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lunes, 1 de septiembre de 2025

ALEGRÍA DEL REENCUENTRO

PALABRA DE VIDA                     septiembre 2025


 

«Alegraos conmigo,

porque he hallado la oveja que se me había perdido»

(Lc 15, 6)

 

En el Antiguo Testamento, los pastores contaban las ovejas al volver de los campos, dispuestos a buscar a la que se hubiese perdido. Incluso se internaban en el desierto de noche con tal de encontrar a las ovejas descarriadas.

Esta parábola es una historia de pérdida y hallazgo que pone en el primer plano el amor del pastor. Este se da cuenta de que falta una oveja, la busca, la encuentra y se la carga a hombros porque está debilitada y asustada, quizá herida, y no es capaz de seguir al pastor por sí sola. Es él quien la lleva a resguardo y, por último, lleno de alegría, invita a sus vecinos a celebrarlo con él.

 

«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido».

 

Los temas recurrentes de este relato podemos resumirlos en tres verbos: perderse, encontrar y celebrar.

Perderse. La buena noticia es que el Señor va a buscar a quien se extravía. Muchas veces nos perdemos en los desiertos cercanos, o en los que nos vemos obligados a vivir, o en los que nos refugiamos; son los desiertos del abandono, de la marginación, de la pobreza, de las incomprensiones, de la falta de unidad. El Pastor nos busca también allí, y aunque lo perdamos de vista, él nos encontrará siempre.

Encontrar. Intentemos imaginarnos la escena de la afanosa búsqueda por parte del pastor en el desierto. Es una imagen que impacta por su fuerza expresiva. Podemos entender la alegría tanto del pastor como de la oveja. El encuentro entre ambos devuelve a la oveja la sensación de seguridad por haberse librado del peligro. Por tanto, el encontrar es un acto de misericordia divina.

Celebrar. Él reúne a sus amigos para celebrarlo, porque quiere compartir su alegría, tal como ocurre en las otras dos parábolas que siguen a esta, la de la moneda perdida y la del padre misericordioso (cf. Lc 15, 8 y 15, 11). Jesús quiere que entendamos la importancia de participar de la alegría con todos y nos inmuniza contra la tentación de juzgar al otro. Todos somos personas encontradas.

 

«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido».

 

Esta Palabra de vida es una invitación a ser agradecidos por la misericordia que Dios tiene con todos nosotros personalmente. El hecho de alegrarnos, de gozar juntos, nos presenta una imagen de la unidad donde no hay contraposición entre justos y pecadores, sino que los unos participamos en la alegría de los otros.

Escribe Chiara Lubich: «Es una invitación a comprender el corazón de Dios, a creer en su amor. Inclinados como estamos a calcular y a medir, a veces creemos que el amor de Dios por nosotros también podría llegar a cansarse […] La lógica de Dios no es como la nuestra. Dios nos espera siempre; es más, le damos una inmensa alegría cada vez que volvemos a Él, aunque se tratase de un número infinito de veces»[1].

 

«Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido».

 

A veces podemos ser nosotros los pastores, los que cuidamos unos de otros y vamos con amor a buscar a quienes se han alejado de nosotros, de nuestra amistad, de nuestra comunidad; a buscar a los marginados, a quienes están perdidos, a los pequeños, aquellos que las pruebas de la vida han apartado a los márgenes de nuestra sociedad.

Nos cuenta una educadora: «Había varios alumnos que venían a clase esporádicamente. Durante mis horas libres solía ir por el mercado que está al lado de la escuela, esperando encontrarlos en ese lugar, porque me había enterado de que trabajaban allí para sacarse un dinero. Un día por fin los vi, y ellos se quedaron asombrados de que hubiese ido personalmente a buscarlos, y les impactó ver lo importantes que eran para toda la comunidad educativa. Desde entonces empezaron a venir regularmente a clase y fue en verdad una fiesta para todos».

