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jueves, 31 de marzo de 2022

ID Y PROCLAMAD

PALABRA DE VIDA                               abril 2022

«Id por todo el mundo

y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»

(Mc 16, 15)

 

El Evangelio de Marcos reserva las últimas palabras de Jesús Resucitado a una única aparición de Él a los apóstoles.

Estos están sentados a la mesa, como los habíamos visto a menudo con Jesús ya desde antes de su pasión y muerte, pero esta vez la pequeña comunidad está marcada por el fracaso: han quedado once en lugar de los doce que Jesús había escogido, y en el momento de la cruz alguno de los presentes lo había negado y muchos habían huido.

En este último y decisivo encuentro, el Resucitado los reprende por haber cerrado el corazón a las palabras de quienes habían dado testimonio de la resurrección (cf. Mc 16, 9-13), pero al mismo tiempo confirma su elección: a pesar de que son frágiles, les encomienda precisamente a ellos que anuncien el Evangelio, esa Buena Noticia que es Él mismo, con su vida y sus palabras.

Después de este solemne discurso, el Resucitado vuelve al Padre, pero al mismo tiempo «permanece» con sus discípulos y les confirma sus palabras con signos prodigiosos.

 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

 

Así pues, la comunidad que Jesús envía a continuar su misión no es un grupo de personas perfectas, sino más bien llamadas ante todo a «estar» con Él (cf. Mc 3, 14-15), a experimentar su presencia y su amor paciente y misericordioso. Luego, solo en virtud de esta experiencia, los envía a «proclamar a toda la creación» esta cercanía de Dios.

Y está claro que el éxito de la misión no depende de sus capacidades personales, sino de la presencia del Resucitado, que él mismo encomienda a sus discípulos y a la comunidad de los creyentes, en la cual crece el Evangelio en la medida en que es vivido y anunciado[1].

Por tanto, lo que podemos hacer nosotros como cristianos es gritar el amor de Dios con nuestra vida y con nuestras palabras, saliendo de nosotros mismos con valentía y generosidad, para ofrecer a todos con delicadeza y respeto los tesoros del Resucitado, que abren los corazones a la esperanza.

 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

 

Se trata de dar siempre testimonio de Jesús y nunca de nosotros mismos; incluso de «negarnos» a nosotros mismos, de «menguar» para que Él crezca. Hay que hacer sitio en nosotros a la fuerza de su Espíritu, que empuja a la fraternidad: «[…] Debo seguir al Espíritu Santo, el cual, cada vez que me encuentro con un hermano o hermana, me pone en actitud de “hacerme uno” con él o con ella, de servirles con perfección; me da la fuerza de amarlos si son en cierto modo enemigos; me llena el corazón de misericordia para saber perdonar y poder entender sus necesidades; me lleva a comunicar con diligencia, cuando llega el momento, las cosas más bellas de mi alma. A través de mi amor se revela y se transmite el amor de Jesús. […] Con este y por este amor de Dios en el corazón podemos llegar lejos y hacer partícipes de nuestro descubrimiento a muchas otras personas […] hasta que el otro, dulcemente herido por el amor de Dios en nosotros, quiera “hacerse uno” con nosotros, en un intercambio recíproco de ayudas, ideales, proyectos y afectos. Solo entonces podremos dar la palabra, y será un don, en la reciprocidad del amor»[2].

 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

 

«A toda la creación»: es una perspectiva que nos hace conscientes de nuestra pertenencia al gran mosaico de la creación y de la cual somos especialmente sensibles hoy. En este nuevo camino de la humanidad, los jóvenes son en muchos casos una punta de lanza; siguiendo el estilo del Evangelio, confirman con los hechos lo que anuncian con palabras.

Robert, de Nueva Zelanda, comparte su experiencia en la web[3]: «Una actividad en curso en nuestro territorio apoya la recuperación del puerto de Porirua, en la parte meridional de la región de Wellington, en Nueva Zelanda. Esta iniciativa ha implicado a las autoridades locales, la comunidad católica maorí y la tribu local. Nuestro objetivo es apoyar a esta tribu en su deseo de liderar la recuperación del puerto, asegurar que las aguas discurran limpias y permitir la recogida de moluscos y la pesca habitual sin miedo a la contaminación. Estas iniciativas han tenido éxito y han creado un nuevo espíritu comunitario.

