Mostrando entradas con la etiqueta reconciliación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta reconciliación. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de marzo de 2024

FIRMEZA EN EL ESPÍRITU SANTO

Aquí te ofrezco unos textos (y experiencias) para renovar la intensidad en vivir la Palabra de este mes («Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme»):

 


 

SABER COMPRENDER A LOS DEMÁS 

Requiere el aprendizaje paciente del amor que no se precipita en los juicios ni se queda en las primeras impresiones. La misteriosa realidad de cada persona es mucho más de lo que aparece, de sus defectos y sus limitaciones. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 13 marzo 2024

 

  

LA RECONCILIACIÓN SUPERA LA INJUSTICIA 

El perdón puede ser una decisión y una actitud unilateral. La reconciliación requiere la participación de ambas partes, de lo contrario no se concreta.

Para que la reconciliación supere a la injusticia, es necesario que haya un arrepentimiento sincero, iniciativa de pedir perdón, así como la voluntad de conceder el perdón.

Cuando soy la parte ofendida, mi esfuerzo será comprender y aceptar el deseo del otro de acercarse, de recuperar la confianza perdida y recomenzar.

Cuando soy yo quien ofendió, el primer paso es admitir el error y pedir disculpas, demostrando sinceramente el arrepentimiento y el deseo de recomenzar.

Cuando al menos hay el deseo de que el amor sea recíproco, Dios puede darnos un corazón puro y un espíritu decidido que supere la injusticia con la reconciliación. 

APOLONIO CARVALHO, Comentario al Pasapalabra diario 16 marzo 2024

 

  

LLEVAR EL ESPÍRITU DE FAMILIA 

¿Nuestra actividad se antepone a todo como lo más importante? Pues no. Lo más importante para Dios es que sus hijos, estén donde estén,  sepan crear, como primer valor, con discreción y prudencia, ambiente de familia. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 15 marzo 2024

 

 

 

SABER ESCUCHAR

         Escuchar es más que oír. Requiere una disposición interior hecha de atención, de disponibilidad, de paciencia. Se deben dejar los propios pensamientos, los propios esquemas, para abrir de verdad la mente y el corazón a la escucha. Si, mientras el otro habla, tú estás ya pensando qué decirle, qué responder, entonces tú no estás escuchándolo a él o a ella, sino a ti mismo. Es un vicio muy feo este… …La escucha es una forma de amor que hace sentirse al otro amado de verdad… 

PAPA FRANCISCO, Discorso ai Partecipanti al 32° Corso sul Foro Interno
organizzato dalla Penitenzieria Apostolica,
25 marzo 2022

 

 

 

NO DESANIMARSE

Claro que ver y palpar los resultados de nuestro esfuerzo es lo que nos mantiene animosos. Lógico. Pero lo nuestro no son los resultados, sino la fe firme de que estamos haciendo la voluntad de Dios. Y esa siempre resulta. 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 11 marzo 2024

 

 

 

DIOS NO SE CANSA DE PERDONAR

…el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene paciencia, paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito. «Grande es la misericordia del Señor», dice el Salmo.

… misericordia, esta palabra cambia todo. Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia.

… Se acercó entonces una señora anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La miré y le dije: “Abuela —porque así llamamos nosotros a las personas ancianas—: Abuela ¿desea confesarse?” Sí, me dijo. “Pero si usted no tiene pecados…” Y ella me respondió: “Todos tenemos pecados”. Pero, quizás el Señor no la perdona... “El Señor perdona todo”, me dijo segura. Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora? “Si el Señor no perdonara todo, el mundo no existiría”. … ésa es la sabiduría que concede el Espíritu Santo: la sabiduría interior hacia la misericordia de Dios.

No olvidemos esta palabra: Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca… El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos nunca. Él es Padre amoroso que siempre perdona, que tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros. Y aprendamos también nosotros a ser misericordiosos con todos. 

PAPA FRANCISCO, Ángelus dominical, 17 marzo 2013

 

lunes, 28 de febrero de 2022

PERDONA A LA HUMANIDAD, SEÑOR

 PALABRA DE VIDA                      marzo 2022

 


«Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»

(Mt 6, 12)

 La Palabra de vida de este mes está sacada de la oración que Jesús enseñó a sus discípulos, el Padrenuestro. Es una oración profundamente enraizada en la tradición hebraica. También los judíos llamaban y llaman a Dios «Padre nuestro».

En una primera lectura, las palabras de esta frase nos comprometen: ¿podemos pedirle a Dios que borre nuestras deudas, como sugiere el texto griego, del mismo modo que nosotros somos capaces de hacerlo con quienes tienen alguna falta respecto a nosotros? Nuestra capacidad de perdón es siempre limitada, superficial, condicional.

Si Dios nos tratase según nuestra medida, ¡sería una condena en toda regla!

 

«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

 

Sin embargo, son palabras importantes que expresan ante todo la conciencia de que necesitamos el perdón de Dios. El propio Jesús se las dijo a sus discípulos –y a todos los bautizados–, de modo que puedan usarlas para dirigirse al Padre con sencillez de corazón.

