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viernes, 15 de septiembre de 2023

EN PENAS Y ALEGRÍAS GLORIFICAR SIEMPRE A DIOS

Aquí te copio unos textos (y experiencias) que nos puedan ayudar a recordar e intensificar esta segunda parte del mes el vivir más y mejor la PdV de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por siempre», Sal 145 [144], 2):

 

 

 

ALABAR A DIOS

 

Estarle reconocidos, hablarle, expresarle nuestro amor, nuestro agradecimiento, admirar su obra en la naturaleza y en esta "pequeña creación" que soy, que somos. ¿Verdad que es una pena vivir como si Dios no existiera?

 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario, 1 de septiembre

 

 

 

 

 

COMPARTIR NUESTRAS IDEAS POR AMOR

 

Si esta postura fuera asimilada por todos, no habría disputas de ideas y de posiciones; no habría polarizaciones ni divisiones entre nosotros. Sólo habría un profundo respeto por las ideas de los demás.

Se puede, empezando cada uno personalmente: puedo ofrecer mi idea, mi visión de las cosas, mi opinión personal, por amor a los demás. Y de la misma manera escuchar por amor sus ideas con respeto...

Del respeto viene la tolerancia, de la tolerancia viene la aceptación del otro que es diferente a mí, de la aceptación nace el diálogo y del diálogo surge la comunión de ideas, que enriquece a todos.

A esto se le llama civismo. A esto se le llama la civilización del amor.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario, 15 de septiembre

 

 

 

 

 

COMPARTIR NUESTRAS IDEAS POR AMOR

 

Es el gran dolor que padecemos: ver cómo la falacia y la astucia de "ciegos guías de ciegos" conducen al error a sociedades enteras. Por eso, que nuestro hablar proceda, sí, del amor, pero nuestro callar no sea por cobardía.

 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario, 15 de septiembre

 

 

 

 

 

 

TENER UN CORAZÓN LIBRE PARA AMAR

 

Entiendo esta libertad del corazón en el sentido de que me libero de todas mis preocupaciones, de todos mis problemas personales, de todas mis tareas, sentimientos, deseos, conocimientos, para estar completamente disponible para cada prójimo que viene a mi encuentro.

Si no doy este paso de "vaciarme" de mí para "llenarme" del otro, no daré al otro la acogida que espera, desea y necesita. El otro se siente realmente amado de modo puro y ocurre un fenómeno en mí: encuentro luego la luz para resolver mis problemas personales, adquiero equilibrio en mis sentimientos y mi fe se convierte en una relación de amor y gratitud a Dios.

Para amar debo tener el corazón libre y cuando amo, experimento la verdadera libertad.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario, 16 de septiembre

 


 

viernes, 31 de julio de 2020

ACOGER LA VOLUNTAD DE DIOS PARA SER "MADRE" DE JESÚS EN OTROS

VIDA DE LA PALABRA                       mes de JULIO



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre», Mt 12, 50) y la de  junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40):