El desafío es evitar que se quede en algo pasajero y mantener un plan a largo plazo que preste ayuda y apoyo y marque la diferencia sobre el terreno».

LETIZIA MAGRI

 



[1] Cf. Concilio Vaticano II, constitución dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación, 8.

[2] C. Lubich, Palabra de vida, junio de 2003: Ciudad Nueva 399 (6/2003), pp. 24-25.

[3] El texto íntegro de esta y otras experiencias está en varios idiomas en: http://www.unitedproject.org/workshop.


 

lunes, 15 de noviembre de 2021

TRANSMITIR PAZ

 VIDA DE LA PALABRA                  primeras semanas de NOVIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9) y la de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28):

1.-        He logrado de nuevo buscar un buen ratillo al amanecer para hacer un paseo rápido (y rezar el Rosario). Aprovecho también para “dar los buenos días” a todos los que me cruzo: un modo de trazar puentes y construir la paz. Algunos ni oyen a esas horas, otros miran sorprendidos como si no fuera con ellos, otros responden sin mirar…; hubo una señora que me sonrió, ¡y me alegró!: ahora entiendo eso que tantos me dicen, que mis saludos y mi sonrisa (a pesar de la mascarilla) les alegran la mañana o la tarde, (¡bendito sea Dios, y solo para gloria Suya!).

         Un buen número también han saludado con cortesía y, entonces he aprovechado para presentarme: “soy Paco, el nuevo párroco”. Algunos entonces comentan que bautizaron o sus hijos o los llevaron a la primera comunión, otros dicen “bienvenido al barrio” o “¡suerte para esta nueva tarea!”. Una me contestó: “soy atea”, como no queriendo ya cruzar ni una palabra más y menos una mirada; le contesté, (recordando la Palabra de Vida): “pero eres vecina y ciudadana”. “Eso sí”, añadió ya por lo menos mirándome, aunque muy seria. Y continué preguntando y comentando. Resultaron un par de minutos bonitos.

 

2.-        Me di cuenta que algunas ramas de arizónicas del parque, (crecidas al menos 6 u 8 metros), están provocando desperfectos en los edificios parroquiales, (aparte de no dejarme dormir cuando hay mucho viento), pues golpean y rozan continuamente las paredes, (sobre todo la de mi habitación), hasta haber hecho dos amplias estrías y picado las esquinas.

         Al poco de comentarlo, vino una empresa a podarlas, pero no pudieron entrar la máquina. Era justo cuando yo volvía sudando de la caminata matinal y hacía frío.

Hablaron con el jefe por el móvil y yo sin pretenderlo escuchaba de lejos: el tono era como si fuera un capricho mío lo de podar o terciar, vamos, como que simplemente no me dejaban dormir. No entré en polémica.

         Me estaba yo quedando helado, (pues llevaba ropa para hacer ejercicio, no para estar veinte minutos a pie quieto), y durante la espera, pensé que el mejor modo de vivir la Palabra era entrar en relación con los operarios, mientras les telefoneaban o no para responder a sus consultas: empecé a preguntarles el nombre a los tres y de dónde eran, y el tono distante empezó a ceder. Luego hice unas fotos de los desperfectos y se la mostré a quien llevaba el mando: ahí sí cambió el tono, pues empezó a darse cuenta que no era capricho mío. Me pidió que se las enviara al whatsapp y que si se podía grabar mi número.

Dado que no podían podar pues están altísimas las ramas, deberían terciar o talar, pero para eso necesitan permisos. Después de dos semanas las ramas siguen igual, pero ha quedado un buen trato e incluso nos cruzamos el otro día unos mensajes con tono muy amable.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9), la de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28) y la de septiembre («Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos», Mc 9, 35):

 

1.-        “¡¡Muchas gracias, Paco, como siempre!! Comienza un nuevo mes: a ver si se lleva todo lo malo que nos ha traído el anterior, aunque sigo aún meditando la palabra de vida de octubre con respecto a la situación vivida, "sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman", pero me acojo con mucha esperanza a la de este nuevo mes y espero que tanto todos los Santos como los fieles difuntos nos ayuden a seguir adelante y a ponerla en práctica.

 

2.-        “tu mail llega como agua fresca a mi alma, últimamente algo sedienta y no era consciente de ello. Muy acertado en estos momentos de mi vida personal y profesional. Me ha hecho recordar, que estamos hechos por y para el amor. Renovando mis propósitos, cotejándolos con las bienaventuranzas, me doy cuenta que lo demás es superficial: poner el amor a Dios en primer plano, es apuesta segura de triunfo.

