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martes, 16 de enero de 2024

AMAR EN VISTAS A LA UNIDAD

 VIDA DE LA PALABRA                          primeras semanas de ENERO


 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de enero («Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo», Lc 10, 27) y la de diciembre («Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros», 1 Ts 5, 16-18):

 1.-        El día de la Epifanía, viniendo yo de comer en fraternidad con una comunidad de consagrados, en el parque contiguo a la parroquia veo a unos papás caminando medio agachados con los hijos que iban en sus bicicletitas, (seguramente recién estrenadas). Animadamente comento primero a ella: “el regalo de Reyes es ilusión para los niños, pero ‘deslome’ para los padres”. Se me quedó mirando de reojo y no sé si me entendió bien. Aunque quedé cortado por si los había molestado, (y precisamente por ello), metros más adelante le dije al (supongo) marido casi lo mismo, (iba con otro niño un poquitín mayor también aprendiendo a montar en bici); intenté ser todavía más amable y sonriente diciendo ese “chascarrillo”. Me contestó educadamente un “buenas tardes”.

            Días después, una feligresa habitual me dice muy contenta: “mi hijo y su familia quedaron muy agradados contigo el otro día: ¡qué cura tan amable y simpático!”. Yo no sabía a qué se refería. Después de sus explicaciones deduje que, (yo ni me acordaba), debían ser aquellos: no sé si se me conocían, (mi bufanda cubría el alzacuellos), o se lo imaginaron viendo que me dirigía directo a la parroquia.

 

2.-        En el vuelo de vuelta, tras embarcar, a mitad de pasillo me saluda la azafata que estaba allí como hace con todo el mundo. Para mi sorpresa, (y agrado), me dice, (activa y enérgica, a la par que muy amable): “¡buenas tardes, padre!”. No sé cómo lo supo, pues al embarcar noté mucho calor y me desabroché y quité el alzacuellos.

            A mitad del viaje, fui al servicio en el fondo del avión. Al salir, al lado estaba esa azafata con otra mucho más joven y de nuevo me saludó e intercambiamos unos comentarios intrascendentes. Ella acababa o iniciaba cada frase con un “padre”.

            De pronto, la otra azafata comenta: “¿puedo pedirle algo?”. Me quedé muy perplejo, sin saber por dónde podría salir: “¡claro!; lo que quieras”. Y a bocajarro dice medio en secreto: “¿me puede confesar?”. “¡Por supuesto!”. Sin mediar palabra, la azafata mayor sonríe, corre un poco la media cortinilla y se marcha discretamente. Fue un rato arduo de conversación. La gente que iba y venía del servicio pasaba muy cerca de nosotros, sin imaginar que era un momento de verdadera Gracia. Al final, ya casi empezando el descenso, le di la absolución y quedamos contentísimos los tres y con la promesa de que algún día vendrán a visitarme en la parroquia.

 

3.-        Con perspectiva de la Semana de Oración por la Unidad, no hace mucho, asistí a una misa anglicana, (después de escuchar un tema ecuménico sabio, profundo y muy aquilatado, dado conjuntamente por un sacerdote católico alemán y otro anglicano inglés). Fue impresionante poder alabar y glorificar todos como bautizados al mismo Dios, (Padre, Hijo y Espíritu Santo), y escuchar su misma Palabra en las lecturas bíblicas, tras las cuales, (en silencio), todos hicimos un “pacto” de dejar que el Resucitado vaya haciendo mayor unidad en nosotros y entre nosotros. Era “comulgar” con la misma Palabra y con el mismo Cristo Abandonado.

Emocionante luego el ofertorio y el Padre nuestro juntos.

            Imagino que también recíprocamente, para los anglicanos habría sido lo mismo el día previo y el siguiente cuando estuvieron en nuestra Misa católica.

