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domingo, 16 de enero de 2022

Y VOLVIERON A SUS COSAS POR OTRO CAMINO

 VIDA DE LA PALABRA                     primeras semanas de ENERO

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2) y la de diciembre («¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!», Lc 1, 45):

 1.-        Estando en mi pueblo fui a comprar en un bazar de los que tienen de todo y barato. Al ir a pagar, sabiendo que eran magrebíes, le di los “buenos días” en árabe, (en Loppiano aprendí a saludar en muchas lenguas). Me miró raro, pero en seguida reaccionó y me contestó en árabe… y tras unos segundos de pausa, empezó a adivinarse su sonrisa a través de la mascarilla y me preguntó en español si me sabía más palabras. “Buenas tardes”; “gracias”.

         Y a raíz de eso empezamos a charlar animadamente. En seguida me dijo que él era el Presidente de la comunidad musulmana de mi pueblo. Le pregunté cuántos eran y dónde tenían la mezquita. Me ofreció que fuera a visitarla, (cosa que intentaré alguna de las próximas veces que vaya al pueblo). Y estuvimos hablando de la paz: todos tenemos que colaborar para que exista. Dudé por un instante si darle mi tarjeta, (cosa que hago con casi todo el mundo), pero vencí ese prejuicio.

         Nos despedimos sonrientes y yo llevaba en el alma la alegría de haber abierto cauces, dejándome guiar, como los sabios de oriente, por la luz de esa estrella que conduce a otros horizontes. Y, entonces, me puse a adorar al Señor en mi corazón, mientras salía a recoger a mi madre que me esperaba fuera apoyada en su bastón, mientras hablaba con una amiga que encontramos cuando yo entré. Le conté la experiencia y participó de la alegría.

 

2.-        Desde que llegué a la parroquia, una de las preocupaciones era el “modelo 182” que hay que cumplimentar en enero: la declaración de donantes para que Hacienda les desgrave. Todos los párrocos temen cada año esta complicación.

         Una persona nos había anunciado hace pocas semanas que nos podría ayudar en esa tarea. Y después de Reyes, empezó; el otro sacerdote también se lo tomó muy en serio. Y justo me pilló el covid, (pocos síntomas y leves), cuando ya había visto yo esa providencia asomar en el momento justo, (¡como la estrella de oriente!), pues, si no, me hubiera quedado muy preocupado. Y de nuevo me sirvió para adorar al Señor en mi alma.

2b.-     Cosa que también aproveché para hacer más esa semana de aislamiento; también para con el Espíritu Santo, con la oración del Card. Mercier (“¡oh, Espíritu Santo, alma de mi alma!: te adoro, etc.”).

Celebraba la Misa solo en casa, con mi madre conectada por zoom. Me leí, entre otras cosas, el librito “La Salud. Historias reales y reflexiones sobre nosotros, los demás y el planeta”, de Ed. Ciudad Nueva, que me ha encantado, (¡y te recomiendo vivamente!), y creo, además, que era el adecuado para ese momento y para esta época: para vivir una enfermedad y la recuperación “como Dios manda”, y la salud como un don de Dios, y, por ello, responsabilizarme todavía más para que lo sea para todo el mundo en el plano físico, psicológico y espiritual, y de una ecología integral. Y algunos “ángeles de la guarda” contribuyeron también a todo ello con el alimento material.

Hoy he vuelto a mis tareas normales, pero, (como los sabios de oriente avisados en sueños), por otro camino.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero  («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2), la de diciembre («¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!», Lc 1, 45) y la de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9):

 

1.-        “ayer me acordé de las palabras que dijiste en la homilía del domingo: "para ser hijos de Dios hay que hacer las tareas cotidianas, del día a día con mucho amor y mucha alegría". Tras desayunar, me puse con las tareas cotidianas: hacer la cama, rezar, preparar la comida, ir a la compra, gestiones en el banco, preparar papeles para la declaración del 182, llamadas varias... lo de siempre, lo de todos los días.

