jueves, 30 de abril de 2020

CREYENDO, SIEMPRE ESPERANZADOS

VIDA DE LA PALABRA                           últimas semanas de ABRIL

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29) y la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12):

1.-        El confinamiento también ha tenido cosas positivas. Nosotros somos una familia muy unida, que nos queremos mucho: aunque no tengamos oportunidades de vernos todos, no lo necesitamos tanto, porque prevalece la armonía y un verdadero cariño y mutua admiración aun en la distancia. También porque estos últimos años, (primero por cuidar a nuestro padre, y ahora a nuestra madre), precisamente organizamos turnos para alternarnos y así estar al menos uno cada fin de semana,
Desde que yo me quedé solo en Las Matas, (y ahora estos 3 años y medio que llevo en Villalba), mi madre empezó a llamarme por teléfono todas las noches (en vez de las 2 veces por semana que la llamaba yo): de alguna manera quería ella ayudarme a vivir en focolar, ya que casi todos mis años de sacerdote he vivido en comunidad al menos con otro, (los once años y medio en Las Matas, casi siempre al menos 4)… excepto estos 5 últimos años.
Como no podemos ir a ver a mi madre, casi sin pretenderlo, empezamos a usar la videollamada whatsapp en vez de simple teléfono. Y comprobando la ilusión que le hacía vernos, aunque solo fuera en pantalla, empecé a incorporar en esa misma videollamada a alguno de mis hermanos. Luego descubrimos la plataforma “zoom” (la víspera del “estado de alarma”) y empezamos a conectarnos con ella los 5 hijos y 8 nietos casi media hora diaria.
Ella los primeros días canturreaba por la sorpresa:
“…No hay nada más lindo que la familia unida,
atada por los lazos del amor:
sentir palpitar la misma sangre,
sentir que es uno solo el corazón
…”.
Y algunos días, completábamos todos a coro (en tanto en cuanto es imposible con “zoom” un cierto acompasamiento): “
“…la familia unida
por un cariño puro de cristal.
¡Qué hermoso que es vivir con la seguridad
de amar y ser amado de verdad,
con la satisfacción de ver la humanidad
unida por toda la eternidad!
”.
Ella, siempre que nos juntábamos, en seguida rezaba la “oración de la familia”, (quizá la has visto en mi blog, porque yo creo que es la única persona que la sabe: no la he escuchado a nadie más, ni leído en otro lugar…).

2.-        La semana pasada me llamaron para ir al hospital por la noche, tarde, para administrar el sacramento de la unción de los enfermos a alguien con coronavirus.
Suelo ir, pero por las mañanas, (como siempre), y casi todos los del equipo sanitario de esos turnos me conocen y algunos con aprecio: de hecho 5 días antes había estado la mañana del sábado y me tenían preparado el equipamiento completo y casi todo por estrenar.
En cambio, esa noche, en el puesto de enfermería no conocía a casi nadie. Cuando insinué que la mascarilla que yo llevaba dura 5 días y ya eran 5 y medio que usaba la misma… en seguida me cortaron diciendo que pidiera al supervisor (¡sí, a esas horas iba a estar!). Casi me sentó muy mal, pero reaccioné pensando que llevaban todo el día trabajando (y bajo presión) y que a ellos también les falta material de protección.
No tenía yo una bata verde finita y la “recia” que me ofrecieron… estaba usada de todo el día (así que… me saltaron los escrúpulos, pero la PdV me serenaba pensando en que también ellos llevaban horas en esas condiciones…: recé para que esa bata tuviera los virus solo por su parte externa y no en la interna que iba en contacto conmigo): al ir poniéndomela, además, vi que tenía (por el uso de toda la jornada) agujeros en las muñecas y el cuello. ¡Bendito sea Dios!: hay que amar al enfermo… y, (fiándome de la PdV) Jesús amó hasta dar la vida; por tanto, lo que yo tenía que hacer era menos que dar la vida, (aunque esta vez pudiera conllevar el riesgo).
2b.-     El enfermo estaba ya sedado (llevaba una semana ingresado) y, aunque la unción es para recibirla conscientemente y participar, se la administré hablando en voz alta por si acaso oía. La misericordia de Dios es mucho más grande. En cualquier caso, la hija que estaba allí “confinada” esos días cuidándolo en la habitación, quedó muy agradecida y con mucha paz.
            Así que, cuando ya de regreso a la parroquia me estaba acostando con todos “mis protocolos” eran casi las 2 de la madrugada: después de haber dejado la ropa de hospital allí, pulverizarme alcohol en cabeza, cuello, manos y bajos de los pantalones antes de entrar en mi coche -¡tengo que ser responsable también para los que al día siguiente y luego se acerquen a mí!-, etc., dejar los zapatos en el coche al bajarme…, dejar los otros zapatos en la puerta de casa, -prefiero “pasarme” de prudente, por amar, con protocolos que he leído y otros que yo me invento para que en los días siguientes la gente pueda acercarse tranquila-, meter la ropa a la lavadora, limpiar gafas y móvil, etc., y ducharme). En fin, estaba con serenidad en el alma por tratar de hacer la Voluntad de Dios lo mejor posible y por haberme fiado de la PdV (que a cada contratiempo en esas últimas horas me venía a la mente en cada instante: “dichosos los que crean sin haber visto”, disfrutar de la presencia del Resucitado a nuestro lado, incluso inmerso en los inconvenientes y tareas diarias).


