jueves, 31 de marzo de 2022

ID Y PROCLAMAD

PALABRA DE VIDA                               abril 2022

«Id por todo el mundo

y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»

(Mc 16, 15)

 

El Evangelio de Marcos reserva las últimas palabras de Jesús Resucitado a una única aparición de Él a los apóstoles.

Estos están sentados a la mesa, como los habíamos visto a menudo con Jesús ya desde antes de su pasión y muerte, pero esta vez la pequeña comunidad está marcada por el fracaso: han quedado once en lugar de los doce que Jesús había escogido, y en el momento de la cruz alguno de los presentes lo había negado y muchos habían huido.

En este último y decisivo encuentro, el Resucitado los reprende por haber cerrado el corazón a las palabras de quienes habían dado testimonio de la resurrección (cf. Mc 16, 9-13), pero al mismo tiempo confirma su elección: a pesar de que son frágiles, les encomienda precisamente a ellos que anuncien el Evangelio, esa Buena Noticia que es Él mismo, con su vida y sus palabras.

Después de este solemne discurso, el Resucitado vuelve al Padre, pero al mismo tiempo «permanece» con sus discípulos y les confirma sus palabras con signos prodigiosos.

 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

 

Así pues, la comunidad que Jesús envía a continuar su misión no es un grupo de personas perfectas, sino más bien llamadas ante todo a «estar» con Él (cf. Mc 3, 14-15), a experimentar su presencia y su amor paciente y misericordioso. Luego, solo en virtud de esta experiencia, los envía a «proclamar a toda la creación» esta cercanía de Dios.

Y está claro que el éxito de la misión no depende de sus capacidades personales, sino de la presencia del Resucitado, que él mismo encomienda a sus discípulos y a la comunidad de los creyentes, en la cual crece el Evangelio en la medida en que es vivido y anunciado[1].

Por tanto, lo que podemos hacer nosotros como cristianos es gritar el amor de Dios con nuestra vida y con nuestras palabras, saliendo de nosotros mismos con valentía y generosidad, para ofrecer a todos con delicadeza y respeto los tesoros del Resucitado, que abren los corazones a la esperanza.

 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

 

Se trata de dar siempre testimonio de Jesús y nunca de nosotros mismos; incluso de «negarnos» a nosotros mismos, de «menguar» para que Él crezca. Hay que hacer sitio en nosotros a la fuerza de su Espíritu, que empuja a la fraternidad: «[…] Debo seguir al Espíritu Santo, el cual, cada vez que me encuentro con un hermano o hermana, me pone en actitud de “hacerme uno” con él o con ella, de servirles con perfección; me da la fuerza de amarlos si son en cierto modo enemigos; me llena el corazón de misericordia para saber perdonar y poder entender sus necesidades; me lleva a comunicar con diligencia, cuando llega el momento, las cosas más bellas de mi alma. A través de mi amor se revela y se transmite el amor de Jesús. […] Con este y por este amor de Dios en el corazón podemos llegar lejos y hacer partícipes de nuestro descubrimiento a muchas otras personas […] hasta que el otro, dulcemente herido por el amor de Dios en nosotros, quiera “hacerse uno” con nosotros, en un intercambio recíproco de ayudas, ideales, proyectos y afectos. Solo entonces podremos dar la palabra, y será un don, en la reciprocidad del amor»[2].

 

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

 

«A toda la creación»: es una perspectiva que nos hace conscientes de nuestra pertenencia al gran mosaico de la creación y de la cual somos especialmente sensibles hoy. En este nuevo camino de la humanidad, los jóvenes son en muchos casos una punta de lanza; siguiendo el estilo del Evangelio, confirman con los hechos lo que anuncian con palabras.

Robert, de Nueva Zelanda, comparte su experiencia en la web[3]: «Una actividad en curso en nuestro territorio apoya la recuperación del puerto de Porirua, en la parte meridional de la región de Wellington, en Nueva Zelanda. Esta iniciativa ha implicado a las autoridades locales, la comunidad católica maorí y la tribu local. Nuestro objetivo es apoyar a esta tribu en su deseo de liderar la recuperación del puerto, asegurar que las aguas discurran limpias y permitir la recogida de moluscos y la pesca habitual sin miedo a la contaminación. Estas iniciativas han tenido éxito y han creado un nuevo espíritu comunitario.