Todo nace de descubrirnos hijos en el Hijo, hermanos e imitadores de Jesús, que fue el primero que hizo de su vida un camino de adhesión cada vez más completa a la voluntad amorosa del Padre.

Solo después de haber acogido el don de Dios y su amor sin medida podemos pedirle todo al Padre, incluso que nos haga cada vez más semejantes a Él, con su misma capacidad de perdonar a nuestros hermanos y hermanas con corazón generoso, día a día.

Cada acto de perdón es una decisión libre y consciente que hay que renovar siempre con humildad. Nunca es un hábito, sino un camino exigente, por el cual Jesús nos llama a rezar cada día, como por el pan.

 

«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

 

¡Cuántas veces las personas con las que vivimos –en la familia, en el barrio, en el lugar de trabajo o de estudio– pueden habernos hecho una faena, y nos cuesta reanudar una relación positiva! ¿Qué hacer? Aquí es donde podemos pedir la gracia de imitar al Padre:

«Levantémonos por la mañana con una “amnistía” completa en el corazón, con ese amor que todo lo cubre, que sabe acoger al otro tal como es, con sus limitaciones, sus dificultades, precisamente como haría una madre con el hijo que actúa mal: lo excusa siempre, lo perdona siempre, no pierde la esperanza en él… Acerquémonos a cada uno viéndolo con ojos nuevos, como si nunca hubiese incurrido en esos defectos. Volvamos a empezar cada vez, sabiendo que Dios no solo perdona, sino que olvida: esta es la medida que nos pide también a nosotros»[1].

Es una meta alta hacia la cual podemos avanzar con la ayuda de la oración confiada.

 

«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

 

Además, toda la oración del Padrenuestro tiene la perspectiva del «nosotros», de la fraternidad: no pido solo por mí, sino también por los demás y con los demás. Mi capacidad de perdón está sostenida por el amor de los demás, y por otra parte mi amor puede en cierto modo sentir como propio el error del hermano: tal vez dependa también de mí, puede que no haya hecho toda mi parte para que se sintiese acogido, comprendido…

En Palermo, una ciudad italiana, las comunidades cristianas viven una intensa experiencia de diálogo que requiere superar ciertas dificultades. Cuentan Biagio y Zina: «Un día un pastor amigo nuestro nos invitó a un encuentro con varias familias de su Iglesia que no nos conocían. Habíamos llevado cosas para compartir en la comida, pero esas familias nos dieron a entender que no les gustaba ese encuentro. Con delicadeza, Zina les dio a probar algunas especialidades que había preparado y al final comimos juntos. Después de comer empezaron a decir los defectos que veían en nuestra Iglesia. No queriendo entrar en una guerra verbal, dijimos: ¿qué defecto o diferencia entre nuestras Iglesias puede impedir que nos queramos? Ellos, acostumbrados a atacar continuamente, se quedaron asombrados y desarmados con una respuesta así, y empezamos a hablar del Evangelio y de lo que nos une, que seguro que es mucho más que lo que nos divide. Cuando llegó la hora de despedirnos, no querían que nos fuésemos. En ese momento les propusimos rezar el Padrenuestro, y mientras lo rezábamos percibimos fuertemente la presencia de Dios. Nos hicieron prometer que volveríamos, porque querían presentarnos al resto de la comunidad, y así ha sido en todos estos años».

LETIZIA MAGRI



[1] C. Lubich, Palabra de vida, diciembre 2004: Ciudad Nueva 415 (12/2004), pp. 22-23.



domingo, 17 de enero de 2021

PERMANECER EN EL AMOR PARA VIVIR LA UNIDAD

Unos text ayudará Aquí tienes unos textos que nos ayuden a recordar e intensificar la práctica de la Palabra de este mes («Permaneced en mi amor: daréis mucho fruto»):



DEJÉMONOS GUIAR POR LA LUZ DE DIOS

 El mundo está harto de oscuridad. Hemos cerrado la puerta, pero la Luz encuentra siempre alguna rendija para desengañarnos: no somos Dios, y nuestros ojos "se apagan" si no le abrimos. ¡Que "amanezca" la alegría del corazón!

P. MANOLO MORALES, o.s.a, Comentario al Pasapalabra del 31 diciembre 2020

 

 

 

 

VIVIR CON HUMILDAD (Cf. Flp 2,3)

 Fácil no es: incluso cuando hacemos el bien, una pizca de orgullo suele "asomar la oreja". No importa. El agua del río no se limpia parándose, sino corriendo. El amor a los demás es purificador y nos hará cada vez mejores servidores. 

P. MANOLO MORALES, o.s.a, Comentario al Pasapalabra del 11 enero 2021

 

 

 

 

VIVIR Y TRABAJAR POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

 Los cristianos tenemos una sola verdad que nos une: Jesucristo, único salvador. Tenemos también un único credo: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Todos los cristianos también tenemos en común la Palabra, el bautismo y el amor recíproco.