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29), la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12) y la de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9, 24):

1.-        “Gracias, Paco, por la palabra de vida de cada mes, y las reflexiones. Sigo atentamente.
La Semana Santa, la vivimos como pudimos. Pusimos la Misa del Papa, también para que lo viera nuestro hijo. Me encantó la reflexión de "vivir para servir". Es lo que me toca en esta época, SERVIR, y lo hago contentísima.
Te sigo también con las misas retransmitidas por tu facebook.
Los 3 niños están siendo unos campeones: uno lo pasa bien; otro, no tanto; el otro, bastante agobiado.
En Facebook, hago un diario y lo publico: me he propuesto reírme de las cosas cotidianas y transmitir distensión, alegría y positivismo.... eso se traduce también en vivir.
Poníamos cada noche el altavoz en la ventana y salimos a aplaudir, a veces pasa la policía, otras la guardia civil y algún día una ambulancia.... les aplaudimos más fuerte todavía, por estar al pie del cañón. Me siento protegida... y aunque yo también estoy en primera línea de batalla como médico, me siento agradecida a los demás. Hay mucha gente buena ayudando desde donde y como pueden.
Creo en la providencia del Padre, creo que esto va a pasar y nos va a hacer comportarnos mejor. La Resurrección del domingo de Pascua, es la resurrección de este túnel.... creer que existe un tiempo mejor y de mejores sentimientos.

2.-        “no te había dicho... cerca de casa, (y al lado de donde trabaja una amiga), lleva mucho tiempo un señor de más de 80 años sentado en el suelo pidiendo. Al principio no quería otro tipo de ayuda, pero no hace mucho, dijo que le gustaría estar ya en una residencia, (¡con lo difícil que es encontrar una plaza!). Pues mi amiga y yo nos pusimos "manos a la obra".
Fuimos a hablar con el sacerdote de la parroquia más cercana (que reconoció haberle visto muchísimas veces…). Estuvo muy amable y nos permitió ir en su nombre a hablar con una trabajadora social de una residencia cercana. Pero nos miró como si fuéramos "dos ingenuas recién aterrizadas al mundo": nos dijo que él en otras ocasiones había intentado ayudar a personas así y que jamás había conseguido poder ayudar ni siquiera a una.
No obstante empezamos a hacer gestiones. Le hicimos todos los papeles (él no sabía). Redactamos las autorizaciones para que pudiéramos gestionar en su nombre y se las llevábamos para que las firmara ahí, en la calle. Cualquiera que nos viera haciéndole firmar cosas al mendigo... ¿qué pensaría? También aprovechaba yo alguna vez para llevarle comida.
Tuvimos reuniones con la trabajadora social que se tomó mucho interés. Nos dijo que tenía que conocerlo y un día vino con nosotras.
Ya estaba todo listo y creíamos que entraría antes o después... ¡pero llegó el coronavirus! Ahora de vez en cuando le llamamos a ver cómo está. Ojalá, por el bien de todos, esto pase pronto...
…estoy en un grupo cristiano y un día lo comenté. Sé que todos se quedaron muy sorprendidos, (sabían quién era pues le veían muy a menudo y reconocían que jamás le habían dicho nada). A partir de entonces alguno ya se paraba y hablaba algo con él y cada vez que teníamos reunión me preguntaban cómo iban las gestiones.