El desafío es evitar que se quede en algo pasajero y mantener un plan a largo plazo que preste ayuda y apoyo y marque la diferencia sobre el terreno».

LETIZIA MAGRI

 



[1] Cf. Concilio Vaticano II, constitución dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación, 8.

[2] C. Lubich, Palabra de vida, junio de 2003: Ciudad Nueva 399 (6/2003), pp. 24-25.

[3] El texto íntegro de esta y otras experiencias está en varios idiomas en: http://www.unitedproject.org/workshop.


 

PERDONAD, PUES SOMOS PERDONADOS

 VIDA DE LA PALABRA                últimas semanas de MARZO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de marzo («Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», Mt 6, 12) y la de febrero («Al que venga a Mí no lo echaré fuera», Jn 6, 37):

 

1.-        La PdV de marzo me ha ayudado en tantas ocasiones a no “sentirme ofendido” ante cosas que me escocían. Además, casi seguramente, nadie pretendía molestar.

         Pero, en cambio, la Palabra que más he continuado viviendo ha seguido siendo la del mes anterior: acoger.

Te cuento, p.ej., la tarde de este miércoles:

ofrecido uno de los salones parroquiales para dar clase de español a ucranianos, acogerlos a ellos con sonrisas (más allá de que no nos entendiéramos con ninguna palabra) y a la profesora, con la cual luego al acabar pude mantener una bonita conversación en la que expresó heridas que tenía en el alma;

mientras me despedía, una señora salía también de rezar en la iglesia y me presenté: charlamos y al final, como pasará por aquí dos veces por semana para llevar a su hijo al polideportivo, propuso charlar de vez en cuando y confesar;

al rato, entraba un señor al que tampoco conocía yo y me puse a conversar con él: granadino que por trabajo vendrá de vez en cuando por trabajo y me dijo que le vendrá bien aprovechar para, además de participar en la Misa, contrastar ideas y mantenerse encauzado en la fe en sus múltiples viajes;

mientras él se ponía a rezar, vi a una señora contemplando las figuritas que tenemos en urnas en la entrada del templo parroquial con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento, (se ve que encantan no solo a los niños): maestra jubilada que vivía cerca y también se propuso entrar más veces;

mientras concluía la conversación con ella, un matrimonio salía de visitar al Santísimo, así que fui detrás simplemente para dar las buenas tardes, pero al final se convirtió en un buen rato de conversación, esta vez más directamente sobre la fe, y el compromiso de ir a bendecirles su recién estrenado hogar, pues ya con hijos muy mayores, se han venido aquí una casita más pequeña;

y mientras ellos se iban, terminaba su reunión un grupo parroquial y estuve saludando, (ya empezaba a oscurecer), a algunos amigos que participaban por primera vez y me hacían partícipe de lo vivido.

         En medio de todo ello, también apareció por la Parroquia un focolarino casado, con quien hacía mucho que no hablaba tan largamente.

Fue toda una tarde totalmente inesperada y muy bonita por entrelazar relación con personas nuevas: se les notaba a cada uno de ellos alegre y sorprendido. Y yo, serenamente feliz en mi corazón y con mucho agradecimiento a Dios, poniéndolos en Su Corazón para que Él los vaya conduciendo interiormente.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», Mt 6, 12), la de febrero («Al que venga a Mí no lo echaré fuera», Jn 6, 37) y la de enero  («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2):

 

1.-        “¡Ay, qué apropiada es la PdV para todo el proceso que estoy viviendo! Desde que me lancé a solicitar la nulidad matrimonial, he tenido que  revivir muchas cosas de las que pasaron, del dolor sufrido. Incluso he tenido que volver a hablar con él. Sorprendentemente, me ha pedido disculpas por todo lo que me hizo pasar, de su falta de compromiso cuando dimos el “Sí, quiero”. Pero más sorprendentemente aún, me he dado cuenta de que es una herida totalmente cicatrizada. Así que solo tuve que mostrar una sonrisa y decirle que por mi parte estaba todo perdonado. ¡Lo bien que sienta! Gracias por tus mensajes!!!.