Descubriendo todo lo que nos une y poniéndolo en evidencia, Dios estará entre nosotros y será Él quien realizará la unidad entre nosotros.

Quedan las tradiciones litúrgicas y las diferencias doctrinales, pero no impiden una relación más cercana, una ayuda recíproca en la evangelización, un testimonio de amor mutuo que nos llevará a amar la iglesia del otro como si fuera la nuestra.

El amor de Cristo nos une, y juntos podemos acoger a toda la humanidad. “Que todos seamos uno, para que el mundo crea” (cf. Jn 17,21). 

APOLONIO CARVALHO DO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra del lunes 18 enero 2021

 

 

 

DEJÉMONOS GUIAR POR LA LUZ DE DIOS

 En una carta de los años cuarenta, Chiara Lubich escribió una frase fulgurante: “Mira, yo soy un alma que pasa por este mundo. He visto muchas cosas bellas y buenas, y sólo éstas me han atraído siempre. Un día, que no puedo precisar, vi una luz. Me pareció más bella que las demás cosas bellas y la seguí. Me di cuenta de que era la Verdad”.

A través de Chiara, también yo descubrí esta luz mucho más bella que todas las otras cosas bellas de este mundo, es la luz de Dios, que es Belleza, Bondad y Verdad.

Yo también la seguí. Y si tuviese mil vidas, siempre haría la misma elección.

En este año 2020, en medio del dolor, las pérdidas y las muchas restricciones, siempre he descubierto esta inmensa luz que nos hace ver lo positivo de todo: el aumento de la fe en los corazones, de la solidaridad entre nosotros, del amor recíproco en las comunidades, en las familias y entre amigos.

Esta misma luz nos hace mirar el 2021 con el corazón lleno de fe, esperanza y de mucho más amor. 

APOLONIO CARVALHO DO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra del 31 diciembre 2020

 

 

 

 

AMÉMONOS UNOS A OTROS, PORQUE EL AMOR ES DE DIOS 

…para que nuestra decisión de morir completamente a nosotros mismos frente a cada prójimo adquiera nueva fuerza, quiero ver con vosotros, junto a dos grandes santos que han terminado con éxito el Santo Viaje [de la vida], S. Agustín y S. Jerónimo, la importancia de la caridad.

Las suyas son ideas que han impresionado mi alma y espero que le suceda así también a la vuestra.

Agustín, maestro de caridad, aclara: “Si todos hicieran el signo de la cruz [que es un acto religioso], si respondieran amén y cantasen el aleluya [es decir, si hicieran liturgias, que son importantísimas, sí, pero se quedaran solo en eso…]: si todos recibiesen el bautismo y entrasen en las iglesias, si hicieran construir los muros de las basílicas... queda el hecho de que sólo la caridad hace que se distingan los hijos de Dios de los hijos de Satanás.

Los que tienen la caridad han nacido de Dios, los que no la tienen no han nacido de Dios. Es éste el gran criterio de discernimiento. Si tú tuvieras todo, pero te faltase esta única cosa, de nada te serviría lo que tienes; si no tienes las demás cosas; pero posees ésta, tú has cumplido la ley”.

S. Jerónimo escribe: “Te pregunto: ¿tú has percibido el paso de la infancia a la adolescencia, a la juventud, a la madurez, a la vejez? Cada día se muere un poco, cada día experimentamos transformaciones y, no obstante, vivimos con la ilusión de ser eternos. Estas mismas cosas que estoy dictando, que se escriben y después vuelvo a leer y que corrijo, son momentos de vida, se me restan. Cada punto que el escribano señala en la página es un punto quitado al arco de mi vida (...). La única ganancia verdadera que queda es nuestra unidad en el amor de Cristo”.

Queridísimos, ¿habéis oído? La caridad para nosotros cristianos es lo que cuenta, como dice Agustín; es lo que queda, como dice Jerónimo.
¿Qué tenemos que deducir?

Cuando durante el día, sintamos que nuestro corazón da importancia a un detalle o a otro, a quedar bien, a salvar las apariencias, a un afecto, a un apego, a juicios, a pensamientos, a personas, a nosotros mismos..., habituémonos a descartar, a eliminar cada cosa, diciendo en nuestro corazón: “Esto no vale, esto otro no cuenta”, para no llenarnos de vanidad.

Cuando, en cambio, encontremos la ocasión para poner en práctica la caridad, digamos en nuestro interior: “Esto tiene valor, esto cuenta, esto dura”. Así viviremos nuestra vocación de cristianos auténticos 

CHIARA LUBICH, Conexión CH del 20 diciembre 1984

 

 

 

 

 

 

 



lunes, 15 de abril de 2019

LAVAR LOS PIES PIDIENDO PERDÓN

VIDA DE LA PALABRA                         primeras semanas de ABRIL



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14) y la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», Lc 6, 36):