 

PATRIZIA MAZZOLA y el equipo de la Palabra de Vida

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida de septiembre de 1986: Palabras de Vida/1 (1943-1990) (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 387-388.


jueves, 17 de octubre de 2024

COMO JESÚS, SERVIR AMANDO

 Aquí te ofrezco unos textos (y experiencias) que nos recuerden la Palabra del mes de octubre, («El que quiera llegar a ser grande entre vosotros sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros sea esclavo de todos», Mc 10, 43-44), para reintensificar el empuje en vivir de ella:

 

CONSTRUIR RELACIONES SOLIDARIAS

Son las relaciones que no humillan a quien favorecemos ni crean dependencias. Como ocurre entre los hermanos de una familia cuando se ayudan: todos iguales en dignidad. Así es el amor verdadero y la buena solidaridad. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 14 octubre 2024

 

 

 

 

HACERNOS PRÓJIMOS (CERCANOS, PRÓXIMOS)

Es tentador desentendernos de las personas y situaciones incómodas que tenemos cerca. Es saludable, siguiendo la inspiración de un corazón fraterno, hacernos cargo e implicarnos; ojalá incluso junto con otros.

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 8 octubre 2024

 

 

JESÚS, CONFÍO EN TI

¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra tus ojos del alma y dime con calma: “Jesús, yo en Ti confío”. 

Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en Mí. Reposa en Mí y deja en mis manos tu futuro. 

Dime frecuentemente: “Jesús, yo confío en ti”.

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: “Jesús, yo confío en Ti”, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, YO TE AMO. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía.

Continúa diciéndome a toda hora: “Jesús yo confío en Ti”. Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles. Las fuerzas de la oscuridad quieren eso: agitarte, angustiarte, quitarte la paz. Confía solo en Mí, abandónate en Mí. Así que no te preocupes, echa en Mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: “Jesús yo confío en Ti” y verás grandes milagros…

Jesús a Sta. Faustina Kowalska

 

 

 

DEJAR QUE LA LUZ INVADA LA JORNADA

Invadiéndome a mí. Por dentro. Que no haya rincones oscuros, pensamientos negativos, heridas sin curar, rencorcillos por ofensas sufridas... Así, siendo yo luz, mis ojos estarán limpios, y contagiarán la luz. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 25 agosto 2024

 

 

miércoles, 17 de julio de 2024

NADA ME FALTA: TÚ VAS CONMIGO

Aquí tienes algunos textos que podrían ayudar para reforzar la PdV de junio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1):

 

 

CONFORTAR AL QUE SUFRE

 La mayor parte de los sufrimientos es aliviada con una escucha atenta y solidaria.

Los sufrimientos más crueles son la soledad, el abandono, la incomprensión y el olvido por parte de los familiares.

Muchas personas sólo tienen la compañía de su propio dolor.

Estemos atentos a quien sufre, empezando por nuestros familiares y amigos. Una visita, una llamada telefónica, un recuerdo, son más importantes que la solución de sus problemas.

Si participar de la alegría de alguien aumenta su felicidad, compartir el dolor de quien sufre le trae alivio y valor para seguir adelante. 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 13 julio

 

 

 

TRABAJAR “DE DOS EN DOS”

No puedo hacer nada en ese caso, por ese ser querido en peligro o enfermo, por esa circunstancia intrincada... Bueno, haré lo que Dios quiera de mí en este momento: estudiar bien, barrer bien, rezar bien, cuidar bien a mis hijos... Y Dios pensará en desenredar esa madeja, en consolar a los que sufren, en resolver ese imprevisto. Es un trabajo bidireccional en perfecta comunión, que requiere de nosotros una gran fe en el amor de Dios por sus hijos y nos permite confiar en nosotros mismos a través de nuestras acciones. Esta confianza mutua hace maravillas. Se verá que, donde no hemos llegado, ha llegado verdaderamente Otro que lo ha hecho inmensamente mejor que nosotros. 

CHIARA LUBICH, Scritti Spirituali/2, Città Nuova, Roma 19972, pp.194-195

 

 

 

ESCUCHAR LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Porque ahí, dentro de mí, "habla" una ley que yo no me he dado (la Voz del Bien), que me precede, y que debo obedecer si quiero ser y sentirme libre. Es toda mi dignidad y mi grandeza. Ahí estoy solo/a con Dios.