 

2.-        “normalmente no contesto a los correos, pero hoy necesito exteriorizar el bien que me ha hecho leer en el último que nos mandaste la oración de San Francisco de Asís, (este año si Dios quiere, mi hija irá a Asís, lo cual me llena de gozo: solo espero que al final se pueda hacer), y la canción del Gen Verde...: hummm no sé cuál será el efecto de los opiáceos, pero a mí leer estas palabras me llevan a un estado de felicidad tremendo.

   GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, por tu trabajo en la siembra, aunque muchas veces (o al menos yo), vaya tan deprisa que me pase desapercibido, por lo que también aprovecho para disculparme.

 

3.-        “como sabes, trabajo cuidando personas mayores. La señora con la que estaba empezó a maltratarme verbalmente. Hasta que, herida cada vez más mi dignidad de persona, no tuve más remedio que decirles que buscaran a otra persona cuanto antes, que yo iba a dejar ese empleo, a pesar de que me es imprescindible, pues no tengo a nadie y cada vez es más difícil un nuevo trabajo.

Bajaba desanimada y desolada del piso en el que había estado trabajando y me senté en la escalera y miré el correo-e.: ese día escribiste lo que Jesús hablaba para mí. La PdV de noviembre pedía: “cansancio y pereza no tienen la última palabra”. Jesús me lo dijo fuerte y directo al corazón: decidí subir de nuevo y trabajar por la paz. En cuanto aparecí, la señora me pidió perdón. Parecía que, a la vez que Jesús me hablaba a mí, también habló a la señora. Una señora de temperamento muy fuerte, que nunca había pedido perdón ni a su marido ni a nadie y hasta con las hijas es siempre muy dura; de hecho, ellas y la otra empleada se quedaron muy sorprendidas. Pasó la gracia de Dios sobre ella, igual que sobre mí.

“Ver con ojos nuevos a cada prójimo”: ¡cuánta sabiduría encierran esos ojos nuevos! Quisieran ponerse en los ojos de Dios, que con infinita paciencia espera, confía y nos da ánimos. ¿No estamos todos en camino?: ¿a qué tanta prisa por juzgarnos? Pasando los días, poco a poco empezamos a hablar de la fe e incluso semanas después me animé a invitarla a que rezáramos juntas. Actualmente lo hacemos todos los días. Incluso las hijas hasta bendicen ahora la mesa.

            Cuando estoy muy enojada o estoy en un momento difícil me voy a esa palabra de vida de noviembre: “bienaventurados los que trabajan por la paz”. Muy relacionada con la PdV de este mes: un perdón como el de Dios.

 

 

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miércoles, 16 de marzo de 2022

LA ESPERANZA SE AVIVA CON EL PERDÓN

 Las incertidumbres de esta etapa de la historia que nos está tocando vivir, nos ayudan a vivir una auténtica Cuaresma, (aunque de otro modo al previsto): todo invita a la conversión, personal y comunitaria. Solo Dios puede. Dios Amor. Dios, que es Padre.

         A mitad de marzo y ya bien enfilada la Cuaresma, estos textos nos pueden ayudar a vivir mejor la Palabra del mes y la misma Cuaresma (y darle un gran impulso):

 


  

ORACIÓN SIMPLE

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.
Donde haya odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh, Maestro, haz que yo no busque tanto ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.

Porque es dando, como se recibe;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la Vida Eterna
.

 SAN FRANCISCO DE ASÍS

 

 

 

 

 

SIGO VIVIENDO LA ESPERANZA

 “¡Piensa dónde te ha plantado Dios, espera!

No te rindas a la noche:

recuerda que el primer enemigo a derrotar

no está fuera de ti: está dentro…

¡Vive, ama, sueña, cree!” (Papa Francisco).

Si una madre lucha sin miedo a sufrir,

si uno en busca de pan se lanza al mar,

si en el dolor se logra sonreír,

si un amigo comparte mi llorar…

es porque una luz se enciende e ilumina la noche

y me da la fuerza para empezar

 

 Si la flor de hoy era semilla ayer,

 si la hierba el asfalto logra quebrar,

si las aves emigran para luego volver,

si tras la tormenta se calma el mar...

miro a lo alto, sueño,

lucho, canto

y sigo esperando.