 

3.-        “Pues estoy muy bien, con el nuevo trabajo en el Instituto que te comenté: estoy muy ilusionada. Soy consciente que ha sido el Señor quien ha querido que yo esté allí: ¡hay tantas almas que evangelizar, que no conocen el amor de Jesús! 

La familia está bien; también, mi hermana y mi cuñado: parece que se han dado una nueva oportunidad (y también está allí la mano del Señor: después de tantas oraciones, ha tenido Misericordia para con ellos).

Poniendo en práctica la palabra del mes, estoy viviendo ahora un poco como Caritas de tu parroquia, de la divina providencia; tengo contrato laboral hasta el 22 de diciembre, pero tengo total paz, porque sé que “en todas las cosas interviene Dios para los que le aman”.

Aunque Dios sabe lo bien que me vendrían esos ejercicios espirituales, no puedo porque tengo examen el día 20: ofrezco esas horas de estudio para los frutos de los ejercicios.

 

4.-        “me dio, muchas pena saber que te trasladaban... pero te agradezco enormemente tu labor mandándome la PdV: me da una inyección de fe mensual, muy necesaria en estos días. 

            Además, parece que la Palabra del mes es un regalo divino que te viene justo sobre lo más preciso en cada mes. 

Es complicado a veces… mantener esta paz con los que más confianza se tiene, en días de cansancio y que una se siente sobrepasada por las tareas del trabajo, la casa, etc., pero la Palabra me da luz y apertura de mente para hacer un esfuerzo y lograrla. 

Promoveré este mes el trabajarla también con mis alumnos.

 

5.-        “…hoy ya hice la obra buena de los scouts, pero faltan muchas más: ayudé en el Metro a una señora pequeña a cargar y descargar en el vagón 5 bultos que transportaba en diversas maletas viejas con ruedas. Quedamos amigos. Bajó en su parada, y yo con ella, olvidado de que mi estación de destino era mucho más delante: los años nos traicionan. Ella me indicó que volviera al convoy; si no, con ella me voy: con-voy….

 

6.-        “…¿tendrías 2 libros de catequesis de tu anterior parroquia?: una compañerita del cole ha empezado hace ya dos semanas la Catequesis.

Un niño compañero de mi sobrinita y de su amiga y compañera de estudio. Él les acercó mientras ellas sostenían una conversación sobre la Catequesis y Dios. Les pidió que le enseñaran el libro del que platicaban, y ellas se lo prestaron. El niño les contó que siente mucho interés por conocer sobre Dios y sobre Jesús y sobre la Virgen María. Pero sus padres no tienen tiempo de llevarlo a la iglesia y, además, son ateos. Mi sobrinita me contó la historia y me sorprendió; y me llenó de alegría saber que un pequeñín desarrolle ese deseo tan natural de conocer a Dios….

 

7.-        “no había leído hasta ahora esta Palabra de Vida, y la verdad es que es precioso todo lo que dice sobre la paz: es un don de Dios, pero también depende de nuestra adhesión, la invitación a salir de la indiferencia para convertirnos en constructores de concordia a partir de nosotros mismos y a nuestro alrededor, poniendo en acción inteligencia, corazón y brazos, y transformar cada día en una "jornada de paz" 

Todo ello me ha recordado mi reciente viaje a África.

            Vine un poco desilusionada conmigo misma al darme cuenta que me costaba más comunicarme que la última vez que fui hacía 6 años: por dejadez, no había sido yo constante en avanzar en el idioma y ahora me daba cuenta que por mi desidia, no solo no avancé sino que había retrocedido 

            Estando con esos pensamientos negativos, al día siguiente de mi regreso veo en el WhatsApp un “vous êtes bien arrivés?”. Era de una de las personas que allí había conocido, interesándose por si había llegado bien. Le contesté con una frase cortita. 

Al día siguiente me vuelve a escribir y, a la par, recibo un: “comment allez vous?” de otra persona de allí, que a los pocos días me manda otro mensaje con una pregunta: “comment se porte ta famille?”. Yo creía que me preguntaba cómo se portaba mi familia, cuando en realidad me estaba preguntando qué tal estaba. Ahí comprendí que tenía que retomar el francés de nuevo si quería comunicarme con ellas.

