viernes, 31 de enero de 2020

AUMÉNTANOS LA FE

PALABRA DE VIDA                               febrero 2020


“¡Creo, ayuda a mi poca fe!”»
(Mc 9, 24)

Jesús va camino de Jerusalén acompañado de sus discípulos. Ya ha empezado a prepararlos para el momento decisivo: el rechazo de las autoridades religiosas, la condena a muerte por parte de los romanos y la crucifixión, a la que seguirá la resurrección.
Es un tema duro de entender para Pedro y los demás que lo han seguido, pero el Evangelio de Marcos nos acompaña en este descubrimiento progresivo de la misión de Jesús: llevar a cabo la salvación definitiva de la humanidad mediante la fragilidad del sufrimiento.
Durante el recorrido, Jesús se cruza con muchas personas y se muestra cercano a las necesidades de cada uno. Aquí lo vemos acoger el grito de ayuda de un padre que le pide que cure a su hijo pequeño, con graves dificultades, probablemente epiléptico.
Para que el milagro se realice, Jesús también le pide una cosa a este padre: que tenga fe.

«Gritó el padre del muchacho: “¡Creo, ayuda a mi poca fe!”».

La respuesta del padre, pronunciada en voz alta ante la multitud reunida en torno a Jesús, es aparentemente contradictoria. Este hombre, como con frecuencia nos ocurre también a nosotros, experimenta la fragilidad de su fe, su incapacidad de volver a depositar su plena confianza en el amor de Dios y en su proyecto de felicidad para cada uno de sus hijos.
Por otra parte, Dios da confianza al ser humano y no obra nada sin la aportación de este, sin su libre adhesión. Nos pide nuestra parte, aunque sea pequeña: reconocer su voz en la conciencia, fiarnos de Él y ponernos a amar también nosotros.

«Gritó el padre del muchacho: “¡Creo, ayuda a mi poca fe!”».

Gran parte de la cultura en que estamos inmersos exalta la agresividad en todas sus formas como un arma eficaz para alcanzar el éxito.
El Evangelio nos presenta más bien una paradoja: reconocer nuestra debilidad, límites y debilidades como punto de partida para entrar en relación con Dios y participar con Él en la mayor de las conquistas: la fraternidad universal.
Jesús nos enseña con toda su vida la lógica del servicio, a elegir el último lugar: es la postura óptima para transformar la aparente derrota en una victoria no egoísta y efímera, sino compartida y duradera.

«Gritó el padre del muchacho: “¡Creo, ayuda a mi poca fe!”».

La fe es un regalo que podemos y debemos pedir con perseverancia para colaborar con Dios a abrir vías de esperanza para muchos.
Chiara Lubich escribió: «Creer es sentirse mirados y amados por Dios, es saber que cada oración nuestra, cada palabra, cada paso, cada acontecimiento triste, gozoso o indiferente, cada enfermedad, todo, todo, todo […] es mirado por Dios. Y si Dios es Amor, confiar completamente en Él no es más que su consecuencia lógica. Así, podemos tener esa confianza que nos lleva a hablar con Él a menudo, a exponerle nuestras cosas, propósitos y proyectos. Cada uno de nosotros puede abandonarse a su amor con la seguridad de ser comprendido, consolado, ayudado. […] Podemos pedirle: “Señor, haz que permanezca siempre en tu amor. Haz que ni un solo instante viva sin sentir, sin percibir, sin saber por la fe –o también por experiencia– que me amas, que nos amas”. Y luego, a amar. A fuerza de amar nuestra fe se hará adamantina, muy sólida. No solo creeremos en el amor de Dios, sino que lo sentiremos de manera tangible en nuestro ánimo y veremos “milagros” a nuestro alrededor».

LETIZIA MAGRI


N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.


en más de 30 idiomas.