3.-        “…como sabes, he estado trabajando en limpieza en el hospital durante varias de estas semanas. La verdad es que me daba miedo pasar a las habitaciones con coronavirus. Trataba de hacerlo todo por amor a Jesús, aunque también verdaderamente necesitamos el dinero.
Un día, limpiando una habitación, el enfermo, mayor, me dice que le ayude a manejar su móvil y que le enseñe cómo funcionan algunas cosas; me daba mucho miedo tocar utensilios de un infectado e hice como si no lo hubiera oído.
Cuando estaba limpiando la habitación de al lado, no dejaba de venirme a la mente que si soy cristiana, tendría que haberle atendido. Así que, volví de nuevo: resulta que su móvil era igual al mío, así que, aunque no soy nada entendida en aparatos, le iba pudiendo ayudar en todo; crecía en mi interior el contento, aunque no dejaba de tener miedo. Y al salir me iba con alegría interior….




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jueves, 16 de abril de 2020

RESURRECCIÓN PERENNE: CRISTO VIVE HOY

Aquí tienes unos textos que nos ayuden a vivir más y mejor la cincuentena Pascual y la Palabra del mes de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29): 


CAMINO HACIA LA LUZ

…Este año Jesús, en su paso de la muerte a una vida completamente nueva, nos cuestiona y nos encuentra a la escucha.
Pero precisamente aquí es donde la fe y nuestro carisma vienen en nuestra ayuda: en Jesús crucificado y abandonado –el Dios de este presente que no comprendemos– encontramos la respuesta. Incluso la soledad, en la que tal vez ahora nos vemos obligados a vivir, si la vivimos con Él, “puede poblarse y llenarse con su Reino” (Ch. Lubich).
Solo eligiéndolo, abrazándolo en cada dolor y amándolo de manera exclusiva, nosotros y toda la humanidad encontraremos el camino hacia la luz, hacia un nuevo nacimiento.
¡JESÚS HA RESUCITADO! Hagamos esta experiencia de pasar continuamente de la muerte a la resurrección y propongámosla a muchos, a todos.
Así nos preparamos para el mañana y ponemos bases sólidas al mundo que será después, cuando volvamos a encontrarnos y abrazarnos personalmente. ¡FELIZ PASCUA!

MARÍA (“EMMAUS”) VOCE (presidenta del movimiento de los Focolares)
Felicitación Pascual 2020




SABOREAR LA PRESENCIA DEL RESUCITADO

…Y, finalmente: Domingo de Pascua. Es el triunfo de Jesús resucitado que conocemos y revivimos también en nosotros en pequeño, personalmente después de haber abrazado el abandono, o cuando unidos de verdad en su nombre, experimentamos los efectos de su vida, los frutos de su Espíritu.
El Resucitado debe estar siempre presente y vivo en nosotros en este año… en el que el mundo espera no solo personas que crean y lo amen en cierta medida, sino testigos auténticos que puedan decir de verdad, como la Magdalena a los apóstoles después de haberlo encontrado junto a la tumba, aquellas palabras que conocemos, pero que son siempre nuevas: “¡Lo hemos visto!”. Sí, lo hemos descubierto en la luz con la que nos ha iluminado; lo hemos palpado en la paz que nos ha infundido; hemos oído Su voz en el fondo del corazón; hemos saboreado su alegría incomparable…

CHIARA LUBICH (conferencia telefónica, Conexión CH, Castel Gandolfo, 20 de abril de 2000). Cfr. “Las cuatro palabras”, en: CHIARA LUBICH, Unidos hacia el Padre, Ciudad Nueva, Madrid 2005, pp. 22-25.
Puedes leer todo “pinchando” aquí mensaje entero “Las 4 palabras”  




