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miércoles, 17 de enero de 2024

ORAR Y AMAR POR LA UNIDAD ECUMÉNICA

 Mañana comienza la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos de distintas denominaciones. Ocasión excepcional para que se reavive para todo el año esa oración y trabajo por el “ut omnes unum sint…”, (“que todos sean uno…”).

Aquí te ofrezco unos textos (y experiencias) para renovar la intensidad en vivir la Palabra de Vida de enero, que, además, es el lema de la Semana de Oración por la unidad («Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo», Lc 10, 27):

 


 

CONSTRUIR PUENTES DE PAZ

 

En ocasiones, habrá que ser valientes, romper esquemas y rutinas, sorprender, poner más corazón. No nos bastan las relaciones frías de mutuo respeto. La paz es mucho más, fruto siempre de la unidad y el amor que ponemos.

 

MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario del 15 enero

 

 

 

 

REZAR POR LOS HERMANOS EN DIFICULTAD

 

Hay muchos hermanos y hermanas que se encuentran en dificultades. Ya sea cerca de nosotros o en todo el mundo.

Pienso sobre todo en las víctimas de las guerras, de las tragedias y catástrofes naturales. Siento compasión por todos ellos, pero desde el punto de vista material, muy poco puedo hacer.

La oración es la ayuda más importante que puedo ofrecer. Conozco su poder y la uso para llevar mi ayuda concreta a cada persona en dificultad.

Cuando rezo, me uno a millones de personas que hacen lo mismo. Y Dios escucha el unísono de nuestras voces y actúa a través de aquellos que pueden llegar eficazmente a estas personas.

Un día entenderemos cómo funciona la economía divina en lo que respecta a la oración. Su poder no tiene límites porque llega al corazón de Dios.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario del 17 enero

 

 

 

 

PRESERVAR CONCRETAMENTE LA CREACIÓN

 

Amar a Dios. Este amor se manifiesta de muchas maneras. Podemos expresar nuestro amor a Dios con alabanzas, con ritos, con ofrendas de sacrificios, pero también con amor concreto a nuestro prójimo.

La frase de hoy nos invita a expresar nuestro amor a Dios a través del cuidado de la creación, de la naturaleza. Sí, esto también es una expresión de amor hacia Dios. Después de todo, es Su Creación.

Cuando salvaguardamos el medio ambiente, estamos demostrando nuestro amor al Creador. Al mismo tiempo, estamos mostrándole nuestro agradecimiento por este inmenso regalo que es la Creación. Y de la cual somos parte.

Hoy, tratemos de amar a Dios salvaguardando la naturaleza que nos rodea, porque a través de ella, Él también expresa Su Providencia para todos nosotros.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra diario del 17 enero

 

 

 

 

 

UN DON QUE VIENE DE LO ALTO

 

"La obra del restablecimiento de la unidad, que requiere nuestra energía y nuestro esfuerzo, es en cualquier caso infinitamente superior a nuestras posibilidades. La unidad con Dios y con nuestros hermanos y hermanas es un don que viene de lo alto, que brota de la comunión de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que en ella se incrementa y se perfecciona" 

 

BENEDICTO XVI, Homilía durante el rezo de Vísperas en la fiesta de la conversión de san Pablo como conclusión de la Semana de Oración para la unidad de los cristianos, 25 enero 2008

 

 

 

 

 

SOMOS IGUALES: EL SEÑOR NOS SALVÓ

A TODOS EN EL BAUTISMO

 

Es fácil olvidarse de la igualdad fundamental que existe entre nosotros: que en el principio todos éramos esclavos del pecado y el Señor nos salvó en el bautismo, llamándonos hijos suyos. Es fácil pensar que la gracia espiritual que se nos ha dado es una propiedad nuestra, algo que nos corresponde y nos pertenece

Es un pecado grave reducir o despreciar los dones que el Señor ha dado a otros hermanos, creyendo que así son menos privilegiados de Dios. Si pensamos así, dejamos que la misma gracia recibida se convierta en una fuente de orgullo, injusticia y división…

…reconocer con humildad que las bendiciones recibidas no son nuestras por derecho, sino por un don, y que nos han sido dadas para que las compartamos con los demás…