1.-        A principios de mes se me bloqueó mi cuenta de correo-e. sin percatarme, pero la pude rescatar tres días después.
Una semana más tarde mi móvil se quedó negro inexplicablemente (y sin ningún tipo de “señal de vida”), sin embargo (cuando ya me habían prestado otro móvil) al enésimo intento 24 horas después (igual de inexplicablemente) empezó a arrancar.
Días después mi ordenador portátil no arrancaba: todo negro aunque se oía el ruidillo del motor; de cenas de intentos de vez en cuando… a ver si… ¡nada!, (precisamente cuando ya tenía yo casi preparado el correo “mitad de mes”); varios días después, ¡arrancó!
A la semana fui yo el que se “estropeó”, se me pasó al rato, pero al día siguiente (mientras hacía las visitas en el hospital) me encontré mal: neurólogo, oftalmólogo, escáner cerebral…; parece que solo una migraña con aura sin cefalea (esta tarde me hacen resonancia magnética para seguir descartando daños cerebrales o vasculares) y toda esta semana he seguido con vida y múltiple actividad absolutamente normales.
Algo en común a todo esto (y a otras pequeñas ocasiones): decirle de corazón al Señor “Tú, eres mi único Bien” y repetírselo decenas de veces: “ni agenda, ni contactos, ni aparatos buenísimos como son –aunque viejecitos-, ni horas empleadas, ni salud… ¡sólo Tú eres mi único Bien!”. No quiero apegarme ni a cosas, ni a personas, ni a situaciones, ni a nada… “Nada te turbe, nada te espante… quien a Dios tiene nada le falta; solo Dios basta”.
            También me ayudaba muchísimo en todo esto la Palabra de Vida del mes: el aceptar todas esas pequeñas contrariedades como permitidas por la Voluntad de Dios, (aunque cada una me hacía “perder” muchas horas), era fiarme del Señor y entender que incluso así yo estaba siendo “hermano” suyo y que, incluso así, yo estaba siendo “madre” suya, es decir, estaba haciendo nacer a Jesús en otros (aunque fuera en otra parte del mundo o yo no lo viera; sí que comprobé, por ejemplo, esas horitas que estuve en urgencias, tratando de ser amable y sonriente con todos, -algunos sabían que yo era el capellán del hospital-, y llamándolos por su nombre, ha hecho nacer una nueva corriente de simpatía entre nosotros).

1b.-     Pequeñas cosas (gestos de cercanía del Señor, a través de las personas) también me hacían emocionarme interiormente:
-       el día de mi aniversario, pensé llevar bombones al Centro Mariápolis para invitar a la gente después de la Misa, ¡y me los dejé en casa!; me di cuenta en el coche a mitad de trayecto, pero como que me vino a la mente que a lo mejor la divina Providencia suplía; ¡y así fue!: precisamente de Villalba me llevaron allí otros bombones y pude invitar a todos…
-       Las atenciones de varios de los médicos en el hospital…
-       El decir “gracias” de algunas personas que no suelen explicitarlo, me llegaba al alma pues notaba que era de corazón…
-       El otro día, después de una reunión, alguien de otro pueblo me trajo una cena sustanciosa y rica: “te vi el otro día muy delgadillo”. ¡Y tuve para comer y cenar también al día siguiente!
Veía con gozo que también así todos ellos eran “hermanos, hermanas, madres” de Jesús (en mí y en otros) y que, yo a la vez, lo estaba siendo para ellos. Y en todo ello experimentaba caricia del amor de Dios.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre», Mt 12, 50)  
junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40) y la de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3):

1.-        “…he leído tu mail “Palabra de Vida” y me ha encantado como siempre. Me gustan mucho los comentarios de las experiencias de otras personas: es muy curioso porque son cosas que nos pasan en el día a día. Me identifico mucho con la señora que dice que desde que lleva consigo a Jesús, ya no vive con miedo y disfruta la vida. Yo soy una persona muy miedosa y vivo siempre con miedo a la vida y con miedo a la muerte por eso no termino de disfrutar de la vida y de ser completamente feliz, de hecho tiendo a la depresión, pero ya lo tengo controlado gracias a Dios. Me ha encantado la historia de las gafas de sol... En eso tú y yo somos igual de perseverantes… Como siempre, Paco, que alegra enormemente recibir tus mails….


2.-        “estamos a punto de terminar el mes y comenzar otro con una nueva PdV, que siento me implica vivir más cada mes, me parecía haber sacado todo el jugo a la de junio, donde he tratado de acoger al otro, estar cercana a los que sufren yendo ligera de equipaje para poder construir la civilización del amor. 
            Meditando la de julio, descubro que Jesús me pide un paso más: 'Hacer Su voluntad'. Y me dice que cualquiera la puede hacer, esté sano o no, sea adulto o niño... Cada persona lleva en sí la imagen de Dios Amor Que no tengo excusa, ya que cada persona es el tú de Dios, con el que puedo entrar en una nueva relación de amor a Él y si amo me reconoce como de su familia... Es la gran suerte que tenemos, nos sorprende y libera del pasado y desde las limitaciones puedo ser trampolín de lanzamiento para realizarme. Es un gran paso.
Chiara nos lo facilita invitándonos a vivir la Palabra de Dios: "sed una familia". Todo un programa para vivir durante este mes.

