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domingo, 14 de septiembre de 2025

GOZO POR EL RETORNO

VIDA DE LA PALABRA                    primeras semanas de SEPTIEMBRE

 Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido», Lc 15, 6) y la de  agosto («Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón», Lc 12, 34): 

1.-        El martes pasado hubo diálogos bonitos en el vestíbulo de la Parroquia.

A media mañana, una joven, (algo alejada de la vida cristiana), vino a visitar a una amiga suya, que nos ayuda en el despacho parroquial y, como estaba aquí precisamente, esta me preguntó si podía ella decirle que viniera. Me ofrecí para enseñarle la parroquia y hablarle de Dios: “¡claro!; por eso le he dicho que venga aquí”.

Tras explicarles y la capilla del Santísimo, nos pusimos a charlar en la puerta. En ese momento salió una joven después de hacer su buen rato de oración y la incorporamos a la tertulia: resultó un precioso diálogo entre todos, compartiendo vivencias religiosas y ganas de superar dudas y comprometerse en la amistad con Jesús.

Se fueron todas juntas muy contentas. La señora luego me dijo que ambas jóvenes estaban agradablemente sorprendidas tanto por las vidrieras como por el “ambiente” de toda la parroquia y el buen rato de charla amistosa en Cristo y que la amiga añadió que, aunque vive lejos, tiene que volver pronto.

 

1b.-     Esa misma tarde, a la salida de la Misa, vi a un matrimonio de Villalba muy amigos míos. Estábamos charlando animadamente cuando salía un joven. Los presenté mutuamente, como hago siempre en el vestíbulo cada vez que salen personas que imagino que quizá no se conocen o que, aunque se hayan visto, no saben sus respectivos nombres.

Fue un momento de apertura sincera de corazones. El joven compartió su proceso de reciente conversión y que desde entonces no ha faltado a la Misa ni a diario. Fueron 15 ó 20 minutos preciosos de comunión: se percibía la confianza mutua y la presencia de Jesús en medio allí donde 2 ó más están unidos. Y nos fuimos realmente con muy buen “sabor de corazón” los 4, (más incluso que con el grupito de la mañana).

 

2.-        El sábado celebré la Misa en el altar mayor de la Basílica de la Santa Cruz, en el Valle. Siempre me emocionaba cuando veía a los monjes hacerlo con tanta unción y solemnidad, sobre todo en la consagración cuando se apagan todas las luces y queda una luz cenital sobre el gran altar y su inmensa cruz.

         Ahora no era solo verlo en perspectiva desde unos metros, sino estar yo en el centro del altar (justo debajo de la cruz) consagrando con mis propias manos, víspera de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

En el momento de la elevación, para que todos vieran bien, levanté mucho la Sagrada

Eucaristía, (todo lo que daban mis brazos), y apagándose las luces y quedando la cenital. Levanté mi mirada y… mis ojos se toparon con los pies del gran Crucificado y todo su cuerpo y su cara y su mirada: la Sagrada Forma delante, el Crucificado detrás, como si estuviese “derramando” su vida y su sangre sobre ella (y luego sobre el cáliz). La emoción fue tal, que un nudo se me puso en la garganta y los ojos querían humedecerse. Y levantando más aún la mirada, la gran bóveda que representa el cielo y a los santos que a él suben. Sentía tan cerca a Jesús, y era tal la intensidad del momento, que no me salía la voz para consagrar el cáliz. Pero lo mismo me pasó cuando consagré con este. Uff: inexplicable. No me salía la voz para continuar…

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de septiembre («Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido», Lc 15, 6), la de agosto («Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón», Lc 12, 34) y la de julio («Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él y, al verlo, tuvo compasión»

Lc 10, 33):

 

1.-        “…padre, aquí sigue su hermana amiga; estoy igual con mi gran enfermedad: habiéndome dado cuatro meses de vida y ya llevo seis años; los médicos no se lo creen; tengo una Gran Ayuda a mi lado        

Gracias por sus PdV: son muy importantes para mí. En su último correo-e., la preciosa reflexión de Benedicto (“…la herencia que será nuestra alegría, la verdadera vida…”), precioso, padre, lo que nos manda todos los meses.

Espero que su madre siga mejorando poquito a poco. Por lo demás, sin cambios: sigo muy atareada con mi marido y mis hijos, pero siempre dando gracias todos los días cuando me levanto y rezando mucho. Padre, le deseo que Dios le dé mucha salud para seguir ayudándonos con sus buenos mensajes tan llenos de cariño para que sigamos adelante….

 

2.-        “… en mi periplo misionero a mi edad, ya dejé hoy el pueblo donde estaba... No me pude despedir de muchos porque no dejó de llover ni de noche ni de día y al día siguiente, las familias que ayudo durante el año, en el momento de partir vinieron a despedirme llorando, yo alguna lágrima derramé… De un modo especial una señora, que no tiene familia y está sola, en silla de ruedas y le falta una pierna; me ha cogido mucho cariño. No tenía para medicación. Cuando vaya a España lo intento y si puedo se lo envío. Me dio a entender que tampoco para comer. Después de escucharla a fondo me fui, pero a la noche no podía dormir: “algo tengo que hacer, Señor…”. Me dije: “duerme tranquila y mañana antes de irte le llevas algo”. Así hice y me dio un abrazo. Cuando estuve en el asilo lo comenté y me dijeron: “llévale, aquí hay bastante y da igual un anciano que otro”. Parece que no te cuesta hablar cuando no es para ti.