…tenemos que reconocer el valor de la gracia concedida a otras comunidades cristianas. Como consecuencia, nuestro deseo será el de participar en los dones de los demás. Un pueblo cristiano renovado y enriquecido por este intercambio de dones será un pueblo capaz de caminar con paso firme y confiado por el camino que conduce a la unidad…

 

PAPA FRANCISCO, Homilía en las Vísperas por el inicio de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, Basílica de San Pablo Extramuros, 18 enero 2019

 

 

 

 

COMÚN PERTENENCIA A CRISTO

 

…los cristianos pertenecientes a una confesión ya no consideran a los demás cristianos como enemigos o extranjeros, sino que ven en ellos a hermanos y hermanas. Por otra parte, hoy se tiende a sustituir incluso el uso de la expresión hermanos separados por términos más adecuados para evocar la profundidad de la comunión -ligada al carácter bautismal- que el Espíritu alimenta a pesar de las roturas históricas y canónicas. Se habla de «otros cristianos», de «otros bautizados», de «cristianos de otras Comunidades». De otras «Iglesias o Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica». La conciencia de la común pertenencia a Cristo se profundiza. Lo he podido constatar personalmente muchas veces, durante las celebraciones ecuménicas que constituyen uno de los eventos importantes de mis viajes apostólicos por las diversas partes del mundo, o en los encuentros y celebraciones ecuménicas realizados en Roma. La «fraternidad universal» de los cristianos se ha convertido en una firme convicción ecuménica

 

S. JUAN PABLO II, Carta Encíclica “Ut unum sint”, n. 48, mayo 1995


lunes, 1 de enero de 2024

DOBLE FACETA DE UN ÚNICO MANDAMIENTO

 PALABRA DE VIDA                                         enero 2024

 


«Amarás al Señor tu Dios…

y a tu prójimo como a ti mismo»

(Lc 10, 27)

La Semana de oración por la unidad de los cristianos[1] ofrece este año como motivo de reflexión la frase arriba citada, cuyo origen se encuentra en el Antiguo Testamento (Dt 6, 4-5; Lv 19, 18). En su camino hacia Jerusalén, Jesús es interceptado por un doctor de la ley que le pregunta: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» (Lc 10, 25). Así se abre un diálogo, y Jesús responde preguntando a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley?» (Lc 10, 26), lo que suscita la respuesta en su interlocutor: el amor a Dios y el amor al prójimo en su conjunto se consideran la síntesis de la Ley y los Profetas.

 

«Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo».

 

«Y ¿quién es mi prójimo?», continúa el doctor de la ley. El Maestro responde relatando la parábola del buen samaritano. No enumera los distintos tipos de personas que pueden representar al prójimo, sino que describe la actitud de profunda compasión que debe animar cualquier acción nuestra. Somos nosotros mismos quienes debemos hacernos prójimos de los demás.

La pregunta que hemos de hacernos es: «Y yo ¿de quién soy prójimo?».

Tal como hizo el samaritano, debemos preocuparnos de los hermanos cuyas necesidades conocemos, dejarnos arrastrar hasta el fondo a las situaciones que se presentan, sin ningún temor, con un amor que se preocupe de ayudar, sostener y alentar a todos.

Es necesario ver en la otra persona a otro yo, y hacer a la otra persona lo que nos haríamos a nosotros mismos. Es lo que se llama la «regla de oro», que encontramos en todas las religiones. Gandhi la explica de un modo eficaz: «Tú y yo somos un todo. No puedo hacerte daño sin herirme»[2].

 

«Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo».

 

«Si permanecemos indiferentes o resignados ante las necesidades del prójimo, tanto en el plano de los bienes materiales como en el de los bienes espirituales, no podemos decir que amamos al prójimo como a nosotros mismos. No podemos decir que lo amamos como lo amó Jesús. En una comunidad que quiera inspirarse en el amor que Jesús nos enseñó, no puede haber lugar para las desigualdades, los desniveles, la marginación ni la negligencia. […] Mientras veamos en nuestro prójimo a un extraño, a aquel que perturba nuestra tranquilidad o desbarata nuestros planes, no podemos decir que amamos a Dios con todo el corazón»[3].

 

«Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo».

 

La vida es lo que te sucede en el momento presente. Darnos cuenta de quien pasa a nuestro lado, saber escuchar al otro puede abrirnos horizontes interesantes y desencadenar iniciativas insospechadas.