3.-        “aquí sigo en casa: salgo poco, (ya sabes que soy de altísimo riesgo); gracias a tus PdV: las espero todos los meses. Espero te encuentres bien. Yo estoy muy deprimida, cada vez peor; tengo muchos dolores, aunque a mi familia no les cuento nada: con sufrir yo es bastante y la metástasis de la cabeza me ha crecido. Solo te lo digo a ti. Gracias por todo. Te seguiré escribiendo mientras esté aquí y pueda.

4.-        “…ayer tras el análisis me fui a desayunar con mi hermana y me comenta: "hoy es nuestro cumpleaños. Hace 34 años del trasplante".
Al escuchar esas palabras, por un instante, retrocedí en el tiempo. Recuerdo que estaba algo confusa cuando me dijeron que a mi hermana había que hacerle un trasplante de médula y que de todas las personas a las que habían hecho pruebas, yo era la única candidata posible para el trasplante.
            En ese instante estaba confusa. No tenía muy claro de qué me estaban hablando. Cómo funcionaba la médula. ¿Por qué solo yo, en qué consistía eso del trasplante...?
Estaba confusa pero una cosa tenía clara: mi hermana me necesitaba y no me hacía falta saber nada más para ponerme en manos de los médicos. No sabía muy bien lo que me iban a hacer, el proceso, las consecuencias... Me daba igual. Allí que fui sin pestañear.
Tras el desayuno llego a casa. Descansé un rato y luego hablo con alguien por teléfono y en medio de la conversación me dice una frase que me deja pensando: "dame un punto de apoyo y moveré el mundo". No la recordaba, pero según la escuché pensé en Dios y me preguntaba si realmente era Él mi punto de apoyo.
Porque si realmente lo era, ¿no tenía que tener confianza ciega igual que cuando la tuve con mi hermana?
Me puse a pensar en situaciones en las que había sentido que ciertamente dejaba mi vida en manos de Dios y me daba cuenta que aunque el resultado a veces no era lo que yo había pensado, estaba tranquila, serena, en paz, feliz…
Todo lo contrario que cuando le ponía alguna excusa, trabas, preguntas.... Luego me sentía mal conmigo misma.
No lo había pensado pero es verdad: apoyarse en Dios, pero de verdad, sin preguntas, con confianza, dejándote llevar sin más, da paz y seguridad
Ahora me doy cuenta que con mi hermana no dudé. Saber que me necesitaba me fue suficiente para ponerme en manos de los médicos sin tener muy claro dónde me metía.
No sé si lo he tenido siempre tan claro con Dios cuando, al igual que mi hermana, sentí que me pedía no mi médula, sino mi corazón….




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martes, 30 de junio de 2020

ACOGER A CADA UNO

VIDA DE LA PALABRA              últimas semanas de JUNIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40) y la de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3):

