martes, 15 de enero de 2013

DIOS ES MI PADRE: ¡QUÉ FELIZ SOY!

"DIOS ES MI PADRE: ¡QUÉ FELIZ SOY! "
VIDA DE LA PALABRA
Alguna de mis EXPERIENCIAS todavía sobre la Palabra de Vida de diciembre (“…les dio poder de ser hijos de Dios”):
1.-     En las últimas semanas del año, para recordarme más la Palabra de vida, a menudo iba tarareando una canción que hace años enseñaba yo a los niños de catequesis:
Dios es mi Padre, ¡qué feliz soy!
Soy hijo suyo, hijo de Dios.
Si Dios cuida de mí,
¿qué me puede faltar?
ni un solo instante,
no, me deja de mirar;
mi vida suya es,

cual diestro tejedor,
la va tejiendo Él

con infinito amor.
Hilo por hilo tejiendo va,
si tú le dejas ¡qué bien lo hará!
Después del huracán
un pájaro cayó,
no creas que eso fue

sin permitirlo Yo;
el pajarillo aquel

se vende por un as,
no tienes que temer,

tú vales mucho más
No ves con qué primor Él sabe engalanar
al lirio que tal vez mañana han de cortar;
pues si a una humilde flor cuida tu Dios así,
¡con qué infinito amor no cuidará de ti!
En el cielo se ven mil estrellas brillar;
Dios las conoce bien, Dios las puede contar.
Si Él mismo fue a buscar la oveja que perdió,
jamás me ha de olvidar aunque le olvide yo.
         Y desde esa óptica pude “repasar” cada mes del año aprovechando mis 4 días con gripe en cama, (¡sí, también el inicio de 2013, igual que el 2012!): medio adormilado esos días, pude dar gracias a Dios detenidamente por tantas cosas del año, pedirle perdón por tantas otras y ofrecerle como página en blanco el año que empezaba para que Él “me lo escribiese”.
Menos mal que, unos días antes, “me dio” por preparar el correo de final de año y dejarlo listo para que se mandara por sí solo ese día (así, lo pudiste recibir entero y puntualmente); ahí también vi un detalle de atención del Padre.
         Y, (repasando el año), lo mismo un par de “sustos” de este verano: después de estos 5 meses, he visto que, en cambio, han sido una verdadera gracia y, a pesar del sufrimiento, me han ayudado a estar con mayor cercanía al Padre (¡y a la Virgen-Madre!) y más atento a cada persona.

2.-     Y otro detalle (por mencionar sólo uno de tantos). Iba a mi pueblo a pasar los días de fin de año. Mi hermano se venía conmigo desde Madrid, pero él no podía salir pronto; aunque yo quería llegar al pueblo para concelebrar en la Misa de despedida de las reliquias de San Juan de Ávila (el nuevo Doctor de la Iglesia), me fie de Dios Padre.
         Me hubiera gustado estar una hora antes. Encima, mi hermano se retrasaba en llegar adonde yo esperaba para recogerlo. Pensé: “es más importante ir juntos que impacientarme”. Al llegar él, dijo que, además, tendríamos que pasar unos minutos a buscar algo en su casa; más retraso, pero más confianza en el Padre, como si Él mismo me dijera: “no te inquietes, sigue sonriendo que, aunque con el tiempo justo, yo me encargo de que llegues; lo único que tienes que hacer tú es amar”.
En el viaje, la tentación de pisar el acelerador; pero no: el Padre quiere el respeto y la legalidad, y tenemos que ser dignos hijos de tal Padre. Por otro lado, fueron preciosas esas dos horas y media en animada conversación con mi hermano.
Al llegar al pueblo, todavía teníamos que ir a recoger a mi padre para que se viniera a esa Misa. Yo me notaba con paz, muy unido al Padre: no importa nada, sólo amar. El compañero que prepara esas ceremonias me iba a reprender si no llegaba al menos 10 minutos antes, ¡cuánto ni más si llegaba con 1 minuto! Para colmo, una grúa tenía cortada calzada y acera: mi hermano se quedó con el coche para aparcarlo y yo fui andando los últimos 70 m. con mi padre; ¡el pobre hasta echó unas carreritas (hacía años que, con su parkinson, no lo hacía!). Lo tranquilicé: “no importa, si no llegamos; no te preocupes”. 
Entrábamos en el convento justo a la hora… demasiado tarde si ellos eran puntuales… Por supuesto, me regañaron por llegar con el tiempo justo, (pero para mí todo había sido preparación). Y luego… ¡me dio tiempo a revestirme tranquilamente, a concentrarme y hasta me sobró para saludar a todos serenamente en la sacristía!
Disfruté la ceremonia (a pesar de que empezaban los síntomas de la gripe).
En fin, todo este “rollo” de detalles para decirte que estamos en manos de un Padre que todo lo tiene previsto en su momento justo: ni un minuto antes, ¡pero tampoco uno después! ¿De qué me hubiera servido no haber vivido con paz y con alegría? ¡¡Y quedé feliz de haber ido fiándome de Él durante todas las vicisitudes del día y del viaje!! 
Y lo mismo con respecto a llegar a final de mes y no acabar con déficit el año. Acabo de terminar las cuentas. ¿Te acuerdas que por estas fechas el año pasado te comentaba que eso me hacía sentir el estómago como cuando vas en la montaña rusa? ¡Pues al final hemos logrado acabar con los dos pies en el suelo (gracias a la Divina Providencia que se ha servido de la generosidad de tantos de vosotros)!

8 comentarios:

  1. Me gustaría los acordes de la canción no lo encuentro por ningún medio

    ResponderEliminar
  2. DIOSS NO TE ABANDONA NI UN INSTANTE, PORQUE SABE QUE CONFIAS PLENAMENTE EN EL.

    ResponderEliminar
  3. gracias este canto lo escuhe cantar por el padre luis toro y la verdad llego ami en un momento de angustia gracias bendiciones lo tratare de cantar siempre aunque no sepa el tono

    ResponderEliminar
  4. Me pueden compartir algún vídeo donde canten está canción. No la encuentro en Youtube

    ResponderEliminar
  5. Igual lo escuché del Padre Luis Toro hace años y lo anoté, aquí salen otras estrofas. Estoy convaleciente con un yeso en toda la pierna por caída pierna por fractura de rodilla. Recordé esta canción para cantarla y ponerme en sus manos y haga en mí su voluntad

    ResponderEliminar