UNA SOLICITUD POCO COMÚN

VIDA DE LA PALABRA            últimas semanas de ENERO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2) y la de diciembre («Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor», Mt 24, 42):

1.-        Suelo dormir regular y cuando me levanto al servicio sobre las 4:00 de la madrugada, luego tardo a menudo hora y media en volver a conciliar el sueño, (aprovecho para oír dos o tres rosarios en una aplicación del móvil, que siempre suelo dejar cargando en el baño la primera parte de la noche; siempre lo mantengo en vibración, pero para dormir, además, desconecto wifi y datos).
            Esa noche, después de levantarme, llevé luego el móvil a mi mesilla ¡y logré dormirme al instante! Y como el lunes es mi día de descanso de casi todas las tareas parroquiales y pastorales, ni siquiera tenía el otro móvil, el del hospital, al que pueden llamar las 24h para que vaya inmediatamente de urgencia.
            Pero sobre las 4:50 de la madrugada empieza a vibrar mi móvil: ¡para una vez que estaba yo durmiendo profundamente a esa hora! Aun adormilado, en seguida me vino en mente la PdV: mostrar una humanidad, una solicitud, poco común. Además, ¡estaba claro que era voluntad de Dios!: acababa yo de traerme el móvil a la mesilla, (si lo hubiera dejado en el baño, seguramente no habría yo notado la vibración de llamada). Así que contesté. Y traté de que no se me notara que me habían despertado. Después de unos minutos, aunque no quería yo “activarme” mucho, (para no desvelarme luego),  recordando de nuevo la PdV, empecé a “emplearme a fondo” con toda paz para comprender y escuchar verdaderamente con un amor dispuesto a dar la vida, (y sinceramente me ofrecí incluso a ir si quería), para que así Jesús pudiera actuar más allá de mis palabras. Y creo que así pudo ser cuando, después de media hora larga de yo escuchar y escuchar, y decir poco, pero con tacto, al otro lado del teléfono noté que había paz y prometía una serie de buenos propósitos y planteaba colgar ya para tratar de dormir allí y aquí.

2.-        Te cuanto ahora una experiencia de “humanidad poco común”, no hecha por mí, sino de la que he sido objeto:
            Uno de la parroquia fue a recogerme al aeropuerto al regreso de mi semana de retiro (y antes, a llevarme). Me sorprendió que al verme, en seguida me ofreció un botellín de agua que había comprado para mí y unos bombones por si tenía yo hambre y sed.
Venían conmigo otros dos sacerdotes que me habían propuesto si yo le pediría a mi amigo el favor de que les llevara a Madrid: no me atrevía yo mucho, pues una vez él me dijo que no le gustaba entrar en la ciudad y, además, sé que tiene un ligero problemilla psicológico, con lo cual no quería yo variarle sus esquemas. Pero en seguida aceptó muy contento de añadir ese otro servicio, (cuando me llevó a la ida, me había hablado de la PdV, cuya hojita coge cada mes en la parroquia y le gusta mucho). Les ofreció a ellos su propia botellita y bombones, y se lamentó que había comprado un cocido para mí y otro para él y, de haberlo sabido, hubiera comprado otros dos para mis amigos sacerdotes.
Cuando llegamos al sitio donde había que dejarlos a ellos, no quiso parar en doble fila “para no perjudicar el tráfico, o por si alguien no nos ve y se da un golpe” y buscó un poco más adelante un sitio bueno para aparcar ¡y era providencialmente la puerta de atrás del sitio donde tenían que ir ellos!
Él se bajó para sacarles sus maletas y, en ese momento, les dio además su propio cocido, (¡y eso que ya no era hora de poderse comprar otro!), pidiéndoles disculpas por no tener dos, pero asegurándoles que las raciones solían ser abundantes.
Cuando luego me dejó a mí en la parroquia, se le notaba feliz: y así me lo dijo más todavía después de darle un abrazo.
Y más feliz estaba yo de ver tanta bondad acumulada en una persona sencilla.



Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2), la de diciembre («Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor», Mt 24, 42) y la de noviembre («Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran», Rm 12, 15):

1.-        “…gasa y alcohol cogió mi marido para curarse una mini herida que se había hecho. Sentada estaba yo a su lado leyendo… Absorta… cuando oigo: "vaya, se me ha olvidado la tirita". Pensé: “pobre, ¡qué faena!, con la rabia que da cuando se te olvida algo y hay que levantarse a por ello”. Pero cambié mi pensamiento: “en cuanto termine este párrafo me levanto y se la llevo”. Estaba en esos pensamientos, cuando recordé a la suegra de S. Pedro, aquella que curada de la fiebre, se levantó de inmediato, y se puso a servir.
Me sentí interpelada por esas palabras. Cerré el libro y, de inmediato, fui a buscar la tirita. Por el camino me iba diciendo a mí misma: "En verdad que la Biblia es lectura que engancha, que no deja indiferente, que cuanto más la lees, más sientes que tu conducta hacia ti mismo y hacia los demás se va modificando".
Llegué con mi tirita. Iba a decirle “ahí la tienes, cariño” para, acto seguido, ponerme a leer, cuando recordé entonces a Jesús, Aquel que no vino a ser servido sino a servir, y, pensando en Él, me di cuenta que no podía servir de cualquier manera, sino que, aunque sea llevar una tirita, tenía que hacerlo con cariño, amor, ternura, disposición, siempre pensando primero en el otro.
Así pues, no la dejé en la mesa, sino que le quité el papel y esperé a que se limpiara la mini herida para ponerle yo misma la tirita.
Misión cumplida. Ahora sí, ya podía leer con la conciencia tranquila.
            Pero no: se me ocurrió preguntarle si quería un zumo de naranja y allí que me fui a la cocina a preparárselo y, ya puestos, también le preparé uno a mi hijo.
Ahora sí, ahora ya podía leer. ¡Pues tampoco!: miré los papeles de la tirita, los restos de la naranja y… no porque ya no me fueran útiles tenía que… dejarlos en cualquier sitio u ocuparme de ellos después. Así pues, limpié los vasos, tiré la basura (cada cosa en su sitio) a la par que le di gracias a Dios por aquellas naranjas y aquella tirita que, en ese instante, me habían sido tan útiles. Ya puesta, también le di las gracias por mi marido y mi hijo….



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martes, 28 de enero de 2020

GEN VERDE: GIRA POR ESPAÑA 2020

GIRA 2020 POR TERRITORIO ESPAÑOL 
GRUPO INTERNACIONAL GEN VERDE

-        Los grupos internacionales de música moderna Gen Rosso y Gen Verde nacen en 1966 en Loppiano (Florencia) de una idea de Chiara Lubich (Fundadora de la Obra de María ,  -Movimiento de los Focolares-, y Premio Unesco por la Educación a la Paz) que regala una batería de color rojo y
otra de color verde a sendos grupos de jóvenes para comunicar, a través de la música, los mensajes de paz y fraternidad universal y participar así en la realización de un mundo más unido difundiendo los valores del Evangelio.
La original actividad de ambos “international performing arts groups” surge, desde el principio, de su bagaje artístico-cultural, de la internacionalidad de sus componentes y del compromiso personal de cada uno de poner en práctica, en el contexto de la vida cotidiana, los valores de los que se hacen embajadores.
Composición, interpretación, música, coreografía, “talleres para educar a los jóvenes en la paz”, “talleres de música litúrgica en parroquias y colegios”… competencia y profesionalidad al servicio de vivir (¡y hacer vivir!) con “V” mayúscula.
"Pinchando" a continuación puedes ver alguna info sobre uno de los espectáculos que presentarán este año en España pues ya lo llevaron por Italia y Portugal: “From the inside outside” Gen Verde