Sin embargo, yo notaba que aun siendo las tareas cotidianas del día a día, algo había diferente en todas ellas, o mejor dicho, alguien: yo. No sé qué me pasaba, pero me sentía feliz, entusiasmada con todo aquello que estaba haciendo por muy insignificante que pareciera la tarea que estaba realizando y la verdad es que disfruté mucho de la mañana. Con todo lo que hacía y con todos los que había saludado en las diversas tareas: en el banco, en el médico, en la pescadería, los vecinos...

Leo hoy en el libro I de Samuel: ".... Luego, la mujer emprendió su camino, comió y su semblante no fue ya el mismo". Leo, y me siento identificada con esas palabras. Tras la Navidad, emprendo de nuevo el camino de lo cotidiano, pero mi semblante no es el mismo; vuelvo por otro camino, como los sabios de oriente después de encontrarse con el niño Jesús.

 

2.-        “muchas gracias, Paco, por todo lo que envías, por la Palabra de Vida de este mes que me ha encantado y por las experiencias.

Estos días estoy confinada por el COVID  de 3 personas de la familia. Está siendo una preciosa ocasión para adorar, leer (estoy leyendo una biografía nueva sobre Charles de Foucauld maravillosa), tejer y rezar.

 

3.-        “hemos pasado unos días un poco locos, porque hemos tenido la familia en casa y en mi caso no reina siempre La Paz en estas fechas. Pero, por más que lo intentaba, diciendo todo el rato “venga, empiezo de nuevo”, no conseguía nada. Así que decidí pedírselo al Señor: “Señor, desvía mi atención de todos los comentarios fuera de lugar, de las personas que me querían quitar La Paz y céntrame en Ti, solo en Ti”. El Señor, que esto se le da muy bien, ¡¡me escuchó!!: desde ese día vivo con una paz en el corazón que no es de este mundo; hoy me dice mi marido: “cariño, ¡están las cosas muy tranquilas de repente en casa!”. Así que espero seguir mirando al Señor, porque si me miro a mí, (como hizo Pedro caminando sobre las aguas), me hundiré.

 

4.-        “ahora que parece que mi padre está tranquilo, aprovecho para escribirte.

Tendré que oír tus audios de Radio María de los jueves con tranquilidad.

Me hizo mucho bien el pasapalabra, (la frase breve de ayuda diaria a la Palabra de Vida del mes), del 31. Por la circunstancia familiar, mi padre otra vez ingresado (hasta otra ciudad, bien lejos, nos han llevado) y día especial por todo: fin de año, santo y cumple de papá y reunión familiar. Y yo trabajando hasta las siete y directa al hospital a sustituir a mí hermano, que llevaba tres días aquí. Y enfadada con los otros hermanos, dispuesta a decirles lo primero que me pasaba por la cabeza, pero... “sembrar la paz a nuestro alrededor”, fue la salvación para no empezar una guerra familiar.

Aun así, estaba controlándome y llegó el siguiente pasapalabra: “la paz empieza dentro de nosotros”. Y entonces me di cuenta que, a pesar de todo lo que nos está pasando, Dios está aquí, a nuestro lado, viendo cómo hay reacciones en mis hermanos que no me hubiera nunca imaginado: ahí está Dios, descolocando mis pensamientos y cambiando mis chips negativos por otros nuevos.

Echo de menos la Eucaristía, los sacramentos, pero sé que Él sigue ahí, dándome fuerza, no solo a mí, sino también a mi familia, aunque ellos no se den cuenta, (son las oraciones de todos vosotros): todos creen en Dios, pero no practican porque no están de acuerdo con lo que la Iglesia dice; bueno, unos sí, otros no). Pedid para que tengamos fuerzas suficientes para llevar adelante todo lo que nos queda. Hay veces que me gustaría compartir algo más, pero de verdad que no me da el tiempo: esto es un juego de ir y venir, de atender a los dos (papá y mamá) y cada uno en un lugar ¡y para rematar hay que ir a trabajar! Pero bueno, todo pasa, solo Dios queda.

