La Palabra de Vida de este mes, («Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido», Lc 15, 6), nos ayudará a llevar todo adelante bien, sin dar nada ni nadie por perdido. Y para recordarlo y reforzarlo, unos textos y alguna experiencia:
DAR AL AMOR EL PRIMER LUGAR
Dar al amor el primer lugar es
decidir, cada día, que las personas importan más que las cosas, que el perdón es
más valioso que el orgullo y que
la compasión es una fuerza que puede revolucionar nuestra vida.
Cuando el amor es una prioridad,
nuestras acciones adquieren un nuevo significado. Las palabras se vuelven más
cuidadosas, los gestos más acogedores, e incluso los conflictos se afrontan con el deseo de
reconstruir en lugar de destruir.
Esta elección de amar antes de
juzgar, de comprender antes de reaccionar, no siempre es fácil, pero
es profundamente liberadora.
Al dar al amor el primer lugar,
iluminamos el camino no solo para nosotros, sino también para los que caminan a
nuestro lado. Porque
amar es sembrar vida donde hay
muerte y aridez del alma, esperanza donde solo hay dolor y desesperación, y
unidad donde hay separación.
APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 1 septiembre
HACER
DE CADA OBSTÁCULO UN TRAMPOLÍN
Es
como una carrera en el estadio la vida. La valla interpuesta es una oportunidad para saltar: para amar con mayor vigor y fiarnos del poder de Dios.
Quejarnos a Él será también una forma de creerle y rezarle. Somos débiles. Él
lo sabe.
P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 31 agosto
MIRAR AL PRÓJIMO
[...] no juzgar las intenciones del otro por lo que hace o dice y que puede ser que no
comprendamos; no
aumentar lo que vemos, sino tratar de observarlo por lo que es en el
presente; conseguir mirar al otro, cada día, como si lo viéramos por primera vez,
sin añadir a la molestia actual la de los días anteriores...
Hecho este primer paso, será más
fácil saber
leer lo que el otro tiene en su corazón y que, a menudo, es
oscurecido por ese modo de actuar que nos molesta; y llegar a comprenderlo, a
comprendernos, y también a ayudarse a mejorar. [...]"
FRANCESCO CHÂTEL, Primo passo: sopportare, Città Nuova
VIVIR EL MOMENTO PRESENTE.
Es viviendo el presente como se
pueden cumplir
bien todos nuestros deberes.
Es viviendo el presente como las cruces se
vuelven soportables.
Es viviendo el presente como se
pueden acoger
las inspiraciones de Dios, los impulsos de su Gracia que llegan en
el presente.
Es viviendo el presente como
podemos construir
con fruto nuestra santidad.
Dijo Francisco de Sales:
"Cada instante viene cargado de un orden y va a hundirse en la eternidad
para fijar lo que hemos hecho con él."
¡Vivamos, pues, el presente! ¡A
la perfección! Nos encontraremos en el atardecer de cada día y en el de la
vida, llenos de obras buenas acabadas y de actos de amor ofrecidos.
CHIARA LUBICH, Se viviamo il presente
SUPERAR LA INTRANSIGENCIA
Muchas veces, la intransigencia
nace del miedo a ceder, a parecer débiles o a perder el control. Pero, en
realidad, la fuerza reside en quien sabe aceptar lo diferente y buscar el
diálogo incluso ante los desacuerdos.
Para superar la intransigencia,
es necesario ser
humilde. Saber reconocer que no somos dueños de la verdad (solo Dios) y que el otro también tiene algo que
enseñarnos. Exige valentía para ceder
posiciones, dejar atrás el orgullo y construir cercanía
donde hay distancia.
En la vida cotidiana, esta
superación se manifiesta en gestos sencillos: ceder
en un conflicto familiar, escuchar con atención
a quien piensa diferente, pedir disculpas cuando
cometemos un error.
Cuando elegimos la apertura en
lugar de la cerrazón, el amor en lugar de la rigidez, damos espacio para
que Dios actúe en nosotros y a través de nosotros.
APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 10 septiembre