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miércoles, 14 de junio de 2023

ALEGRAOS, SED PERFECTOS, ANIMAOS

 VIDA DE LA PALABRA                  primeras semanas de JUNIO


 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros», 2 Co 13, 11) y la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12, 10):

1.-        Te tengo que confesar que los primeros días del mes no lograba encontrar una “línea” para acordarme en los momentos concretos de la PdV, aunque el precioso comentario ofrecía muchas pistas concretas: ¡era un versículo muy amplio!

            Hasta que decidí centrarme solo en los 3 primeros verbos: “alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos”. Desde ese instante, lo he repetido cientos de veces, (y entonces “me salía” también automáticamente el resto del versículo, como si S. Pablo, ¡el Señor a través de él!, me impulsara a recordarlo… ¡y ponerlo en práctica!

1b.-     Anteayer, por ejemplo. Teníamos una multivideoconferencia internacional los sacerdotes de 13:00 a 15:00 (en Corea ya era casi media noche; en América estaban amaneciendo; no pasaba nada que en Europa retrasáramos la comida). Pero en los minutos previos conectando, un imprevisto: solo se podrían unir 100. De hecho yo llevaba muchos minutos en espera; providencialmente entré en línea y en seguida me percaté del asunto: escribí rápidamente para avisar por si no se habían dado cuenta de la limitación a 100; y efectivamente parecía que no; volví a escribir, ya personalmente al regidor técnico, cuando se estaba empezando (aunque extrañados unos y otros de tan escasa participación) y justo se le vio a él en pantalla como leyendo, (se ve que le había llegado mi escrito y explicación). Empezaron a tratar de dar solución, pero no se podría. Pensaba yo en la PdV y en que era un contratiempo=un rostro de Jesús Abandonado: ¡¡con la ilusión que nos hace vernos todos y saludarnos, después de unos meses!! Mientras, yo conectado con mi ordenador, ofrecí a los españoles que a través de mi móvil con manos libres podía yo realizar una multivideconferencia whatsapp a través de la cual enfocar la cámara y el audio de mi teléfono a la pantalla del ordenador, y así pudieron seguirlo todo a través de mi pantalla, aunque perdiera un poco de calidad la señal. A través de mensaje escrito, había sugerido yo a los de los otros países que hicieran lo mismo con los de sus respectivas ciudades cercanas.

            Temas, experiencias, intercambio, profundización, puesta al día…: precioso todo.

1c.-      Casi al final de esa videoconferencia, de pronto me viene a la mente una distracción: ¡no he grabado ni enviado mi programa de Radio María para el día siguiente! El horario de la videoconferencia iba retrasado por esa dificultad que nunca había pasado, pues las otras ocasiones (2 ó 3 veces al año) fácilmente nos conectábamos casi 500, (y en muchos de esos puntos de conexión, estaba un entero grupito que se había reunido).

Me quedaban de plazo 2 horas nada más para terminar de idear del programa, grabarlo, pulirlo y enviarlo. Pero me acordé de la PdV, y eso me hizo buscar la perfección con ánimo y alegría en lo que tocaba en ese momento: escuchar atentamente, (sin pensar otra cosa), lo que se estaba diciendo desde tantas partes del mundo en la conexión. Pero algunos momentos la tentación: “en otras ocasiones a veces has tardado más de una hora en idear, grabar, pulir y mandar el programa; ¡y no has comido aún!”. Iba apartando esa tentación tratando de centrarme con más atención y amor en la escucha.

            De pronto, algo añadido: ¡el timbre de mi casa! En casi 2 años que llevo aquí, no ha sonado más de 10 ó 15 veces, ¡y tenía que ser hoy y a esta hora!”. PdV (“…vivid en paz…”, entre otras cosas) y ¡fuera tentación!: “también tengo que amar a quien está llamando y a lo mejor es solo cuestión de 1 minuto”. Una persona muy querida venía de visita sin avisar: hay que acoger. Invito a que suba, le explico si le importa que siga los últimos minutos, importantes, de la multivideoconferencia.