1.-        Hacía unos minutos que habíamos terminado una reunión parroquial, ya casi anochecido. Por teléfono, alguien que estuvo previamente en la Misa de la tarde, me dice que lleva casi una hora dando vueltas caminando para encontrar sus gafas de sol buenas. Como no es de Villalba, intento que me describa el sitio para salir a su encuentro, (está oscureciendo, no sabe bien por dónde va y no tiene para mandar ubicación).
La PdV enseña a recibir a Jesús en todos (y ser uno mismo Jesús).
Tras casi media hora andando, ya de noche, nos encontramos, (iba yo rezando al Señor y a S. Antonio para que lográramos después hallar las gafas). Trato de que haga memoria para que se oriente. En varios momentos me viene la tentación de desesperarme por su falta de querer intentarlo, pero… hay que seguir confiando en el Señor, (aunque sea esto una pequeña cosa material).
Nada de momento. Después de mucho caminar sin la seguridad de que hubiera sido ese el recorrido exacto, (era de noche ya), lo mejor es regresar a la parroquia y desde allí ubicarse bien y rehacer desde el principio su caminata. Varias veces me decía que era inútil, pero yo insistía. Como que el Señor me ponía dentro confianza, (y veo que es en realidad una de las cosas que le hace falta a esta persona).
Por fin se ubica y ahí decide, ya sí, abandonar, pero entonces es cuando más insisto yo. Hacemos el itinerario por donde había andado y vamos mirando por la acera y, cuando esta y las farolas se acaban, con la linterna del móvil continuamos entre los matojos del arcén y… al cabo de un buen rato… en el sitio más oscuro y menos concurrido… ¡encontramos las benditas gafas! Casi ni nos lo creíamos. Y dimos gracias a Dios en voz alta.
Se ha dado cuenta que una de las cosas fundamentales para con Dios es la perseverancia. “Si se ve la mano de Dios en estas pequeñeces, ¡cuánto ni más será para la fe y lo que de verdad vale!”, me dice. No tenía “las gafas de ver”, así que “mayor milagro”, sigue comentando. “La atención y concentración… si están dirigidas a Dios… y el poder de la fe (la cual hay que pedir cada día)… y la perseverancia, son las enseñanzas que saco”. ¡Merecieron la pena esas casi dos horas (y encima hice ejercicio caminando, que ese día no había podido)!


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40), la de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3) y la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29):

1.-        “aunque no te escriba, siempre leo la PdV y me viene muy bien. Como ya te he dicho más de una vez, cuando la enfermedad de mi marido, me di cuenta de que lo único que hay que pedirle a Dios es que nos dé fuerza y alegría para todo lo que nos pueda surgir en la vida. Y yo continuamente lo compruebo.
Todos los años me tengo que hacer una serie de revisiones médicas, entre ellas una con la dermatóloga. Este año me retrasé un poco por el tema del Covid y no fui hasta junio. Y cuál fue mi sorpresa ya que al hacerme la revisión en la espalda vio dos cosas que antes yo no tenía. Me dijo que debía ir a que lo quitasen lo más rápidamente posible, me dio el nombre de una cirujana que ella conocía y ese mismo día pedí cita, me vio a los dos días y me dijo que yo tenía un tumor maligno, aunque me aclaró que de esto no me iba a morir, (es por acumulación del sol que se ha tomado durante toda la vida). 
Fui sola y, al recibir la noticia, no me inmuté, lo tomé con toda la tranquilidad del mundo, me dijo que me operaría, me tuve que hacer la prueba del covid por protocolo, ya que según parece al entrar en quirófano es obligatoria (dio negativa).
Como tengo dos, dentro de unos días me quitarán el segundo. No te puedes imaginar la paz y tranquilidad que tengo. Y te aseguro que esa fortaleza y esa alegría me vienen de Dios. Yo hace años era una persona muy miedosa y me angustiaba por tonterías. Y desde que siento que Dios es mi Padre y me quiere, se me han ido todos los miedos. Es más: amo mucho la vida y la disfruto. Y si alguna vez pienso en que me pasase algo, de verdad que lo que me preocupan son mis hijos y cómo lo iban a llevar ellos. Aunque Dios ya sabe lo que hay que hacer.

2.-        “… uno de los días fuertes del coronavirus, limpiando una habitación en el hospital con el epi puesto, vi que el enfermo sufría mucho y siempre tengo en cuenta lo que nos explicaste a varias sobre la contrición perfecta, la comunión espiritual y la indulgencia plenaria y, con afecto, se lo dije al enfermo y ¡hasta le di una bendición!; se le notaba ya sereno y al momento dejó de respirar. Tuve paz, aunque todos esos días de pico de la pandemia he quedado destrozada interiormente viendo tanto sufrimiento y soledad.
A algunos más, (que percibíamos que eran católicos), también se lo indicamos todo. ¡Menos mal que nos lo explicaste bien desde que el Papa Francisco lo escribió, pues luego a los pocos días ya no te dejaron entrar al hospital durante 3 semanas!
A otros muchos enfermos pasaba varias veces (aunque ya había limpiado) a decirles una palabrita de consuelo, o preguntarles si necesitaban coger algo, etc….