-        Gira por España durante febrero y marzo de 2020 del grupo musical internacional Gen Verde (http://www.genverde.it/): 19 artistas de 14 nacionalidades que a través de la música, la coreografía y las canciones buscan transmitir los valores evangélicos y el ideal de la unidad que, (además de las múltiples competencias artísticas de sus componentes), tratan también de encarnar en su vida diaria y cuando componen, ensayan y actúan.
         Traen a diversas propuestas, dirigidas principalmente a los jóvenes, pero también a todo tipo de público: "Gen Verde en concierto", espectáculo multimedial “From the Inside Outside”, "Gen Verde acoustic", talleres del proyecto “Start now” para jóvenes, etc.
        Pincha aquí para ver qué ciudad tienes más cerca para participar en al menos una de sus diferentes actuaciones: gira del Gen Verde. Ahí también puedes pinchar el video-promoción o algunos de sus videoclips.
         Cantan en castellano, italiano o inglés (algunas letras las traducen en pantalla). 

GRANADA:
10-16 febrero 2020 proyecto “Start Now”;
15 febrero espectáculo “From the Inside Outside”, en Auditorio Manuel de Falla a las 20:00

Huétor-Tájar: 16 febrero, animación y dirección de los cantos litúrgicos en la celebración de la Misa a las 19:30 en la Parroquia

Chauchina:    17 febrero, animación y dirección de los cantos litúrgicos en la celebración de la Misa de 19:00 en la Ermita de la Virgen

Cijuela:        19 febrero, encuentro con jóvenes a las 11:00 en el Colegio

JAÉN:       
22 febrero “Gen Verde acoustic” a las 19:00, en el salón de actos Colegio HH.
Maristas.

Cuenca:     
25 febrero. Vigilia de Oración a las 20:30,
(desde las 17:30, whorshops con los jóvenes).

ALBACETE:
26 febrero, animación y dirección de los cantos litúrgicos en la celebración a las 17:00 de la Misa al aire libre en terreno de futura parroquia;
27 febrero, encuentro a las 17:30 con jóvenes en Parroquia del Espíritu Santo. 

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA:
6 marzo: (de 9:00 a 19:00) workshops con jóvenes en Colegio Jesuitas;
7 marzo: a las 20:00 animación y dirección de los cantos litúrgicos en la celebración de la Misa de 20:00 en la Parroquia Siete Palmas;
8 marzo: “Gen Verde in concert”, Auditorio Colegio Jesuitas a las 17:00.
El resto de la gira quedó aplazada por la pandemia de coronavirus

viernes, 17 de enero de 2020

PEDIR EL DON DE LA UNIDAD

Te ofrezco unos textos que nos ayuden a reimpulsarnos en vivir mejor la Palabra de Vida de este mes (y la semana de oración por la unidad de los cristianos que cada año se desarrolla del 18 al 25 de enero con diversos actos en todas las ciudades del hemisferio norte):

NO CANSARSE NUNCA DE PEDIR EL DON DE LA UNIDAD

Queridos hermanos y hermanas, nuestra oración por la unidad de los cristianos participa en la oración que Jesús dirigió al Padre antes de la pasión, «para que todos sean uno» (Jn 17,21). No nos cansemos nunca de pedir a Dios este don. Con la esperanza paciente y confiada de que el Padre concederá a todos los creyentes el bien de la plena comunión visible, sigamos adelante en nuestro camino de reconciliación y de diálogo, animados por el testimonio heroico de tantos hermanos y hermanas que, tanto ayer como hoy, están unidos en el sufrimiento por el nombre Jesús. Aprovechemos todas las oportunidades que la Providencia nos ofrece para rezar juntos, anunciar juntos, amar y servir juntos, especialmente a los más pobres y abandonados.