            Pero unos y otros, un día y otro, el momento más intenso de la respectiva celebración, se convertía en el de mayor dolor (asumido por amor) al no concelebrar y al no poder acercarnos a recibir la misma comunión, sino, con los brazos cruzados sobre el pecho, simplemente, (nada más, pero nada menos de momento), recibir una bendición impartida por los de la otra denominación cristiana. Era un momento sacro, emocionante, vivido en el amor a Jesús Crucificado y Abandonado, (“¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”), que precisamente “pagó” ese terrible “precio” del abandono para nuestra unidad con Dios y entre todos nosotros. Aunque todo el día vivíamos muy en comunión, todavía no podemos comulgar del mismo pan y del mismo cáliz.

            Ese día, después de aquella vivencia matinal con ellos, por la tarde, cuando concelebré la Misa católica me emocioné profundamente, como valorando más lo que yo tenía y sintiendo más el dolor de ellos. Y pidiendo más al Padre para que se acelere el mayor acercamiento de todos a Dios-Trinidad que nos permita ir también acercándonos entre nosotros.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo», Lc 10, 27), la de diciembre («Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros», 1 Ts 5, 16-18) y la de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5):

 1.-        “muchas gracias por tus palabras, porque en confesión siempre ayudan mucho y alivian más todavía. 

Respecto a mi experiencia sobre la PdV de amor al prójimo, se basa en la reunión con la familia en Navidad, sintiendo amor, armonía... sintiendo al Niño presente y, a la vez, dándome cuenta de que en esa misma mesa hay personas con notables ausencias, y en ese momento me ponía en el lugar de ellos y trataba de hacerles sentir lo mejor posible. Me doy realmente cuenta que lo importante es el vivir que Dios está siempre con nosotros.

 

2.-        “me ha encantado lo que mandaste del Papa, que no lo había leído...

La Palabra de Vida, como   ocurre siempre... es fantástica. Desde el primer momento sientes como si fuera una mano maravillosa que te pone en el camino acertado y con alegría. Hoy he estado profundizando en ella con otra hermana y comentando cómo la tratamos de vivir y te llegan luces por todas partes.

La compasión..., cómo me llama a mirar al hermano con misericordia, ternura y donación... Esto me viene a la mente cuando veo una oportunidad de servir a una hermana en algo concreto o a alguien que me pida ayuda...

Cómo me ayuda la expresión "La vida es lo que te sucede en el momento presente..." ¡Qué riqueza tiene el momento presente...! Un gran regalo que Dios nos hace muchas veces al día. Yo percibo que, si estoy en una actitud de amar, se suceden las oportunidades de decirle una y otra vez a Jesús "por Ti". ES LO QUE MANTIENE MI VIDA...

Doy gracias a Dios por tanto que me da y a través de personas como tú... “Dios le pague a Dios”, como decía un amigo mío. Sí, Dios te pague. Rezo por la mejoría de tu madre.

 

 

 

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jueves, 30 de noviembre de 2023

SER ESPEJOS DE LA LUZ DE DIOS PARA TODOS

 VIDA DE LA PALABRA               últimas semanas de NOVIEMBRE



 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5) y la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21):

1.-        Al ir a poner la alarma para cerrar el templo parroquial, de pronto me di cuenta que estoy pisando agua: alguien se había dejado el émbolo de la cisterna del servicio levantada y debía llevar al menos una hora saliendo agua, de tal manera que había desbordado el inodoro. ¿Cómo ser “hijo de la luz” ahora que no hay nadie directamente? Aparte los juicios que me querían venir hacia quienes no son cuidadosos, no pensé en que precisamente tenía muchas cosas que preparar y no podía perder tiempo, y fui a por cubo y fregona y con paz traté de ir secando y escurriendo toda el agua.

1b.-     Ahora, mientras estaba terminando de escribir todo esto, también agua en la nave del templo: ¡una gotera! Terrible noticia por la mala solución, (¡y carísima!), de estas cosas y más en un techo tan alto y curvo. Pero no debo ensombrecerme: Dios proveerá; también esto lo tengo que vivir como hijo de la luz.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5), la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21) y la de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2):

 

1.-        “… llevábamos unas semanas que los contenedores de basura y reciclaje enfrente de mi edificio tenían muchas bolsas y residuos por los alrededores: olores, contaminación de todo tipo, ¡también “contaminación visual” que me pone muy nerviosa! Para ser hija de la luz, me atreví, (aunque me costaba mucho), cuando veía a los vecinos y a alguna empresa cercana, a veces incluso desde el balcón, de decirles que, por favor, que no cuesta tanto trabajo abrir el contenedor y depositarlas dentro, y si vieran que esos contenedores están repletos hicieran el esfuerzo de molestarse un poquito en llevarlos a unos contenedores 100 metros más abajo (lo tienen fácil, ligera cuesta abajo) en vez de dejarlos aquí delante de nosotros.