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 4 julio

 

 

Ante todo, es importante tener una conciencia recta, formada por principios éticos y por las enseñanzas de Jesús.

A partir de esto, la voz de la conciencia se convierte en nuestra mejor consejera, destacando las cualidades que deben evolucionar para mejorar, mostrándonos los errores y defectos que requieren corrección.

Cuando tenemos el deseo de amar en nuestro corazón, escuchar la voz de nuestra conciencia significa mantener una conversación constante con Dios que habla dentro de nosotros.

Las manifestaciones de la conciencia son variadas: puede ser el silencio, una advertencia de peligro o un estímulo para permanecer del lado del bien. O podría ser un arrepentimiento, un deseo de recomenzar y corregir las etapas oscuras de nuestra vida.

De todas las formas, ella nos ayuda a ser mejores personas. 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 4 julio

 

 

 

CUSTODIAR EN EL CORAZÓN LA LUZ

     Porque es ahí, en el corazón, donde "se genera". El amor es luz. Amando, veo; sin amor, voy a oscuras. Es una llama el amor que debo defender de mi amor propio, mi impaciencia, mi desesperanza, mis juicios... 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 2 julio

 

martes, 16 de julio de 2024

NADA TEMO CONTIGO, SEÑOR

 VIDA DE LA PALABRA                                  primeras semanas de JULIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1) y la de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27):

1.-        En una homilía a mediados de junio comenté que ya nos habían reparado por fin las goteras de la cubierta de la iglesia y, no sé por qué, añadí que justo en esos mismos días varios feligreses nos habían hecho percatarnos que había una pérdida en una tubería y, en otra sala, también otro goteo en un radiador.

            Al terminar la Misa se acercó un amigo que, aunque de otra parroquia, viene con su familia aquí algún domingo de vez en cuando por saludarme. Me comentó que le gusta el bricolaje y entiende algo de fontanería. Le enseñé los goteos y me dijo que el del radiador se veía capaz de arreglarlo. En seguida le di las gracias no solo a él, sino también a S. José en voz alta, (asomándome, además, ante su imagen, pues él a menudo nos va solucionando reparaciones y problemas, ¡para eso la parroquia lleva su nombre y él es el padre adoptivo de Jesús!).

Este amigo me preguntó a qué hora abríamos el templo. Yo, pensando que se refería entre semana, le contesté que por las tardes, a las 6.

            Normalmente los domingos no abrimos la iglesia por la tarde, pero cuando estoy cerca, me gusta hacerlo, para rezar un rato y por si alguien viniera, (como bastantes veces ha ocurrido). En el mismísimo momento que esa tarde estaba yo abriéndola, cuál sería mi sorpresa que viene este amigo en ropa de faena y con un radiador recién comprado. Tardó un buen rato, incluso tuvo que irse de nuevo a cambiar y comprar unas tuercas y cabezales, y finalmente pudo arreglarlo. Miró también el resto de radiadores y detectó que alguno podría dar problemas si no se le cambiaba una piececita y se ofreció para ir haciéndolo él mismo poco a poco.

  

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1), la de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27) y la de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8):

1.-        tus correos siempre son bien acogidos. Gracias por la vida que nos das a través de ellos. Le doy gracias a Dios por su presencia en tu vida. Unas experiencias fuertes las que nos mandas. 

Yo estoy en una situación difícil porque no sé lo que Dios me pide en estas circunstancias. Hace año y medio de mi caída: no he remontado del todo y me acompaña el dolor. Me dieron cuatro sesiones de fisioterapia por la Seguridad Social, pero no son suficientes... Mi problema es que necesitaría otras sesiones de fisio que sean autofinanciadas... que las pague la comunidad, y eso no se explicita. No se cae en la cuenta de que lo necesito... Ya hablé tres meses, me dijeron que al mes lo harían y, nada de nada... Me pregunto qué querrá Dios de esta situación... Reza para que vea claro mi postura.