PAPA FRANCISCO, Homilía en las vísperas de la fiesta de la solemnidad de la Conversión de San Pablo, 25 enero 2017




AMAR CON EL CORAZÓN DE JESÚS

…tratando de pensar con la mente de Jesús y de amar con su corazón. Cada instante en el que tratamos de vivir el Evangelio, bebemos una gota de esa agua viva.
Cada gesto de amor para con nuestro prójimo es un sorbo de esa agua.
Es así porque esa agua tan viva y preciosa tiene algo especial: brota en nuestro corazón toda vez que lo abrimos al amor hacia todos. Es un manantial –el de Dios– que da agua en la medida en que su vena profunda sirve para saciar la sed de los demás, a través de pequeños o grandes actos de amor.
Hemos comprendido que, para no sufrir la sed, tenemos que donar el agua viva que en nosotros mismos obtenemos de Él. Bastará una palabra, a veces, una sonrisa, un simple ademán de solidaridad… para darnos de nuevo un sentimiento de plenitud, de satisfacción profunda, un surtidor de alegría

CHIARA LUBICH, Comentario a Jn 4




DEJAR LO SEGURO PARA LANZARSE HACIA EL “MISTERIO”

Para Newman el cambio era conversión, es decir, una transformación interior. La vida cristiana, en realidad, es un camino, una peregrinación. La historia bíblica es todo un camino, marcado por inicios y nuevos comienzos; como para Abrahán; como para cuantos, dos mil años atrás, en Galilea, se pusieron en camino para seguir a Jesús: «Sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron» (Lc 5,11). Desde entonces, la historia del pueblo de Dios —la historia de la Iglesia— está marcada siempre por partidas, desplazamientos, cambios. El camino, obviamente, no es puramente geográfico, sino sobre todo simbólico: es una invitación a descubrir el movimiento del corazón que, paradójicamente, necesita partir para poder permanecer, cambiar para poder ser fiel.
Todo esto tiene una particular importancia en nuestro tiempo, porque no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época. Por tanto, estamos en uno de esos momentos en que los cambios no son más lineales, sino de profunda transformación; constituyen elecciones que transforman velozmente el modo de vivir, de interactuar, de comunicar y elaborar el pensamiento, de relacionarse entre las generaciones humanas, y de comprender y vivir la fe y la ciencia. A menudo sucede que se vive el cambio limitándose a usar un nuevo vestuario, y después en realidad se queda como era antes. Recuerdo la expresión enigmática, que se lee en una famosa novela italiana: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”.
La actitud sana es, más bien, la de dejarse interrogar por los desafíos del tiempo presente y comprenderlos con las virtudes del discernimiento, de la parresía y de la hypomoné. El cambio, en este caso, asumiría otro aspecto: de elemento de contorno, de contexto o de pretexto, de paisaje externo… se volvería cada vez más humano, y también más cristiano. Sería siempre un cambio externo, pero realizado a partir del centro mismo del hombre

PAPA FRANCISCO, Discurso a la curia Romana, 21 diciembre 2019



jueves, 16 de enero de 2020

MÁS QUE HUMANITARIOS

VIDA DE LA PALABRA                primeras semanas de ENERO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Nos trataron con una solicitud poco común»Hch 28, 2) y la de diciembre («Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor», Mt 24, 42):

1.-        Al acabar la Misa me gusta saludar a mucha gente. Esta vez, entre ellos, unos recién llegados a nuestro país, (primero al sur y ahora desde hace pocos días aquí).
Muy simpáticos los 4: los dos niños, relativamente bien abrigados; pero tomé del codo a marido y mujer, y me di cuenta que llevaban poca ropa y finita. “Pero no tenemos frío”, como que se excusaron. Naturalmente no me lo creí; vienen de país tropical y de unas semanas en el sur de España: “esperad un momento”. Les bajé la cazadora que suelo usar: estrecha de hombros para él; para ella, grande, ¡pero mejor que nada! Y una chaqueta de lana que hace unos años que no utilizo, se la regalé a él. Ellos estaban contentos, ¡pero yo feliz, cantando!
            Unos 10 días después estuvieron de nuevo en Misa y, al acabar, muy agradecidos me devolvieron la cazadora, pues a ella Caritas le había dado algo más adecuado.
            Contando dos días después esta experiencia en mi focolar, uno de los sacerdotes rápidamente me dio un “plumas” que le habían regalado hace pocos meses. Yo no quería aceptarlo, pero él insistió y decía que me quedaba mejor que a él.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de enero («Nos trataron con una solicitud poco común», Hch 28, 2), la de diciembre («Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor», Mt 24, 42) y la de noviembre («Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran»Rm 12, 15):