 

5.-        “por fin he encontrado este ratito para leer la PdV, y es que el inicio de año ha sido movidito: en casa entró el “bichillo” que nos tiene por el camino de la amargura y nos puso todo patas arriba. Afortunadamente estamos todos bien y volviendo a la rutina de colegios y trabajos.

Me quedo con el primer camino del texto del Papa esta semana: el diálogo entre generaciones. ¡Qué difícil es a veces entendernos con nuestros mayores, y qué ejercicios de humildad, perdón, y paciencia tenemos que hacer por ambos lados! Estos días tan metidos en casa han sido tensos, pero con el diálogo, poco a poco vamos encarrilado de nuevo la convivencia. 

¡Y qué bonita la PdV! Este año pudimos ir a la Adoración de los Reyes Magos en la Iglesia de San Miguel. Fue muy muy bonita y los niños disfrutaron mucho. A quien le tocó quedarse confinado, luego se lo contaron como ilusión. Me encanta poder hacer estas cosas juntos, y que los primos se unan también a nosotros. Hemos disfrutado de unas Navidades muy familiares, ¡que ya hacían falta!

Ahora, ya recuperada de las vacaciones, tengo que retomar el tema de la nulidad… Te voy contando...

Mil gracias por estos emails: me gusta mucho tener este ratito de reflexión.

 

 

 

 

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lunes, 18 de enero de 2021

MUCHO FRUTO EN ÉL

VIDA DE LA PALABRA                primeras semanas de ENERO



 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto», cf. Jn 15, 5-9) y la de diciembre («El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?», Sal 27, 1):

1.-        En Nochebuena, para conmemorar mejor el Nacimiento de Cristo (“nace Jesús, nace el Amor…”, canta el Gen Rosso), llamé por teléfono a bastantes personas que, (o porque no tienen a nadie o por decisión propia o por confinamiento o por otras circunstancias), yo sabía que iban a cenar solas o ni siquiera cenar. Todos lo agradecieron mucho, a cada uno en esos breves minutos traté de darle la luz de la que hablaba la Palabra de Vida, ¡y yo me sentí con ellos, y luego, muy lleno de esta!

 

2.-      Con la nieve y el hielo, para “permanecer en el amor” de la Palabra, varios días (algunos más de hora y pico) estuve con martillo y destornillador picando hielo (cuando no quedaba sal) en los pasos peligrosos o con pala abriendo accesos a los diferentes lugares de la Parroquia.

Particularmente bonito, ¡fructífero!, fue el domingo de la semana anterior: a la hora de empezar la Misa de 10:00 había solo una persona; le propuse que se esperara a la de 11:30 y minutos después llegaban otras 3, que también se esperarían; y mientras, nos pusimos a echar la poca sal que teníamos, encontramos una pala en la “covacha” del sótano de la Parroquia, una vecina fue a su casa a por otra pala… y en ambiente de familia y alegría, por turnos, los 2 sacerdotes y ellos 4 íbamos apartando la nieve y bromeando.

 

3.-        Esta mañana, cuando (aunque con retraso, ya tenía preparado este correo), se ha cortado la corriente eléctrica en toda la población, con lo cual mi ordenador se apagó de golpe, “de mala manera”.

Yo creía, (aparte de perder las tareas que estaba haciendo), que se había estropeado la computadora del todo (y eso que es bien buena).

Intenté arrancarlo varias veces “permaneciendo en la caridad”, como dice la PdV, (es decir, sin dejar que se me fuera la paz, y estando desapegado de todo tanto del aparato en sí como, ¡sobre todo!, de lo mucho y bueno que tengo archivado en él). Tras el décimo intento, ya lo dejé: ¡paz, ningún otro sentimiento que la caridad! Después de unas horas y de realizar otras cosas y obligaciones, en un último intento, acaba de arrancar el ordenador y no se ha perdido nada, gracias a Dios. Pero “Tú, Señor, eres mi único Bien”: ningún aparato, ningún tema, ni material, ni direcciones, ni archivos…, ni nada.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto», cf. Jn 15, 5-9), la de diciembre («El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?», Sal 27, 1) y la de noviembre 2020 («Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», Mt 5, 5):

1.-        “Paco, te mando unas pinceladas... Santa Navidad... “El Señor es mi luz y mi salvación... ". Siempre le pido al Señor por los demás... Hoy mientras estaba delante de Él, expuesto en la custodia, Jesús Eucaristía, le he pedido por muchas personas... Y he dejado un hueco para decirle que transforme mi corazón y me haga poder hacer su voluntad siempre... 