HOY he vivido una experiencia en la que he tenido que AMAR POR ENCIMA DE LA SITUACIÓN. Una persona, a la que le ayudo, me pide, así de pronto, un trabajo que me llevó muchos días de esfuerzo y ordenador hacérselo...: he dejado todo, me he puesto a hacerlo y le he enviado otras cosas que he pensado que le vendrían bien... Y, ante la tentación de decirle: "Yo siempre respondo a tus deseos y todavía estoy esperando lo que te pedí hace cuatro meses...", no he dicho nada y se lo he enviado todo con cariño y desinterés.

            Bueno, confío en tus oraciones. Espero que vaya muy bien la Mariápolis.  Rezo por sus frutos.

 

2.-        yo estaba convencida que empezaba a trabajar a las 20:00 como es habitual… Incluso salí a dar un paseo.

Pero, de pronto, el Señor o la Virgen María o mi Ángel de la Guarda, (¡o los 3!), me hicieron recordar que ese día, en cambio, empezaba a las 18:00, no a las 20:00. Me vino mucho agradecimiento, pero, a la vez, mucha zozobra: ¡tenía el tiempo ya más que justo para llegar apretadamente en bus y metro! ¡¡Y, además, tenía yo antes que subir a casa y cambiarme!!

Salí corriendo muy apurada: me sancionan y me descuentan dinero si llego tarde.

Parecía imposible. Por otra parte, una vez que llegué al metro, ya no podía hacer yo más, así que me relajé, acordándome del Buen Pastor y recé. Fue una bonita experiencia de abandono en Sus manos. Y de sentir que “Él va conmigo”.

Gracias a Dios, autobuses y metro estaban incluso algún minuto antes de lo previsto y, además, pude realizar los enlaces sin tener que esperar al siguiente: ¡esta vez llegué incluso 6 minutos antes de la hora! Por cierto, que con algo de miedecillo me había dejado algo muy valioso la tarde anterior en mi taquilla, pero no me quedaba demasiado tranquila de tenerlo allí y pensaba haberme ido incluso mucho tiempo de antelación, para llegar incluso antes que nadie. ¡Todo estaba en su sitio, gracias a Dios! .

 

3.-        veo que me lleva a través de las circunstancias dolorosas, en este momento presente, a través de la enfermedad mía y ahora también la de mi marido, tanto que parecería no poder asumir tanta dificultad, pero descubres que, si confías en Él, todo tiene un sentido divino, y experimentas que un Padre no pide a su hijo algo superior a sus fuerzas, y como hace un niño confías plenamente en el Padre y las circunstancias dolorosas en cierto modo, se iluminan por amor. Y sientes su presencia en ti y en la comunidad que te sostiene y vive al unísono, entonces recibes la fuerza de su amor y de la unidad.

 

4.-        gracias por las palabras de vida, son siempre un aliciente para la reflexión. Hace tres domingos me llegaron muy dentro tus palabras en la homilía explicando la segunda lectura, (que corresponde a la PdV de junio), sobre sembrar y tener paciencia, y te voy a contar algo porque creo que te gustará saberlo.

Ya te he comentado en alguna ocasión que mis hijos, siendo creyentes en su más profundo ser, no son practicantes y no tienen a Dios presente en sus días. Cada día rezo para que sean conscientes de que Dios les acompaña a cada momento, les cuida y les ama.

Mi hijo mayor, muy muy lejano a las liturgias, suele levantarse muy tarde. El pasado domingo estaba fuera de Madrid y nos llamó muy temprano para contarnos que se iba a Misa: ¡aún no he sido capaz de cerrar la boca del asombro! Por circunstancias varias, finalmente no pudo ir, pero me quedo con la intención y doy gracias a Dios porque me ha mostrado que la semilla sembrada está ahí, y que dará sus frutos cuando tenga que darlos.

Y, como has visto, esta mañana vino conmigo a Misa, como te anuncié un rato antes, mi hija. Quiero agradecerte de corazón que la hayas saludado con tanto cariño: se ha ido encantada.

