miércoles, 28 de febrero de 2018

SORBOS DE AGUA VIVA

VIDA DE LA PALABRA                  últimas semanas de FEBRERO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», Ap 21, 6) y la de enero («Tu diestra, Señor, es magnífica en poder», Ex 15, 6):

1.-      El Miércoles de Ceniza la tarea en el hospital se multiplicó (esas semanas había más enfermos… y, además, algunos enfermeros y médicos querían recibir la imposición de la ceniza en su sección…). Iba yo a visitar al último de los enfermos previstos… y justo antes de entrar, se me acerca alguien y me pide que luego vaya a administrar la Unción para los enfermos a su familiar. Cuando finalmente acabé la visita de este, abro la puerta para salir y de frente hay un familiar de otro enfermo: “padre, le he visto por el pasillo… podría visitar y dar la Unción a…”. Cuando acabo y ya me voy a mitad de pasillo… lo mismo: uno más. De todas maneras yo no pensaba comer casi nada: el Miércoles de Ceniza es día de ayuno, además de abstinencia. Cuando ya finalmente no había nadie más, me di cuenta que siempre voy a visitar a los enfermos de diálisis: miro la hora… es tontería, pues ya estarán quitándoles las agujas y no se puede pasar (y luego ya se marchan en seguida). Me fui… En fin, pensé para tranquilizarme: “nadie me ha dicho que yo tenga que visitarlos todas las veces… podría bastar una vez en semana”, (van 3 veces; día sí, día no; y sólo alguna de las que van en periodo de verano me lo han pedido explícitamente para todos los días).
            El viernes, dos días después, de nuevo hay muchos enfermos que han solicitado mis servicios para la cercanía del Señor. Acabo tarde, pero no tantísimo como el miércoles anterior: llamo a los focolarinos con los que muchos viernes voy a comer y les digo que se me hace muy tarde y no iré con ellos, que ya comeré cualquier cosilla que tenga en casa. Así entro a la sección de diálisis; me dirijo a una de las ancianas y muy seria me dice: “anteayer usted no vino, ¡y era Miércoles de Ceniza!; y acabo tan cansada aquí, que luego por la tarde no puedo ir a la parroquia; ¡me quedé sin que me impongan la ceniza!”, (me lo decía serena, pero con una mezcla de rabia, y un inicio de lagrimilla de pena). No aceptó mis explicaciones. Sentí impotencia-enfado-lástima… no sé qué. Rememorando la PdV, añadí: “no se preocupe…; todavía tengo la ceniza bendecida en la capilla; y hoy es viernes, día de penitencia, y estamos todavía en la semana de ceniza: ¡se la puedo imponer!”. Me dice que no; ya sí le sale la lágrima, (más un poco de enfado): “además, tiene que hacer un buen recorrido hasta la capilla y es ya muy tarde; no vaya”. Contesto yo: “¡voy!; no se preocupe”.
Fui a por la ceniza y volví: hicimos las oraciones y se la impuse. Ahora sí lloraba a lágrima viva, pero de paz-alegría-agradecimiento; no paraba de decirme emocionada: “¡gracias!”. Así que, pensé imponérsela también a otros. La de la cama de enfrente, lo mismo: “¡ay, qué emoción!; no me lo puedo creer: ya había pensado que este año me quedaba sin recibirla; ¡no sabe qué alegría me da!, ¡es el mejor regalo!”. Y así fui saludando a los que habitualmente visito. ¡Con qué poquito, y la gente buena es feliz!, ¡¡recibe “sorbos de agua viva”!!
           


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», Ap 21, 6) y la de enero («Tu diestra, Señor, es magnífica en poder», Ex 15, 6):