SEMILLA DE LA ESPERANZA

…las mujeres fueron al sepulcro… Como nosotros, tenían en los ojos el drama del sufrimiento, de una tragedia inesperada que se les vino encima demasiado rápido. Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón. Al dolor se unía el miedo, ¿tendrían también ellas el mismo fin que el Maestro? Y después, la inquietud por el futuro, quedaba todo por reconstruir. La memoria herida, la esperanza sofocada. Para ellas, como para nosotros, era la hora más oscura.
Pero en esta situación las mujeres no se quedaron paralizadas, no cedieron a las fuerzas oscuras de la lamentación y del remordimiento, no se encerraron en el pesimismo, no huyeron de la realidad. Realizaron algo sencillo y extraordinario: prepararon en sus casas los perfumes para el cuerpo de Jesús. No renunciaron al amor: la misericordia iluminó la oscuridad del corazón. La Virgen, en el sábado, día que le sería dedicado, rezaba y esperaba. En el desafío del dolor, confiaba en el Señor. Sin saberlo, esas mujeres preparaban en la oscuridad de aquel sábado el amanecer del «primer día de la semana», día que cambiaría la historia. Jesús, como semilla en la tierra, estaba por hacer germinar en el mundo una vida nueva; y las mujeres, con la oración y el amor, ayudaban a que floreciera la esperanza...
… Y después encontraron a Jesús, el autor de la esperanza, que confirmó el anuncio y les dijo: «No temáis» (v. 10). No temáis, no tengáis miedoHe aquí el anuncio de la esperanza. Que es también para nosotros, hoy...
En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismoLa esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida...
Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos ha dejado solos, nos ha visitado y ha venido en cada situación: en el dolor, en la angustia y en la muerte. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida. Hermana, hermano, aunque en el corazón hayas sepultado la esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido.
…Contigo, Señor, seremos probados, pero no turbados. Y, a pesar de la tristeza que podamos albergar, sentiremos que debemos esperar, porque contigo la cruz florece en resurrección, porque Tú estás con nosotros en la oscuridad de nuestras noches, eres certeza en nuestras incertidumbres, Palabra en nuestros silencios, y nada podrá nunca robarnos el amor que nos tienes.
…acordarnos de que hemos sido amados y llamados por Dios… Necesitamos retomar el camino…
el anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos. Porque todos necesitan ser reconfortados y, si no lo hacemos nosotros, que hemos palpado con nuestras manos «el Verbo de la vida» (1 Jn 1,1), ¿quién lo hará? Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte. Llevemos el canto de la vida…
…le damos la espalda a la muerte y te abrimos el corazón a Ti, que eres la Vida.

PAPA FRANCISCO, Homilía en la Vigilia Pascual en la Noche Santa, 11 abril 2020
Puedes leer todo “pinchando” aquí homilía entera




DESCUBRIR LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE NOSOTROS

Ha tenido que cesar el ruido y hacerse oscura la noche para obligarme a "volver a casa", al corazón. "Dios estaba dentro de mí, y yo fuera". Ahora sí, en su presencia, con los ojos limpios, veo cómo se manifiesta su Amor entre nosotros.
Para que el amor sea "luz en el sendero", claridades y apagones nos van enseñando a sanarlo y purificarlo. Pero mejor no aprenderlo solos. Que es "más Luz" el amor cuando con humillad nos abrimos y comunicamos recíprocamente.

P. MANUEL MORALES, O.S.A, Comentario al Pasapalabra diario del viernes 17 abril





miércoles, 15 de abril de 2020

DICHOSO QUIEN CREE SIN HABER VISTO

VIDA DE LA PALABRA                         primeras semanas de ABRIL

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29) y la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12):