 

5.-        te agradezco todos tus envíos: tus experiencias me ayudan mucho. Yo estoy en un momento difícil por circunstancias diversas... Por esto, lo que me viene al corazón, para ayudarme a salir de esta situación, es precisamente la Palabra de Vida de este mes de Julo, que anoche pude leer.

Siento la cercanía del "Buen Pastor", que sale al paso en todas las circunstancias de mi vida, las duras y las hermosas... Por eso también puedo repetir "El Señor es mi Pastor, nada me falta" porque en Él encuentro el consuelo y la fortaleza que necesito. Porque lo siento junto a mí, que me consuela y fortalece... Sí, me siento querida por este Pastor y, en cierto sentido, "mimada"... Es quien me da fuerzas para avanzar en el camino de la vida y sin Él no encuentro sentido… Y, he experimentado que, a mi vez, yo he podido actuar de pequeño "pastor" con respecto a personas que me han confiado sus dolores, preocupaciones, sufrimientos... Es decir "he sentido la presencia del Resucitado", que me ha fortalecido para ayudar, escuchar, ponerme en el lugar de esas personas... Orar por ellas.

 

6.-        he leído y releído cada uno de tus correos de P. de Vida, me encanta leer tus experiencias y las de otros hermanos y me acompañan durante toooda la semana…

Estas semanas sin cole estamos compartiendo más ocio en familia y más  tranquilos, aunque de trabajo vamos igual de cargados… tenemos por delante muchos desafíos.

Aunque mi desafío personal es todos los días, pensar en Dios y en cómo llevarlo a los demás… al que tenemos al lado, en el trabajo, a los amigos… poniendo en práctica la palabra, como hacía Chiara…  de esa forma que a simple vista parece tan sencilla pero que, para los que estamos aprendiendo, es más complejo.

Hace unos días se fue al cielo el padre de un gran amigo… asistimos a una misa preciosa… y el sacerdote fue muy claro en su mensaje de  pensar en nuestros seres queridos que partieron, en presente, porque ellos viven y contemplan la luz del rostro de Jesús… No pude evitar pensar en mis padres que tanto siento día a día… este sentimiento renueva mi fe y creo estar lista para cuando me llame. Mientras tanto, quiero dar un paso más.

 

7.-        gracias por la PdV y las experiencias: me hace vivir y estás pendiente de los demás. Hay alguna persona que me dice: “estás en todo”. En casi todo, porque alguna vez me percato, pero veo a alguien que parece que va a ayudar y entonces trato de dejarle la precedencia al otro.

Cojo el bus dos veces todos los días: dejo el asiento si veo a alguien que lo necesita; cuando me voy a bajar y veo a personas que no pueden les echo una mano y me dan las gracias.

El párroco va casi todos los días a traer y llevar a su madre, pero ayer la traía otro hijo. La vi y me paré. Dijo a su hijo: “me voy con ella; tú ve a casa”. Nos encanta hablar a las dos. Ya cuando vine de ayudar en Sudamérica, le dijo a su hijo: “voy con ella”. Me preguntó: “¿tienes prisa?”. Le conté todo, la acompañé y, como la pareció poco, me invitó a mí a subir a la casa.

Ayer, oí que había una persona que quería confesarse. El párroco le dijo que no podía en ese momento, pero sí después de llevar a su madre. Así que, me ofrecí a llevarla yo. Lo hizo también otra persona, pero la madre, agradeciendo, prefirió que la acompañara yo hasta la puerta de su casa: me dio un abrazo agradecida.

Por las noches nos “damos las buenas noches” por whastsapp una amiga que es ciega y me preguntó si había ido a llevar a la mamá del párroco y añadió: “no sé cómo lo haces: tienes tiempo para todo”. Repuse: “El Señor me da la fuerza y la ayuda, ¡y a veces las palabras me las pone en mi boca.