1.-        gracias por tenerme en tu lista de destinatarios de esta Palabra de Vida, que me hace mucho bien. Desde aquel breve encuentro… de hace años, nunca has dejado de enviarme estos correos que, aunque no conteste, suelo leer y meditar con asiduidad.
… relacionada con el "agua viva", te contaré algo que… a mí desde luego me sirvió mucho.
Estaba yo en casa, en mi habitación, disponiéndome a leer un ratito el Evangelio, cuando de pronto sentí un fuerte impulso de ir a beber agua, una sed enorme… Pero, en ese momento, me dije…: "no, el agua puede esperar. Ahora "toca" leer el Evangelio. Ya beberé después". Le ofrecí esa pequeña mortificación al Señor, y cuál no será mi sorpresa, cuando al abrir el Evangelio, me aparece el capítulo en el que me había quedado, con el siguiente versículo: "El que tenga sed, que venga a Mí y beba". Me quedé estupefacta, y francamente pensé que había sido el Espíritu Santo el que me había inspirado ofrecerle mi sed al Señor, para después mostrarme que solo Él puede calmar nuestra sed, el Único…: "nos has hecho, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti" (San Agustín)

2.-        “Buenas noches, aquí estoy esperando la llegada de mis hijos y nietos…: el avión sale con retraso de una hora; pobres, van a llegar muy tarde y agotados... Llevo preparando desde ayer su llegada: cuna, camas, alimentos (algunos especiales para niños y bebés) con gran ilusión y mucho, mucho cariño y paciencia.
Anoche dormí en casa de mi otra hija, pues hoy no había colegio, pero antes estuve a recoger al pequeño de mis tres nietos (6 años) porque él quería venir a misa y que le impusieran la ceniza: estuvo emocionado durante toda la ceremonia; en la entrada había dos de los beneficiarios del comedor de Caritas: nos paramos a hablar con ellos y se los presenté; a la salida se acercó a uno de ellos y le dio la mano cariñosamente de despedida... Me llenó el corazón de gozo...mi pequeño!!
Hoy he pasado el día con ellos y ahora… esperando a los viajeros. Un mes de febrero… intenso…
Dios os bendiga a todos que nos hace ser Uno en su Amor.
…el poder de la oración es muy grande: dos operaciones en la familia y recuperándose con esperanza los dos

3.-        esta PdV me está ayudando mucho en esta Cuaresma a renunciar a esas aspiraciones, incluso legítimas, que me empujan al egoísmo. Como ya estoy
jubilada, a veces me viene al pensamiento "ya es hora de que aflojes el ritmo y descanses un poco", pero vale mucho más gastar hasta el final la vida que Dios me ha dado, amando a los hermanos. Estoy viviendo unos días intensos de servicio concreto: llevar y traer en coche a quien lo necesita, estar toda la tarde del domingo con una amiga en el Hospital, escuchar a una persona al teléfono durante hora y media, ofrecer mi casa para que duerman tres jóvenes con todo lo que conlleva,... y sin dejar entre tanto pequeños actos de amor:
3b.-      La peluquera sabe que no soy de ir todos las semanas a la peluquería y un día me explica cómo puedo peinarme en casa para que me quede mejor el peinado y me dice: "la primera vez que lo hagas, mándame una foto". El día que lo hice, tenía mucha prisa por acabar, pero sentí que era amor concreto para ella y me paré para hacerme un selfi y enviárselo. Después me envió un whatsapp muy cariñoso: sentí el amor que se hacía recíproco como quiere Jesús.
3c.-      Otro día no me funcionaba internet, llamé a Telefónica y me atendió una persona muy amable y que resolvió el problema con rapidez. Al día siguiente, en el momento en que iba a salir con el tiempo justo, recibo una llamada y veo que es de Telefónica, me dije: “no contesto”; pero pensé que era para evaluar el servicio y respondí: ahora me tocaba a mí vivir el amor recíproco y darle una buena puntuación.
3d.-      Me entero que una tía política con más de 90 años, y que está en una Residencia, se ha puesto bastante más grave. Enseguida pienso si habrá recibido la Unción de los enfermos. Llamar a la nuera me va a llevar un buen rato de charla y no sé muy bien cómo lo va a acoger: lo hago fiándome de Jesús. Ella no lo había pensado, pero al poco rato, me volvió a llamar diciéndome que ya había avisado a la Residencia para que llamaran al párroco

4.-        “hace poco, durante la noche, me sentí como a punto de morir, como perdido en el vacío total, pero con un poco de fe. Con este poco dije: "Por Ti, Señor, en el Cielo o en el infierno, por Ti, por Ti...". Con esto me encontré lleno de paz y quedé dormido.
Hoy, con este escrito de D. Silvano Cola, me lo has recordado. Gracias… Un abrazo con Jesús Abandonado y Resucitado en medio de nosotros.