1.-        A pesar del confinamiento, casi todos los días los he tenido muy atareados. P.ej. el miércoles santo: aparte de empezarlo con un fallo (con toda mi ingenuidad) que hizo peligrar ¡precisamente la unidad! con el otro sacerdote, (que tuvo que corregirme “delante” de todo el consejo; y eso me “martilleó” todo el día), mi hermana misionera (que, como sabes, ya regresó aquí hace meses para cuidar a mi madre) me pide ayuda para que otra de sus compañeras allí en Chad, pudiera volver a su país a pesar del confinamiento: no la dejan subir al último vuelo militar humanitario porque tiene que “pisar” la Unión Europea (París y
España) y ella es ecuatoriana. Se me sobrecoge el corazón. Pero la PdV pide “creer sin haber visto”. ¡Confío en Ti, Señor! ¡Creo en tu resurrección, creo que esto tiene arreglo!
Me puse en contacto con el Nuncio en Chad y con el Nuncio en Ecuador: mensajes, audios, llamadas todo el día.
Mientras, me contactan desde el hospital de aquí para atender por videollamada a una paciente. Por otro lado, en ese momento, una colaboradora cercana y viva de la Parroquia necesitaba hablarme largo rato al teléfono (me pongo a prepararme la comida casi a las 4 de la tarde), y, por la tarde, otra más, esta con un asunto de Caritas.
 El Nuncio en Chad logra hablar con el Embajador de España en Camerún. Luego este con el Ministerio, en Madrid: ¡preparan un documento! Pero… ¡los franceses en la aduana no lo quieren aceptar! ¡¡No sé qué más podrían pedir!! Yo, a cada llamada o cada audio, se me venían las lágrimas (quizá inconscientemente pensando que le habría podido ocurrir a mi hermana). Les cerraron la misión (principalmente es un orfanato): llevaron a los cincuenta y tantos niños a familias de acogida. Quedarse un europeo solo allí es un peligro, ¡y más si es mujer!, ¡¡y encima en esta situación de emergencia sanitaria con lo precario que es todo allí!!
Entre una llamada (o mensaje o audio) y otra, ¡rezando como loco! Y allí en el aeropuerto de Djamena, los 3 misioneros españoles y ella, ¡¡más todavía!!, aparte de hacer todo lo humanamente imposible (y también los responsables de su movimiento, desde Málaga). A cada rato me venía de nuevo la PdV: ¡¡cree!!, ¡Dios producirá resurrección!
A las 21:00 me escribe el Nuncio, (que rato antes me comunicó que el vuelo estaba cerrado): “dile que no hay plazas, porque un rumano que está en N’Djamena y que se quiere ir, no ha entrado por falta de sitio, y él sí que es ciudadano comunitario”. Es increíble, ¿habrá que esperar otra ocasión? “Señor,
¡creo sin haber visto!”. Uno de los compañeros misioneros españoles dice que renuncia a ese último vuelo militar y se queda allí en Chad para no dejarla sola.
Ya todo perdido… a las 22:39, en cambio, me añade el Nuncio: “me dice el Secretario que la ecuatoriana podría viajar mañana..., creo que le han pedido el número de pasaporte... 🙏🙏🙏  Pero no adelantemos acontecimientos... 🙏🙏🙏”.
Después de rezar más intensamente… ya no puedo hacer más. Me iba a acostar (que la noche anterior apenas dormí) ofreciendo el vivir la Voluntad de Dios (en este caso, tratar de dormir) por la solución del problema: ¡sigo creyendo sin haber visto!, el vuelo no despega hasta el día siguiente.

1b.-     Me estoy metiendo en la cama sobre las 23:26 y… ¡suena el teléfono! Pero no son ellos: es una amiga con quien hacía mucho que no hablaba. De pronto… su simpatía se torna en stress, ansiedad, casi desesperación: una buenísima amiga suya (la había conocido yo a primeros de octubre y luego habíamos cruzado un par de correos) está a punto de quitarse de en medio… y ya no sabía qué más decirle por teléfono… nada más que se esperara… que un sacerdote la iba a llamar.
Llamé: ¡número equivocado! Vuelvo a contactar con la que me lo había dado; me proporciona otro: mientras había ella hablado con otro sacerdote que también la conoce por si a mí no me cogía el teléfono.
La tensión de unas cosas y otras, (todos “rostros” de Jesús Abandonado) los voy viviendo-ofreciendo por todas las situaciones-problemas de ese día. Vuelvo a llamar y… ¡salta su contestador automático!: ¡¡espero que esté hablando con el otro sacerdote!! Le dejo un mensaje audio lo más esperanzador que el Señor me inspira.
Contacto de nuevo con la amiga, que está al borde de la ansiedad y hablamos casi otra media hora, hasta que logra una cierta paz.
Nuevo intento de llamar a la otra: contestador otra vez. Y de nuevo la PdV: “creo sin haber visto”. No puedo hacer más: “¡me fío de Ti, Señor; Tú lo sabes y lo puedes todo!”.
En ese momento (son las 00:30) un whatsapp: «la ecuatoriana saldrá mañana, y todos los españoles. Gracias señor Nuncio. Un abrazo»: Me lo manda el Embajador de España en Camerún”, me dice el Nuncio. ¡¡El gracias, Dios mío, me brota del alma con un torrente de lágrimas!!
Al día siguiente ya logro contactar con las del otro caso: al final tampoco había acabado en tragedia. Seguimos trabajando en ello. ¡¡Gracias, Señor!!