Tras varios días de intercambio de frases, me di cuenta que delante de mí tenía una oportunidad estupenda de crear lazos de unión más allá de mis fronteras y que de mí dependía que eso avanzara o se frenara: ¿iba yo a hacer el esfuerzo de estudiar para que esos lazos cada día fuesen más fuertes o lo iba a abandonar porque era más cómodo no esforzarse?

Cierto que la paz es un don de Dios, pero que también depende de que nosotros hagamos algo por ella. Si Dios nos ha dado inteligencia, corazón y brazos, pero no los utilizo por la razón que sea, difícilmente puedo contribuir a que cambie nada a mi alrededor.

            Ahora cada vez que me escribo con ellas lo primero que hago es dar gracias a Dios, pero a la par siento que una gota más de paz hay a mi alrededor y cuando esto sucede a km de distancia también siento una gota de esperanza, pequeña ciertamente, pero una gota que antes no estaba y que de nosotras dependía que se pueda convertir algún día en un charquito, un río, un mar.... de paz o que lo dejemos secar. Con ilusión renovada, pues, recomienzo lo que un día había dejado.

 

 

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viernes, 1 de mayo de 2020

PURIFICADOS VIVIENDO LA PALABRA

PALABRA DE VIDA                         MAYO 2020
  

«Vosotros estáis ya limpios
gracias a la Palabra que os he anunciado»
(Jn 15, 3)

Después de la última cena con los apóstoles, Jesús sale del Cenáculo y se encamina al Monte de los Olivos. Lo acompañan los Once: Judas Iscariote ya se ha ido, y pronto lo traicionará.
Es un momento dramático y solemne. Jesús pronuncia un largo discurso de despedida: quiere decir cosas importantes a los suyos, entregarles palabras que no olviden.
Sus apóstoles son judíos, conocen las Escrituras, y a ellos les recuerda una imagen muy familiar: la planta de la vid, que en los textos sagrados representa al pueblo hebreo, objeto de preocupación de Dios como su labrador atento y experto. Ahora el propio Jesús (cf. Jn 15, 1-2) habla de sí mismo como vid que transmite la savia vital del amor del Padre a sus discípulos. Y ellos deben preocuparse sobre todo de permanecer unidos a Él.

«Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado».

Un modo de permanecer unidos a Jesús es acoger su Palabra. Esta permite a Dios entrar en nuestro corazón para «purificarlo», es decir, limpiarlo del egoísmo y hacerlo apto para dar frutos abundantes y de calidad.
El Padre nos ama y sabe mejor que nosotros qué nos hace ligeros y libres para caminar sin el peso inútil de nuestros apegos, de juicios negativos, del buscar con afán nuestro interés, de hacernos la ilusión de tener todo y a todos bajo control. En nuestro corazón también hay aspiraciones y proyectos positivos, pero que podrían ocupar el lugar de Dios y hacernos perder el arrojo generoso de la vida evangélica. Por ello Él interviene en nuestra vida a través de las circunstancias y permite a veces experiencias dolorosas, tras las cuales se esconde siempre su mirada de amor.
Y el fruto sabroso que el Evangelio promete a quienes se dejan escamondar por el amor de Dios es la plenitud de la alegría[1]. Una alegría especial que florece también entre lágrimas, desborda del corazón e inunda el terreno circundante. Es un pequeño anticipo de la resurrección.

«Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado».

Vivir la Palabra nos hace salir de nosotros mismos e ir con amor al encuentro de los hermanos, comenzando por los más cercanos: en nuestras ciudades, en la familia, en el entorno en que vivimos. Es una amistad que se transforma en una red de relaciones positivas y que tiende a hacer realidad el mandamiento del amor recíproco, que construye la fraternidad.
Meditando en esta frase del Evangelio, escribe Chiara Lubich: «Entonces, ¿cómo vivir para merecer también nosotros el elogio de Jesús? Poniendo en práctica cada Palabra de Dios, nutriéndonos de ella a cada instante, haciendo de nuestra existencia una obra de reevangelización continua. Para llegar a tener los mismos pensamientos y sentimientos de Jesús, para revivirlo en el mundo, para mostrar, a una sociedad atrapada con frecuencia en el mal y en el pecado, la divina pureza, la transparencia que da el Evangelio.
»Además, durante este mes, si es posible (si los demás comparten nuestras intenciones), procuremos poner en práctica en particular esa palabra que expresa el mandamiento del amor recíproco. Pues para el evangelista Juan […] hay un vínculo entre la Palabra de Cristo y el mandamiento nuevo. Según él, en el amor recíproco es donde se vive la palabra con sus efectos de purificación, de santidad, de impecabilidad, de fruto, de cercanía con Dios. El individuo aislado es incapaz de resistirse largo tiempo a las incitaciones del mundo, y en cambio en el amor mutuo encuentra el ambiente sano capaz de proteger su existencia cristiana auténtica»[2].