            Y eso que te dije hace semanas, ahora tiene nueva solución para sorpresa mía: han puesto contenedores también al otro lado de la calzada, aunque aquellos vecinos siguen con la costumbre de traerlos a este lado y… de seguir dejándolos fuera. Pero sigo con paciencia tratando de ser luz para ellos y para el barrio….

 

2.-        el matrimonio es un paso y un compromiso tan grande... Resumiendo: hemos prometido ante Dios, ante la Iglesia, ante nuestras familias, entregarnos por completo a la otra persona, trabajar cada día en nuestro amor y poner en nuestra escala de prioridades a Dios y a nuestra unión y a la familia que sale de ella, para toda la vida. 

Somos conscientes de que no hemos tomado un camino fácil, pero estamos convencidos de que es el camino correcto. Con fe, dedicación, entrega y amor estamos decididos a cumplir con nuestra promesa cada día de nuestra vida.

 

 

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viernes, 15 de septiembre de 2023

EN PENAS Y ALEGRÍAS GLORIFICAR SIEMPRE A DIOS

Aquí te copio unos textos (y experiencias) que nos puedan ayudar a recordar e intensificar esta segunda parte del mes el vivir más y mejor la PdV de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2):

 

 

 

ALABAR A DIOS

 

Estarle reconocidos, hablarle, expresarle nuestro amor, nuestro agradecimiento, admirar su obra en la naturaleza y en esta "pequeña creación" que soy, que somos. ¿Verdad que es una pena vivir como si Dios no existiera?

 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario, 1 de septiembre

 

 

 

 

 

COMPARTIR NUESTRAS IDEAS POR AMOR

 

Si esta postura fuera asimilada por todos, no habría disputas de ideas y de posiciones; no habría polarizaciones ni divisiones entre nosotros. Sólo habría un profundo respeto por las ideas de los demás.

Se puede, empezando cada uno personalmente: puedo ofrecer mi idea, mi visión de las cosas, mi opinión personal, por amor a los demás. Y de la misma manera escuchar por amor sus ideas con respeto...

Del respeto viene la tolerancia, de la tolerancia viene la aceptación del otro que es diferente a mí, de la aceptación nace el diálogo y del diálogo surge la comunión de ideas, que enriquece a todos.

A esto se le llama civismo. A esto se le llama la civilización del amor.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario, 15 de septiembre

 

 

 

 

 

COMPARTIR NUESTRAS IDEAS POR AMOR

 

Es el gran dolor que padecemos: ver cómo la falacia y la astucia de "ciegos guías de ciegos" conducen al error a sociedades enteras. Por eso, que nuestro hablar proceda, sí, del amor, pero nuestro callar no sea por cobardía.

 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario, 15 de septiembre

 

 

 

 

 

 

TENER UN CORAZÓN LIBRE PARA AMAR

 

Entiendo esta libertad del corazón en el sentido de que me libero de todas mis preocupaciones, de todos mis problemas personales, de todas mis tareas, sentimientos, deseos, conocimientos, para estar completamente disponible para cada prójimo que viene a mi encuentro.

Si no doy este paso de "vaciarme" de mí para "llenarme" del otro, no daré al otro la acogida que espera, desea y necesita. El otro se siente realmente amado de modo puro y ocurre un fenómeno en mí: encuentro luego la luz para resolver mis problemas personales, adquiero equilibrio en mis sentimientos y mi fe se convierte en una relación de amor y gratitud a Dios.