 

 

 

 

 

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sábado, 16 de marzo de 2024

RENOVAR ALMA Y CORAZÓN

VIDA DE LA PALABRA            primeras semanas MARZO



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de marzo («Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme», Sal 51, 12) y la de febrero («Haced todo con amor», 1 Co 16, 14):

1.-        Estaba yo en el despacho parroquial trabajando en el ordenador y oigo un "buenas tardes" a mi espalda: una mamá con su niña delante de ella en ese ya típico portabebés “mochila” suave y, además, cuidadosamente cubiertita con un chal que le habían colocado pues hacía mucho frío: "¿le puedo pedir un favor?". "¿Me podría atar los cordones de mis deportivas? Vengo de recoger a la bebé de la guarde y voy corriendo al bus, pero se me ha desatado el cordón y no puedo agacharme con ella. Así que he entrado un instante a rezar al Señor y a pedirle a usted el favor”. Me encantó la confianza y la humildad. Le di las gracias por pedirme un favor. Con todo el cariño, me agaché a atárselos, (complicadillo, porque sus pantalones vaqueros eran muy largos). 

 

2.-        Antes de empezar la Misa dominical, con todos los preparativos con los niños, en la puerta se me acerca un hombre bajito que, sin más, empieza a contarme su historia de que no quiere dinero, sino que le den trabajo para poder irse a León a cuidar a su madre. En cuanto comenzó a hablar, como que me quiso sonar la cara: un caso muy similar en mi anterior parroquia en Villalba.

Continuó diciendo que en tal casa concreta esa mañana trabajó en el jardín y con tal persona. Que le pagó, pero que le faltaba determinada cantidad (incluso con céntimos) para el billete.

Conforme avanza su historia, más me convenzo de que es aquel mismo hombre. Historieta muy similar, con nombres de casas y personas exactos de Villalba allí, y con nombres exactos también de casas y personas aquí. Con lágrimas que parecían escapársele allí y con las mismas aquí: muy bien ensayado todo.

Allí la primera vez, me dejé engañar; la segunda, (unos dos años después), no le di dinero, pero sí subí un momento a casa y le bajé lo que yo tenía para comer luego.

No obstante, venzo mi indignación y le sigo escuchando con educación, aunque eso me estaba impidiendo terminar de ponerme de acuerdo con catequistas y lectores, (y luego se notaron algunas improvisaciones en la coordinación con ellos durante la Misa).

Él se alargaba en la historia, pero traté de seguir amable con él y luego le dije: “espérate a que acabe la Misa, que ya es la hora; por cierto, te conozco de Villalba”. Quedaba un minuto ¡y aún tenía yo que revestirme!

Naturalmente no se esperó.

Al día siguiente recordé, además, que la segunda ocasión de Villalba, a la media hora volvió a la parroquia, (supimos que había sido él, revisando las imágenes de las cámaras), y en un descuido de la voluntaria que nos ayudaba allí en el despacho parroquial, abrió la puerta, entró y le robó el móvil.

Estos días he sabido que antes de abordarme a mí el domingo pasado, lo hizo con alguna vecina de la parroquia, a la que sí le sacó dinero.

Tanto el domingo, como luego, he tratado de no perder el “corazón puro”, de no llenarme de indignación ni animadversión hacia él, (aunque no lo volviera a ver en la vida). Lo cual no quita que, con todo respeto, cuando vinieron los municipales a la visita periódica al barrio, les comunicara lo sucedido.

 

3.-        Los Ejercicios Espirituales de primeros de marzo resultaron muy fructuosos para todos los que participamos. ¡Gracias a los que rezasteis para ello!

Las 33 personas, (esta vez muy mayoritariamente de Madrid y ciudades de su provincia), quedaron muy contentas de una verdadera experiencia de unión con Dios, (también a través también de los hermanos, no solo en los distintos tipos de oración).

Para muestra, te comparto la impresión de dos participantes:

Muchísimas gracias a vosotros, a Mariápolis al completo! Por administrar con tanto cariño los dones, con los que Dios os ha bendecido. Y por ponerlos al servicio, formación y acogimiento del hermano. MUCHAS GRACIAS.

justo estaba meditando la transfiguración y pensando en las enseñanzas del fin de semana de Ejercicios. ¡Me ha encantado la Palabra de Vida y las experiencias!