LETIZIA MAGRI





[1] Cf. Jn 15, 11.
[2] C. Lubich, Palabra de vida, mayo de 1982, en Palabras de vida (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020 (próxima publicación).


N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.

en más de 30 idiomas.

sábado, 18 de enero de 2014

DIOS ESTÁ AQUÍ POR MÍ

Un par de textos para reforzar la vivencia de la Palabra de este mes. 
El primero sobre Mons. Klaus Hemerle, (estamos en el 20º aniversario de su partida hacia la casa del Padre), y el segundo, de Benedicto XVI:


DIOS ESTÁ AQUÍ POR MÍ
         
Hemmerle escribió la Carta Pastoral para la Cuaresma de 1976 comenzando con una pregunta: "¿Qué tal ha ido esta semana? Escoged un título que pueda sintetizar la semana que acaba de pasar… ¿Y cuál es este título? El título es: Dios forma parte en mi vida, Dios me ha asumido hasta el punto extremo y, por tanto, me toca en lo más profundo de mí, Dios está aquí por mí, me ha dicho "sí" a mí, Dios me ama. En la Primera carta de Juan, todo el Evangelio se sintetiza en una frase: "Y nosotros hemos creído en el amor que Dios nos tiene" (cfr. 1 Jn 4, 16). Si nos preguntamos sobre un posible título para poner a nuestra vida, quizá no logramos encontrarlo.
Pero si nosotros pedimos a Dios que ponga un título a nuestra vida, entonces hallamos la respuesta: esta respuesta es Jesús. Él es la Palabra que nos dice quiénes somos: nosotros somos amados por Él, nosotros estamos aquí para poder volver a dar y llevar a todos su amor".
        Hemmerle quería hacer comprender que Dios ha puesto un título, es decir, el título de su Palabra, a toda la vida del hombre. Así habló de la Palabra de Dios que en Jesús se ha hecho carne explicando cómo Jesús ha vivido la vida humana con nosotros "en nuestra cotidianeidad, en nuestras desilusiones y esperanzas, en nuestras alegrías y en nuestras angustias. Él ha compartido todo esto con nosotros hasta la muerte de cruz en la más total soledad".
         Con esta primera carta pastoral… quería que la iniciativa fuese dejada a Algún Otro: se trataba de seguir Sus huellas junto a todos los creyentes de la diócesis. Por este motivo se enraíza firmemente en la Palabra de Dios. Él invitaba a escoger una Palabra tomada de las lecturas de la liturgia dominical y a vivirla juntos. No era una palabra elegida por él, sino la Palabra que proviene de la Escritura que la Iglesia propone en el año litúrgico. El Obispo concluye la carta pastoral con un deseo: "Estaré feliz de poder escuchar de vez en cuando alguna de esas experiencias".
         En la diócesis esta Carta Pastoral fue tomada muy en serio. Hubo muchas respuestas, tantas que ocho semanas después… escribe una carta a aquellos que le habían contado experiencias realizadas viviendo la Palabra: "¡Queridos amigos en la Palabra! Con este apelativo quiero dirigirme a aquellos que han querido responder en primera persona a mi carta pastoral para la Cuaresma referida a la Palabra".
         Él percibió claramente que la Palabra comenzaba a obrar en su diócesis suscitando una realidad de comunión entre los creyentes y con el Obispo. Esto le empujó, no pudiendo contestar a cada uno personalmente, a responder a todos con una carta abierta: …contaba en primera persona cómo había vivido la Palabra en los meses de marzo y abril, qué Palabra lo había tocado en particular y lo había guiado, dejando en él una huella. Invitaba a vivir la Palabra y ponía ejemplos concretos en referencia a cómo se podía vivir…

Mons. Klaus HEMMERLE, (Obispo de Aquisgrán)
(+23-I-1984) 
Primera Carta pastoral, Cuaresma 1976,

citada y comentada en W. HAGEMANN, 
Klaus Hemmerle: innamorato dalla Parola di Dio
Città Nuova, p. 129 ss.