Para amar debo tener el corazón libre y cuando amo, experimento la verdadera libertad.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario, 16 de septiembre

 


 

sábado, 1 de octubre de 2022

fortalezaCARIDADtemplanza

 PALABRA DE VIDA                              octubre 2022

 


«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez,

sino de fortaleza, de caridad y de templanza»

(2 Tm 1, 7)

 

La carta de la que está sacada esta Palabra de vida es considerada una especie de testamento espiritual de Pablo. El apóstol se encuentra en la cárcel en Roma a la espera de ser condenado, y escribe a Timoteo, un joven discípulo y colaborador suyo y responsable de la compleja comunidad de Éfeso.

El escrito contiene recomendaciones y consejos dirigidos a Timoteo. Pero está destinado a todo miembro de la comunidad cristiana, de ayer y de hoy. Pablo está encadenado por haber predicado el Evangelio, y quiere animar a su discípulo, temeroso ante las persecuciones y lleno de dudas por las dificultades que conlleva su ministerio, a afrontar las pruebas, para que sea un guía seguro para la comunidad. No es algo natural en Pablo ni en Timoteo sufrir a causa del Evangelio; es un testimonio posible porque se apoya en la fuerza de Dios.

 

«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».

 

Pablo quiere dar testimonio del Evangelio. Se ve claramente que no son los talentos, las capacidades ni los límites personales lo que garantiza o frena el ministerio de la Palabra, sino que son los dones del Espíritu, la fortaleza, la caridad y la templanza los que garantizan el poder del testimonio. La caridad, en medio de la fortaleza y la templanza, parece desempeñar un papel de discernimiento; con la templanza se expresa el ser prudentes y el estar preparados ante cualquier situación. Timoteo, como el discípulo de todos los tiempos, puede anunciar el Evangelio con fortaleza, caridad y templanza hasta sufrir por el Evangelio.

 

«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».

 

También nosotros experimentamos la tentación de desanimarnos y dejar de vivir y testimoniar la Palabra de Dios, de no saber cómo afrontar determinadas situaciones.

 

Chiara Lubich nos ayuda a comprender de dónde sacar la fuerza en estos momentos: «Tenemos que recurrir a la presencia de Jesús dentro de nosotros. La actitud que habrá que tomar no será, pues, bloquearnos y quedarnos en una resignación pasiva, sino lanzarnos hacia fuera, hacernos uno con lo que la voluntad de Dios nos pide, afrontar los deberes a los que nos llama nuestra vocación, apoyándonos en la gracia de Jesús que está en nosotros. En definitiva, lanzarnos hacia fuera. El mismo Jesús desarrollará cada vez más en nosotros esas virtudes que necesitamos para dar testimonio de Él en la actividad que tengamos encomendada[1].

 

«Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».

 

Fortaleza, caridad y templanza: tres virtudes del Espíritu que se obtienen con la oración y con el ejercicio de la fe.

 

El padre Justin Nari, de la República Centroafricana, fue amenazado de muerte junto a sus hermanos de comunidad y a miles de musulmanes que intentaban librarse de las represalias de la guerra refugiándose en la iglesia. Los jefes de las milicias que los asediaban les habían dicho varias veces que se rindiesen, pero él había seguido dialogando constantemente con ellos para evitar una masacre. Un día se presentaron con 40 litros de gasolina y amenazaron con quemarlos vivos si no les entregaban a los musulmanes. «Con mis hermanos de comunidad celebré la última misa y me acordé de Chiara Lubich –recuerda el padre Justin–. ¿Qué habría hecho ella en mi lugar? Quedarse y dar la vida. Y eso decidimos hacer nosotros. Al terminar la misa, llaman por teléfono: el ejército de la Unión Africana estaba de paso por la región, en una ciudad allí cerca. El padre Justin corre a su encuentro y vuelve con ellos a la parroquia: faltaban trece minutos para que venciese el ultimátum; trece minutos que salvaron la vida de todos sin derramamiento de sangre»[2].

 

LETIZIA MAGRI

 

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida, octubre de 1986, en Ead., Palabras de Vida/1 (1943-1990), Ciudad Nueva, Madrid 2020, p. 390.

[2] M. Maltese (ed.), Unità è il nome della pace: La strategia di Chiara Lubich, Città Nuova, Roma 2020, pp. 29-30.