Sigo leyendo a Chiara Lubich y se va haciendo un lugar en mi corazón.

Hoy lunes, luego de trabajar sin parar hasta las 6 de la tarde, subí a leer un rato, pero me entretuve con el himno en latín Tantum ergo, que me estremece, y de pronto salté de la cama y tuve la necesidad imperiosa de ir a Misa y fui. Nunca me había sucedido… Luego de haber pasado tantas horas con Jesús y María el fin de semana, me estaban haciendo falta el silencio, la oración y la comunión… no lo puedo explicar… 

Gracias de nuevo por todo. ¡Me quedo esta semana con lo que me has enviado de PdV para poner en práctica!

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de de Vida de marzo («Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme», Sal 51, 12), la de febrero («Haced todo con amor», 1 Co 16, 14) y la de enero («Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo», Lc 10, 27):

 

1.-        “solo quiero agradecerte por tu dedicación compartiendo tantas experiencias del dolor vivido en Unidad, que nos ayuda tanto a seguir adelante.

Yo estoy pasando por un periodo de gran dolor: una preciosa sobrinita ha desarrollado una anorexia después de haber estado sufriendo acoso en su colegio durante años; está desarmonizando a toda la familia; yo trato de estar ahí para todo lo que necesitan, no es fácil mantener la esperanza y la confianza... entonces, intensifico mi oración y le pido a Dios la gracia de la fortaleza.

Por otra parte con mi hijo, ya adulto, estoy viviendo un periodo difícil: tiene TDAH y la vida, a veces, se le presenta difícil a nivel laboral y de relación con su pareja.

Te aseguro vivir todo esto también ofreciendo por tantas dificultades de otras personas, por el Papa, y por la ansiada Paz en el mundo.

GRACIAS por tu perseverancia.

 

2.-        “ tengo un empleado que al final creo que no nos es adecuado porque no acaba de encajar y, consecuentemente, no rinde; antes de decirle que lo vamos a tener que despedir, estoy buscándole posibles empleos adecuados donde pueda desarrollar con más provecho sus capacidades.

 

3.-        “… trabajo como sanitaria y algunos compañeros a veces se quejan de personas que vienen de otros países sabiendo todos sus derechos, pero aparentemente sin aportar mucho aquí, costando mucho dinero a la sociedad de nuestro país. Estos colegas viven un poco amargamente su trabajo con esa actitud.

Yo, en cambio, trato de acoger a estas personas foráneas y ponerme en su lugar, pues algunos verdaderamente son supervivientes. A diferencia de ellos, yo tengo una situación cómoda relativamente y estos compañeros también; vivo feliz, sin excesivos problemas y trato de hacerme idea de todos los que tienen esas situaciones precarias y casi desesperadas; yo no he tenido una vida que sea cúmulo de problemas y no sé qué hubiera hecho en ese caso. Sí, trato de decirles que también tienen deberes para con la sociedad que les acoge, y que todo esto es fruto de una historia trabajosa y de mucho dinero y esfuerzo.

Por otro lado, a la vez trato de hacer ver a los compañeros que deben ponerse en el lugar de los que tienen situaciones tremendas….

 

4.-        “ en el trabajo tuve una situación para resolver junto con un compañero y le mandé un correo-e. Él me contestó y cogió “fijación” contra una de mis expresiones. Me sentó muy mal y, en ese momento, me lo hubiera comido vivo, pero me acordé del “corazón nuevo” de la PdV y de que hay que perdonar. No “entré al trapo”. A los 20 segundos se me pasó. No obstante, para evitar cualquier nuevo malentendido, le respondí, (no había excesiva prisa), a los dos días cuando ambos estuviéramos calmados.