            Detalles de delicadeza con mi madre y de atención y amabilidad con mi hermano, mi cuñada y mis sobrinos...

Y la disponibilidad de servir haciendo la comida en casa y el darme prisa en colocar las cosas para que todo esté a punto. Y vencerme para acudir a la cita con Jesús en la Misa y buscar un ratito de intimidad con Él yendo un ratito a la parroquia para estar delante del sagrario y adorarle con mi presencia y atención.

Un poco de tiempo para Jesús (en los míos y en la Eucaristía).

 

2.-        “…me encontraba muy a gusto y, para “permanecer en Su Amor”, pensé que era bonito “regalarle” eso que me gustaba a Jesús, así que, me puse a hacer otra cosa necesaria en ese momento….

 

3.-        “llevo varios años yendo de voluntaria, al principio a Argentina con las niñas de la calle; aquello era una ciudad, un mundo aparte, eran felices allí las niñas y niños: allí era como ser una mamá, un exp. única; una de las veces me mandaron a S Juan, donde yo, que soy tan tímida, decía “no conozco a nadie”, pero al final, me dije: “Señor, si Tú quieres que vaya, allí voy”.  Ocho horas de coche, pero cuando llegué al final, un matrimonio encantador me fue a recoger; otras varias horas de coche, llegamos al destino. Antes de la comida, después de comer me llevó hacer una tiene, precioso, fue increíble, después nos vinimos al comedor donde tenía que llevar, eran unos 30 personas a comer y merienda cena. Iban varios niños y conecté perseguida con ellos, iba por dos días y al final me quedé unos 10; ellos no me dejaban ni un minuto, haciéndome preguntas de todas clase: los viajes, en qué trabajaba, etc. Los días pasaron rápidos y el último, estaba arreglada para irme y el matrimonio me dice: “tienes admiradores en la ventana”. Yo pensé que era una broma, pero no: eran los niños y me llevaban flores, una pulsera de tela que me había hecho uno, otros me habían escrito una carta donde decían que me echarían en falta y me dejaron su dirección. Le mandé cosas que yo le ofrecido. Para mí el gesto de los niños fue increíble: el Señor me había recompensado, esto era el céntuplo…  con trabajo, pero genial. Y luego me cambié a Paraguay.

 

4.-        “anoche mi hija me dijo que por las redes sociales (a causa de las fuertes heladas) había un llamamiento especialmente a los vecinos de las paradas de metro involucradas en la acogida extraordinaria de las personas sin hogar. Dos de esas estaciones son las “nuestras”... así que no lo pensamos dos veces, juntamos unas mantas, ropa de abrigo y un termos de cafelito caliente y...a la calle!!... al llegar a una de las estaciones en cuestión, la responsable del metro nos dijo que allí realmente no estaban, pero se ofreció en abrir el torno para que fuéramos a Atocha que era donde se estaban recogiendo. Ninguna de las dos llevábamos dinero, ni abono... pero la chica no quiso ni hablar de ello (“faltaría más...”, decía): nos abrió, y non dio instrucciones para hablar con su homólogo en Atocha para que volviéramos de la misma forma... allí un grupito del Samur Social nos atendió muy agradecidas. Había varias personas-sin-techo durmiendo al calorcito.