5.-        en este inicio Cuaresma, ofreciendo al Señor los malos ratos que estoy pasando por mi situación profesional: me he propuesto eliminar de mis pensamientos los rencores hacia aquellas personas que me han decepcionado o se han portado mal e incluso, me deben dinero y no parece tengan intención de devolvérmelo. Por otra parte, dándole gracias por mi familia que es lo más importante

7.-        “¡Qué sólo está el mundo sin Dios...! Y qué esperanza da tener fe en Él y acudir a Él y recibir un poco de esa agua que sacia... Recibir un poco de cariño... una frase de ternura y un beso en la frente y en la mano, como esta tarde he dado a una ancianita cuando he ido a la residencia... Cuando me he acercado a ella y me he agachado para saludarla con cariño y dulzura... y para decirle que cada día está más bonita. Y al besarla en la frente la he dicho: "Que Dios te bendiga". Y ha respondido...: "Cómo Dios me manda alguien de su parte... Gracias



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jueves, 15 de febrero de 2018

CADA GESTO DE AMOR ES AGUA VIVA

VIDA DE LA PALABRA                    primeras semanas de FEBRERO

Alguna de mis EXPERIENCIAS de otros meses y que nunca llegué a mandarte; esta, en concreto, de otoño pasado, tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de esos meses:

1.-        Estaba preparándome la comida y me suena el móvil: “estoy con el joven del que te he hablado; ¿puedes bajar?”. Ahí están: sentados en el primer banco de la iglesia. Ella me saluda y se va. Me siento al lado de él, (aunque el olor “echa para atrás”): 21 años, muchos tatuajes, piercing... y una mirada triste marcada por la decepción. Me cuenta su historia. ¿Drama o tragedia?: ¡ambas cosas! A los 18 años se marchó de aquí a trabajar en un barecillo a otra provincia; allí conoció a su padre y se dedicó a mantenerle, acogiéndolo en su habitación. Un día, al ir a trabajar, ¡un candado en el bar!: cerrado para siempre. Al poco, volviendo a “casa”, su padre se había largado con el dinero y las pocas cosas que el hijo tenía. Solo: sin nadie y sin nada en el mundo. Va a la capital y… siete meses en la calle y… Decide volver aquí y le acogen en una casa en la que uno de los hijos había sido amigo en la niñez.
            Estaba enfadado con Dios, si es que existía. Le explico y le pido que mire fijamente al gran crucificado que tenemos delante: nos quedamos ambos largo rato así, en silencio. Y le digo que ahora se deje mirar por Él. ¿Dónde estaba Dios?: con él, en él, sufriendo, (recordemos…: “a Mí me lo hiciste”). Entre la conversación, varias veces las miradas de nuevo al Cristo: le explico el misterio de Jesús Abandonado. Con lágrimas, decide confesarse, como agradecimiento a la fe de la familia de la Parroquia que lo tiene acogido en su casa. Tras las lágrimas, la absolución: ¡la libertad para empezar de nuevo! Pero…, ¿desde dónde? Le indico que pasado mañana se pase por Caritas, le recomiendo que se arregle un poco y que empiece sin dilación a buscar un trabajo sin descanso (no tiene curriculum alguno, pero le insisto en que confíe). Y, sobre todo, que todo ello, a partir de ahora, muy cerca del Amigo que le ha brindado una casa (aunque sea temporal) y comida, y escucha y comprensión. Que no deje de hablar de tú a Tú con Él.
            Aunque me daba la tentación de no decirle nada (luego tendría yo que lavar mi chaqueta), le pregunto si le puedo dar un abrazo de hermano en nombre del Señor, que está ahí bien cerquita en el Sagrario. Accede con lágrimas.
            Semanas después, un WhatsApp: “Buenos.dias paco quería hablar contigo.hoy si.me.pudieras decir una.hora para poder charlar un rato te lo.agradeceria”. Viene para agradecer a Dios. Aparte de la atención en Caritas, mientras ahí estaban todavía arreglando su documentación, incomprensiblemente había encontrado trabajo pocos días después; pero a los 15 días, la hija de la dueña se queda sin su empleo y lo despiden a él para entrarla a ella: “era lógico; pero… ese último día conocí a una compañera de trabajo; y días después empezamos a salir; en plan bueno, serio: es católica; me ha presentado a su familia…; …la semana que viene empiezo otro trabajo de dos meses…”. Está leyendo cada mañana el “Evangelio de cada día”... Con todas las incertezas, pero se le ve resuelto, con esperanza e ilusión. “La estampa de Chiara Lubich que me regalaste, la tengo en la cabecera y la hojita (=la PdV)”.
Quedamos en charlar periódicamente.
Me escribe luego, viendo la incompatibilidad de su nuevo horario para venir a alguno de los grupos de preparación al sacramento de la Confirmación: “… siii cuando acabe me.meteré a darle.caña para confirmarme. Y sí.me.estoy leyendo.cada dia el nuevo testamento”.
No dejo de admirarme por esa familia numerosa que lo tiene acogido estos meses y de dar gracias a Dios por ello. “Hacerse uno”, (ponerse en el lugar del otro). “Servir por amor”.




Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de febrero («Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», Ap 21, 6) y la de enero («Tu diestra, Señor, es magnífica en poder», Ex 15, 6):
1.-        “¡Me ha encantado esta PdV! Siempre me han gustado las imágenes con agua, contemplar las olas del mar o una sencilla fuente en la ciudad. El agua me serena y me lleva a Dios y ¡qué cierto es que Él sacia nuestra sed de fraternidad, dándonos gratuitamente el agua de la Vida!
En estos días estoy tratando de intensificar los actos de amor a los demás, pequeños, pero que brotan de la fuente que la Palabra pone dentro de mí. A veces es contestar o enviar un mensaje parándome en lo que escribo para que sea amor hacia la persona que lo recibe, otras veces es comprar la fruta particular que le gusta a quien va a venir a comer a casa o llamar por teléfono a alguien que está solo y necesita hablar un buen rato. Es muy bonito constatar cómo esta agua sigue saciando a otros y construyendo momentos de armonía y paz.

1b.-      Te cuento sólo dos ocasiones, no me da para más el tiempo:
Tengo que renovar el carnet de conducir y voy a un Centro donde puede hacerse. Se nota el ambiente un poco tenso, el médico que realiza las pruebas me
habla con brusquedad, pero trato de ser paciente, contestar con calma e incluso añadir alguna broma. Al final, mientras la chica redacta el certificado, el médico pasa por la oficina, se entretiene allí y todos terminamos riendo de forma amigable.

1c.-      Un día tengo mucho trabajo de limpieza en casa después de una pequeña obra en la cocina. Pero decido hacer antes de empezar un rato de oración y elijo una lectura al azar. Habla de compartir cosas superfluas que tengamos en casa. Pienso que no es el día adecuado para ponerme a pensar en eso, pero dejo que esa “agua” entre en mí. En medio de la limpieza, buscando unos trapos viejos, veo en el ropero que tenía varías cosas guardadas que no son necesarias (ya ni me acordaba) y que inmediatamente preparé para donarlas con la alegría de experimentar que Dios seguía interviniendo.
¡Gracias una vez más, Paco, y buen comienzo de Cuaresma!.

2.-        “el Señor no nos deja de sorprender... qué regalo inmenso…!; no me lo podía creer, padre!!
Hoy, miércoles de ceniza, fue un día intenso de clases y de pacientes... el último de ellos necesitaba ser escuchado... y…, la verdad, es que después había prometido llevar a nuestra amiga que está cuidando a su marido en el hospital unas mandarinas y un sándwich de cena… Y, gracias a la Virgen que te puso
ahí…, hoy pude recibir la ceniza y comulgar: te llamaron para una urgencia ya tarde, y cuando terminaste y te ibas, te tropezamos mi amiga y yo, aunque yo apenas te conozco. Y al manifestar mi pesar, (aunque era tan tarde y la capilla ya estaba cerrada), ofreciste imponerme la ceniza, ¡y luego encima darme la Comunión!
Me ha llenado el alma, padre... y me vuelvo a dar cuenta que hay que seguir ayudando por amor, incluso sacrificando muchas cosas... porque el Señor siempre buscará ese momento que necesitas, después de darte en el día a los demás.
Gracias por toda tu ayuda ahí en ese hospital, padre... Parece mentira poder tener esa Capillita... Descansa, padre... Cuánto Amor nos da el Señor!!