La tentación me seguía viniendo: “no te vas a centrar en escuchar y, además, luego no te va a dar tiempo ni a comer ni a grabar el programa”. De nuevo la PdV: “alegraos, sed perfectos, animaos… y el Dios de la paz estará…”. Efectivamente: pude atender hasta el final de la conexión, luego escuchar con más atención a esta persona y comer, me propone además hacer un rato de oración juntos; me parecía que esa “perfección” requería luego llevarla a donde iba, aunque era cerca. Y todo ello, con la paz que también promete la PdV.

1d.-     Después de realizar todo eso, me quedaban ya solo 15 minutos para grabar y enviar el programa, así que la paz de fiarme de la PdV y pensar: “he estado viviendo cada momento presente centrado, con lo cual el Señor me ayudará a que esta vez me salga el programa a la primera, sin repetirlo”. No me salió a la primera, pero sí a la segunda y con muy poquito que repulir. Así, en ese tiempo record, pude enviarlo a tiempo para que en la emisora el equipo técnico le pusiera la música y el encabezamiento y el final y luego lo dejara listo en la parrilla de programación para el día siguiente.

Verdaderamente en todas esas horas experimenté casi sensiblemente que  “…y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros”.

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros», 2 Co 13, 11), la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12, 10) y la de abril («Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra», Col 3, 2): 

1.-        “es un regalo, leer vuestras experiencias; me da la fuerza para vivirla yo también.

La PdV de "Amaos cordialmente unos a otros", me ha dado un empuje, para vivir delante de cada persona con todo mi amor.

Siendo consciente de cada gesto, sonrisa, escucha, que doy para poder amar con el amor que Jesús pone en mi corazón.

También, pidiendo y ofreciendo por las necesidades de tantas personas, cercanas y lejanas.

Parece que Jesús, no se deja vencer en generosidad: algunos días, me ponía delante personas, ante las que era yo quien se sentía amada por ellas.

Un Saludo. Sigo viviendo la P.V..

 

2.-        “le pido a Jesús que me ayude a vivir de acuerdo con su voluntad... Intento borrar la sombra de prejuicios que quizás me llegan para ver a cada uno con " ojos nuevos".

Meditando sobre ella me ha venido la expresión "tener un mismo sentir... me ha llevado a interesarme por lo que me parece de interés para cada hermana... y he tratado de hacérselo saber preguntando por esas cosas que sé que le interesan...

Muchas gracias por tus envíos. Como siempre, la PdV es maravillosa.

 

 

  

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domingo, 31 de octubre de 2021

DIOS INTERVIENE SIEMPRE, SI TÚ AMAS

 VIDA DE LA PALABRA                últimas semanas de OCTUBRE


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28) y la de septiembre («Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos», Mc 9, 35):

1.-        Son varias las sorpresas que saltan cada día y a las que hay que hacer frente, muchas veces sin saber de dónde llueven. Te cuento solo alguna de las muchas:

         Hace unos días me llaman de la institución principal que nos daba los alimentos a la parroquia y que luego nosotros entregábamos a los necesitados: ¡nos suspenden las entregas porque desde febrero no se han atendido las instrucciones que habían dado! Después de “pelearlo”, vi que lo tenían más que decidido. Así que, continuando con la misma amabilidad y respeto, les mostré mi desacuerdo y no tuve más remedio que acatar con humildad su decisión.

Añadieron que, dado que estoy apenas estrenado aquí, nos concederán una oportunidad y, si en 3 meses pusiéramos al día todo tal como nos indiquen en la inspección de la semana próxima, empezarían de nuevo entonces a surtirnos.

“Todo sirve para el bien de los que aman”. ¿También esto? Yo pensaba sobre todo en la gente necesitada. ¡También esto! Con fe en la Providencia divina y en la ayuda de S. José, que “entiende de todo”.

Con ilusión estamos tratando de tener ya todo más que listo para esa próxima revisión. Conscientes también que a veces un parón no interrumpe la marcha, sino que sirve para recobrar más aliento e impulso.

¡Dios seguro que sacará un bien mucho más grande de todo ello, si no dejamos de amar a todos y de sonreír ante todo!