3.-        “Dios te pague, Paco, como siempre, … tan concreto.
Yo he vivido el confinamiento dedicando la mayor parte del día a cocinar, por mi lentitud al ser poco diestra... pero poniendo todo el amor posible en lo que hacía... me decían que todo estaba muy bueno y esto me alegraba... así, serenamente, dejando de lado otros planes personales...
También me adelanté a hacer un trabajo a una hermana que tenía menos tiempo... era lo más importante, porque se lo hacía a Jesús...
Espero siga mejor tu madre y pido a Jesús te siga ayudando.

4.-        “nosotros también de momento llevando el desconfinamiento con mucho respeto; los niños, ya más relajados, ya que los dos mayores han terminado  los exámenes la semana pasada. Estoy muy contenta porque aunque lo hemos pasado no muy bien, ÉL nunca me ha dejado que estuviera sola, así que deposito toda mi confianza en EL SEÑOR.

5.-        “el confinamiento lo he llevado relativamente bien, salvo que dejé de escuchar noticias, porque me dolía mucho ver las cifras, las muertes, los relatos de cada persona, familia, los compañeros en las primeras líneas de batalla, las bajas de los que nos cuidan…, en fin… mi corazón sufría mucho, aunque intentaba divagarme, pero hubo momentos que pensaba en mi familia, en mi país, una vez que han empezado los casos por allá: empezar a pensar que podría no volver a verlos y pedir por ellos y estar tan lejos y no poder estar con ellos me ha puesto muy triste y pensativa; le pedía a Dios que me diera paz y me ayudara porque cada día era para mí muy difícil...
Ya este mes me he puesto a cuidarme y realizar visitas médicas que tenía pendiente y por gracia de Dios, bien.
Aprovechando del tiempo del cuidado de la niña que al final, de estar con ella, quedamos mal acostumbradas ambas…
Con respecto a… intento no acordarme de lo pasado, porque aún me duele mucho: leo tus palabras y leo la Biblia y veo a mi hija y eso me da fuerza para seguir y perdonar. Gracias, Paco, por todo lo q hacéis; ten por seguro q he escuchado tus misas; y mis oraciones para con todos.

6.-        “…hoy iba con el tiempo justo a Correos y he visto por la otra acera a dos personas; llevaban unas cartas en la mano y me digo: “van al mismo sitio que yo, pues entonces voy más deprisa y me adelanto”. Llego un par de segundos antes, la señora se queda en el bordillo, pero lo que quería era sentarse en el suelo; yo miraba por si había algo cerca para que se pudiera sentar, la señora a la vez también buscaba.
Había cuatro o cinco personas, que van terminando pronto, pero en esos minutos que estábamos esperando mi “hombre viejo” me sugería que no le cediera mi vez, porque luego igual no me da tiempo para hacer todo. Pero parece, en cambio, como si el Señor me estuviera sugiriendo “para qué me dices que te enseñe a estar atenta a los detalles: ¡ahí lo tienes!”. Me dice la señora: “vas después de ese chico”. Contesto: “pero pasa tú, que yo puedo esperar”. Ella se quedó un poco descolocada: se vuelve y me da las gracias. Luego entramos casi a la vez y al salir, sonriente me da las gracias otra vez.
Salgo y enseguida me viene a la mente un libro que he leído hace poco en el cual S. Pedro va donde María a pedir consejo; no recuerdo lo que era, pero la respuesta es cosa de Jesús. Ha sido un ratito muy bonito y yo estaba tan feliz, porque sí, pequeña cosa, pero de pequeñas cosas al final es vida. Al final me ha sobrado tiempo….



