Mostrando entradas con la etiqueta ecología. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ecología. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de septiembre de 2023

ALABAR A DIOS EN TODO MOMENTO

 VIDA DE LA PALABRA                     primeras semanas SEPTIEMBRE

  

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2) y la de agosto («Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas», Mt 15, 28):

1.-        La PdV del mes me está ayudando a vivir más unido al Señor bendiciéndole en continua alabanza, hasta en las cosas más sencillas.

P.ej., fregando los platos después de las comidas, (aunque no me gusta), a menudo me recordaba estar contento agradeciéndole porque teníamos agua en los grifos y por las cualidades de “la hermana agua que limpia y da frescor”.

O contemplando las nubes o el cielo, (incluso los rayos y relámpagos, aunque… no sin mucho respeto…) alabándolo por su grandeza.

También paseando por el campo anocheciendo, (eran los dos últimos días de la última ola de calor), me salía espontáneo (más allá de ver las plantas casi grises y medio calcinadas por el verano) cantar en voz alta con quien iba “gracias, Señor, por tu Amor; gracias porque te encontramos siempre…”.

Lo mismo también las pocas oportunidades que he tenido estos últimos días de nadar al aire libre (a pesar del fresquito) glorificándolo por sentir mi organismo vivo y poder hacer ejercicio, y por notar el agua que me envolvía del todo igual que su Amor aunque no siempre se lo agradecía suficientemente.

También contemplando a los peques, (sobre todo a los bebés), que venían con sus padres a la Misa: me paraba en la puerta un instante junto con sus padres y abuelos y bendecía en voz alta al Señor, único dueño de la Vida. Y lo mismo con las personas mayores que visito en sus casas, contemplando sus arrugas, o en la Residencia de mayores donde hemos iniciado un voluntariado parroquial.

O cuando alguna persona me recriminaba alguna cosa, (más allá que yo pensara que tuviera o no razón), trataba de descubrir algo bueno y que el Señor me quería corregir en algo o hacer avanzar, y bendecirle a Él por ello. P.ej., alguien se quejó que no le advertí de una serie muy formativa en Radio María; después de pedirle perdón, se me ocurrió para reparar, mandarle el enlace a los podcasts de ese programa; y entonces me vino la idea de ponérmelo yo también con un enlace directo en la pantalla de mi móvil y poder escuchar los que me había perdido otras semanas; y era bendecir al Señor por la “reprimenda” y por la posterior idea.

O briznas de hierba o alguna florecilla entre el asfalto o las baldosas venciendo ese medio hostil y recordándome al Dueño de la vida que nos puede hacer florecer donde nos pone, incluso en el medio más adverso. Etc., etc.

 

2.-        Ayer llegó un matrimonio a la parroquia preguntando por la Misa vespertina: era una hora después y no podían esperarse. Hablando con ellos descubrí que iban al centro Mariápolis y les informé que allí la habría a la misma hora que aquí, con lo cual les venía genial.

Cuando me preguntaron el modo de llegar allí, me percaté que traían las maletas, es decir, venían en transportes públicos. Así que, sin decirles nada, cerré el despacho parroquial y les hice seña que me siguieran: pensaban que les iba a dar indicaciones, pero cuando vieron que estaba yo abriendo la cochera, me dijeron, “¡no queremos interrumpirte!; dinos el bus”. Naturalmente los llevé en mi coche charlando amigablemente.

 

3.-        Anteayer llegó a visitarme un sacerdote burundés, que, después de muchos años, volvía unas semanas a España. Como le costaba recordar el español, procuré hablar despacio vocalizando, y no mostré ninguna impaciencia, sino sonrisas, mientras él trataba de elaborar sus frases. Fueron unas horas bonitas de fraternidad que terminamos leyendo juntos la PdV y meditándola un rato en silencio y luego le conté alguna de estas experiencias para acabar rezando juntos las Vísperas. Le regalé el librito que escribimos sobre José Varas, a quien también conoció bien hace años.

3b.-     Recordamos juntos cómo nos conocimos: hará 15 años o más, cuando yo vivía también en Las Matas, pero en comunidad con 4 sacerdotes en la Casa “Cor Unum”, cerquita del centro Mariápolis. Un buen día de septiembre se presentaron dos seminaristas africanos sonrientes y a la vez temerosos. Estudiaban en Toledo y en una excursión, en una iglesia vieron en la mesita de atrás las hojitas mensuales de la Palabra de Vida: ¡les dio un vuelco el corazón! Ellos pensaban que había Focolares solo en su país y en Italia. Miraron la dirección en la letra pequeña y en cuanto pudieron, se desplazaron a Madrid a la Editorial Ciudad Nueva y les acogieron y se la enseñaron y les facilitaron la dirección de los sacerdotes que trataban de vivir la Palabra de Vida. Y después de muchas peripecias de caminatas y transportes públicos, se presentaron en nuestra casa, a la que luego volvían de vez en cuando y al centro Mariápolis.