1.-      Estuve en una Escuela de Acompañamiento Espiritual en el Centro Mariápolis de CastelGandolfo, con 501 personas de 66 países (14 traducciones simultáneas). Resultaron unos días riquísimos por la profundidad y sencillez de los temas, pero también por la variedad de los ponentes y de los oyentes, puesto que éramos de todas las vocaciones, culturas y procedencias.
Desde el principio, renovando el pacto de unidad, se sentía cómo el Espíritu Santo “aleteaba” entre todo lo que se decía y entre toda la gente, también en los pasillos y en la fila del comedor, que se convertía para cada uno en una oportunidad preciosa de “lavar los pies” al tratar de entender a los que tenías alrededor, (por extraña que fuese la lengua), y tratar de comunicar algo de lo que te había quedado dentro o algo de la experiencia que traías. Resultaba espontáneo entre todos, p.ej., ceder el puesto con una sonrisa, invitar a que se sentara con tu grupo a uno que venía solo, prepararle a otro la bandeja… y un largo etcétera.
Yo me tuve que volver día y medio antes a la parroquia, pero aun así percibí que, a través de todos y de todo, venía yo con el alma repleta de haber gozado de la presencia de Jesús en medio de dos o más unidos en Su Nombre, y entonces Él mismo también había sido Maestro (invisible, pero directamente) en el “arte” del acompañamiento espiritual.
1b.-    Y siguiendo en la tónica de servir por amor, un detalle ingenuo, pero de vivir la PdV: en el viaje de vuelta, la persona que estaba sentada a mi lado iba corrigiendo un trabajo y cuando ya quedaba poca luz para leer, sin decirle nada, le encendí la lucecita de encima de su asiento. En su concentración, ¡ni se percató!
Y al bajar, noté que otra persona tenía mala cara y estornudos, y agradeció mucho que yo le prestara atención, animara y ofreciera ayuda y sonrisa.

2.-      Más a menudo de lo que yo me pienso, no hago bien las cosas. P.ej.: con diferencia de pocos días, dos veces encontré taponado por varios vehículos el portón por donde entramos los coches en la parroquia. Y se me puso muy mal humor por dentro, dado que, además, yo en ambos momentos llevaba el tiempo más que ajustado: un día, no pude entrar el coche para descargar la compra (y tuve que hacerlo desde más lejos, con el lumbago de esos días), y el otro, no pude sacarlo para ir a la bendición de un local en otra ciudad. Ciertamente, no me comporté incorrectamente, pero cuando vi a los respectivos dueños, no los miré con una sonrisa como a todo el mundo: ante unos, sin decir palabra, me fui; ante los otros, incluso me quejé como quien habla solo en voz alta. Todo ello, sin ser descortés, por supuesto.
          Luego me quedé mal: había perdido dos oportunidades de dar testimonio de paz, paciencia y perdón. Además, fueron solo 10 ó 12 minutos más en cada una de las ocasiones. Es más, a los pocos instantes me entró verdadero arrepentimiento por haber quizá escandalizado a esas personas y a otros que fueron testigos indirectos. Así que, a los que conocía de estos, luego les escribí un WhatsApp pidiendo perdón por si no los atendí bien en mi preocupación de buscar a los conductores y por si, además, les provoqué escándalo con mi mal ejemplo. A los directamente afectados, no los conozco, así que, he rezado especialmente por ellos. También porque, todos los días desde hace bastantes meses, una de mis peticiones es: “te pido, Señor, por todas las personas a las que alguna vez o de alguna manera, yo no he respetado; te pido por todos aquellos que se han sentido escandalizados o heridos. Sánales Tú esas posibles heridas, que no se hayan quedado mal, que no se alejen de Ti y (si es que se dieron cuenta) que me hayan perdonado en el fondo y se les haya olvidado el asunto”.
2b.-    Uno de los días que mediaban entre los dos incidentes anteriores, estuve hablando con unas personas. Era uno de esos días que tenía yo una tarea tras otra milimetrada desde temprano hasta bien tarde; logré encontrarles hueco. Yo creí que me había comportado de una manera acogedora, sencilla y normal: de hecho, me dio mucha alegría volver a ver a unos y conocer a otros. Pero al día siguiente vino de nuevo a hablar conmigo la persona a la que yo más conocía de esos cuatro: “¿qué te pasaba ayer?”. Al principio, no entendí nada la pregunta. Por lo visto es que el día anterior yo no me había expresado con la alegría y el entusiasmo que se esperaba y se había quedado muy mal (y quizá también los otros, aunque apenas los conocía yo).
Así que, le agradecí enormemente el gesto de amistad verdadera de regresar para decírmelo a la cara; le pedí perdón y que me dijera cómo podía reparar la situación. Me aconsejó que no me comprometiera a demasiadas actividades: “es preferible que me hubieras dicho que no nos recibías y que dediques un poco de tiempo para ti y tus cosas”.
Quizá la astenia primaveral y el antihistamínico que yo llevaba tomando una semana me hacían estar “a medio gas”; sí que me había yo notado algún día, desde el cambio de hora, un poco somnoliento el cerebro; ¡pero pensé que los demás no lo advertían! Así que, procuro estos días, para “lavar los pies”, poner un plus de atención, amabilidad y alegría.



Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn 13, 14), la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo», Lc 6, 36) y la de febrero («Busca la paz y anda tras ella», Sal 34, 15):

1.-        “…ahora que estoy más espabilada te cuento! Mi hijo y su novia aceptan ir al curso para novios en el Centro Mariápolis el último finde de abril, así que los matricularé hoy 😊
Y, segundo, contarte que le han cambiado las condiciones de trabajo a mi marido (que era lo que él estaba deseando y que lo tenía deprimido): así que ha sido un regalo del Espíritu Santo. Era algo que parecía imposible... Te resumo un poco…: él trabaja con un sistema de ventas que era imposible tener comisión y de la noche a la mañana se lo han cambiado a algo posible. Así que, si trabaja bien, puede tener un aumento consistente en ingresos al año, que era justo lo que él llevaba dos años pidiendo, que es lo que vale su trabajo y que está infravalorado. Así que, milagro total porque justo una semana antes de los Ejercicios de Cuaresma había tenido una conversación con su jefe que terminó en mal plan…

2.-        “deseo mucha felicidad y fuerza para tu Semana Santa; yo estoy, dentro de lo que cabe, bien: me han dado dos sesiones de radiocirugía en la cabeza (me falta una para este lunes). Muy duro, pero sigo adelante; cuando estuve ayer viernes en la máquina metida 40 minutos, estuve todo el tiempo rezando; ya los últimos minutos no podía más: era un dolor fuertísimo en la cabeza, detrás, donde me abrieron la cabeza, ya que no me puedo mover nada (tengo una máscara puesta y una máquina que me aprisiona la cabeza para no moverme nada). Pero te digo que hay un Dios muy grande y una madre a mi lado que me ayudó a salir ya cuando yo tiré la toalla, que no podía más: mi fe me ayudó a aguantar ese rato tan malo y aquí estoy contándoselo. Solo usted me entiende porque, aunque yo no sea practicante, tengo mucha fe y sé que tengo algo muy grande conmigo a mi lado y por eso puedo seguir. Espero su madre este mejorcita; rezaré por usted para esta Semana Santa mucha fuerza y paz




Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o
AQUÍ o también AQUÍ




N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
mándamela por correo-e.




viernes, 31 de marzo de 2017

SER FUENTES DE RECONCILIACIÓN

VIDA DE LA PALABRA                        últimas semanas MARZO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de marzo («¡Reconciliaos con Dios!», 2 Co 5, 20) y, la de febrero («Os daré un corazón nuevo; infundiré en vosotros un espíritu nuevo», Ez 36, 26):
1.-        Había muchas gotas que iban colmando el vaso. La última: la hija adolescente esa noche se había escapado de casa. Encontrada después de 5 horas de angustia… ¿qué hacer?: escribir por whatsApp al “padresito”. “Necesito hablar con usted”. ¡Solo nos habíamos visto una vez! No sabía yo qué me podía encontrar, pero el “¡reconciliaos con Dios!” y el consecuente “ser reconciliadores” me resonaba dentro.
Quedé con la madre, (se trajo a la niña), el único rato libre que yo tenía: temprano, antes de las confesiones de la primera Misa de esa mañana de domingo. Después de escucharlas, noté que inconscientemente había alguna dificultad de relación con el padre. Quedé para entrevistarme con los tres unos días después.
Me había venido una inspiración un rato antes; cuando llegaron, les pedí “tres favores antes de que os sentéis”: “el papá le da un abrazo fuerte y apretado y sin prisa a la mamá”. Me miran entre sorprendidos y divertidos. “Y ahora el papá a la hija…; y la mamá a la hija”. Se sientan y empiezan a contarme atropelladamente múltiples problemas de relación y de todo tipo. También que, aunque no se olvidaban de Dios, sí se habían alejado de Él. Después de escuchar a fondo, me vino a la mente una conversación de Chiara Lubich a las familias en la cual ella les enseñaba cómo practicar en lo cotidiano los instrumentos de la espiritualidad de comunión, así que les dije: “decidme ahora cada uno un defecto de los demás, (mejor no, porque ya lo estáis haciendo), y 3 virtudes de cada uno de los demás”. Conforme iban hablando, (a veces, por no poder decir 3 cosas) se ponían a llorar uno u otro o los tres. Se desvelaron cosas de sus historias personales que habían dejado heridas profundas en el alma
Al final de la velada, se les notaba a cada uno con el corazón abierto entre ellos y hacia Dios. Les propuse volver a encontrarnos todos, pero esta vez en “su terreno”: “invitadme a vuestra casa”. Y cuando les iba a preguntar si ya la tenían bendecida, fueron ellos los que lo propusieron. Antes de marcharse, les volví a pedir que se dieran un “abrazo igual y mejor” que el del principio, y también me lo dieron a mí.
 Ya en su casa, se les veía felices: en todos esos días no había habido ninguno de los muchos problemas que antes les aquejaban. Todo había cambiado. Y ciertamente se veía en sus rostros, (y en el modo de relacionarse entre ellos y conmigo), que Dios había empezado a actuar. Me quedé a cenar después de bendecir su hogar. Fueron unas horas realmente bonitas, contándome muchas cosas, dramáticas incluso, pero ahora desde perspectiva esperanzada e ilusionante, ¡y unidos entre ellos!
Yo les había llevado de regalo el último número del mensual “Ciudad Nueva” y de pronto al despedirme me vino una idea: “esta vez, los ‘deberes’ son sacar de ahí la hojita de la Palabra de Vida, que habla de ‘reconciliarse con Dios’ (y, además, de ‘ser reconciliadores’), la ponéis con un imán en la nevera y cada uno subrayáis con un color distinto las 3 frases que más os han gustado (y después de unos días os decís por qué os han llamado la atención), y cada día al desayunar, os volvéis a leer el título y las frases subrayadas, os quedáis con una en la mente y en el corazón, y durante el día tratáis de ponerla en práctica; y por la noche os contáis alguna pequeña cosa que hayáis hecho viviéndola”. Estaban felices, con ilusión de aprender (a ser padres, a ser matrimonio y a ser hija) y de acercarse a Dios (y prepararse para todos los sacramentos).
La historia continúa: entrevistándome unas veces con los 3, otras cada día con uno en particular, con mucha ilusión e ingenuidad tanto por parte de ellos como mía. Él ha colgado orgulloso en las redes sociales que está redescubriendo a su familia y a Dios y se está reencontrando con ellos. La hija, hablándoles de todos estos pormenores, ha emocionado a sus amigas, alejadas de la fe.