Cuando volví, seguí viendo a personas mayores, que estaban en la pobreza total y a algunas les di medicación que siempre llevo algo, o les llevo comida….

 

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ 

 

 

 

 

 

 

 




jueves, 31 de julio de 2025

BUENOS SAMARITANOS LOS UNOS DE LOS OTROS

 VIDA DE LA PALABRA                                              mes de julio

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de julio («Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él y, al verlo, tuvo compasión» Lc 10, 33) y la de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13):

1.-        Estos días de verano, aunque el horario de apertura de la parroquia es las 9:00, en cuanto me levanto, a veces muy temprano, bajo a abrir todas las puertas, ventanas y claraboyas de la iglesia para que corra el aire matinal y se descongestione el calor acumulado; enciendo, además, algunos ventiladores a ver si se mueve el aire caliente y parte de él se recambia con el más fresco de la calle.

Es un cuartito de hora, (casi sirve de gimnasia, además, entre subir y bajar, y girar las manivelas de las claraboyas), que hago hablando con el Señor en el corazón (y a Quien veo en el Sagrario desde algunos de esos ángulos), y lo hago pensando en cada persona que va a ir a rezar o a las celebraciones de la Misa, para que no noten tanto el calor.

 

2.-        Hace 3 semanas en mi pueblo tuve la oportunidad de estar cuidando a mi madre 5 días y, además, con ella, un día obtuvimos permiso para ir a celebrar la Misa para su hermana mayor, monja clarisa, que había estado ingresada muy grave hacía pocas semanas, pero que se ha estabilizado y ha podido volver a su convento.    

Mi madre con 87 años recién cumplidos y mi tía a un mes vista de sus 90. Cada uno de sus parpadeos, respiraciones o movimientos con tanto esfuerzo callado, daba mucha gloria a Dios: y todo ello, sus respectivos empeoramientos a finales de junio, y su paulatina y lenta estabilización en las semanas siguientes, en el ofertorio de la Misa pude depositarlos en la patena y en el cáliz para que, junto con  sus vidas y las de todos los bautizados, el Señor transforme eso y todo en pan de vida y en bebida de salvación.

 

2b.-     Estos 3 últimos días he vuelto al pueblo para que mi hermana pueda salir un poco y “despejarse”.

El martes estuve buena parte del día con mi madre en urgencias del hospital y al final nos mandaron a dormir a casa. Está muy muy delicadilla. Son todo preciosas oportunidades no simplemente de “buen samaritano”, sino de hijo, hijo agradecido.

 

2c.-      Hoy parece que dentro de sus múltiples limitaciones, se ha estabilizado. Pero no tiene ni fuercecita para sostener la cuchara: “dadles vosotros de comer” ¡y todo! Mi hermana regresa esta noche y yo mañana saldré a nuestro tradicional descanso en unidad con sacerdotes.

Al respecto, nos viene bien, (y a todos los que estéis o vayáis de vacación) lo que aconseja el Papa. En el Ángelus, León XIV decía el domingo 20 de julio: “El tiempo de verano puede ayudarnos a “bajar el ritmo” y a parecernos más a María que a Marta. A veces no nos permitimos los mejores momentos. Necesitamos gozar de tener un poco de descanso, con el deseo de aprender más sobre el arte de la hospitalidad. La industria de las vacaciones quiere vendernos todo tipo de experiencias, pero quizá no lo que buscamos. En efecto, todo encuentro verdadero no se puede comprar, es gratuito: sea el que se tiene con Dios, como el que se tiene con los demás, o incluso con la naturaleza. Se necesita solamente hacerse huésped: hacer espacio y también pedirlo; acoger y dejarse acoger. Tenemos mucho que recibir y no sólo que dar. Abraham y Sara, aunque eran ancianos, se encontraron fecundos cuando acogieron discretamente al Señor mismo en tres viajeros. También para nosotros, aún hay tanta vida por acoger.

