convertirse en resentimiento: en
estos casos lo que mejor me funciona es pedir por esas personas y pedirle así
al Señor que "borre" de mi corazón el mal sentimiento que me puede
brotar. Y como el Señor nunca falla... ¡me lo ha concedido! Y aún mucho más:
por una serie de casualidades, Él ha puesto en mi camino otras dos personas que
curiosamente han respondido a esa petición de una manera increíble, preciosa.
¡¡No sabes qué sensación de pequeñez tuve ante Su Grandeza!! Una prueba
palpable, (como tantas y tantas que me regala), de que está pendiente
absolutamente de todo lo mío. Por eso, me gustaría "gritar" al mundo
que existe y que está a nuestro lado. Y aún más, que en el dolor se manifiesta
de una manera especial, sagrada (como te comenté el otro día)…”
2.- “…mi recuperación va progresando, lentamente,
pero progresa. Para mí la curación de las heridas siempre ha sido un milagro,
una admiración y una alabanza a Dios. Pues te hieren y te cosen y luego,
lentamente, con el tiempo esa herida va curándose y apenas queda el recuerdo de
la cicatriz. ¡Asombroso! Los médicos tendrán una explicación material, pero yo
en ello veo la mano del Creador. Todo lo hizo muy bien. Y cuando lo herimos, lo
repara muy bien.
Siempre leo con mucho interés vuestro
mensaje mensual. Me parece una buena guía y ejemplo lo que llamas PdeV. Al
principio, no me había percatado de su significado.
Como ya puedo conducir y andar, estoy
esperando me anuncies la próxima reunión mensual, para, de serme, posible
asistir…”
3.- “…quería compartir… lo que
hoy en concreto ha significado para mí no solo la oración, sino
también ese proceso que en silencio se ha ido produciendo a lo
largo de estos últimos años con ella.
Debido al
tiempo tan largo... … no solo una situación física delicada y con gran dolor,
también una situación emocional dura, muy dura.
He querido tirar la
toalla, rendirme y ya no levantarme, quedarme allí en el sofá sin más y ya...
Ha ido amaneciendo y con la claridad me he puesto a rezar, pero sin pretender
nada, sin pedir nada, solo "estar" en oración. La constancia, la
perseverancia y vuestra presencia han hecho posible que, aún con dolor, hoy
haya podido pasar un bonito día... Ha comenzado con una preciosa oración
:
"Señor, cuánto agradezco
que me digas lo que me dices sin decir, callado.
Señor,
cuánto agradezco que me ames como si fuera yo la única amada
y Tú el
único Amor que hay en mi vida".
A
partir de allí todo ha sido una constante "oración silenciosa" que ha
culminado "caminando" por las calles con mi niño, mi marido y todos
vosotros, mis hermanos!!!!
GRACIAS
por hacer posible que SONRÍA y que esa sonrisa sea hacia DIOS!!!... ”
En este periodo el "dar" en todos los sentidos se ha transformado en
algo vital, pero hace mucho bien el vivir el presente en lo esencial.
Tengo que reconocer que la mudanza casi me vence; todavía tenemos algunas cajas
por colocar y ordenar, pero ese agobio no me ha restado de hacer los pequeños
actos concretos de amor: el seguir enviando… a las personas que no tienen
internet y me las arreglé incluso los días que hemos estado sin teléfono. Ahora
recuerdo que estábamos en plena organización y yo me preguntaba si había hecho
toda mi parte en ayudar a los jóvenes en su
recogida de firmas para el
united world project: entré en la web y vi que faltaban. Entonces preparé un
pequeño escrito, junto con el enlace de la página web, y lo envié a todos mis contactos,
religiosos o no, ya que la fraternidad universal, el mundo unido, ¿quién no lo
desea?
Son pequeñas aportaciones, mi pequeño día a día que últimamente está entre las
cajas de la mudanza, pero trato de estar en lo esencial. Paco, se terminó mi
ratito de descanso: tengo que seguir ordenando…”
5.-
[también se
vive la PdV en países en guerra y/o donde se persigue a los cristianos; una
experiencia de Pakistán y otra de Siria; {traducción mía}]:
“este joven… sintió una llamada
de Dios y se preguntaba cómo gastar su propia vida por Él; durante la
Mariápolis en julio pasado, había hablado largamente con un obispo para
comprender mejor la propia vocación y le animó a entrar en focolar. A primeros
de diciembre había pedido ir, tras los exámenes de enero, a vivir a la Ciudadela
de testimonio en Pakistán o en cualquier lugar del mundo, expresando así su
decisión
madurada de entregar su vida a Dios.
El
17 de enero era una jornada de tensiones en la ciudad, con graves y violentos
enfrentamientos, como por desgracia es habitual. Él regresaba de clases de
inglés con otro gen, cuando una bala lo atravesó. Esa misma mañana había
dicho a su madre: ‘estoy feliz de poder dar mi vida a Jesús’. Cuando me
encontré con él por primera vez, en seguida puso en común sus experiencias y su
vida y no perdía una ocasión de hacer actos concretos de amor por los demás…”
“…soy profesora
de Arquitectura en Alepo. Hoy era el primer día de exámenes, la campana había
sonado ya y estábamos recogiendo los textos. Un alumno nos suplica que le demos
algún minuto más: había llegado con retraso a causa de las calles cortadas. Mis
colegas no querían, pero al final logro convencerlos.
Pasan
5 minutos, el alumno entrega su examen y bajamos juntos al patio para
dirigirnos a la salida. ¡Veo sobre mi cabeza pasar un cohete, y luego otro! Yo
habría estado exactamente donde impactaron si hubiera salido 5 minutos antes.
Encuentro mi coche con el techo destrozado, las lunas hechas añicos… pero aquel
acto concreto de amor me había salvado la vida…”
6.- “...yo estaba en un
almuerzo, no muy lejos del hospital. La conversación se extendió y algunos no
han tenido la paciencia de escuchar hasta el final a los que hablaban. En un
momento dado, incluso yo también me olvidé de que el otro “es Jesús”, y pensé
inventar una excusa aceptable; pero faltaba todavía por contar sus historias
una de las personas mayores. Me quedé a escucharla antes de regresar a casa.
A
los 15 minutos recibo llamadas de teléfono para que fuera a visitar a un enfermo
en ese mismo hospital de al lado. Entonces me di cuenta que gracias a haberme
quedado escuchando en la mesa a esa persona hasta el final... me ahorré 14
kilómetros por carretera con mucho tráfico; y, además, luego también llegué a
casa rápidamente... Fue para mí una señal de que el amor al prójimo no es
opcional...”
7.- “…un día en mi oficina
viene un hombre, que me pide una buena cantidad diciendo que es el padre de 6
hijos y tiene que pagar algunas facturas que cuestan eso. No tengo mucho tiempo
para investigar la situación, pensé que la Palabra de vida dice
"dad..." y yo le di la cantidad requerida.
Me
olvidé de ello luego. Me estaba preparando para ir a casa, cuando alguien
me
llama para preguntarme si tenía tal cosa. Sí. Cuando abro la cajita
correspondiente, tengo en ella dinero reservado para una eventualidad, (¡ni me
acordaba!): me fijo bien, y era justo justo el triple de la cantidad que
entregué a ese pobre...
”
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; "pincha" aquí abajo en “comentarios” y escríbela: "lo que no se comparte, se pierde".