1b.-     Varias personas que desempeñaban diferentes tareas importantes en la parroquia, llevaban ya tiempo pensando por edad o por desplazamiento que quizá era el momento de dejar sus diversos cometidos; para no abandonarme “en la estacada”, se ofrecían, no obstante, a continuar unas semanas, mientras íbamos encontrando otras personas que pudieran desarrollar esa tarea o ponían de plazo hasta Reyes.

         Recordando el “todo sirve para el bien de los que aman…”, se transformaba en acogida y comprensión el “jarro de agua fría” en mi interior que suponía cada uno de sus anuncios. En primer lugar, dando sinceros agradecimientos a cada uno por esos servicios desarrollados desinteresadamente tantos años a favor de la Parroquia. En segundo lugar, de entender yo que ellos tienen que discernir (por edad o distancia o situaciones familiares o…) lo que es Voluntad de Dios para ellos; y alegrarme con ellos, si lo tienen claro, de que den gloria a Dios de otra manera o en otro sitio; no obstante tengo de par en par abiertas las puertas y el corazón a que continúen indefinidamente. Y, en tercer lugar, de nuevo fiarme de la Providencia y de S. José, (¡como ya han empezado a hacer en varias tareas!), que moverán el corazón de otras personas que pudieran entregarse a esos servicios (¡y a otros muchos que me voy dando cuenta!) en la parroquia. “Todo sirve para el bien”.

 

2.-        Una semana cada cuatro, nos toca a nosotros dos estar pendientes todo el día del teléfono para atender el tanatorio de Las Rozas.

Mi primera intervención allí fue una Misa “de cuerpo presente” a las 15:00. Dado que se alargó una reunión que tenía yo previamente esa mañana, me fui allí sin comer.

         Saludé con la mayor amabilidad a los empleados y a 4 familiares. Cuál sería mi sorpresa que en la Misa solo estaban ellos 4. Ni se pusieron de pie; ni contestaron, (solo una de ellas, mayor, de vez en cuando elevaba un tímido “amén” casi imperceptible): eso me desconcertó y desconcentró mucho al principio.

“Todo sirve para el bien de los que aman a Dios”. Pensé en la difunta de casi 102 años, quizá mujer con mucha fe. Y, (aunque la circunstancia, la pasividad y frialdad invitaban a todo lo contrario), viví la Misa “a tope” por el Señor en primer lugar, con ilusión, ¡y también por ella, que era mi prójimo a quien amar! Como si hubiera celebrado yo solo, concentrado teniendo por testigo a “toda la corte celestial”. O como si hubiera estado en una iglesia repleta y con gente entregada participativamente.

         Esto último sí lo pude vivir así, justo una semana después (casi a la misma hora), con un gran amigo del movimiento, que acaba de dejarnos. El corazón se llenaba de gozo dando todos gracias a Dios ante este gran hombre, y pidiendo con intensidad de fe vivida por su eterno descanso, casi como una fiesta anticipo de la del cielo a la que está llamado.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28), la de septiembre («Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos», Mc 9, 35) y la de agosto («Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos»,

Mt 18, 4):

 

1.-        “como siempre, te leo con mucha ilusión por hacerme entender muchos de mis sentimientos y darme estrategias para estar más cerca de Dios y comprender lo que nos tiene preparados a cada uno de nosotros. 

Estamos pasando un mal momento, el peor que he vivido. Mi madre está ya muy mal, y me desconsuela verla luchar tanto y ver en sus ojos esa pena y rabia de no ganar la batalla. Y en cuanto muestra esos sentimientos, enseguida pide perdón a Dios. ¡Qué fortaleza! Todos los días le pido poder disfrutar un poquito más de ella y que siempre se sienta acompañada por Él, que me ayude a decir y hacer con ella lo que más necesite mi madre en cada momento, y que no sienta miedo. 

            Sé que rezas por ella y por todos nosotros, pero te agradecería si pudieras mandarme alguna oración de consuelo, porque a veces me cuesta todo muchísimo.

 

2.-        “habiendo regresado de África, comparto una primera impresión: viendo esos días a los niños jugando en el recreo o bien atentos a sus profes en el aula, recordaba los comienzos, cuando el cole era un proyecto, un diseño sobre un plano.

La última vez que fui, hace 6 años, estaba todo en obras; había mucho movimiento de tierras, maquinas, andamios, obreros trabajando por todas partes.