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29), la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12) y la de febrero («¡Creo, ayuda a mi poca fe!», Mc 9, 24):

1          “di positivo en covid19: ya llevo 20 días y no empeoro, pero voy muy despacio: el sábado tuve que ir al hospital y me pusieron dos tratamientos, uno que parece que da resultados y antibióticos.
Salí muy contenta y animada, pero no me noto gran mejoría; aun así sigo animada y hay gente que les lleva un poco más de tiempo hay que tener paciencia.
Por suerte estoy en casa con los míos: soy afortunada y sé que esto se tiene que pasar 🙏
Mis hijos, bien: lo pasaron muy leve 1 o 2 días y mi marido también asintomático. Sé que rezas por todos, y te doy gracias porque ahí también estoy yo. Cuídate mucho.

2.-        “Hola Paco: hace mucho que no te agradezco por tu fidelidad en estos correos que tanto nos ayudan y, ahora que dispongo de un poco más de tiempo, no quiero dejar de compartir algo sobre estos días de confinamiento. Creo que me están haciendo crecer en interioridad y en capacidad de entender a los demás.
            Tras unos primeros días de incertidumbre y desasosiego, comprendí que tenía que centrarme en el momento presente, perder las muchas programaciones que tenía en la cabeza y salir de mí misma, preocupándome de los demás, como fuera posible en esta situación, e intensificando la oración.
            Empecé por ponerme en contacto con muchas personas que me venían a la mente: familiares, antiguos compañeros del trabajo, personas de la comunidad, etc. Con algunas ha sido sencillamente saber cómo se encontraban, con otras han sido largas conversaciones telefónicas en las que hemos compartido mucho sufrimiento, no sólo por el coronavirus. He notado en la mayoría una predisposición mucho mayor en comunicar cosas esenciales de las que antes no se hablaba.

2b.-     Por ejemplo, un familiar me confiaba las dificultades con su nieto, ya tiene 10 años, que tiene síndrome de Asperge y nunca lo había comunicado abiertamente.
Con una persona pude compartir una dura situación con su padre durante más de una hora y al final me agradecía repetidamente porque de eso no podía hablar con nadie.
Con otra, que no está bien síquicamente y me costaba mucho escucharla, después de un buen rato, se despedía pidiéndome disculpas por el tiempo que me había ocupado y me salió de dentro decirle (estoy segura que fue un impulso de Dios): “no te preocupes y llámame cuando tengas necesidad de hablar”. De ahí siguió una profunda conversación, al final me decía que había sido para ella un rato de Paraíso y dábamos gracias a Dios.

2c.-      También ha sido apoyar acciones generosas de solidaridad como la de una amiga que ha acogido en su casa a dos niños de un Centro de acogida durante este periodo o participar del miedo de una madre que debía dar a luz en estos días, con cesárea, y después de la alegría del feliz nacimiento de la hija.

2d.-     No poder comulgar sacramentalmente, al principio me costaba mucho ya que toda la vida he ido a Misa diaria. Pero ahora estoy descubriendo mejor otras presencias de Jesús, sobre todo en las Palabras del Evangelio y, siguiendo las Misas por la TV, muchos días experimento una unión con Dios mayor que algunas veces cuando estaba físicamente presente. Las lecturas del día y las homilías del Papa me están calando profundamente: pido a María saber conservarlas en mi corazón como Ella y siento que, en el momento oportuno, las recuerdo y tengo la fuerza de ponerlas en práctica.
Por ejemplo, un día me venía la tentación de pensar que no puedo hacer nada directamente por las personas que sufren, pero recordé que “somos un cuerpo” y eso me dio la paz, para seguir tratando de ser fiel en lo pequeño, segura de que eso también ayuda a las que están en primera línea luchando contra el virus.




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miércoles, 1 de abril de 2020

FELICIDAD DE CREER

PALABRA DE VIDA                      abril 2020
 

«Dichosos los que no han visto y han creído»
(Jn 20, 29)

El Evangelio de Juan describe los encuentros de los apóstoles, de María de Magdala y de otros discípulos con Jesús Resucitado. Este se aparece varias veces con los signos de la crucifixión para volverles a abrir el corazón a la alegría y a la esperanza. En una de estas ocasiones el apóstol Tomás está ausente. Los otros, que han visto al Señor, le cuentan esta maravillosa experiencia, quizá queriendo transmitirle su misma alegría. Pero Tomás no es capaz de aceptar este testimonio indirecto; quiere ver y tocar a Jesús en persona.
Lo cual ocurre días más tarde: Jesús se presenta de nuevo a un grupo de discípulos, y entre ellos esta vez sí que está Tomás, quien proclama su fe, su total adhesión al Resucitado: «¡Señor mío y Dios mío!». Y Jesús le responde:

«Dichosos los que no han visto y han creído».