N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 

en viñetas para los niños, adaptada para adolescentes y para jóvenes,

 y en MP3 para escuchar en el móvil.

 

Palabra de Vida AQUÍ en presentación Power Point

en más de 30 idiomas.


lunes, 20 de diciembre de 2021

FELIZ NAVIDAD 2021

 


TODOS HERMANOS

«Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado».

Ha nacido un niño:

el nacimiento es siempre una fuente de esperanza,

es la vida que florece,

es una promesa de futuro.

Y este Niño, Jesús, “ha nacido para nosotros”:

un nosotros sin fronteras, sin privilegios ni exclusiones.

El Niño que la Virgen María dio a luz en Belén nació para todos:

es el “hijo” que Dios ha dado a toda la familia humana.

Gracias a este Niño,

todos podemos dirigirnos a Dios llamándolo “Padre”, “Papá”.

Jesús … vino al mundo precisamente

para revelarnos el rostro del Padre.

Y así, gracias a este Niño,

todos podemos llamarnos y ser verdaderamente hermanos:

de todos los continentes, de todas las lenguas y culturas,

con nuestras identidades y diferencias,

sin embargo, todos hermanos y hermanas.

En este momento de la historia,

marcado por la crisis ecológica

y por los graves desequilibrios económicos y sociales,

agravados por la pandemia del coronavirus,

necesitamos más que nunca la fraternidad.

Y Dios nos la ofrece dándonos a su Hijo Jesús:

no una fraternidad hecha de bellas palabras,

de ideales abstractos, de sentimientos vagos... No.

Una fraternidad basada en el amor real,

capaz de encontrar al otro que es diferente a mí,

de compadecerse de su sufrimiento,

de acercarse y de cuidarlo, aunque no sea de mi familia,

de mi etnia, de mi religión;

es diferente a mí pero es mi hermano, es mi hermana.

Y esto es válido también

para las relaciones entre los pueblos y las naciones:

Hermanos todos.

En Navidad celebramos la luz de Cristo que viene al mundo

y Él viene para todos, no sólo para algunos.

Hoy, en este tiempo de oscuridad y de incertidumbre por la pandemia,

aparecen varias luces de esperanza

Pero para que estas luces puedan iluminar

y llevar esperanza al mundo entero,

deben estar a disposición de todos...

No podemos tampoco dejar que

 el virus del individualismo radical nos venza

y nos haga indiferentes al sufrimiento de otros hermanos y hermanas…

PAPA FRANCISCO, Mensaje urbi et orbi, 25 de diciembre de 2021

 

 

Este es mi deseo para

UNA SANTA Y FELIZ NAVIDAD.

Lo dirijo con afecto a ti y

a tus familiares y a todos los que tienes cerca,

en particular si hubiera alguno enfermo o que sufre.

                                                                  Paco  T.


 


viernes, 16 de octubre de 2020

HUMILDAD PARA VIVIR LA FRATERNIDAD

             Para seguir viviendo con serenidad y esperanza a pesar de desafíos y preocupaciones de esta época pandémica (y este mes de las misiones y del rosario),

además de,

(¡te lo anuncio ya, para que te animes y/o pases la voz a quien le pueda gustar!),

los tradicionales Ejercicios Espirituales de Adviento que tendremos como siempre el último finde de noviembre en el Centro Mariápolis,

nos ayudará el intensificar nuestra atención por vivir con experiencias concretas la Palabra del mes octubre, («todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»), y para ello, unos textos (y experiencias) que nos la refuercen:

 


 

FRATERNIDAD LOCAL Y UNIVERSAL

 

            La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad. Pero hoy todo se puede producir, disimular, alterar. Esto hace que el encuentro directo con los límites de la realidad se vuelva intolerable. Como consecuencia, se opera un mecanismo de “selección” y se crea el hábito de separar inmediatamente lo que me gusta de lo que no me gusta, lo atractivo de lo feo. Con la misma lógica se eligen las personas con las que uno decide compartir el mundo. Así las personas o situaciones que herían nuestra sensibilidad o nos provocaban desagrado hoy sencillamente son eliminadas en las redes virtuales, construyendo un círculo virtual que nos aísla del entorno en el que vivimos.