  


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lunes, 15 de junio de 2020

ACOGER A JESÚS EN CADA PRÓJIMO

VIDA DE LA PALABRA                    primeras semanas de JUNIO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40) y la de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3):

1.-        Cada día, al abrir la iglesia a las 8:00, (pensando en acoger a Jesús en los que luego vengan), enfundado en mis guantes, extiendo las alfombrillas de las entradas y las rocío un buen rato con pulverizador de agua-lejía para que se puedan higienizar las suelas del calzado. Y, además, los domingos (no trabaja la señora de la limpieza), antes de cada Misa que celebro, voy limpiando los bancos.

2.-        Uno de estos días hubo varias cosillas que me dolieron aunque eran pequeñeces y se me quedaban en el alma, sobre todo por provenir de personas que no me lo esperaba. Pero era resolverme descubriendo en esas punzadas el rostro de Jesús Abandonado (que gritó “Dios mío… ¿por qué…?”) y, como Él, continuar amando, tanto en lo que estaba yo haciendo (aunque alguno me notó menos “vitalidad”), como en “no apuntarlo en la cuenta” de nadie y seguir queriéndolos como siempre y más. En el fondo no era más que una verdad dicha a medias sin la franqueza que puede denotar que quizá no hay plena confianza para decirme las cosas abiertamente con claridad; varias personas que insinúan cierto reparo a que entre yo porque visito el hospital, (donde ya no queda ningún enfermo de covid y sigo todos los protocolos, más los que luego casi exageradamente me “invento” yo).
Me ayudó también examinarme si yo, en el fondo, no hago inconscientemente algo similar: cuando uno ve un defecto en el otro, a veces es que el Señor te quiere corregir a ti de eso mismo. Así que con esto y con la PdV he procurado estar todavía más acogedor con todos (¡aunque con la mascarilla no pueda expresarlo bien con la sonrisa y el rostro!).


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40), la de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3) y la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29):

1.-        “gracias, Paco, por tu fidelidad. Este tiempo de confinamiento ha sido difícil: sola con mis padres, muy ocupada. El trabajo, la casa, nosotros mismos...
Me ayudaron muchísimo tus palabras. Acompañar toda acción con un “POR TI, JESÚS”. Gracias. Comencé: eran las mismas cosas, igual de difíciles, pero ahora ¡con sentido! Esto me daba fuerza y la seguridad de permanecer en mi rayo de la voluntad de Dios.
Así que, algunos temas que tenía aparcados, los retomé. Escribí a mis niños de catequesis que tenía abandonados. Fue muy bonito. Me puse de acuerdo con Jesús para todo y ¡podía atender todo! ¡Gracias!: sentí que estaba limpia, todo perdonado, porque Jesús ya pagó por mí.

2.-        “muy agradecida le estoy por tus mensajes con La Palabra de Vida. Me alegra que usted y sus familiares se encuentren bien. Nosotros también saludables y "soportando esta prisión"; pero no sentimos angustia, porque sabemos en Quien hemos puesto nuestra confianza, y estamos seguros de que Él con su poder cuidará, hasta el último día, de todos nosotros.

3.-        “domingo de la Misericordia: cuando me levanté, vi el cielo oscuro y triste; hago las cosas y me pongo la Misa trasmitida desde Roma, pero, (me pasa alguna vez), cuando oigo la Misa en otro idioma, me quedo en blanco, no sé rezar; ya me puse nerviosa y en mi mente daba vueltas; unos segundos; me digo: “tranquila, tienes la Misa de la parroquia, ¿qué más quieres?”. Y sigo viendo la Misa. Me empiezo a tranquilizar; llega la homilía del Sto. Padre: habla de Sta. Faustina, cuando el Señor le dice: “aún no me has presentado tus miserias”. Eso me impactó y luego, luego, me preguntaba: “es "verdad": yo me reflejo con eso que Él le ha dicho, sin querer hago lo mismo”. En seguida me levanté el ánimo y me pareció que el sol había salido: con un sol radiante me puse la Misa de la parroquia: fue especial y al final expuso el Santísimo casi una hora, ¡un regalo del Señor!, donde vi que es tan generoso. Fue el céntuplo. Cada día le doy gracias a Dios... Al final de ese domingo, veo el whatsapp del grupo: un vídeo… sobre la homilía del Misericordia; ¡confirmo mi alegría!.