Y, (algo que desde siempre hacemos este grupo de sacerdotes), ese mismo día, antes, en la homilía pedía León XIV: “dar espacio al silencio, a la escucha del Padre que habla y ‘ve en lo secreto'”, especialmente en estos “días de verano” como “momento providencial para experimentar qué hermosa e importante es la intimidad con Dios, y cuánto puede ayudarnos también a ser más abiertos y acogedores los unos con los otros”. “Son días en los que tenemos más tiempo libre, tanto para el recogimiento y la meditación, como para el encuentro con los demás, los viajes y las visitas. Aprovechemos todo eso para disfrutar —saliendo del torbellino de compromisos y preocupaciones— de algún momento de tranquilidad y recogimiento, como también para compartir, yendo a algún lugar, la alegría de vernos —como lo es para mí estar hoy aquí—. Propiciemos las ocasiones para cuidarnos unos a otros, para intercambiar experiencias e ideas, para ofrecernos comprensión y consejos mutuamente; esto nos hace sentirnos amados, y todos lo necesitamos. Hagámoslo con valentía. De este modo, siendo solidarios y compartiendo la fe y la vida, promoveremos una cultura de paz, ayudando también a quienes nos rodean a superar rupturas y hostilidades, y a construir comunión entre las personas, entre los pueblos y entre las religiones”, añadió recordando al papa Francisco.

“Ni el servicio ni la escucha son siempre fáciles; requieren tenacidad y capacidad de renuncia. Cuesta esfuerzo, por ejemplo, en la escucha y en el servicio, la fidelidad y el amor con los que un padre y una madre llevan adelante a su familia”, destacó. “Pero es sólo así, con estos esfuerzos, como es posible construir algo bueno en la vida; sólo así pueden nacer y crecer entre las personas relaciones auténticas y fuertes, y, desde abajo, desde la cotidianidad, puede crecer, difundirse y experimentarse el Reino de Dios”, alertó yendo a las homilías de san Agustín. Por ello concluyó que “la escucha y el servicio son dos actitudes complementarias que nos ayudan, en nuestra vida, a estar abiertos a la presencia providente del Señor. Su ejemplo nos invita a conciliar, en nuestras jornadas, contemplación y acción, descanso y fatiga, silencio y laboriosidad, con sabiduría y equilibrio, teniendo siempre como medida la caridad de Jesús, como luz su Palabra y como fuente de fortaleza su gracia, que nos sostiene más allá de nuestras posibilidades”.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de julio («Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él y, al verlo, tuvo compasión» Lc 10, 33), la de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13) y la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17):

1.-        “ahora con el horario de verano, yo puedo salir del trabajo bastante más temprano por la tarde, (porque también entro muy pronto). Pero hay una compañera que vive cerca de mi casa y que al regreso le viene bien mi coche. Y aunque a mí me gustaría poder regresar un buen rato antes, dado que ella entra después, sale también después de mi horario, pero la espero hasta las 5 con mucho gusto, porque así a ella se le soluciona un mundo no teniendo que coger el transporte público que tarda mucho. Y para que no se sienta mal viéndome esperarla mucho tiempo, voy adelantando cosillas del trabajo para q m vea ocupada.

 

2.-        “en el trabajo hay 2 compañeros que decían tener mucho calor y bajaban la temperatura del aire acondicionado, lo cual me hacía tener frío a mí y a otros; después de unos días incómodo, me puse en su lugar, y si tienen calor, lo tienen y necesitan menor temperatura: decidí llevarme un jersey y tenerlo en el trabajo y cuando llego, me lo pongo y estoy justo de temperatura y ellos contentos.

 

3.-        “tengo un trabajo muy intenso, incluso fines de semana, y poca oportunidad de descanso; hace unos días sí pude tener algo de vacación y marché al norte para reunirme con la familia; pero un primo acababa de mudarse de casa y estuvimos haciéndole el traslado y yo, además, (me dedico a la electricidad), ayudándole a instalar todo; poca vacación para mí, pero contento de estar con la familia y ser buen samaritano, además.

 

4.-        “por si no te llegó la noticia, mi cuñado tuvo un paro cardiaco y, gracias a la intervención rápida del masaje de mi hermana, ha podido contarlo y, además, sin secuelas; ahora lleva un desfibrilador por si le repite... ¡Ha sido todo un milagro! Los médicos le repiten continuamente a mi hermana que ha salvado la vida de su marido... Yo pensaba que era el momento propicio para que se acercasen al Señor, pero… todavía parece ser que hay que esperar... Con razón dice la Escritura en la parábola del pobre Lázaro y el rico: "…ni aunque resucite un muerto".


martes, 1 de julio de 2025

HACERSE PRÓJIMO DE TODOS

 PALABRA DE VIDA                                                           JULIO 2025

 


«Pero un samaritano que iba de camino

llegó junto a él

y, al verlo, tuvo compasión»

(Lc 10, 33)

 

Martine viaja en metro en una gran ciudad europea. Todos los pasajeros están concentrados en su móvil. Conectados virtualmente, pero en realidad atrapados en el aislamiento. Se pregunta: «¿Es que ya no somos capaces de mirarnos a los ojos?».

Es una experiencia común, sobre todo en las sociedades ricas de bienes materiales pero cada vez más pobres de relaciones humanas. Y sin embargo, el Evangelio vuelve siempre con su propuesta original y creativa, capaz de «hacer nuevas todas las cosas» (cf. Ap 21, 5).

En el largo diálogo con el doctor de la Ley que le pregunta qué hacer para heredar la vida eterna (cf. Lc 10, 25-37), Jesús le responde con la famosa parábola del buen samaritano: un sacerdote y un levita, figuras relevantes de la sociedad de aquel tiempo, ven al borde del camino a un hombre agredido por unos salteadores, pero pasan de largo.

«Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él y, al verlo, tuvo compasión».

 

Al doctor de la Ley, que conoce bien el mandamiento divino del amor al prójimo (cf. Dt 6,5; Lv 19, 18), Jesús le pone como ejemplo un extranjero considerado cismático y enemigo: este ve al caminante herido y tiene compasión, un sentimiento que nace de dentro, del interior del corazón humano. Entonces interrumpe su viaje, se acerca a él y lo cuida.

Jesús sabe que toda persona humana está herida por el pecado, y esta es precisamente su misión: curar los corazones con la misericordia y el perdón gratuito de Dios, para que sean a su vez capaces de acercarse y compartir.

«[…] Para aprender a ser misericordiosos como el Padre, perfectos como Él, tenemos que fijarnos en Jesús, revelación plena del amor del Padre. […] el amor es el valor absoluto que da sentido a todo lo demás, […] que encuentra su más alta expresión en la misericordia. Una misericordia que ayuda a ver siempre nuevas a las personas con las que vivimos cada día, en la familia, en clase o en el trabajo, sin recordar ya sus defectos ni sus errores; que nos ayuda no solo a no juzgar, sino a perdonar las ofensas sufridas. Incluso a olvidarlas»[1].

 

«Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él y, al verlo, tuvo compasión».

 

La respuesta final y decisiva se expresa con una clara invitación: «Vete y haz tú lo mismo» (Lc 10, 37). Es lo que Jesús repite a cualquiera que acoja su Palabra: hacerse prójimos, tomando la iniciativa de tocar las heridas de las personas con las que nos cruzamos cada día en los caminos de la vida.

Para vivir la proximidad evangélica, pidamos ante todo a Jesús que nos cure de la ceguera de los prejuicios y la indiferencia, que nos impide ver más allá de nosotros mismos.

Luego, aprendamos del Samaritano su capacidad de compasión, que lo empuja a poner en juego su misma vida. Imitemos su prontitud en dar el primer paso hacia el otro y la disponibilidad a escucharlo, a hacer nuestro su dolor, sin juicios y sin la preocupación de estar «perdiendo el tiempo».

Esa es la experiencia de una joven coreana: «Traté de ayudar a un adolescente que no era de mi cultura y al que no conocía bien. Y sin embargo, aunque no sabía qué hacer ni cómo, me armé de valor y lo hice. Y con sorpresa me di cuenta de que, al prestar esa ayuda, yo misma me sentí curada de mis heridas interiores».

Esta Palabra nos ofrece la clave para practicar el humanismo cristiano: nos hace conscientes de nuestra humanidad compartida, en la que se refleja la imagen de Dios, y nos enseña a superar con valentía la categoría de la cercanía física y cultural. Desde esta perspectiva es posible ampliar las fronteras del nosotros hasta el horizonte del todos y recobrar los fundamentos mismos de la vida social. 

LETIZIA MAGRI y el equipo de la Palabra de Vida

 

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida de junio de 2002: Ciudad Nueva n. 388 (2002/6), p. 17.


lunes, 30 de junio de 2025

AMOR AL PRÓJIMO POR AMOR DE DIOS

 VIDA DE LA PALABRA                             últimas semanas de JUNIO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13) y la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17): 

1.-        El otro día, después del horario de atención a la gente, me quedé un buen rato en el despacho parroquial buscando en internet una serie de cosas que necesitaba una persona: la PdV, además, me ayudaba a buscar entre distintas opciones la que le podía resultar mejor y más bonita, aunque eso me llevara más tiempo. No resultaba fácil, pues no se podía descargar y, entonces, había que ampliar cada una de las páginas, hacer un “pantallazo”, recortarlo y luego ir pegando una a una en un Word en blanco. Estaba yo contento pensando lo útil que le podría ser a esa persona.

 

1b.-    Sin haber acabado, entra un joven. La verdad es que, de primeras, me dio fastidio: ni era hora ya de despacho, se me había echado encima la hora de ponerme a preparar la comida y, (¡mea culpa!; aunque me arrepentí al instante y en mi interior pedí perdón al Señor), le juzgué, pensando que venía a pedir.

         Efectivamente, buscaba ayuda, pero de otro tipo. Le habían dicho en la asociación que le tutela que aquí podía encontrarla. Ciertamente en Caritas damos alimentos perdurables, pero él no necesitaba eso; también tenemos un pequeño servicio de orientación psico-social, pero solo es un día a mitad de semana y estábamos, además, ya en sábado.

Lo escuché a fondo, pues me “martilleaban” las palabras de Jesús “dadles vosotros de comer” y, sobre todo, el comentario de la PdV: “Ante las necesidades de los demás no valen excusas («no nos compete»; «yo no puedo hacer nada»…).”. Y ciertamente así era, pero… “no valen esas excusas; si puedo dar mi tiempo, mi cercanía, mi comprensión, mi implicarme aunque parezca que no vamos a ninguna salida…”.