El sentarse a escuchar a otro, característico de un encuentro humano, es un paradigma de actitud receptiva, de quien supera el narcisismo y recibe al otro, le presta atención, lo acoge en el propio círculo. Pero «el mundo de hoy es en su mayoría un mundo sordo. [...] A veces la velocidad del mundo moderno, lo frenético nos impide escuchar bien lo que dice otra persona. Y cuando está a la mitad de su diálogo, ya lo interrumpimos y le queremos contestar cuando todavía no terminó de decir. No hay que perder la capacidad de escucha». San Francisco de Asís «escuchó la voz de Dios, escuchó la voz del pobre, escuchó la voz del enfermo, escuchó la voz de la naturaleza. Y todo eso lo transforma en un estilo de vida. Deseo que la semilla de san Francisco crezca en tantos corazones»[49].

Al desaparecer el silencio y la escucha, convirtiendo todo en tecleos y mensajes rápidos y ansiosos, se pone en riesgo esta estructura básica de una sabia comunicación humana. Se crea un nuevo estilo de vida donde uno construye lo que quiere tener delante, excluyendo todo aquello que no se pueda controlar o conocer superficial e instantáneamente. Esta dinámica, por su lógica intrínseca, impide la reflexión serena que podría llevarnos a una sabiduría común.

Podemos buscar juntos la verdad en el diálogo, en la conversación reposada o en la discusión apasionada. Es un camino perseverante, hecho también de silencios y de sufrimientos, capaz de recoger con paciencia la larga experiencia de las personas y de los pueblos.

El cúmulo abrumador de información que nos inunda no significa más sabiduría. La sabiduría no se fabrica con búsquedas ansiosas por internet, ni es una sumatoria de información cuya veracidad no está asegurada. De ese modo no se madura en el encuentro con la verdad. Las conversaciones finalmente sólo giran en torno a los últimos datos, son meramente horizontales y acumulativas. Pero no se presta una detenida atención y no se penetra en el corazón de la vida, no se reconoce lo que es esencial para darle un sentido a la existencia. Así, la libertad es una ilusión que nos venden y que se confunde con la libertad de navegar frente a una pantalla. El problema es que un camino de fraternidad, local y universal, sólo puede ser recorrido por espíritus libres y dispuestos a encuentros reales.

 

PAPA FRANCISCO, Carta encíclica Fratelli tutti, (octubre 2020), nn. 47-50

la puedes leer entera "pinchando" a continuación: enciclica-fratelli-tutti

 

 

UN CORAZÓN QUE VE

 

…el Buen Samaritano es “un corazón que ve”. Él «enseña que es necesario convertir la mirada del corazón, porque muchas veces los que miran no ven. ¿Por qué? Porque falta compasión. Sin compasión, el que mira no se involucra en lo que observa y pasa de largo; en cambio, el que tiene un corazón compasivo se conmueve y se involucra, se detiene y se ocupa de lo que sucede».[19] Este corazón ve dónde hay necesidad de amor y obra en consecuencia.[20] 

Los ojos perciben en la debilidad una llamada de Dios a obrar, reconociendo en la vida humana el primer bien común de la sociedad.[21] La vida humana es un bien altísimo y la sociedad está llamada a reconocerlo. La vida es un don[22] sagrado e inviolable y todo hombre, creado por Dios, tiene una vocación transcendente y una relación única con Aquel que da la vida, porque «Dios invisible en su gran amor”[23] ofrece a cada hombre un plan de salvación para que podamos decir: «La vida es siempre un bien. Esta es una intuición o, más bien, un dato de experiencia, cuya razón profunda el hombre está llamado a comprender».[24] 

Por eso la Iglesia está siempre dispuesta a colaborar con todos los hombres de buena voluntad, con creyentes de otras confesiones o religiones o no creyentes, que respetan la dignidad de la vida humana, también en sus fases extremas del sufrimiento y de la muerte, y rechazan todo acto contrario a ella.[25] Dios Creador ofrece al hombre la vida y su dignidad como un don precioso a custodiar y acrecentar y del cual, finalmente, rendirle cuentas a Él.