Así le sucedió a Victoria:

«En la iglesia, me impresionó la hermosa voz de una mujer africana sentada a mi lado. Me dio alegría y la animé a unirse al coro de la parroquia. Nos paramos a hablar. Es una religiosa de Guinea Ecuatorial que está de paso por Madrid. En su congregación recogen a recién nacidos, niños y niñas abandonados, y los acompañan hasta la edad adulta mediante estudios universitarios o enseñando un oficio. Su taller de sastrería está bien montado, pero no hay suficientes máquinas de coser.

»Me ofrezco a ayudarla a encontrar más máquinas fiándome de Jesús, segura de que nos escucha y me empuja a amar sin escatimar.

»Un amigo mío conoce a un artesano que se alegra de participar en esta cadena de amor. Se encarga de reparar ocho máquinas de coser y encuentra además una máquina planchadora. Una pareja de amigos se ofrece a llevarlas hasta Madrid cambiando su lugar de vacaciones y recorriendo casi 1.000 kilómetros. Así, las «máquinas de la esperanza» llegan hasta Malabo a través de un largo viaje por tierra y por mar. ¡En Guinea no se lo creen! Sus mensajes muestran toda su gratitud».

 

Patrizia Mazzola y el equipo de la Palabra de vida

 

 



[1] Esta se celebra en todo el hemisferio boreal del 18 al 25 de enero, y en el hemisferio austral, en la semana de Pentecostés. Los textos de la oración de este año están preparados por un equipo ecuménico de Burkina Faso.

[2] C. Lubich, El arte de amar, Ciudad Nueva, Madrid 2006, p. 19.

[3] C. Lubich, Palabra de vida, noviembre 1985, en Ead., Palabras de vida/1 (1943-1990) (ed. F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 357-358.


lunes, 11 de noviembre de 2019

CHIARA LUBICH, SIERVA DE DIOS

PROCESO DE BEATIFICACIÓN DE CHIARA LUBICH

             Esta es la oración oficial con la cual se pueden pedir gracias y favores a Dios por intercesión de la Sierva de Dios Chiara Lubich (1920-2008).
             El 27 de enero de 2015 fue iniciado el proceso de beatificación de una de las grandes mujeres contemporáneas, maestra de vida y espiritualidad cristiana no sólo para los católicos, sino también para otras denominaciones cristianas y, sorprendentemente, también para otras religiones y para personas de buena voluntad con convicciones distintas a las religiosas.

"Pinchando" en la siguiente imagen, tienes un vídeo tipo telediario (poco más de un minuto) en el que se anuncia la apertura del proceso: 


         Y "pinchando" en esta, puedes ver otro interesante reportaje brevísimo con la crónica del acto de Apertura del Proceso de beatificación de Chiara Lubich:

Fue un momento  muy emotivo para todos los que gracias a ella hemos conocido y amado, (al menos un poco más), a Dios. 
Impresionante también cuando se mencionaron a la veintena de personas que, (viviendo el
 carisma de la unidad que Dios le dio a ella para servicio de toda la Iglesia), hace ya tiempo que se abrieron sus respectivas causas de beatificación. Una santidad comunitaria, de pueblo que se hace santo con el Santo "en medio" cuando todos juntos están unidos en su nombre "donde dos o más...".

          El domingo 10 de noviembre de 2019 se cerró la fase diocesana del proceso de beatificación y a continuación empieza la fase vaticana; pinchando a continuación puedes ver un resumen: concluye la primera fase del proceso de beatificación de Chiara Lubich. ¡Es un gran paso adelante!

          Aquí te recuerdo, además, el enlace a otro par de vídeos breves sobre Chiara Lubich que en su día colgué en este blog, así como a un artículo traducido de L'Osservatore Romano, que también viene a colación puesto que 2015 es precisamente año del Centenario de Santa Teresa: Dos Castillos, dos mujeres.