         Tiene cumplida su mayoría de edad, pero tiene algunas deficiencias, tipo casi autismo y similares, (me mostró, además, documentos de ello). Se le notaba pacífico y muy bueno. Era adoptado (procedente de un país en el que yo sé que los niños salen muy tarados de los orfanatos) y, según cuenta él, aquí sus padres adoptivos lo maltratan ya desde niño, aunque desde hace unos años solo psicológicamente, y se valen de su minusvalía para obtener beneficios de trabajar menos, etc.

         Estuvimos hablando mucho tiempo y se le notaba, (dentro de su casi inexpresividad), agradecido y contento. Llamamos a todos los sitios que se nos ocurrieron en busca de información y ayuda. Algunos no contestaban (era sábado), otros muy amablemente nos daban unas indicaciones que no le eran factibles…

En fin, como él tenía posibilidad de estar al menos el fin de semana en casa de un antiguo compañero de instituto, decidió marcharse hacia allí, visto que no podíamos avanzar nada y en espera de la cita que ayer tendría en Asuntos Sociales.

         Me conmovió mucho interiormente cuando, con humilde sencillez, me pidió: “¿le puedo estrechar la mano?”.

 

2.-        Después de varias semanas intensas, la pasada por fin pude tener un poco de descanso. Además de ver a mi madre, también estuve antes con mi hermana y visité al sacerdote de allí, buen amigo, que está sufriendo diversas incomprensiones de la gente: con él fueron horas bonitas de comunión y fraternidad, en que se notaba la presencia de “Jesús en medio” allí “donde dos o más, unidos…”.

Y, al final, después de cenar, al despedirnos en la puerta de su parroquia, se acercó un hombre que no conocíamos, pero que sin embargo había visto a mi compañero muchas veces, pero nunca se le había acercado, ni entraba a la parroquia: quizá en ese momento le “atrajo” la unidad entre nosotros. Y le preguntó horarios y, con nuestra atención y escucha, no tardó en contarnos ampliamente toda su problemática vida como pidiendo humildemente orientación y consejo; yo procuraba dejar todo el espacio a mi compañero, haciéndole unidad con escucha atenta vacío de mí, pues era quien le podía hacer un seguimiento después, aunque también comenté cuando notaba que me impulsaba desde dentro el Espíritu Santo. Se marchó confortado ese hombre y nosotros nos despedimos felices por la comunión entre nosotros y por esta irradiación.

2b.-     Al día siguiente, comiendo con mi hermana, su marido (¡super-cocinero!) y uno de sus hijos, (más un amiguete de él), fue bonito al acabar, cuando todos se fueron retirando, quedarme con mi sobrino que seguía comiendo más despacio, aunque yo tenía que coger el coche en seguida para el viaje y hubiera querido echarme la siesta, no quise dejarlo solo en la mesa.

Él comenzó a hacer preguntas sobre sus dudas de fe, típicas de joven universitario, creyendo que lo sabe todo, pero, sin embargo, él no cerrado a buscar. Aunque no tenía yo la cabeza, para jaleos, me pareció precioso, (soy, además, ¡su padrino de bautismo!). Estuvimos charlando largamente y se notaba que su amigo, desde la otra punta de la habitación tumbado en la alfombra, no perdía ripio.

Emprendí viaje más tarde de lo previsto, contento de ejercer como tío y como padrino. Se abrió una vía de diálogo que nos prometimos continuar. Ya siempre pedía por él y por todos mis ahijados, pero todos estos días lo tengo súper-presente a todas horas.

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13), la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17) y la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19):

 

1.-        Muchísimas gracias, Paco. He disfrutado leyendo lo que mandas sobre la Eucaristía y las experiencias. Dios te pague. Me hacen mucho bien... 

En estos días, meditando en la Eucaristía, tengo muy presente lo que decía Chiara. Me impresionó desde la primera vez que la oí: lo que es más fuerte... y Cristo lo es, por eso en la comunión no asimilamos como el alimento normal, sino que nos asimila Él… Algo así: tú sabes... Doy gracias a Dios por la fuerza de Su Presencia dentro de mí en estos días. Me ha venido la impresión íntima de la Mariápolis sobre la Eucaristía... Doy gracias a Dios por su cercanía, su donación...

Mi experiencia de la Palabra de Vida va por asimilar la pequeñez del Pan... dejarme comer por quien me necesite.

 

2.-      perdona, Paco, que no te haya contestado antes. Andamos algo atareados con temas médicos. Últimamente a mí me han dado otra tanda de radioterapia, que me ha dejado bastante KO, y, por si no fuera suficiente, desde mayo a mi marido lo han ingresado dos veces por fuertes problemas de salud. Trato de tener presente que todo es Amor de Dios y seguir “jugando” en cada momento, (como decían S. Luis Gonzaga y Luminosa).