 

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miércoles, 30 de noviembre de 2022

MISERICORDIA EN CADA MOMENTO

 VIDA DE LA PALABRA                            últimas semanas de NOVIEMBRE


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de noviembre («Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia», Mt 5, 7) y la de octubre («Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza», 2 Tm 1, 7):

 

1.-        Tenía dos aguacates medianos, (un poco caros; me gustan mucho, pero casi nunca compro), y al abrirlos estaban totalmente estropeados, aunque por fuera no lo parecía.

Me vino enfado interior y sensación como de haber sido engañado, pues incluso ponía “calidad extra”. Y no era la primera vez.

Lo peor es que me vino la tentación, (da vergüenza contarlo), de que por un instante se me pasó por la mente: “¿y si en la próxima compra en ese sitio, después de pesar, añado algo (para compensar)?”. ¡Quedé horrorizado de mí!; y, por supuesto, al instante corté con la incitación.

La respuesta me vino en seguida con una persona a la que se lo conté, (aunque no lo que fugazmente pasó por mi cabeza). También le había ocurrido varias veces algo similar en el gran almacén al que solía ir y me comentó, (aunque nunca tuvo formación religiosa y está recién llegada al cristianismo): “antes, cuando me ocurría eso, me venían ganas de ir a ese mismo supermercado y coger más de la cuenta (calculando lo gastado injustamente, no más); pero desde la fe no se puede, ¿verdad? Dios lo compensará de otra manera, y si no, con más gloria luego en la vida eterna, ¿a que sí?”, -me dijo con toda candidez e ilusión. Respondí asertivamente y me añadió: “¿y por qué no me lo habías dicho hasta ahora?”.

Di gracias al Señor que me hablaba por esta persona y me acordé de varias de las obras de misericordia espirituales: “perdonar las ofensas”, “soportar con paciencia los defectos del prójimo”… Quedé en paz y contento.

 

2.-        Al hilo de la PdV me propuse vivir más algunas de las obras de misericordia:

P.ej. “dar de beber al sediento”. Aparte de servir la bebida cuando estamos varios en las comidas, también recomencé algo que últimamente había dejado. No es directamente “dar agua”, pero sí no malgastarla, no solo por la sequía, sino por una sana ecología, (como el Papa recordaba en “Laudato si”), y pensando en las generaciones futuras: desde que empezó el fresquito he dejado de ducharme con agua fría y mientras espero que vaya saliendo el agua caliente, pongo un cubo en el chorro y luego eso sirve para ir echando en el inodoro varias veces. La incomodidad de hacerlo así me ayuda, además, a pensar y rezar por tantas personas que en otros lugares no tienen ni un poco de agua.

2b.-     O también, p.ej., “enterrar a los muertos” y “rogar a Dios por vivos y difuntos”. Pocas veces me es posible ir a celebrar (o concelebrar) la Misa “de cuerpo presente” de algunos amigos (y acompañar a sus familiares) por las distancias y por mi apretada agenda. Pero estas dos semanas, no sé cómo, he podido encajar algunas “locuras” para ir: casi 9 horas de coche ida y vuelta en el día para el padre de mi cuñada; retrasar casi 2 horas el inicio de los Ejercicios que yo debía empezar en el Centro Mariápolis para un buen amigo que quería a todos como un padre; encajar entre dos actividades aquí ir Madrid para un amigo carmelita calzado (y luego el tren de regreso se fue retrasando y empecé ese jueves la Misa del Centro Mariápolis casi 20 minutos tarde, pero le vino muy bien a varias personas que llegaban de viaje de lejos).

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia», Mt 5, 7), la de octubre («Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza», 2 Tm 1, 7) y la de septiembre («Siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda», 1 Co 9, 19):

 

1.-       …después de leer el salmo 121 me pregunto...: “. Y yo, ¿voy alegre a la casa del Señor?”

Y me doy cuenta que no siempre acudo con alegría. A veces, acudo triste, preocupada, desanimada...

Sin embargo, me doy cuenta que, salir, siempre salgo alegre, o por lo menos, en paz, de la casa del Señor. Sea cual sea el estado anímico con el que llegue, tras estar un rato hablando con Él, siempre salgo con energía renovada….

 

  

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