La Iglesia afirma el sentido positivo de la vida humana como un valor ya perceptible por la recta razón, que la luz de la fe confirma y realza en su inalienable dignidad.[26] No se trata de un criterio subjetivo o arbitrario; se trata de un criterio fundado en la inviolable dignidad natural –en cuanto que la vida es el primer bien porque es condición del disfrute de todos los demás bienes– y en la vocación trascendente de todo ser humano, llamado a compartir el Amor trinitario del Dios viviente:[27] «el amor especialísimo que el Creador tiene por cada ser humano le confiere una dignidad infinita».[28] 

El valor inviolable de la vida es una verdad básica de la ley moral natural y un fundamento esencial del ordenamiento jurídico. Así como no se puede aceptar que otro hombre sea nuestro esclavo, aunque nos lo pidiese, igualmente no se puede elegir directamente atentar contra la vida de un ser humano, aunque este lo pida.

Por lo tanto, suprimir un enfermo que pide la eutanasia no significa en absoluto reconocer su autonomía y apreciarla, sino al contrario significa desconocer el valor de su libertad, fuertemente condicionada por la enfermedad y el dolor, y el valor de su vida, negándole cualquier otra posibilidad de relación humana, de sentido de la existencia y de crecimiento en la vida teologal. Es más, se decide al puesto de Dios el momento de la muerte. Por eso, «aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador»…

…En este sentido, el Papa Francisco ha hablado de la «cultura del descarte».[34] Las victimas de tal cultura son los seres humanos más frágiles, que corren el riesgo de ser “descartados” por un engranaje que quiere ser eficaz a toda costa. Se trata de un fenómeno cultural fuertemente anti-solidario, que Juan Pablo II calificó como «cultura de la muerte» y que crea auténticas «estructuras de pecado».[35] Esto puede inducir a cumplir acciones en sí mismas incorrectas por el único motivo de “sentirse bien” al cumplirlas, generando confusión entre el bien y el mal, allí donde toda vida personal posee un valor único e irrepetible, siempre prometedor y abierto a la trascendencia.

En esta cultura del descarte y de la muerte, la eutanasia y el suicidio asistido aparecen como una solución errónea para resolver los problemas relativos al paciente terminal…

 

SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE,

Carta Samaritanus Bonus

sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida,

22 septiembre 2020, cap. IV

es muy útil para una buena formación moral en este campo (que hoy tanto deforman los medios de comunicación); si quieres, pinchando a continuación te la puedes leer enteraCarta Samaritanus Bonus




domingo, 17 de mayo de 2020

LIMPIOS POR LA PALABRA


Ya enfilamos las últimas 2 semanas de Pascua hacia su culmen con Pentecostés. Que el optimismo del desconfinamiento, no sea fatuo. Nos ayudará a todo ello el renovar la intensidad de vivir la Palabra de mayo («vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3) y las experiencias:




DESEAR EL BIEN DEL OTRO


Siempre. El bien para todos. Incluso para los que hacen el mal. Solo cabe desearles un "daño": el de la luz en los ojos, para que vean el Verdadero Bien y se sumen a practicarlo. Así hace Dios con nosotros. Todo es GRACIA suya.

P. MANUEL MORALES, O.S.A, Comentario al Pasapalabra diario del viernes 8 mayo





SER LIBRES DE TODOS LOS APEGOS

“Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran.” (Mt. 7,14). En la antigüedad las ciudades fortificadas tenían también pequeñas puertas, muy estrechas. Para entrar por ellas era necesario despojarse de todo lo que uno traía, inclusive las armas. Sin embargo, quien lograba entrar, era bien recibido y vivía en paz en aquella fortaleza.
Este es el significado de las enseñanzas de Jesús cuando dice que la puerta y el camino que conducen a la vida son estrechos. Nadie consigue pasar por ellos llevando sus apegos. Es necesario liberarse de todos ellos.
Libres de todo y de cualquier apego, podemos amar al hermano, podemos vivir el amor recíproco.
Pasar por la puerta estrecha librándonos de los apegos es un desafío, pero es el modo por el cual podemos conocer la verdadera libertad y tener una vida plena.