 

3.-        Paco, llevas incansablemente más de 8 años enviándome la Palabra de Vida puntualmente una vez al mes y cada 15 días los recordatorios. En primer lugar, muchísimas gracias por tu envío que nunca falla. Si te soy muy sincero, la Palabra de Vida me ayuda muchísimas veces cuando la leo y le busco el sentido en lo que me esté pasando en ese momento de mi día a día, parece como que es Él quien me habla y me guía verdaderamente. La verdad que me ayuda muchísimo.

En segundo lugar, ya no es necesario que me envíes la versión de la PdV en viñetas para los peques porque, gracias a Dios, han ido creciendo y ya nos dan capones con la barbilla, tanto a mí como a su madre...

Lo que haré a partir de ahora es compartirles la Palabra de Vida que me envías cada mes ya como adultos.

En nuestra parroquia, tanto nosotros como nuestros hijos, estamos en grupos de escuelas de agradecimiento y trabajamos semanalmente con "propósitos" que nos ponemos y tratamos de cumplir semanalmente y luego ponerlos en común con los otros miembros del grupo.

Lo dicho, muchas gracias por todos estos años enviándome la PdV sin fallar ni un mes y un abrazo muy fuerte!!!.

 

4.-        Gracias como siempre, Paco, por compartir siempre fielmente. Me ayuda mucho conocer estas experiencias: reconozco que en muchas ocasiones no respondo con esa misma fidelidad, pero lo que cuenta es saber que vamos juntos en esta aventura. Yo en estos momentos estoy viviendo una experiencia con un hijo que me lleva a tratar de confiar en él y el Dios. No es fácil porque por su personalidad (y es adulto) siempre he estado sobrevolando y controlando también su vida en muchas ocasiones.

Después de consultar con una profesional, llego a la conclusión de que tengo que "fiarme" y tratar de vivir de otro modo nuestra relación. Después de tanto tiempo haciendo de otro modo, resulta complicado.

Por otra parte, estoy acompañando a mi cuñada en su duelo (ha fallecido su marido hace 5 meses), y acudimos todas las mañanas juntas a la Eucaristía, y te puedo asegurar que logro experimentar una paz que no es mía.

…acuérdate de rezar por este camino que recorre mi hijo y para que no pierda yo la paz ni la confianza.

 

5.-        casi siempre voy a trabajar en tren. El pasado viernes, a la salida del trabajo, iba con los ojos cerrados, relajado, sentado en la posición más cercana a la puerta. El tren era uno de los "nuevos", compuesto únicamente por dos largos vagones. Al ir a salir y cerrarse las puertas, un fuerte ruido, como de alguien cayendo al suelo, me hizo abrir los ojos de par en par: una señora, desde el andén, tenía el brazo extendido, bloqueando el cierre de la puerta... con el consiguiente riesgo de que el tren se pusiera en funcionamiento y la arrastrara.

En centésimas de segundo, un pensamiento: "soy el más cercano a la puerta; la señora necesita ayuda y puedo prestársela". De un salto me posicioné frente la puerta y, (sin ningún género de duda estimo que la Providencia me guio los pasos), en vez de hacer otra cosa, pulsé el botón de apertura de puertas. Se abrieron. La señora entró en el tren y di gracias a Dios por haberme guiado de manera tan efectiva, volví a relajarme... Nadie más se había movido en el tren. Me gustó mucho la rapidez con la que decidí ayudar, y la relacioné con todo lo vivido y aprendido. Creo firmemente que todas las oraciones, participaciones, acciones positivas realizadas no sólo son buenas per se, sino que también nos ayudan a ser mejores cada día, y ello tiene su reflejo en que, poco a poco, vamos siendo mejores.


domingo, 15 de junio de 2025

DARSE EN SERVIR POR AMOR

 VIDA DE LA PALABRA                         primeras semanas de JUNIO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13) y la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17):

1.-        Me está ayudando mucho estas semanas tararear internamente dos frases de la canción “El milagro de los panes”, (del musical “Gente del 2000”), del grupo internacional de música moderna Gen Verde: ♪#♫todo lo que tengo, en Tus manos ahora está… y Tú lo multiplicarás…♫#♪, y sobre todo la repetición, (“machacona” en el musical, justo antes de comenzar esa canción), ♪#♫date voi stessi loro da mangiare! ♫#♪, (mismísimas palabras de Jesús en la PdV de este mes).

Me están haciendo no desentenderme de cosas que, a primera vista yo no podría hacer mucho, (dentro que, por natural, además, soy “parao” y con poca iniciativa, jeje), pero que sí son de notable interés para mi interlocutor de cada momento presente.