Al regresar ahora y ver que aquello que antaño fue una idea ahora era una realidad, recordaba el lema y la oración del Domund y me daba cuenta que, en verdad, “el desánimo y el cansancio no tienen la última palabra”.

En este trayecto no nos han faltado horas de desánimo, ocasiones, incluso, de pensar en tirar la toalla y no continuar con el proyecto ante muchas dificultades.

Pero ante el "no merece la pena seguir" que en esas ocasiones retumbaba en nuestros oídos, escuchábamos también las palabras dirigidas a Josué en el Antiguo Testamento: "¡ánimo, sé fuerte y valiente! ¡No temas, ni te acobardes!”.

Y desde luego que mi marido lo ha sido: fuerte, valiente y no se ha dejado acobardar por nada ni nadie y con ese entusiasmo, con el empuje del Padre y del Espíritu Santo, siguió adelante.

            Por ello ahora he podido ver la felicidad reflejada en la cara de los niños. He podido escuchar sus risas y sus voces cantando al unísono. He podido sentir un rayo de esperanza. He podido constatar que, en verdad, con esfuerzo, trabajo, dedicación, oración, las cosas pueden ser diferentes.

He visto, como dice la mencionada oración, “mucho amor en movimiento”: en los niños, en los profes, en el equipo directivo, en las personas que nos llevaban y traían, en...

Pero sobre todo he visto mucho amor en movimiento en mi marido a quien ni siquiera el haber pasado por la uci hace poco le ha hecho detenerse y ha seguido traspasando fronteras para seguir trabajando por un futuro mejor para jóvenes y niños de las zonas más desfavorecidas.

 

 

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jueves, 31 de marzo de 2016

VIVENCIAS EN TIERRA SANTA

VIDA DE LA PALABRA                             últimas semanas de marzo

Antes que nada, de nuevo, ¡feliz Pascua de Resurrección!: toda la octava se considera como si fuera el mismo día de Pascua.


Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la vida diaria la Palabra de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20) y la de febrero («Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo», Is 66, 13):
0.-        Ya te conté hace casi 2 años las impresiones de mi primera peregrinación a Tierra Santa. La de este año también ha sido muy especial para los 37, (andaluces principalmente), que hemos participado: “Tras los pasos de Jesús” la titulamos (¡y así fue!) tomando el título del grupo que allí la prepara y
del magnífico librito-guía que nos dieron.
Queríamos que todo, ya desde los más remotos prolegómenos en la preparación y desarrollo, fuera conducido por Jesús en medio de nosotros, unidos por el amor recíproco.
Dos noches en Nazaret, dos en Belén y dos en Jerusalén.
Hemos regresado todos contentísimos, (con mucho sueño, eso sí), felices; y sintiéndonos verdadera familia entre todos, como así lo prueba el riquísimo intercambio de WhatsApp de estos días posteriores, compartiendo vivencias: verdadera, sencilla y profunda comunión de alma, reflejo del Resuctado. No somos los mismos.   