(traducción mía)





DONDE SE VE A DIOS COMIENZA REALMENTE LA VIDA

         “Los hombres vivimos alienados, en las aguas saladas del sufrimiento y de la muerte; en un mar de oscuridad, sin luz. La red del Evangelio nos rescata de las aguas de la muerte y nos lleva al resplandor de la luz de Dios, en la vida verdadera. Así es, efectivamente: en la misión de pescador de hombres, siguiendo a Cristo, hace
 falta sacar a los hombres del mar salado por todas las alienaciones y llevarlo a la tierra de la vida, a la luz de Dios. Así es, en verdad: nosotros existimos para enseñar Dios a los hombres. Y únicamente donde se ve a Dios, comienza realmente la vida. Sólo cuando encontramos en Cristo al Dios vivo, conocemos lo que es la vida. No somos el producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado, cada uno es necesario. Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él. … en definitiva es un servicio a la alegría, a la alegría de Dios que quiere hacer su entrada en el mundo. 

BENEDICTO XVI, Homilía, domingo 24 abril 2005

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La alegría del Evangelio

Exhortación Apostólica del Papa Francisco
El Papa Francisco acaba de publicar su primera Exhortación Apostólica con el título Evangelii Gaudium. "Pinchando" en el título puedes leerla completa. Y al final te pongo el índice, "pinchando" en el cual (en cada uno de los capítulos, puedes leer la parte correspondiente):

Aquí te facilito, a modo de escueto resumen, algunas citas sobresalientes:


1.       La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría... 


37.     … Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu…

44.     …el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades…

45.     … comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace «débil con los débiles […] todo para todos» (1 Co 9,22)…

47.     …Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles…

49.     …salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo.
…prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades…

53.     Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «NO a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad…

67.     El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares. 
...la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales.
…los cristianos insistimos en nuestra propuesta de reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos «mutuamente a llevar las cargas» (Ga 6,2).

180.   ...la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios… es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos…

181.   El Reino que se anticipa y crece entre nosotros lo toca todo y nos recuerda aquel principio de discernimiento... con relación al verdadero desarrollo: «Todos los hombres y todo el hombre»…
… también todos los aspectos de la vida humana, de manera que «la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño»…


183.   … nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas…


Aquí, a continuación, recojo algunas frases sólo de la introducción, que son un verdadero "canto a la alegría": 

1.       La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría…

2.       El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo…

3.       …renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso… «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor”…
…: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo:… Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos
permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase.

4.       Los libros del Antiguo Testamento habían preanunciado la alegría de la salvación, que se volvería desbordante en los tiempos mesiánicos…
…profeta Sofonías… nos muestra al mismo Dios como un centro luminoso de fiesta y de alegría que quiere comunicar a su pueblo ese gozo salvífico. Me llena de vida releer este texto: «Tu Dios está en medio de ti, poderoso salvador. Él exulta de gozo por ti, te renueva con su amor, y baila por ti con gritos de júbilo» (So 3,17). Es la alegría que se vive en medio de las pequeñas cosas de la vida cotidiana…

5.       El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a la alegría…
 … «Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22). Después ellos, al verlo resucitado, «se alegraron»… …¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría?

6.       Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua.
…circunstancias de la vida, a veces muy duras. …siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo. …poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias…

8.       …Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?

9.       El bien siempre tiende a comunicarse. … Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla... Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: «El amor de Cristo nos apremia»…

10.     …el verdadero dinamismo de la realización personal: «…la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros...».
… un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral. «…cuya vida irradia el
fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo».

11.     Un anuncio renovado ofrece a los creyentes, también a los tibios o no practicantes, una nueva alegría en la fe y una fecundidad evangelizadora. En realidad, su centro y esencia es siempre el mismo: el Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo muerto y resucitado. Él hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean ancianos…
…Él siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo…

12.     …En toda la vida de la Iglesia debe manifestarse siempre que la iniciativa es de Dios, que «Él nos amó primero» (1 Jn 4,19) y que «es Dios quien hace crecer» (1 Co 3,7). Esta convicción nos permite conservar la alegría en medio de una tarea tan exigente y desafiante que toma nuestra vida por entero. Nos pide todo, pero al mismo tiempo nos ofrece todo.