 

1b.-     P. ej. un matrimonio con 4 hijos estaban muy preocupados por la presión en el trabajo y pérdida de calidad y bajada de sueldo. Estando pidiendo con intensidad por el asunto, me encontré a ella cuando iba yo al hospital a visitar al compañero recién operado: aunque yo iba con prisa, estuve escuchando un buen tiempo todo lo que ella tenía necesidad de expresar. Le aseguré que Dios les dará la Gracia para llevar adelante todo, pero que no dejáramos de pedir también al Señor para que se solucionara bien. Y en estos mensajes que hemos cruzado, os comparto el desenlace: “el viernes tuvo mi marido la cita de conciliación con la empresa ¡¡y se presentaron!!, (porque pensábamos que no lo iban a hacer), ¡¡¡¡y al final hubo acuerdo, con indemnización y paro!!!! Así que estamos súper contentos. Mi marido estará hasta el 1 de septiembre en el paro, cuidando de los niños todo el verano y disfrutando de ellos. Esto que nos ha pasado es un regalazo y le damos gracias a Dios por ello, ya que su plan para nosotros es siempre mucho más grande que el nuestro y así ha sido: el 1 de septiembre se incorpora en la nueva empresa”. “La oración funciona😅”, le contestado plenamente convencido. “Total!! 🙏🏼😊”.

 

1c.-      Otro ejemplo todavía en curso: una persona tiene que preparar y, aunque no es mi especialidad, me estoy implicando en ayudarle a preparar o fotocopiar temas, y en cosas de ordenador que tiene menos práctica que yo, también en darle ánimo, etc. En cada ocasión me viene musicalmente desde el interior ♫#♪dadles vosotros…♫#♪, “dale Tú mismo, Paco, de…” lo bueno que necesita…

 

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de de junio («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13), la de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17) y la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19):

 

1.-        “con gran sorpresa y agrado leo algunos de los párrafos que reproduces del email que te envié hace algunos meses. Sorpresa y casualidad, porque, como te decía, no siempre leo lo que nos escribes, por más interesante y vivo y bien narrado que está. Y agrado, porque me ha hecho evocar una experiencia muy parecida.

Leo en tu email de abril, (con retraso de dos meses respecto de tu envío), una preciosa narración del fin de semana que pasaste al cuidado de tu madre. Me ha evocado los muchos fines de semana que durante muchos años yo hacía lo mismo con la mía, enferma de Alzheimer. Nosotros somos ocho hermanos, y yo el que más lejos vivía, pero había decidido hacer los 650 Km y compartir los turnos casi por igual con ellos.

        Todo lo que cuentas de los cuidados que le dedicabas es prácticamente idéntico a lo que yo viví, recibiendo de ella a cambio un enorme agradecimiento y cariño. Y eso a pesar de la aparente inexpresividad que acompaña a esa enfermedad: no era así, ella sentía la compañía de sus hijos, del que le tocara en cada turno. Pasado su sufrimiento de los primeros años, le llegó en los siguientes y hasta los últimos un alivio enorme que Dios tuvo a bien concederle, preámbulo del que ahora estará teniendo en el Cielo junto a Él. 

         Y te añado, finalmente, que aquí en mi ciudad contacté con… todos los del movimiento de los focolares a lo largo de las muchas actividades a que he asistido. También todos ellos encantadores. Un regalo de Dios conocerlos.

 

 

 

 


jueves, 15 de mayo de 2025

¿ME AMAS? SÍ, SEÑOR, TÚ SABES QUE TE QUIERO

VIDA DE LA PALABRA            primeras semanas de MAYO

 


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17) y la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19):

1.-        Al final de la pasada Cuaresma, viendo al mundo y a la gente a mi alrededor tan dividida, me sentía yo un poco desolado interiormente y, por pura providencia, alguien me envió una oración que ya conocí hace años en los “talleres de oración y vida”. En ese preciso momento no la leí ni me fijé. Pero, a pesar de ese despiste, la Virgen como buena Madre me la volvió a poner ante los ojos el Lunes Santo. Me dio mucha luz para afrontar la abundante tarea pastoral de esos días y las dificultades de esas relaciones entre las personas.

         Te comparto esa oración por si a ti también te ilumina:

Súplica a María en el cansancio: Madre, vengo del tumulto de la vida. El cansancio me invade todo el cuerpo y sobre todo el alma.

          Es tan difícil aceptar con paz todo lo que sucede alrededor de uno durante una jornada de trabajo y lucha… Las cosas en las que habíamos depositado tanta ilusión, decepcionan. Las personas a las que queremos entregar bondad, nos rechazan. Y aquellas otras a las que acudimos en una necesidad, intentan sacar provecho.

          Por eso vengo a Ti, Madrecita, porque dentro de mi camina un niño inseguro. Pero junto a Ti me siento fuerte y confiado. Sólo el pensar que tengo una madre como Tú, me da ánimo. Me siento apoyado en tu brazo y guiado por tu mano. De esta manera puedo, con tranquilidad, retomar el camino.

          Renuévame por completo para que consiga ver lo hermoso de la vida. Levántame para que pueda caminar sin miedo. Dame tu mano para que acierte siempre con mi camino. Dame tu bendición, para que mi presencia sea, en medio del mundo, un signo de tu bendición. Amén

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17), la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19) y la de marzo («¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?», Lc 6, 41):

1.-        “aún estoy "aterrizando" en el mundo después de un fin de semana espectacular en el Centro Mariápolis con las anuales “Gotas de espiritualidad”.