Pinchando aquí puedes leer más sobre la causa de canonización y otras informaciones, pero aquí te copio el mensaje del Papa para el momento de la Apertura de la Causa:
«En ocasión de la apertura de la causa de beatificación y canonización de Chiara Lubich…, Su Santidad el Papa Francisco dirige su cordial pensamiento, auspiciando que el luminoso ejemplo de vida de la fundadora del Movimiento de los Focolares suscite en cuantos conservan su preciosa herencia espiritual, renovados propósitos de fiel adhesión a Cristo y de generoso servicio a la unidad de la Iglesia. El Santo Padre invoca abundantes dones del divino Espíritu sobre cuantos están comprometidos en la Postulación y exhorta a hacer conocer al pueblo de Dios la vida y las obras de aquella que, acogiendo la invitación del Señor, ha encendido para la Iglesia una nueva luz en el camino hacia la unidad y, mientras pide que se rece para sostenerlo en su universal ministerio como sucesor del apóstol Pedro, por intercesión de la Virgen Santa, envía a vuestra Excelencia, a la Postulación, a la entera Obra de María y a cuantos participan en el gozoso evento la implorada bendición apostólica».

PIETRO PAROLÍN, CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO DE SU SANTIDAD, Mensaje del Santo Padre
 ante la Apertura del Proceso de Beatificación de la Sierva de Dios Chiara Lubich, 27 enero 2015


domingo, 20 de enero de 2019

LA UNIDAD: EL VINO MEJOR


20 enero 2019
Domingo II Tiempo Ordinario
Semana de Oración por la Unidad de los cristianos

Homilía Misa
Retransmisión por "Radio 5" 
Centro Mariápolis "Luminosa" 
Las Matas (Madrid)



Is 62,1-5
Sal 95,1-2a.2b-3.7-8a.9-10a.c
1 Cor 12,4-11
Jn 2,1-11 (bodas de Caná)


"Haced lo que Él os diga”, acabamos de escuchar en la proclamación del Evangelio. María con perspicacia de madre, se da cuenta que va a faltar el vino. Y con esa frase, provoca el primer milagro de su hijo Jesús, dando así lugar al “vino mejor”.

Hace pocos días hemos celebrado la Epifanía del Señor: Él se manifestó a todos los pueblos representados en los sabios de oriente.
El domingo pasado hemos conmemorado otra epifanía: Jesús es bautizado por Juan en las aguas del río Jordán y se manifiesta la comunión de amor entre el Padre, (la voz que sale del cielo), y el Hijo (sobre quien habla el Padre) y el Espíritu Santo: en esa ocasión es Dios Padre quien nos indica “este es mi Hijo muy amado, escuchadle”.
Hoy recordamos una tercera epifanía: Jesús manifiesta su primer signo, al comienzo de su vida pública.

Dios Padre y María, pues, nos piden escuchar a Jesús, hacer lo que Él nos indica. ¿Y qué es lo que
más quiere Jesús? ¿Cuál es el “vino mejor”?: cumplir el testamento que Él nos dejó, (“que todos sean uno”), pero más aún hemos de cobrar conciencia de ello en esta semana de oración por la unidad. S. Juan Pablo II en la Encíclica que precisamente lleva ese título, (Ut unum sint), nos recuerda: «la unidad de toda la humanidad herida es voluntad de Dios. Por esto Dios envió a su Hijo para que, muriendo y resucitando por nosotros, nos diese su Espíritu de amor. Jesús mismo ruega al Padre por sus discípulos y por todos los que creerán en Él para que sean una sola cosa, una comunión viviente» (UUS 6). “La oración de Cristo, nuestro único Señor, Redentor y Maestro… es un imperativo que nos exige abandonar las divisiones para buscar y reencontrar la unidad” (UUS 65).

Así lo descubrió y enseñó también la sierva de Dios Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, de la que este próximo martes, día 22 de enero, concurren 99 años de su nacimiento. Esta maestra italiana, de Trento, siendo portadora del
carisma de la unidad, promovía eficazmente “ante todo la mutua y continua caridad” (1 Pe 4,7) no sólo entre todas las personas y grupos y carismas de la Iglesia católica, sino también entre todos los cristianos de distintas denominaciones, y también con creyentes de otras religiones y con personas sin referencia religiosa.

"Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18, 20), asegura Jesús. Hace poco pude entablar una cierta amistad con una húngara cristiana-ortodoxa y con una venezolana cristiana-evangélica. Ellas trabajan acompañando a distintas personas mayores. Gracias a esa relación construida, fueron ellas mismas las que luego me buscaron para que yo asistiese en sus últimos momentos a los que ellas cuidaban, que eran cristianos-católicos y ni sus mismos familiares habían caído en la cuenta de llamar al sacerdote.