3c.-      Sabía que le haría ilusión volver al centro Mariápolis, así que lo llevé allí. Yo tenía que regresar a la Misa de la parroquia, pero previamente había avisado al sacerdote que iba allí a celebrar la Misa y a la gente de la comunidad, que le acogieron muy bien y luego lo llevaron a Madrid. Decía luego él: “…esta tarde ha sido muy estupenda para mí y me acordó muchas cosas tanto en mis años de formación tanto en el inicio de mi contacto directo al movimiento…“.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de Vida de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2), la de agosto («Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas», Mt 15, 28) y la de julio («Todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa», Mt 10, 42):

1.-        “desde el miércoles ya estoy gracias a Dios en casa. Esos quince días que he pasado en el hospital han sido para mí un verdadero tormento, tanto en el plano físico como psíquico. Yo, acostumbrada a ser la fuerte de la familia, era dependiente total. Y ante la perspectiva incluso de poder quedarme paralítica, como le dijeron a mis hijos. Gracias a Dios la operación ha sido un éxito.

Sigo dolorida, pero puedo andar sola. En los momentos más difíciles siempre decía "Protégeme, Dios mío, que me refugio en Ti". Ha sido una cura de humildad y de paciencia. 

Y, por supuesto, de todo esto ha salido algo muy bueno: yo llevaba 8 años pidiendo diariamente a Dios por la reconciliación de mis hijos, y este accidente mío ha sido la forma en que Dios los ha unido. Del mismo modo que a mi hermana conmigo. 

            Muchas gracias a todos por vuestras oraciones.

 

2.-        “he venido a la misa en… Dinamarca. Estoy aquí para trabajar por unos meses... No entiendo nada de danés, pero leo en el móvil las lecturas y el evangelio. Intento seguir la misa igual.

Me da mucha alegría ver a tanta gente de diferentes países de todas las culturas: veo en esas facciones diferentes el Amor de Dios, todos reunidos y la lectura de hoy 10 de septiembre “donde 2 o 3 estén reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio…”. ¡Qué lindo vivir estas experiencias en la Fe!

Dios siempre tiene regalos para mí, me siento Bendecida.

En la iglesia hay familias y personas de todas las nacionalidades y en el momento de La Paz, con el gesto y sonreírles a todos manifestamos la fraternidad. Eso me gusta mucho.

2b.-     También en el trabajo ayudo a mis compañeras y les ofrezco mi sonrisa: aunque me comunico en inglés, a veces no me salen las palabras, pero intento regalar una sonrisa y minimizar las diferencias.

Cada día rezo el Rosario y le entrego a la Virgen mi día y ella con su amor me da la fuerza a estar bien: aunque extrañé mucho al principio, ahora lo llevo con Alegría cada día; gracias a la Oración se me está haciendo liviana y llevadera la experiencia.

Paco, aquí te mando mi aporte para los mails de la palabra de Vida. Gracias.

 

3.-        “¡Muchas gracias Paco por acordarte, qué detalle más bonito! Es mañana el cumple… y 2 años también del inicio de la enfermedad de mi marido...: se encuentra bien gracias a Dios, muy animado y abandonado a la voluntad de Dios; la quimio le sentó muy bien, no tuvo muchos efectos secundarios. Le llevé al neurocirujano que le operó para pedir una segunda opinión y nos confirmó que estaba muy extendido y no podía operar: al parecer hay 4 focos tumorales en diferentes zonas, es una barbaridad. Si Dios no hace un milagro, puede que ni siquiera termine el año. Así que intensificamos oraciones y fe y abandono en Dios que cuida de nosotros nueve cada día y nos acompaña sin dejarnos un momento. Sigo rezando la estampa de Luminosa cada noche y sigo viendo “señales de rosas”.