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de marzo («¡Reconciliaos con Dios!», 2 Co 5, 20), la de febrero («Os daré un corazón nuevo; infundiré en vosotros un espíritu nuevo», Ez 36, 26) y la de enero («Porque el amor de Cristo nos apremia», 2 Co 14):
1.-        “el día del padre salimos a comer fuera. Pagamos y después, al revisar la cuenta, nos dimos cuenta que nos habían cobrado 17 € de menos. Regresamos a decirlo y el camarero sorprendidísimo y agradecido dijo: «esto sí que no lo había visto yo nunca...»
Y la otra experiencia...: hace unos 6 años, se inundó el trastero... Tuvimos que tirar prácticamente todo: bicicleta, cañas de pescar, tablas para el mar, sillas, sombrillas, una cuna de viaje y muchas cosas más. Dimos el oportuno parte con fotos y todo detallado a una persona de la Administración. Largas y largas, no se ponía al teléfono... Luego, que habían perdido todo el expediente y las fotos; y finalmente, que el seguro no cubría nada. No nos quedamos conformes, además ni siquiera nos enviaba por escrito el administrador dicha respuesta del seguro. Al seguir insistiendo y reclamando el escrito... resultó que al final sí nos daban algo...
En fin... Nosotros seguimos insistiendo, no ya por el dinero, sino porque hay que hacer las cosas bien. ¡Precisamente este fin de semana hemos recogido el cheque!: algo era, aunque menos de lo perdido.
Mi marido me dijo que, después de lo que nos había tocado "luchar" por ello, ese dinero sería para algún caprichito. Pero el Señor tenía otros planes...: justo esa noche recibo un correo en el que pedían ayuda para comprar una furgoneta para una casa-misión en otro continente. Te puedes imaginar lo que pensé!!: «este es el "caprichito" que quiere el Señor... y como Él es genial, (y por si yo no lo "pillaba"...)». jajaja...
Además, el Banco para hacer la transferencia era el mismo del de nuestro cheque (y no es de los más corrientes). Así que esta misma mañana ingresé el cheque para ello.
Ni vimos el dinero... Basta estar en "sintonía" con el Señor y Él dice con claridad cuál es Su Voluntad. Doy gracias al Señor por ello, y también le pido perdón por tantas veces que me necesita y no estoy a la escucha

2.-        “estos días estoy teniendo una experiencia curiosa. Me sentía agobiada porque tenía muchas cosas atrasadas y no sabía ni por dónde empezar. Decidí no agobiarme e ir haciendo una a una sin dejar que me invadiesen los pensamientos negativos ni los reproches hacia mí misma por no haberlas hecho antes, pues lo único que conseguiría es retrasarlas más. 
Alguna de ellas era terreno desconocido para mí, con lo que el tiempo que tenía que invertir en ellas era aún mayor pero, igualmente, decidí tomármelo con optimismo. 
Una de las cosas que tenía que hacer era escribir a varias personas en otro idioma, ya que necesitaba información y datos que ellos tenían.  El primer correo que puse le pregunté a mi marido, pero luego decidí lanzarme yo solita, aunque lo hiciese mal. Él está preocupado por muchas cosas así que no quería yo darle más tarea.
Prefería pedir a quien escribía que, por favor, me corrigiese lo que ponía mal y así me servía para aprender. He recibido varios correos con correcciones en rojo y me daba cuenta que con cada uno, mi alegría aumentaba. El trabajo y los frentes a atender aumentaban ciertamente, pero  a la par aumentaba el cariño con cada paso que daba y eso me hacía sentir feliz, a la par que un tanto extrañada. Cuanto más les escribo, más conozco de aquella parte del mundo y más cerca les siento



Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ
y otras también AQUÍ



N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,

mándamela por correo-e.

jueves, 16 de marzo de 2017

RECONCILIADOS CON DIOS EN CADA PRESENTE

VIDA DE LA PALABRA             primeras semanas de MARZO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («¡Reconciliaos con Dios!», 2 Co 5, 20), la de febrero («Os daré un corazón nuevo; infundiré en vosotros un espíritu nuevo», Ez 36, 26):
1.-        El viernes me llamó un matrimonio; ayer me escribió un correo otro matrimonio. Ambos me decían más o menos: “te vemos serio o preocupado, ¿o es cansancio?”. “Cansado”, era mi contestación. Y es verdad: en medio de la mucha actividad habitual, la operación de mi madre, varios viajes allí al pueblo, y aquí y allí madrugar mucho más de lo habitual.
         Pero gracias a esos “avisos” de tan buenos amigos, me he percatado que tenían razón: yo me estaba centrando poco en vivir por amor cada momento presente, un poco abstraído yo por pequeñeces y eso me restaba quizá alegría: aparte de lo anterior, (y de lo que te contaba hace 15 días), y de la gastritis y acetona durante todo el fin de semana que predicábamos los Ejercicios Espirituales, un par de caras multas de aparcamiento por ingenuidad por mi parte (fiándome indebidamente de un consejo) y la consiguiente inseguridad-temor cada vez que toco el coche, el ordenador que hizo varios intentos fallidos por arrancar (riesgo por tanto de pérdida de los archivos y de todas vuestras direcciones…), varios despistes de nuevo o faltas de atención, una amiga (antigua feligresa; de mi edad) que fui a visitar desviando mi recorrido en uno de estos viajes a mi pueblo porque su marido me avisó que “le queda poco…”, un pequeño conflicto-malentendido injusto en el hospital…, y un largo etcétera de minucias.        
A raíz de la llamada el viernes, en cambio, cada una de estas cosas me ha ido sirviendo como revulsivo para “dejarme reconciliar con Dios”, es decir, para saber y saborear que aunque parezca que algunas cosas se tuercen, Él “escribe derecho”, y me servía para unirme más a Él. Y a la vez, para desde esa hondura, tratar de ser “embajador” de reconciliación.
Creí que lo estaba logrando…, pero parece que poco o nada: me llegó el correo-e. que arriba te comentaba. Bonita corrección fraterna. Así que, hoy he estado redoblando el ánimo y el propósito: dejarme reconciliar con Dios, y ser yo reconciliador con todos y entre todos. Y creo que con la Gracia lo voy logrando

2.-        Aprovecho para agradecerte a ti y a todos las oraciones por la operación en mi pueblo de las dos hernias de mi madre el miércoles de la semana pasada. El viernes tarde le dieron el alta, pero con el drenaje puesto; hoy se lo han revisado y se lo han dejado puesto: el lunes nueva revisión. Las 12 grapas hasta dentro de unos días todavía no se las quitan. Gracias por tu interés, cercanía y oración. Veremos cuándo me la puedo traer a la parroquia unas semanas para ir probando por si se adaptara a estar conmigo.



Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de marzo («¡Reconciliaos con Dios!», 2 Co 5, 20), la de febrero («Os daré un corazón nuevo; infundiré en vosotros un espíritu nuevo», Ez 36, 26) y la de enero («Porque el amor de Cristo nos apremia», 2 Co 14):
1.-        “siempre te leo, siempre, y también casi siempre tengo algo que contar, pero no lo hago, (a veces porque no tengo tiempo, otras veces por pereza). Pero siempre te leo, siempre, y me gustan, (no, ¡me encantan!), las experiencias que pones, tanto tuyas como las de los demás: enseñan mucho.
Me viene ahora a la mente la PdV de enero: “porque el amor de Cristo nos apremia”. Le doy vueltas y vueltas. Chico, la verdad no sé por qué... Si solo hay que amar.
…ya llevo un tiempo acompañando a una persona. Como estoy tratando de montar una empresita de cuidado y atención a persona mayor, niños e incluso hacer trabajos domésticos, pues me llaman de vez en cuando. 
Resulta que me comunican que una persona necesitaba que le apañaran un poco la casa, que vivía sola, pero que con tanto trabajo, no tenía tiempo de hacer las cosas de casa. 
En cuanto me pongo en contacto, me explica que más que hacer labores domésticas, lo que necesita es que le ayude a salir de la depresión y la ansiedad que sufre. 
Te podrás imaginar cómo me quedé: de piedra. Por mi mente pasó el salir disparada del lugar. Madre mía, si me había hasta dicho que menos mal que yo había llegado, porque estaba a punto de quitarse la vida. Hasta eso, Paco. Pero el pensamiento de irme de allí solo fue un segundo. Rápidamente me dije: “yo soy cristiana y me debo a Cristo. ¿Qué haría ÉL en mi lugar?”. Acto seguido le dije: “cuenta conmigo. Te ayudaré en todo lo que pueda, pero antes vamos al psicólogo, psiquiatra y debes seguir la medicación que te ordenen”.
Yo no soy psicóloga, Paco, pero me dije: “tengo que llenarme de paciencia, darle mucho amor y sobre todo desviarle cualquier conversación que lleve al suicido o cosa parecida”. Hablamos de infinidad de temas, por otro lado aprendo porque es una persona muy culta e inteligente y de paso hacemos ejercicio: he optado por hacer dos horas diarias de caminata y entre tanto vamos hablando.
Hoy en día va mejorando a ojos vista. Toma su medicamento que ya es de por vida, habla y ejercita el cuerpo. Espero que dentro de poco, si no tiene recaída pueda volver al trabajo. No sabes la satisfacción que me da cada vez que lo veo y me dice: “¡qué bien me siento! Hoy en la mañana, -a veces no voy, porque me tengo que ocupar también de mi madre-, he hecho esto y lo otro y lo de más allá”. Y el semblante, cómo le ha cambiado. Es increíble, Paco.
Ya se reúne con su gente…, ayuda… , algo que a él le encanta y se le da bien