Tema: la cercanía, proximidad, fraternidad. Nos han hablado de la proximidad a Dios. Dios está en nuestro interior, es ahí donde tenemos que buscarlo, en el centro de nuestra alma que es donde está el verdadero yo. Lo descubrimos en el silencio.

Y si Dios está en mí, ¡también está en el prójimo! ¿Quién es el otro para mí? Debemos mirar al prójimo con amor, sin ver las diferencias:

Dios no hace acepción de personas. Con un Dios así, ¿cómo no tener en el corazón la fraternidad universal?

¡Uf, tantas cosas: ahora hay que llevarlo al mundo. En este ambiente es fácil, pero en el mundo es difícil. ¡¡¡Y es tan sencillo!!!: es ver a Jesús en el otro, en tu prójimo y llevar a Jesús contigo siempre. Las dos cosas fáciles de decir y menos fácil de hacer 😊 pero para Dios no hay nada imposible. Y no hay que ir muy lejos a practicar, yo pensaba tengo que empezar por los más cercanos, mi familia, mis hermanos…

Hemos sido un grupo numeroso, pero se ha respirado un ambiente familiar, como si nos conociéramos de toda la vida. Es un regalo grande, muy grande. Nos daba pena despedirnos, pero seguimos unidos por un mismo ideal, unos más lejos otros menos: unidad.

¡Ah!, y el sábado por la noche tuvimos fiesta amenizada por una familia, que son geniales!!! Nos lo pasamos chupi, rechupiii.

A mí no sé qué me pasa, pero cuando cruzo la puerta del Centro Mariápolis me entra un rayo de felicidad en el cuerpoooo, es mágicooo.

 

2.-        “nuestro Abril ha terminado con la comunión de mi hija pequeña, a quien bautizaste ya hace 10 años y por el sacramento y celebración que te conocí. 

Quisiera decirte, (porque nunca lo hice), que gracias a ti me volví a acercar a Él, a la iglesia y a la fe; y gracias a mi hija, he sido catequista durante 2 años y me siento aún más cerca de Jesús que nunca. 

         Te deseo un mes de la Virgen lleno de alegría, salud y que nos traiga a un nuevo Papa, aunque tu tocayo deja un legado difícil de superar… pero la fe me dice que será el que venga el que Dios quiera que nos guíe y así lo recibiremos. 

Te leo todos los meses, aunque no te escriba.

         Algún domingo subiré a misa a Las Matas y me encantará saludarte.

Gracias, Paco, por seguir mandándome estas lecturas y experiencias tuyas y de gente como yo.

 

3.-        “después del primer mes en mi nuevo trabajo, muy bien: los compañeros son encantadores y compartimos experiencias y esfuerzos, mucho mejor que antes en una nave encerrado. De hecho, ahora que estamos arreglando baches, la gente se alegra cuando nos ve: se quejaban que llevan tiempo reclamando para no tropezar y caerse, así que les da gusto vernos trabajar. Y yo encantado de hacer feliz a la gente. Poder ver una sonrisa en la cara de los demás es un alivio que te hace sentirte bien, dejar las cosas mejor que estaban.

 

4.-        “…el lunes del gran apagón me pilló en la universidad, a la que no se puede acceder andando. Yo tenía coche, pero muchos amigos que se mueven solo con medios públicos, se temían tener que pasar allí el resto del día y quién sabía si también la noche.

Ofrecí llevar en mi coche a los que cabían. Sabía que iba a ser problemático sin semáforos y múltiples atascos. Tuve que entrar y salir en diversas poblaciones para ir dejando a cada uno, ¡sin GPS! Tardé varias horas en regresar a mi casa (en vez de la media hora habitual), pero estaba contenta de ese “brote nuevo” en mí y en los que pude ayudar.

Vi también muchos “brotes” de ese algo nuevo que debe nacer en la sociedad: p.ej. mi tío vio coches totalmente bloqueados durante horas en la autopista cerca de su casa y se dedicó a cruzar andando varias veces para llevarles agua y algunas cosas para comer y él veía como la gente fuera de los coches charlaba amigablemente dentro de la incertidumbre y compartiendo las cosillas que tenían para comer….

 

4.-        “Señor, Tú lo sabes todo: Tú sabes que te quiero. ¡Qué difícil es demostrártelo las 24 horas del día y los 7 días de la semana!

¡Qué difícil es demostrártelo en el cuidado de todos tus hijos!

Tengo un compañero con un carácter muy complicado y la mayoría de los trabajadores de la empresa no quieren trabajar con él y se alejan. Yo veo a un hermano que sufre, sufre mucho. Mantengo la calma, aguanto sus desplantes y sus contestaciones. 

Señor, sabes que te quiero y por este motivo todos los días empiezo la jornada mirando con cariño a mi compañero, me armo de paciencia y le perdono todo lo ocurrido en días anteriores, empatizo y trato de ayudarle intentando comprenderle en sus circunstancias.

Señor, ayúdame a seguir queriéndote a través de mi compañero.