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ


viernes, 1 de septiembre de 2023

SIEMPRE ALABAR Y BENDECIR

PALABRA DE VIDA                      septiembre 2023


 

«Todos los días te bendeciré,

alabaré tu nombre por siempre»

(Sal 145 [144], 2)

 

La Palabra de la Escritura que se nos propone en este mes para ayudarnos en nuestro camino es una oración, un versículo del salmo 145. Los salmos son composiciones que reflejan la experiencia religiosa individual y colectiva del pueblo de Israel en su recorrido histórico y en las vicisitudes de su existencia. La oración hecha poesía se eleva al Señor como lamento, súplica, acción de gracias y alabanza. Desde esta perspectiva, hay toda una variedad de sentimientos y actitudes con los que el ser humano expresa su vida y su relación con el Dios vivo.

El tema de fondo del salmo 145 es la realeza de Dios. El salmista exalta la grandeza de Dios basándose en su experiencia personal: «Grande es el Señor, muy digno de alabanza» (v. 3); magnifica su bondad y la universalidad de su amor: «Bueno es el Señor para con todos, tierno con todas sus criaturas» (v. 9); reconoce su fidelidad: «Fiel es el Señor en todo lo que dice» (v. 13b), e incluso abraza a todos los seres vivos en un canto cósmico: «Que bendigan los vivientes su nombre sacrosanto, para siempre jamás» (v. 21).

 

«Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre».

 

Sin embargo, el hombre moderno se siente a veces perdido, con la impresión de estar abandonado a su suerte. Teme que las vicisitudes de sus días estén en manos del azar, en un sucederse de eventos carentes de sentido y de meta.

Este salmo es portador de un anuncio de esperanza tranquilizador: «Dios es creador del cielo y de la tierra; es custodio fiel del pacto que lo vincula a su pueblo. Él es quien hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos y liberta a los cautivos. Él es quien abre los ojos a los ciegos, quien endereza a los que ya se doblan, quien ama a los justos, quien guarda a los peregrinos, quien sustenta al huérfano y a la viuda […]»[1].

 

«Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre».

 

Esta Palabra nos invita ante todo a cuidar nuestra relación personal con Dios, acogiendo sin reservas su amor y su misericordia y poniéndonos ante el misterio a la escucha de su voz. Ahí radica el fundamento de toda oración. Pero ya que este amor nunca está desligado del amor al prójimo, cuando imitamos a Dios Padre en el amar de modo concreto a cada hermano y hermana –en particular a los últimos, los descartados, los más solos–, alcanzamos a percibir en el día a día su presencia en nuestra vida. Chiara Lubich lo resumía así en una asamblea de budistas a la que fue invitada para compartir su vivencia cristiana: «El núcleo de mi experiencia consiste en esto: cuanto más se ama al hombre, más se encuentra a Dios. Cuanto más se encuentra a Dios, más se ama al hombre».

 

«Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre».

 

Pero hay otro modo de encontrarlo. En los últimos decenios, la humanidad se ha hecho más consciente del problema ecológico. Los motores de este cambio son en particular los jóvenes, que proponen un estilo de vida más sobrio, que se replantee los modelos de desarrollo, que se comprometa por el derecho de todos los habitantes del planeta al agua, a los alimentos y al aire limpio y busque fuentes de energía alternativas. De este modo el ser humano podrá no solo recuperar su relación con la naturaleza, sino también alabar a Dios, al descubrir con asombro su ternura hacia toda la creación.

Así lo vive Venant, que, en su Burundi natal, ya de niño se despertaba al alba con el canto de los pájaros y recorría decenas de kilómetros por la selva para ir a la escuela; se sentía en plena armonía con los árboles, los animales, los riachuelos, las colinas… y con sus compañeros. Sentía la naturaleza cerca; es más, se sentía parte de un ecosistema en el que criaturas y Creador estaban en total armonía. Esta consciencia se transformaba en alabanza, no momentánea, sino durante todo el día.

Podríamos preguntarnos: ¿y en nuestras ciudades? «En nuestras metrópolis de cemento, levantadas por la mano del hombre en medio del bullicio del mundo, rara vez se salva la naturaleza. Pero, si lo queremos, basta con una rendija de cielo azul entre los rascacielos para acordarnos de Dios; basta con un rayo de sol, que no deja de penetrar ni siquiera entre los barrotes de una prisión; basta con una flor, una pradera o el rostro de un niño…»[2].

 

AUGUSTO PARODY REYES y el equipo de la Palabra de Vida

 



[1] Juan Pablo II, Audiencia general, 2-7-2003, Comentario al salmo 145, n. 2.

[2] C. Lubich, Conversazioni in collegamento telefonico/1 (ed. M. Vandeleene), «Opere di Chiara Lubich» 8.1, Città Nuova, Roma 2019, p. 340.