Este Evangelio fue escrito después de que los testigos oculares de la vida, muerte y resurrección de Jesús ya hubiesen desaparecido. Era inevitable que el mensaje evangélico se encomendase a las generaciones sucesivas, que su transmisión se fundase en el testimonio de quienes habían recibido el anuncio. Aquí comienza el tiempo de la Iglesia, pueblo de Dios que sigue anunciando el mensaje de Jesús transmitiendo fielmente su Palabra y viviéndola con coherencia.
También nosotros hemos conocido a Jesús, el Evangelio y la fe cristiana a través de la palabra y el testimonio de otros, y hemos creído. Por eso somos «dichosos».

«Dichosos los que no han visto y han creído».

Para vivir esta Palabra, recordemos esta invitación de Chiara Lubich: «Él quiere grabar, en ti y en todos los hombres que no vivieron en torno a Él, la convicción de que posees la misma dignidad que los apóstoles. Jesús quiere decirte que no estás en desventaja con respecto a los que lo vieron, pues tienes fe, y esta es el nuevo modo de “ver” –por así decir– a Jesús. Con ella puedes acercarte a Él, comprenderlo en profundidad, encontrarlo en lo más hondo de tu corazón. Con la fe puedes descubrirlo entre dos o más hermanos unidos en su nombre, o en la Iglesia, que es su prolongación. […] Además estas palabras de Jesús son una llamada a reavivar tu fe, a no esperar apoyos o signos para avanzar en la vida espiritual, a no dudar de la presencia de Cristo en tu vida y en la historia, aunque pueda parecerte que Él está lejos. […] Quiere que creas en su amor aunque te encuentres en situaciones difíciles o te amenacen circunstancias que parecen imposibles»[1].
Anne es una joven australiana nacida con una discapacidad grave. Cuenta: «En la adolescencia me preguntaba por qué no había muerto pronto, de lo mucho que me pesaba mi discapacidad. Mis padres, que viven la Palabra de vida, siempre me respondían lo mismo: “Anne, Dios te ama inmensamente y tiene un plan especial para ti”. Me ayudaron a no bloquearme ante las limitaciones físicas sino a “tomar la iniciativa de amar” a los demás, como hizo Dios con nosotros. He visto que muchas situaciones a mi alrededor han cambiado y muchas personas han comenzado a su vez a abrirse más, y no solo conmigo. De mi padre recibí un mensaje personal que debía abrir tras su muerte, en el que había escrito una sola frase: “Mi noche no tiene oscuridad”. Esta es mi experiencia diaria: cada vez que elijo amar y servir a quien tengo al lado, las tinieblas desaparecen y soy capaz de sentir el amor que Dios me tiene».

LETIZIA MAGRI



ABANDONAR EN ÉL TODAS NUESTRAS PREOCUPACIONES

Precisamente en estos momentos de incertidumbre, Dios quiere que creamos en su amor y nos pide un acto de confianza: quiere que aprovechemos estas circunstancias penosas para demostrarle que creemos en su amor. Eso significa tener fe en que Él es nuestro Padre y piensa en nosotros.
Por lo tanto, arrojar en Él todas nuestras preocupaciones. Depositarlas en Él.
CHIARA LUBICH, Conexión CH 26 marzo 1987




CREAR RELACIONES SOLIDARIAS

¿Olvidaremos que, cercanos o distantes, somos seres espirituales? ¿Que nuestras relaciones son sanadoras cuando fluye en ellas la comunión de nuestra vida interior y no sólo las comunicaciones y las noticias externas?

P. MANUEL MORALES, O.S.A, Comentario al Pasapalabra diario, jueves 26 marzo




N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.

en más de 30 idiomas.






[1] C. Lubich, Palabra de vida, abril 1980, en Ciudad Nueva n. 144 (1980/4), p. 17.