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lunes, 1 de junio de 2020

A MÍ ME RECIBE


PALABRA DE VIDA                      junio 2020

Ayer hemos celebrado Pentecostés, culmen de la cincuentena Pascual, dispuestos a dejar que el Espíritu Santo, el Espíritu que nos dona el Resucitado, habite plenamente en nosotros y desde dentro, como hábil Piloto divino, nos haga navegar seguros hacia buen puerto.

            Contribuiremos también a ello si nos esforzamos nosotros cada día en poner en práctica una nueva Palabra de Vida:
        

«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe,
y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado»
(Mt 10, 40)

El Evangelio de Mateo relata en este capítulo cómo elige Jesús a los Doce y cómo los envía a predicar su mensaje.
Son nombrados uno a uno, señal de la relación personal que han construido con el Maestro, al que han seguido desde que comenzó su misión. Han conocido su estilo, basado sobre todo en su cercanía a los enfermos, los pecadores y los considerados endemoniados: todas personas descartadas, víctimas de un juicio negativo y de las que alejarse. Solo después de estos signos concretos de amor por su pueblo, Jesús se prepara para anunciar que el Reino de Dios está cerca.
Así pues, los apóstoles son enviados en nombre de Jesús, como sus «embajadores», para acogerlo a Él a través de ellos.
Con frecuencia, los grandes personajes de la Biblia que abren el corazón ante un huésped inesperado, que no entra en sus planes, reciben de ese modo la visita de Dios mismo.
A día de hoy, sobre todo en culturas que mantienen fuertes lazos comunitarios, el huésped sigue siendo sagrado, aunque sea desconocido, y se le reserva un lugar principal.

«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe,
y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado».

Jesús enseña a los Doce: deben ponerse en camino, con los pies descalzos y con poco equipaje: una alforja ligera, una sola túnica… Deben dejar que los traten como a huéspedes, estar dispuestos a aceptar las atenciones de los demás con humildad; ofrecer gratuitamente ayuda y cercanía a los pobres y dejar a todos la paz como regalo. Como Jesús, serán pacientes ante la incomprensión y la persecución, seguros de que el amor del Padre los asistirá.
De este modo, quien tenga la suerte de encontrarse con alguno de ellos podrá experimentar en verdad la ternura de Dios.

«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe,
y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado».

Todos los cristianos tienen una misión como discípulos: testimoniar con mansedumbre, primero con la vida y luego también con la palabra, el amor de Dios que ellos mismos han conocido, para que se convierta en una gozosa realidad para muchos, para todos. Y ya que han encontrado acogida ante Dios a pesar de sus fragilidades, su primer testimonio será precisamente acoger con delicadeza a los hermanos.
En una sociedad donde lo más normal es buscar el éxito y la autonomía egoísta, los cristianos están llamados a mostrar la belleza de la fraternidad, que reconoce que nos necesitamos unos a otros y activa la reciprocidad.

«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe,
y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado».

Esto escribe Chiara sobre la acogida evangélica: «[…] Jesús ha sido la manifestación del amor plenamente acogedor del Padre del cielo por cada uno de nosotros y del amor que deberíamos tener, en consecuencia, unos con otros. […] Por eso, procuremos vivir esta Palabra de vida ante todo en nuestras familias, asociaciones, comunidades y grupos de trabajo, eliminando en nosotros juicios, discriminaciones, prevenciones, resentimientos e intolerancias hacia este o aquel prójimo, tan fáciles y frecuentes y que tanto enfrían y comprometen las relaciones humanas e impiden el amor mutuo, bloqueándolo como la herrumbre. […] Acoger al otro, al distinto a nosotros, es la base del amor cristiano. Es el punto de partida, el primer peldaño para construir esa civilización del amor, esa cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy»[1].

LETIZIA MAGRI







[1] Cf. C. Lubich, Palabra de vida, diciembre de 1992, en Palabras de Vida (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020 (próxima publicación).