Este es un “ecumenismo de pueblo”, como lo llamaría Chiara Lubich, es decir, en las relaciones de la vida diaria con cristianos de otras comunidades eclesiales y con cada persona que encontremos: buscar lo que nos une y trazar puentes, con un diálogo respetuoso, tratando de derribar muros y barreras. En el supermercado, en el colegio… siempre se pueden tener gestos y palabras de cercanía con todos.

El Concilio Vaticano II «exhorta a todos los fieles católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos, participen diligentemente en el trabajo ecuménico» (UR 4), puesto que la división «contradice clara y abiertamente la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y perjudica a la causa santísima de predicar el Evangelio a toda criatura» (UR 1).

“Esta unidad, que el Señor dio a su Iglesia y en la cual quiere abrazar a todos, no es accesoria… Dios quiere la Iglesia, porque quiere la unidad y en la unidad se expresa toda la profundidad de su ágape… No consiste simplemente en el encontrarse juntos unas personas que se suman unas a otras. Los fieles son uno porque, en el Espíritu, están en la comunión del Hijo y, en Él, en comunión con el Padre” (UUS 9). El ecumenismo, “la búsqueda de la unidad de los cristianos no es un hecho facultativo o de oportunidad, sino una exigencia que nace de la misma naturaleza de la comunidad cristiana” (UUS 49).

Haced lo que Jesús os diga”, nos ha recordado María hoy en el Evangelio, para que el agua se transforme en vino, para que se manifieste en plenitud la belleza de la Iglesia una y unida.

Francisco-Tomás Tomás Rodríguez


UR           CONCILIO VATICANO II, decreto Unitatis redintegratio sobre el ecumenismo.
UUS         JUAN PABLO II, carta encíclica Ut unum sint, del 25 de mayo de 1995.


"Pinchando" aquí puedes volver a escuchar la grabación: audio Misa




Oyentes de Radio Nacional de España: Paz y Bien.
Del 18 al 25 de enero se celebra la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que este año se nos presenta con el lema “Actúa siempre con toda justicia”, un texto tomado del libro del Deuteronomio.
El día 7 de diciembre de 1943 (hace setenta y cinco años) comenzó su andadura el Movimiento de los Focolares. Ese día Chiara Lubich consagró su vida a Dios en una capilla de su ciudad natal, Trento, en presencia de un sacerdote.
Chiara Lubich nació en Trento, en el Alto Adige, al norte de Italia, el 22 de enero de 1920 (pasado mañana es el aniversario de su nacimiento) y recibió el nombre de Silvia en su bautismo.
A principios de la década de 1940 Silvia Lubich ejercía de maestra en su ciudad y estaba matriculada en la Facultad de Filosofía de la Universidad Ca’Foscari de Venecia. Pero la segunda guerra mundial truncó sus planes. Su casa fue destruida en los bombardeos del 13 de mayo de 1944 y su familia se vio forzada a refugiarse en las montañas cercanas. La joven Chiara, con su nuevo nombre y su pequeño grupo, acogió a una madre destrozada por la muerte de cuatro hijos. La experiencia le acercó a los pobres y desheredados, y la escucha de las palabras de Jesús dirigidas al Padre le impresionó: “Padre, que todos sean uno”. El Evangelio sería su inspiración, que daría forma en sucesivos encuentros. Igino Giordani, político y escritor, la ayudó en el empeño de transformar la sociedad con la espiritualidad de la unidad. El movimiento fue expandiéndose entre los adultos de muy diversos estratos sociales y entre las nuevas generaciones, con el “Movimiento Gen”.
Posteriormente entró en diálogo con otras religiones en Asia, con monjes budistas, y en América con musulmanes y judíos. En el lecho de la enfermedad recibió la visita del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, y murió en Rocca di Papa, en los alrededores de Roma, el 14 de marzo de 2008. Tras conocer la noticia de su muerte el Papa Benedicto XVI escribió: “He recibido con emoción la noticia de la muerte de Chiara Lubich, al final de una vida larga y fecunda caracterizada incansablemente por su amor a Jesús abandonado. En esta hora de separación dolorosa estoy cercano espiritualmente y expreso mi cariño a los familiares y a toda la Obra de María, el Movimiento de los Focolares, que ella fundó, así como a todos los que han apreciado su compromiso constante por la comunión en la Iglesia, el diálogo ecuménico y la hermandad entre todos los pueblos”.
Su funeral, multitudinario, con presencia de personas de todas las confesiones y religiones, fue una demostración viva de la entrega de Chiara Lubich a la causa de la unidad y de la paz. El 27 de enero de 2015 fue abierto el proceso de su beatificación.
Radio Nacional de España transmite la Misa de este domingo segundo del tiempo ordinario desde el Centro “Mariápolis Luminosa”, de los Focolares, en la calle Poniente, nº 33, en Las Matas, término municipal de Las Rozas, al noroeste de Madrid. Los textos oracionales son tomados de la Misa por la Unidad de los Cristianos y las lecturas corresponden al Domingo Segundo del Tiempo Ordinario. Preside la Eucaristía Francisco-Tomás Tomás Rodríguez. Canta el coro del Movimiento de los Focolares.