 

 

 

 

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domingo, 31 de mayo de 2020

LIMPIOS VIVIENDO LA PALABRA

VIDA DE LA PALABRA                       últimas semanas de MAYO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3) y la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29):

1.-        Dios saca bienes de todo, incluso de allí donde nosotros no vemos más que males. Después de 3 años y medio viviendo aquí… por primera vez… mis oídos no oyen ese run-run… que aumentaba al abrir las ventanas a la par que entraba un aire con bastante polución: durante las semanas de confinamiento, al no haber movilidad, la autopista A6 la veía prácticamente vacía desde mi ventana. Era para mí un motivo de dar gracias a Dios esos días por aire cada vez más limpio y por desaparecer la contaminación acústica a la que me costó mucho acostumbrarme (sobre todo durmiendo).
1b.-     Hace unas semanas me llega un correo-e.: “…de un tiempo a esta parte me estoy reencontrado con Jesús en mi vida mediante las publicaciones web de los focolares y actividades interactivas de la parroquia del pueblo; estoy pasando por un momento difícil y veo que necesito de Jesús, pero muchas veces me siento como un poco perdido…”. En su niñez estuvo en uno de los grupos que yo llevaba en la parroquia de su pueblo cuando yo servía allí, en los que tratábamos de poner en práctica la Palabra de Vida tanto niños o jóvenes como adultos (y a veces todos juntos).
Había vuelto a contactar con él hará casi 5 años con motivo de una peregrinación de su madre y desde entonces le envío este correo de la Palabra de Vida.
Lo llamo y tenemos una profunda y larga conversación, que nos prometemos repetir a menudo. A raíz de ello empieza comunicación por whatsapp sencilla, pero vital y profunda. Pocos días después, en uno de esos mensajes, me escribe: “…ayer por fin pude confesar y estoy deseando recibir a Jesús después de tanto tiempo: deseo que la Eucaristía me cambie y me haga dejarme llevar por Él…”. Y luego añade: “¿cómo puedo prepararme bien a recibirlo?”.
         Verdaderamente la Palabra de Dios (tal como promete la de mayo) se quedó grabada en su niñez (y la retomó hace pocos años) y realmente produce limpieza, salvación.
Y me manda una foto de sus hijas que están coloreando la Palabra de Vida adaptada para niños en viñetas y que yo le había enviado pocos días antes.
1c.-      El último año en aquel pueblo, con algunos de esos grupos, me puse a enseñarles a tocar la guitarra: había una niña de solo 10 añitos que, por ser demasiado pequeña, al principio dudé que se incorporara al aprendizaje. Lo único importante era tener a “Jesús en medio” por el amor recíproco entre unos y otros. Pero a todos los que he ido enseñando los pocos rudimentos que yo sé, (también en otras parroquias por las que luego he pasado), luego tocan mucho mejor que yo.
         Ya de jovencita, la volví a ver y contenta me dijo que (yo ya no me acordaba) tocaba porque yo le enseñé con las canciones del GenRosso y del Gen Verde. Y poco después empecé a darle de nuevo la Palabra de Vida, pero ya por entonces enviada por correo-e.
         Me ha escrito por whatsapp estos meses, (ya madre de familia), mandándome vídeos que se grababa cada día durante estas semanas al finalizar el “aplauso a los sanitarios” de las 20:00, en los que ella tocaba desde su balcón para toda la urbanización (que los vecinos agradecían) canciones de vario tipo, la mayoría religiosas o de evangelización.