1.-        “…me ha impactado mucho su partida, ya que la conocía bastante, éramos casi vecinas y coincidíamos muchos días en Misa. Y no pensaba yo que estuviera tan mal.  Quería ir a verla, pero no he logrado realizar este acto de amor y… ya no puedo hacerlo... Pero enseguida he amado a Jesús Abandonado y he creído en su misericordia, que todo lo puede, y donde no llego yo, llega Él. Y un propósito nuevo: estar más atenta a Su Voz de cada momento y seguro que lograré llegar a poder amar más en otras ocasiones. Esta tarde ni siquiera podré ir a la Misa en el tanatorio, pero pienso ir a su parroquia para hablar con sus amigas y que se celebre una Misa con todos los de su parroquia….

2.-        “tengo que reconocer que cuanto más leo la Biblia, más me apasiono con ella. Me resulta curioso porque quizás hasta no hace mucho, cuando escuchaba en Misa o cuando leía en mi casa, lo hacía con una cierta distancia. Como quien lee un libro de historia o un cuento, anécdotas que le pasan a otras personas, pero que, en el fondo, nada tienen que ver con uno.
Sin embargo, según he ido leyendo con más detenimiento me doy cuenta que ahora me pasa justo lo contrario: no hay texto que lea, que no me haga pensar en mi propia vida. Tal vez por eso me tiene fascinada y por eso he decidido empezar a leerla con calma y con un cierto orden.
¿Por dónde empezar? He visto que el evangelio de San Marcos es cortito y he decidido empezar con él y nada más empezar ya he visto algo que me ha llamado la atención y me ha hecho pensar... Directamente presenta a un Jesús adulto… Va "al grano", como se suele decir. 
Eso me hace pensar en mi momento actual. Pienso en personas que… de sopetón se han presentado en mi vida y por ellas me intereso, pero pongo atención, sobre todo, en su momento actual, con sus preocupaciones e ilusiones de ahora. Cierto es que si las voy conociendo, algún detalle voy sabiendo de su vida, pero en muchos casos, ni eso, nada sé de su infancia, ni si tienen hermanos, dónde viven.... 
Pienso en concreto en mi vecina. Tiene a su marido ingresado y por esa realidad concreta me preocupo, rezo por él, me pongo a disposición de ella por si necesita que le acompañe al hospital...
            …me ha hecho pensar en la importancia de centrarse en el presente, en el ahora, en interesarme por las personas en esa realidad concreta que están pasando.

3.-        “mañana es el entierro… No he vuelto a escribirte porque mi madre empeoraba y se complicó todo mucho, pero había visto el documental “Un designio espléndido” sobre Chiara "Luce" Badano que me mandaste: creo que me ayudó a que me resultara más fácil dejar marchar a mi madre. Ha sido una semana durísima. Gracias por tener presente a mi madre en tus oraciones. Creo que lo de conversar un poco es buena idea.





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miércoles, 1 de enero de 2020

ACOGER AL OTRO TAL COMO ES

Para tener un próspero y feliz año nuevo, nos ayudará en su primer mes vivir…:

PALABRA DE VIDA                                           enero 2020

«Nos mostraron una humanidad poco común».
(Hch 28, 2)

Doscientos setenta y seis náufragos llegan a las costas de una isla del Mediterráneo después de dos semanas a la deriva. Están empapados, extenuados, aterrorizados; han sentido su impotencia ante las fuerzas de la naturaleza y han visto la muerte cara a cara. Entre ellos hay un prisionero camino de Roma para someterse al juicio del emperador.
No es una crónica de las noticias de nuestros días, sino el relato de una experiencia del apóstol  Pablo, que es llevado a Roma a coronar su misión de evangelizador mediante el testimonio del martirio.
A pesar de su condición de preso y ayudado por una fe inquebrantable en la Providencia, Pablo ha conseguido sostener a sus compañeros de desventura hasta que atracan en una playa de Malta.
Allí los habitantes van a su encuentro, los reciben en torno a un gran fuego para reconfortarse y luego se desviven por ellos. Al cabo de unos tres meses, al final del invierno, les dan lo necesario para reemprender el viaje seguros.