"Pinchando" a continuación puedes leer la homilía también retransmitida por Radio hace años en ocasión similar: 


miércoles, 28 de noviembre de 2018

DECÁLOGO DEL SACERDOTE

DECÁLOGO DEL SACERDOTE



1. Es más importante cómo vivo mi sacerdocio, que lo que hago en cuanto sacerdote.

2. Es más importante lo que hace Cristo a tra­vés de mí, que lo que hago yo.

3. Es más importante que yo viva la unidad en el presbiterio, que volcarme totalmente por mi cuen­ta en el ministerio.

4. Es más importante el servicio de la oración y de la Palabra, que el de los comedores.

5. Es más importante seguir espiritualmente a los colaboradores, que hacer por mi cuenta y solo la mayor cantidad posible de actividades.

6. Es más importante estar presente en pocos pero centrales sectores operativos, con una presen­cia que irradia vida, que estar presente en todas par­tes de prisa y a medias.

7. Es más importante actuar en unidad con los colaboradores, que no solo, por más capaz que me considere; es decir, es más importante la communio que la actio.

8. Es más importante, por más fecunda, la cruz, que no los resultados muchas veces aparentes, fruto de dotes o de esfuerzos humanos.

9. Es más importante tener el alma abierta so­bre todo (comunidad, diócesis, Iglesia universal), que concentrada en intereses particulares por más importantes que parezcan.

10. Es más importante que se dé testimonio a todos de la fe, que satisfacer todas las usuales preten­siones.


Conf. Episc. Alemana, a propuesta de Mons. KLAUS HEMMERLE (1929-1994), Obispo de Aquisgrán,
[“Decalogo del sacerdote”, en Revista "Gen's" 22 (1992) p. 182]
recogido también como 29º y 30º meditación en "365 pensamientos para el Año Sacerdotal"






EN LOS BRAZOS DE JESÚS

Desde los tiempos de la venida de Jesús, la his­toria de la vocación es la historia de su seguimiento. Nosotros seguimos nuestra vocación en cuanto nos ponemos a seguir a Jesús. Y tal seguimiento es algo que tiene que ver exclusivamente con nuestra libertad, nuestra respuesta, pero es también algo más que una pura y simple acción humana, realizada con nuestras fuerzas. El seguimiento de Jesús significa dejarse caer en sus brazos, dejarse llevar por él, confiar en él.
Nosotros podemos estar en él y permitir que él esté en nosotros. En él, la vocación ya no es una pre­tensión excesiva y opresiva, sino una imposibilidad transformada, redimida. El camino para dejarse transformar y redimir es sin duda el camino de la comunión con Jesús, del encomendarse a él y del vivir con él. Esto significa, al fin de cuentas, que el camino de la vocación es el camino de la cruz. El mismo Jesús no nos deja dudas al respecto:
“Si alguno quiere venir detrás de mí, que reniegue de sí mismo, que tome su cruz y me siga”.