Doy la espalda al miedo y lo dejo atrás

 

cause I’ve got Hope, Hope,

PORQUE YO TENGO ESPERANZA,

I’ve got Hope, Hope,

la esperanza conmigo está.

no dejaré de luchar.

 

Yo no me rindo a la noche

porque odio y mal no son el fin.

Yo no me rindo a la duda

porque sé que el Sol siempre está ahí.

 

Dentro de mí y junto a mí

la esperanza no me abandonará.

 

GEN VERDE International performing Arts Group, Canción “I've Got Hope” (Official video) [Sigo esperando]

Aquí tienes el video correspondiente: https://www.youtube.com/watch?v=cAbDTDGfBPY

 

 

 

 

 

COMPRENDER A LA OTRA PERSONA

 Soy comprensivo cuando comprendo al otro sin que él tenga que explicarse, cuando me pongo en su lugar y lo justifico dentro de mí. Si él estuviera equivocado, puedo ayudarlo a corregirse sin juzgarlo; si tuviera limitaciones, puedo ofrecerle mis talentos para compensar su deficiencia; si estuviera en la ignorancia, puedo instruirlo.

Delante del otro debo recordar que yo también me equivoco, que también soy vulnerable, que no estoy completo sin él. Es decir, debo ser humilde.

La comprensión es la característica de los que aman, porque la caridad es paciente, es generosa y bondadosa, no se irrita contra nadie, sino todo lo espera, todo lo cubre, todo lo cree y todo lo soporta, tal como la describe el apóstol Pablo.

 

APOLONIA CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario del 16 marzo

 



martes, 15 de marzo de 2022

NO HAY ESPINA SIN ROSA

 VIDA DE LA PALABRA                      primeras semanas de MARZO



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de marzo («Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», Mt 6, 12) y la de febrero («Al que venga a Mí no lo echaré fuera», Jn 6, 37):

 

1.-        La PdV, como siempre, me ha venido fenomenal. Ha habido distintas cosillas que estas semanas me han “escocido”, (por diversos frentes, la mayoría insospechados) y aunque yo no tenía nada que perdonar, me venía en seguida tanto la PdV de marzo como la de febrero y trataba de reaccionar en consecuencia: con paz y con una sonrisa. A la vez era un decirle “sí” a Jesús crucificado y abandonado, y, como Él, no dejar de amar, lo cual conllevaba dos cosas: por un lado, acoger lo que sucedía o me decían tratando de buscar con ecuanimidad lo que Dios quería decirme a través de esos acontecimientos para tratar de crecer y mejorar; y, por otro lado, mantener la serenidad de que, donde hay cruz, (mejor dicho, ¡donde está el Crucificado!), si uno se lanza a amar, (aunque no sea más que con la escucha o con la aceptación o con una sonrisa), luego habrá resurrección. De hecho, en este sentido, Chiara Lubich afirma: “no hay espina sin rosa”.

1b.-     Lo anterior ha sido, por todo ello, una gotita entre muchas que ha contribuido, (creo yo), a que el primer retiro de la comunidad parroquial que aquí hemos tenido el pasado sábado resultara de abundante fruto espiritual: la gente sin ganas de irse al acabar y proponiendo repetirlo; profundidad en la oración y adoración; conocimiento mutuo y convivencia en el ratito de descanso y refrigerio. De tal manera que la “oración de la comunidad cristiana” que, como colofón recitamos para acabar, era como llover sobre mojado.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», Mt 6, 12):

 

1.-        “con preocupación, al igual que muchas personas por motivo de la guerra.

Desde que me he jubilado, salgo a pasear con mi esposa todos los días que podemos: rezamos el Rosario, pedimos y damos gracias a Dios por nuestros hijos y las personas necesitadas.

En cuanto a mí, sigo luchando para olvidar determinadas situaciones vividas,  y perdonar a algunas personas; bien dice la Palabra de Vida de este mes… Es mi lucha, y pido al Señor que me ayude a superarlo…

Gracias por enviarme la Palabra de Vida y reflexiones.

 

 

 

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