«Nos mostraron una humanidad poco común».

Pablo y los demás náufragos experimentan la humanidad cálida y concreta de una población que aún no ha sido alcanzada por la luz del Evangelio. No es una acogida apresura e impersonal, sino capaz de ponerse al servicio del huésped sin prejuicios culturales, religiosos ni sociales. Para ello es indispensable la implicación personal y de toda la comunidad.
La capacidad de acoger al otro forma parte del ADN de cualquier persona como criatura que lleva impresa en sí la imagen del Padre misericordioso, aun cuando la fe cristiana no se haya encendido aún o esté debilitada. Es una ley grabada en el corazón humano y que la Palabra de Dios ilumina y refuerza, desde Abraham[1] hasta la sorprendente revelación de Jesús: «Era forastero y me acogisteis»[2].
El Señor mismo nos ofrece la fuerza de su gracia para que nuestra frágil voluntad llegue a la plenitud del amor cristiano.
Con esta experiencia, Pablo nos enseña también a confiar en la intervención providencial de Dios, a reconocer y apreciar el bien recibido a través del amor concreto de quienes se cruzan en nuestro camino.

«Nos mostraron una humanidad poco común».

Este versículo del libro de los Hechos de los Apóstoles ha sido propuesto por cristianos de distintas Iglesias de la isla de Malta como lema para la Semana de oración por la unidad de los cristianos de 2020[3].
Estas comunidades apoyan conjuntamente numerosas iniciativas a favor de pobres y migrantes: reparto de comida, ropa y juguetes para los niños y clases de inglés para favorecer la inserción social. Su deseo es reforzar la capacidad de acogida, pero también alimentar la comunión entre cristianos pertenecientes a Iglesias distintas, para testimoniar la misma fe.
Y nosotros ¿cómo testimoniamos ante los hermanos el amor de Dios?, ¿cómo contribuimos a formar familias unidas, ciudades solidarias, comunidades sociales verdaderamente humanas? Esto es lo que Chiara Lubich nos sugiere:
«Jesús nos demostró que amar significa acoger al otro tal como es, del modo en que Él nos acogió a cada uno de nosotros. Acoger al otro, con sus gustos, sus ideas, sus defec­tos, su diversidad. […] Hacerle sitio dentro de nosotros, desalojando de nuestro corazón toda prevención, juicio e instinto de rechazo. […] Nunca damos mayor gloria a Dios que cuando nos esforzamos en aceptar a nuestro prójimo, porque entonces sentamos las bases de la comunión frater­na, y no hay nada que dé tanta alegría a Dios como la unidad verdadera entre las personas. La unidad atrae la presencia de Jesús entre nosotros, y su presencia lo transforma todo. Acerquémonos, pues, a cada prójimo con este deseo de acoger­lo con todo el corazón y de establecer antes o después el amor recíproco con él»[4].

LETIZIA MAGRI




[1] Cf. Gn 18, 1-16.
[2] Mt 25, 35.
[3] La Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra cada año: en el hemisferio norte, del 18 al 25 de enero, y en el hemisferio sur, entre la fiesta de la Ascensión y la de Pentecostés.
[4] C. Lubich, Palabra de vida de diciembre de 1986: Ead., Parole di vita (ed. F. Ciardi), Città Nuova, Roma 2017, pp. 375-376 (próxima publicación en castellano).




N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
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