2.-        El día de mi cumple salí (como todas estas semanas) temprano a hacer una caminata; siendo sábado, no me crucé con muchos coches, pero tampoco con tantas personas, así que ese día me quité la mascarilla; ¡y en la zona de campo pude oler primaveralmente tantas flores!, (aunque con un poquito de prudencia, por mis alergias): disfruté alabando a Dios por esos perfumes, por la multitud de pajarillos con diversidad de trinos, por el gallo y el perro; por la vistosidad de colores que me pareció un ramillete que María en su mes (y en su día) me regalaba.
Volviendo ya a la parroquia, otros dos preciosos regalos, la primera llamada (de las muchas de ese día) para felicitarme y advertirme que acababa de empezar en La 2 un concierto nada menos que de la Filarmónica de Viena. Si el cielo, dicen algunos místicos, es “la música de las músicas”…
Y sin acabarlo, mientras me dispongo a bajar a la parroquia a sentarme a confesar… me llega otro regalo por whatsapp: un video con recopilación de varios trocitos grabados “ad casum” por distintas personas felicitándome: “dijiste que no valía solo escuchar, tampoco reflexionar. Lo importante son las obras de amor concretas. Te oí hablar del amor recíproco. Reflexioné sobre ello. Tú has dado mucho amor, pero para que sea recíproco, tiene que regresar a ti. Aquí va la palabra transformada en algo concreto”; “obra del Espíritu Santo. A mí me dio la idea pero no tenía ni idea de lo que resultaría pues luego ha sido inspiración de cada uno”.
Me emocionó por el detalle, por la reciprocidad (¡que posibilita captar la presencia de “Jesús en medio” resucitado!), por el estar trabajado poniéndose de acuerdo, por buscar a tantas personas, por lo que dice cada uno, por tanto amor en todo ello y cada uno preparando su vídeo (alguno, disimulando sus graves problemas y preocupaciones), ... ¡incluso mi familia aparecía en uno de esos trocitos, y cantaban, con pequeña coreografía engarzada cada uno, “no hay nada más lindo que la familia unida…”!
Y agradeciendo en el alma por todo a cada uno y, sobre todo, al Señor, a cada cosa le repetía Él en mi interior: pero “Tú, Señor, eres mi único Bien”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3), la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29) y la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12):

1.-        “…hace cuatro días me dejaron con el móvil colapsado, casi incomunicada; no es que estuviera enfadada, (bueno en algún momento, sí): les había dicho a muchas de mi WhatsApp, que no me mandaran fotos y menos aún vídeos, pues lo tenía bloqueado; que les avisaría, pero seguían igual o más. Pero al tercer día me fui a misa y oigo dos cosas que no me gustaron y de repente me vino un bajón y… de repente miro al Señor y le digo: “por qué estoy así”. Y de repente como que si oyese en mi interior: “estas son tus cruces; ¿no me pides que te dé algo?: ahí lo tienes, apóyate en Mí”. De repente estaba yo feliz: le di las gracias….

2.-        “… ¿te acuerdas que hace unos días limpié el espacio sin jardín que hay en la acera cerca del piso donde vivo? [( cfr. Nº 1 “vuestras experiencias”, de correo mitad de mayo)]. Pues hoy estaba también con mucha basura… y me atreví a decirle al okupa que vive en un local justo enfrente (después de rezar por él un rato) que si me ayudaba a limpiarlo, le pagaba. Me daba mucho reparo, pues tiene pinta de persona peligrosa, (y ya sabes que yo soy pequeñita). Me dijo que ni aunque le pagara.   Al rato volvió a aparecer por allí y me dijo que me ayudaba ¡sin que yo le pagara!, pero que se iba a llevar una planta silvestre que había crecido ahí. Estuvimos mucho tiempo, sacamos más de 6 bolsas grandes de basura: desperdicios, ropas, botellas, botes… Nunca ese sitio ha estado limpio: cuando lo veas, ni te lo vas a creer... Al final yo me encontraba… ¡feliz!
            Pues al día siguiente, cuando bajaba la basura, veo a un grupo de chicos ahí cerca haciendo botellón (a pesar del “estado de alarma”): con un poco de miedo, me armé de valor y le pedí luz, fortaleza y paciencia al Señor y, con las mejores palabras y amabilidad que pude les expliqué que ese sitio después de meses (¡años!) estaba limpio, como veían, y que si eran tan amables y por favor que no dejaran restos cuando acabaran, sino que los tiraran a los contenedores allá enfrente: me miraron como rara y algunos soltaron risillas (¡o risotadas¡). Al día siguiente, cuando pasé por ahí, mi sorpresa fue mayúscula: ¡estaba todo limpio! ¡Y yo, que incluso había sospechado que a lo mejor, solo porque les hablé con amabilidad, hasta lo mismo dejaban aposta más botellas y restos! Quedé muy contenta en mi alma y agradecida al Señor….



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