13.     Tampoco deberíamos entender la novedad de esta misión como un desarraigo, como un olvido de la historia viva que nos acoge y nos lanza hacia adelante. La memoria es una dimensión de nuestra fe… Jesús nos deja la Eucaristía como memoria cotidiana de la Iglesia… La alegría evangelizadora siempre brilla sobre el trasfondo de la memoria agradecida: es una gracia que necesitamos pedir. Los Apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón…

14.     En la escucha del Espíritu, que nos ayuda a reconocer comunitariamente los signos de los
tiempos…
…la nueva evangelización convoca a todos y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos:

-        … la pastoral ordinaria, «animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad...». … fieles que conservan una fe católica intensa y sincera, expresándola de diversas maneras, aunque no participen frecuentemente del culto. Esta pastoral se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios.
-        …«las personas bautizadas que no viven las exigencias del Bautismo», no tienen una pertenencia cordial a la Iglesia y ya no experimentan el consuelo de la fe. La Iglesia, como madre siempre atenta, se empeña para que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio.
-        … proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado… Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción».

15.          …hace falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera». Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la Iglesia…

17.          Aquí he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo…

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A LOS FILES LAICOS
SOBRE
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
EN EL MUNDO ACTUAL

ÍNDICE
Propuesta y límites de esta Exhortación [16-18]
I.  Una Iglesia en salida [20-24]
Primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar [24]
II.  Pastoral en conversión [25-33]
Una impostergable renovación eclesial [27-33]
No a una economía de la exclusión [53-54]
No a la nueva idolatría del dinero [55-56]
No a un dinero que gobierna en lugar de servir [57-58]
No a la inequidad que genera violencia [59-60]
Algunos desafíos culturales [61-67]
Desafíos de la inculturación de la fe [68-70]
Desafíos de las culturas urbanas [71-75]
Sí al desafío de una espiritualidad misionera [78-80]
No a la acedia egoísta [81-83]
No al pesimismo estéril [84-86]
Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo [87-92]
No a la mundanidad espiritual [93-97]
No a la guerra entre nosotros [98-101]
Otros desafíos eclesiales [102-109]
Un pueblo para todos [112-114]
Un pueblo con muchos rostros [115-118]
Todos somos discípulos misioneros 
[119-121]
La fuerza evangelizadora de la piedad popular [122-126]
Persona a persona [127-129]
Carismas al servicio de la comunión evangelizadora [130-131]
Cultura, pensamiento y educación [132-134]
II. La homilía [135-144]
El contexto litúrgico [137-138]
La conversación de la madre [139-141]
Palabras que hacen arder los corazones [142-144]
El culto a la verdad [146-148]
La personalización de la Palabra [149-151]
La lectura espiritual [152-153]
Un oído en el pueblo [154-155]
Recursos pedagógicos [156-159]
Una catequesis kerygmática y mistagógica [163-168]
El acompañamiento personal de los procesos de crecimiento [169-173]
En torno a la Palabra de Dios [174-175]
Confesión de la fe y compromiso social [178-179]
El Reino que nos reclama [180-181]
La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sociales [182-185]
Unidos a Dios escuchamos un clamor [187-192]
Fidelidad al Evangelio para no correr en vano [193-196]
El lugar privilegiado de los pobres en el pueblo de Dios [197-201]
Economía y distribución del ingreso 
[202-208]
Cuidar la fragilidad
 [209-216]
III.  El bien común y la paz social [217-237]
El tiempo es superior al espacio [222-225]
La unidad prevalece sobre el conflicto [226-230]
La realidad es más importante que la idea [231-233]
El todo es superior a la parte [234-237]
El diálogo entre la fe, la razón y las ciencias [242-243]
El diálogo ecuménico [244-246]
Las relaciones con el Judaísmo [247-249]
El diálogo interreligioso [250-254]
El diálogo social en un contexto de libertad religiosa [255-258]
El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva [264-267]
El gusto espiritual de ser pueblo [268-274]
La acción misteriosa del Resucitado y de su Espíritu [275-280]
La fuerza misionera de la intercesión [281-283]

El regalo de Jesús a su pueblo [285-286]
La Estrella de la nueva evangelización [287-288]