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miércoles, 14 de febrero de 2018

EL AGUA VIVA BROTA DE LA CARIDAD

Te ofrezco algunos textos que nos ayuden a profundizar la Palabra de Vida de febrero («Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente», Ap 21, 6):
 



QUE NO SE APAGUE LA CARIDAD

…Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.
Una ocasión propicia será la iniciativa «24 horas para el Señor», que este año nos invita nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto de adoración eucarística…
En la noche de Pascua reviviremos el sugestivo rito de encender el cirio pascual: la luz que proviene del «fuego nuevo» poco a poco disipará la oscuridad e iluminará... «Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu», para que todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.

PAPA FRANCISCO, Mensaje para la Cuaresma 2018





PARA QUE EL MUNDO SEA DE CRISTO

Si todos los hombres, o al menos un exiguo grupo de hombres, fuera verdaderos servidores de Dios en el prójimo, pronto el mundo sería de Cristo.
Lo importante es tener una única idea del prójimo: es el hermano que nos pasa al lado en el momento presente de nuestra vida. Estar dispuestos siempre a servirlo, porque en él se sirve a Dios mismo.
            Tener un único Padre: Dios.
            Tener un sólo hermano: Jesús.
            El ojo sencillo entrevé en cada hombre un "Cristo en potencia".
            Ponerse al servicio de todos estos "otros Cristo", para que Cristo venga y crezca en ellos.

CHIARA LUBICH, Servire da cristiani





TENER UN CORAZÓN MAGNÁNIMO HACIA TODOS

Una de las características más bonitas del amor es la magnanimidad.
Es un exceso de bondad que embriaga el corazón con una alegría divina, dado que la magnanimidad es un atributo de Dios mismo. En ese sentido, Él no se deja vencer en generosidad, está siempre delante de nosotros, pero podemos tener su amor por nosotros como modelo para amar a los otros.
Por esta razón, ser generosos en bondad nos deja felices. Tanto a nosotros que fuimos generosos, cuanto a aquellos que disfrutaron de nuestra bondad.
La magnanimidad regula las relaciones a través de una donación sin límites.
            Quien tiene un corazón magnánimo, no dona cosas, se dona a sí mismo en los gestos más simples, pero con la intensidad del amor de Dios en su corazón.

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO



PEDIRLE A DIOS EL DON DE LA UNIDAD

Porque nosotros no sabemos hacer la unidad, Jesús ha rezado al Padre por la unidad, pero no la ha mandado.
Nosotros podemos hacer nuestra parte, que es la parte ascética, amarnos: pero la parte mística de la unidad, la presencia de Cristo en medio de nosotros, tiene que venir del Cielo.
Y nosotros, en nuestra práctica, hemos visto que la unidad es efecto de la Eucaristía.
          Es ahí donde somos verdaderamente deificados, nos transformamos todos en Dios (por participación), nos hacemos uno en Él.
Joya, perla preciosa del Evangelio es el amor recíproco. (…)

CHIARA LUBICH, L’amore reciproco





SEGUIR DANDO

Así como cada planta sólo absorbe de la tierra el agua que le es necesaria, también nosotros tratemos de tener sólo lo que hace falta. Además, es mejor que cada tanto nos demos cuenta de que falta algo: mejor ser un poco pobres, que un poco ricos.
“Si todos nos conformáramos con lo necesario –decía San Basilio-, y diéramos lo superfluo al necesitado, no habría más ricos ni pobres”.
Hagamos la prueba, comencemos a vivir así. Ciertamente Jesús no dejará de hacernos llegar el céntuplo; tendremos la posibilidad de seguir dando. Al final, nos dirá que todo lo que hemos dado, a cualquiera, se lo hemos dado a Él.