2.-        “he tenido muchas oportunidades para vivir la Palabra de este mes. Muchos matices de amor.
El amor que perdona: no criticar a los demás mientras hablo con su compañero de mesa.
El amor que se hace uno: no he juzgado por su actitud a un joven, si no que he tratado de entender por qué se comportan así.
La señora que vino para una experiencia misionera podría vivir aquí el amor que todo lo soporta, y me defendió inmediatamente cuando se me criticaba, incluso si yo había tenido culpa.
He tratado, (y otros veo que también lo intentan), de amar a Jesús en el hermano para construir la fraternidad universal


3.-         Copio a continuación alguna de las muchas impresiones que han dejado escritas la treintena de personas de toda España que han participado en el fin de semana de Ejercicios Espirituales de principio de mes en el Centro Mariápolis:
…en este “nacer nuevo” puedo comenzar a escribir en este paréntesis en blanco en el que vivo hoy: estoy preparada a que las cosas no sucedan como yo quiero (           ) sino como quiera Dios¡¡¡¡
Dios pacientemente ha ido esperando mi “Sí” en cada operación, en cada situación vivida, me ha ido dando soplos de “sabiduría” de una manera tan sutil, tan agradable en medio del “dolor” haciéndome saber, (pero sobre todo sentir), que aun en lo desagradable de la CRUZ siempre hay LUZ y hoy junto a vuestro “buen hacer” desde el movimiento me impulsa a dar un “SÍ” definitivo.
3b.-     …de nuevo he renovado, esa paz interior que invita a la alegría y la certeza de que Jesús vive en mí…
3c.-      …lo que más me ha “tocado” es el tema de “Jesús abandonado”. Es una nueva perspectiva en mi vida espiritual. Ver en cada persona y/o circunstancia a Jesús abandonado y Amar a esa persona o esa circunstancia con Jesús, para Jesús, en Jesús, desde Jesús abandonado.
También el descubrir que en mi vida puedo encarnar el Misterio Pascual, (pasión-muerte-Resurrección-Glorificación), con mi enfermedad, con las circunstancias o vivencias del día a día.”

3d.- “…cómo en anteriores ocasiones, son una maravilla: temas y actividades. En esta ocasión el Misterio de Jesús Abandonado me ha dado mucha luz y deseo encontrar la forma de abrazarlo para poder transformar tantas situaciones cotidianas, en el medio para vivir y construir a Jesús entre nosotros…”
3e.- “…como otros años son unos días de Gracia y cada año más especiales.
Sobre todo las meditaciones y experiencias que compartimos y ayudan en la vida de cada día. Se nos hacen un poco cortos…
3f.- …me ha gustado todo, destacando las experiencias: he comprendido el dolor de otra manera…

3g.-    “…he podido experimentar y sentir al Señor en unidad (Comunión) con el hermano, y además he podido estar en intimidad con el Señor (que tanto necesitaba). Espero y deseo poder repetir estos ejercicios porque son muy distinto a lo que yo esperaba…”
3h.-    “…siempre es una alegría poder asistir a las actividades que se realizan en el centro Mariápolis. El clima de unión y los contenidos de cada actividad son un aporte súper valioso que me ayuda a profundizar en el desarrollo de mi espiritualidad…”
3i.-     “…me siento muy feliz, porque he compartido estos días con personas estupendas, llenas de gracia de Dios y he sentido la unidad y el Amor de Jesús y María…”
3j.-     “…muchas gracias por vuestra dedicación y entrega. Es un  enorme don que nos hacéis. Durante estos días he sentido mi corazón ensanchado como una esponja lleno del Amor de Dios y de la familia que hemos formado entre todos. El centro Mariápolis, estupendo; la comida, excelente; las focolarinas, amorosas; en fin, cada año mejor…”


Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ
y otras también AQUÍ


N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
mándamela por correo-e.