Klaus Hemmerle
(Scelto per gli uomini. Città Nuova, Roma, 19952, p. 37)
Recogido también como 40ª meditación en I parte de “365 pensamientos para el año sacerdotal”





“MULTIPLICAR” EL TIEMPO

Una existencia contemplativa significa descu­brir en cada cosa la presencia de Dios, hacer­se tocar y mover por él, hacerse poseer y colmar por el Dios presente, por el Dios en Dios, por el Dios en el mundo, por el Dios en la Iglesia, en la comunidad.
En otras palabras: por el Dios sobre nosotros y en nosotros, por el Dios afuera y allá abajo, por el Dios en medio, en el centro.
Lo que cuenta es no dejar pasar ninguna ocasión para estar con él y
permanecer junto a él, aferrado al “absoluto en medio”.
Ciertamente, este “contemplativo” permanecer en Dios requiere tiempo. Y pareciera que nosotros no dispusiéramos de él. Pero ¿no es verdad más bien que el tiempo escapa más veloz cuando reducimos nuestros momentos dedicados a la contemplación? Cuantas más cosas tengo que hacer, tanto más nece­sidad tengo de tiempo para la oración. Entonces sucede una especie de “milagrosa multiplicación del tiempo”: gracias al tiempo dado a Dios, termino teniendo más tiempo a mi disposición, o por lo menos tiempo mejor, más disponible, más denso de amor para dar a los demás.

Klaus Hemmerle
(Scelto per gli uomini, Città Nuova, Roma, 19952, p. 108)
recogido también como 44ª meditación en I parte de "365 pensamientos para el Año Sacerdotal"






SIGNO EFICAZ DE CRISTO

El sacerdote tiene que ser alguien cercano a la comunidad, tiene que vivir con los hombres, comprenderlos y hacerse uno con ellos; pero este despojarse, esta simplicidad de ser cristiano entre los cristianos, dirá algo, representará verdaderamente el amor de Cristo, sólo si el sacerdote, aunque al lado de los hombres con modestia y simplicidad, lleva en sí toda la grandeza y altura de su mandato y del, carácter sacramental de su ministerio. Sólo así será signo eficaz y presencia de Cristo que se despojó a sí mismo.

Klaus Hemmerle
(El sacerdote hoy, Gen's 12 (1982/6))
recogido también como 70ª meditación en II parte de "365 pensamientos para el Año Sacerdotal"







ENCUENTRO CON DIOS EN LOS LÍMITES

En Navidad la Palabra se hizo carne, Dios se hizo hombre. Esto significa: Dios en mis lí­mites -en mis límites Dios, Mis limitaciones, mi fra­caso, mis inseguridades son el lugar de Dios en el mundo. Él se ha hecho cargo de todo esto, ha acep­tado todo esto. (...)
Donde toco mis límites, allí lo toco efectivamente a Él, allí no hay motivo para tener menos esperanza, sino más esperanza. Aceptar mis límites significa aceptarlo a él, aceptar a Dios en mis límites.
Y, al mismo tiempo, en mis límites: Dios. Lo que puedo dar a los demás en mis límites es infinitamente menos que lo que necesitan y lo que requieren. Sin embargo, en estos límites míos está Dios y en ellos se da con mi entrega. A través de su encarnación -bien entendida- yo me vuelvo “sacramento” para Él, signo operante en el cual Él se comunica y se extiende en nuestro mundo.

Klaus Hemmerle
(Carta de Navidad, 1993)
recogido también como 6ª meditación en III parte de "365 pensamientos para el Año Sacerdotal"







AMPLIAR EL CÍRCULO

El primer paso siempre tiene que partir de mí (...): vivir de tal manera que los otros encuentren en mí a Cristo, su amor, y se sientan atraídos.
Tengo que acercarme a los otros de modo tal que adviertan que yo no los conozco según la carne (cf. 2 Cor 5, 16), que no busco mi propio interés, ni
una ayuda o un complemento, que no me dejo llevar por la simpatía o la antipatía, sino que los recibo como al mismo Señor.
Los otros tienen que experimentar que yo vivo de Jesús, que sigo más su voz que mis ideas o las opinio­nes de los demás. Verán que mi vida se basa en su Palabra, en sus sacramentos, que lo escucho a él en lo que quiere decirme en los testigos y en los enviados de la Iglesia. Pero sobre todo lo busco allí donde más me ha amado, es decir, en las dificultades, en las tinieblas que son para mí “el sacramento” de su abandono en la cruz, de su muerte.
Tarde o temprano (...) encontraré quien se adhiera a esta vida (…), y serán personas que nosotros no hemos elegido. Se amplía el círculo y se forman nuevas células de personas reunidas en el nombre de Jesús.

Klaus Hemmerle
(Der Miel ist zwischen uns, Neue Stadt, München, 19782, pp. 64-65)
recogido también como 21ª meditación en III parte de "365 pensamientos para el Año Sacerdotal"