CHIARA LUBICH, Parola di Vita Dicembre 2003




jueves, 1 de febrero de 2018

JESÚS EN MEDIO: FUENTE DE AGUA VIVA


PALABRA DE VIDA              febrero 2018


«Al que tenga sed
yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente»
(Ap 21, 6)[1]

El apóstol Juan escribe el Libro del Apocalipsis para consolar y animar a los cristianos de su tiempo ante las persecuciones que se habían difundido en aquella época. Este libro, lleno de imágenes simbólicas, revela la visión de Dios sobre la historia y su cumplimiento final: su victoria definitiva sobre todo poder del mal. Este libro es la celebración de una meta, de un fin pleno y glorioso que Dios destina a la humanidad.
Es la promesa de la liberación de todo sufrimiento: Dios mismo «enjugará toda lágrima […], y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas» (Ap 21, 4).

«Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente».

Esta perspectiva tiene sus brotes en el presente para quienes ya hayan comenzado a vivir buscando sinceramente a Dios y su Palabra, que nos manifiesta sus proyectos; para quien siente arder en él la sed de verdad, de justicia y de fraternidad. Sentir sed, estar en búsqueda es para Dios una característica positiva, un buen inicio, y Él nos promete incluso la fuente de la vida.
El agua que Dios promete se ofrece gratuitamente. De modo que no solo se ofrece a quien espera ser grato a los ojos de Él con su esfuerzo, sino a cualquiera que sienta el peso de su debilidad y se abandone a su amor con la seguridad de ser sanado y de encontrar así la vida plena, la felicidad.
Preguntémonos pues: ¿de qué tenemos sed? Y ¿a qué fuentes vamos a apagarla?

«Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente».

Quizá tengamos sed de que nos acepten, de tener un lugar en la sociedad, de realizar nuestros proyectos… Aspiraciones legítimas pero que pueden empujarnos a los pozos contaminados del egoísmo, de la cerrazón en nuestros intereses personales e incluso al abuso sobre los más débiles. Las poblaciones que sufren la escasez de pozos con agua pura conocen bien las consecuencias desastrosas de la carencia de este recurso indispensable para garantizar vida y salud.
Y sin embargo, excavando más adentro en nuestro corazón, encontraremos otra sed que el mismo Dios ha puesto ahí: vivir la vida como un don recibido y que hay que dar. Acudamos, pues, a la fuente pura del Evangelio, liberándonos de esos detritus que tal vez la recubran, y dejémonos transformar también nosotros en fuentes de amor generoso, acogedor y gratuito para los demás, sin pararnos ante las inevitables dificultades del camino.

«Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente».

Además, cuando ponemos en práctica entre cristianos el mandamiento del amor recíproco, permitimos a Dios intervenir de un modo muy especial, como escribe Chiara Lubich:
«Cada instante en que tratamos de vivir el Evangelio es una gota de esa agua viva que bebemos. Cada gesto de amor por nuestro prójimo es un sorbo de esa agua. Sí, porque esa agua tan viva y preciosa tiene esta particularidad: brota en nuestro corazón cada vez que lo abrimos al amor por todos. Es una fuente –la de Dios– que da agua en la medida en que su veta profunda sirve para calmar la sed de los demás con pequeños o grandes actos de amor. […] Y si seguimos dando, esta fuente de paz y de vida dará agua cada vez más abundante, sin secarse nunca. Y hay otro secreto más que Jesús nos reveló, una especie de pozo sin fondo al que acudir. Cuando dos o tres se unen en su nombre, amándose con su mismo amor, Él está en medio de ellos. Y entonces nos sentimos libres, llenos de luz, y torrentes de agua viva brotan de nuestro seno. Es la promesa de Jesús, que se hace realidad porque de Él mismo, presente en medio de nosotros, mana agua que quita la sed para la eternidad»[2].

LETIZIA MAGRI




[1] En el mes de febrero proponemos esta Palabra de Dios que un grupo de hermanos y hermanas de distintas Iglesias ha elegido en Alemania para vivir a lo largo de todo el año.
[2] Cf. C. Lubich, «Ser gotas de agua viva», en Ciudad Nueva 385 (3/2002), p. 24.




N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
 y en MP3 para escuchar en el móvil.


en más de 30 idiomas.