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario del miércoles 13 mayo



MANTENGAMOS VIVO EL AMOR ENTRE NOSOTROS

[…] "Para mantener siempre viva la unidad (...) sirve mucho, por ejemplo, la comunicación de las experiencias sobre la Palabra de Dios (...). 
       También los coloquios con los responsables (...). 
Es muy útil e indispensable la hora de la verdad en la que todos se echan una mano, no sólo para quitar los defectos, sino también para aumentar las propias virtudes. 
Y, por último, no se puede prescindir de la comunicación de la propia alma, en los diferentes momentos de su camino, siempre en los límites de la prudencia (...). 
       Es un camino, en fin, que se hace juntos, en el que se busca la santidad del otro como la propia, porque lo que cuenta más es la gloria de Dios". [...] 

CHIARA LUBICH, A un grupo de Obispos, febrero 1984




LLEVAR LA PAZ A NUESTRA SOCIEDAD:
ATENDAMOS A LOS MÁS NECESITADOS

Soy ciudadano de un MUNDO UNIDO cuando llevo una vida sobria y honesta, y me considero "administrador" (dueño absoluto es solo Dios) de mis bienes, consciente siempre de que lo superfluo mío puede ser a otros necesario.

P. MANUEL MORALES, O.S.A, Comentario al Pasapalabra diario del miércoles 6 mayo





CUANTO MÁS AMAMOS AL HERMANO,

MÁS DESAPARECE EL DOLOR


En este momento de prueba, soledad, angustia y consternación, sentimos la necesidad de volver a descubrir el significado de la vida y la muerte, de lo que no pasa y permanece eternamente. Nuestros corazones, purificados por el dolor y desarmados, se unen para implorarte a Ti, el Todopoderoso, el Clemente, el Misericordioso, Padre de todos nosotros.
Fortalece en nosotros la fe de que todo lo que permites es para un bien mayor y de que nada de lo que sucede está fuera de Tu bondad infinita.
Ayúdanos a continuar el viaje de la vida con confianza y esperanza renovadas, arraigados en tu divina voluntad de cada momento presente.
Consuela a quienes sufren la pérdida de familiares y amigos; dales fuerza para seguir adelante y paciencia en la adversidad.
Haz que afrontemos la angustia por el futuro, la pérdida de trabajo, las consecuencias económicas y sociales que trae la pandemia, logrando descubrir en ellas ocasiones para vivir la solidaridad y alimentar la justicia.
Forja cada vez más en nosotros el ánimo que nos haga capaces de amar concretamente, para compartir el dolor de los que lloran y
alegrarnos con los que están alegres.
Permítenos considerar al otro como a nosotros mismos y desear para él lo que deseamos para nosotros mismos.
Concédenos experimentar, Dios Altísimo y Todopoderoso, que cuanto más amemos al hermano, olvidándonos de nosotros mismos, más desaparezca el dolor y más permanezca en nuestro corazón la dulzura inefable y tangible de Tu presencia.
Dales vigor, salud, protección y sabiduría a médicos, enfermeros, personal sanitario y a todos los que trabajan en favor de los hermanos enfermos y necesitados, para que puedan ser Tus instrumentos a la hora de cuidarlos.
Oh Dios, Luz del mundo, haz que los científicos sean iluminados por Tu Sabiduría y pongan su conocimiento al servicio del bien de toda la humanidad.
Sostén a los líderes de las naciones y a todos los que deciden el destino de los pueblos, para que sepan tomar decisiones con amplitud de miras y encuentren soluciones sociales y económicas en favor de los más débiles. Toca sus conciencias, para que puedan encontrar la manera de prevenir los conflictos y promover la paz. Que cada uno se sienta responsable no solo de su propio pueblo, sino de toda la humanidad.
Que María, amada y venerada por muchos, nos ayude a mantenernos firmes en la fe y llevar consuelo y esperanza a todos.
Amén.

MARIA VOCE (EMMAUS), Oración para la jornada del 14 de mayo implorando el final de la pandemia