1.-        Casi como inicio de la peregrinación, fuimos a Caná (emoción indescriptible de todos los matrimonios al renovar entre sí su compromiso, sobre todo los 3 que cumplían bodas de plata), al Monte Tabor (donde celebramos la Misa ese primer día).
En Nazaret, cautivadora de nuevo hasta la conmoción la gruta de la Anunciación,
escapándonos allí (¡estábamos alojados en la residencia de unas monjitas casi en frente mismo!) en cuanto había un tiempo libre. La casa de José (y luego de toda la Sagrada Familia) también nos metió en el misterio de la sencillez cotidiana de 30 años, reflejo terreno (en lo sencillo) del amor eterno-infinito de la Trinidad; y una luz para mí, la fe de José: volvió a su propia casa con Jesús y con María después de los años en Egipto.
Muy especial fue esa noche (y luego otras en Jerusalén) la visita de las focolarinas y gente de la comunidad del lugar: verdaderos héroes viviendo el cristianismo en lugar no sólo tan adverso, sino donde los marginan y desprecian sistemáticamente. Nos quedó a todos ganas de ser aquí más firmes, sencillos y auténticos. Y la oración por la paz y por los cristianos perseguidos, ahora es más viva: tiene rostros, rostros amigos de hermanos.
El segundo día, Heptapegón (multiplicación de los panes y los peces; iglesia que intentaron quemar el pasado diciembre y todavía huele a humo). Al lado, lugar de la pesca milagrosa y primado de Pedro: “¿me amas, más que estos?”, le pregunta Jesús, pero ahí poníamos cada uno nuestro nombre. Misa en el Monte de la Bienaventuranzas (y compromiso de vivirlas, de “ir a por matrícula”, no conformarnos con el “aprobaíllo” de los 10 mandamientos). Cafarnaúm, travesía del lago de Genesaret (cantando entre lágrimas, fijándonos bien en la letra, “Tú has venido a la orilla”), y un montón de pajarillos que se posaron en la barcaza. Y luego Magdala, cuyas ruinas han sido descubiertas apenas hará 2 ó 3 años.
Sorpresa esa noche: visitamos unas excavaciones (no
abiertas al público) bajo la residencia donde nos alojábamos. Una vivienda-cueva del s. I y la “tumba del Justo” (¿quizá S. José?). Nos ayudó a hacernos idea más exacta de las costumbres y enterramientos de la época.

2.-        Bien temprano antes de irnos de Nazaret, con voz entrecortada a veces, pudimos celebrar allí la Misa, renovando con María nuestro “sí” a Dios, que pocas horas después repetiríamos en las orillas del río Jordán recordando nuestro Bautismo.
De camino hacia Belén, río Jordán, monte de las Tentaciones y Jericó.
Pero antes de seguir contándote… recalcar que, en cada sitio, cada uno de los 6 días, después de las magníficas explicaciones del guía (un cristiano palestino), nos recogíamos y escuchábamos con un silencio absorbente (muchas veces envuelto en nudo de garganta y lágrimas), uno o varios pasajes del Evangelio correspondientes a ese lugar exacto. Sólo a la vuelta, (el martes pasado que tocaba en la Misa Lc. 24), me he dado cuenta por qué “ardía nuestro corazón” y por qué, más que leer, “nos explicaba las Escrituras”: aunque no lo reconocieran nuestros ojos, ¡era Él en medio de nosotros! Presente también por los miles de detalles y atenciones de amor cristiano entre todos los del grupo (incluidos guía y chófer).

3.          En Belén, Basílica de la Natividad: lugar del nacimiento de Jesús y del sitio donde estaba el pesebre. “Adeste fideles” espontáneo (aunque fuera Jueves Santo por la mañana) y “Noche de
paz”, ambos con lágrimas de emoción, después de haber besado el lugar, marcado con una estrella de plata, y de haber proclamado los correspondientes textos sagrados.
Por la tarde, Monte de los Olivos (lugar de la Ascensión de Jesús al cielo, cueva donde enseñó el Padre nuestro, vista panorámica de la Ciudad Santa desde el lugar donde lloró al verla y… Huerto de los Olivos, en cuya Basílica -¡nada menos, y precisamente ese día!- tuvimos la Misa de Jueves Santo. Con una sorpresa para mí: me daba pena no haber estado en la anual Misa Crismal con mi obispo y todos los sacerdotes en la que renovamos las promesas sacerdotales; ¡pues el franciscano que presidía esa Misa para los de lengua española, nos las hizo renovar! Detalle de Amor del Señor.
            Y un rato después, ¡¡¡precisamente ahí!!!, Hora Santa, y luego la procesión por el torrente Cedrón (mismo
recorrido y hora, -misma luna llena-, que aquel primer Jueves Santo de la historia) hasta donde estuvo el palacio de Caifás. Sueño en los ojos y cansancio acumulado en los pies: fidelidad en el corazón; como Pedro, -a pesar del gallo-, recibiendo la mirada misericordiosa de Jesús. Varias veces esos días ganamos la indulgencia plenaria del Año extraordinario de la Misericordia.

4.         Quinto día. Traslado a Jerusalén. Viernes Santo: ¡¡precisamente allí!! Sin pretenderlo, entré en la ciudad por la “puerta de las ovejas” (al lado de la piscina de Betesda, donde Jesús curó al paralítico) con las focolarinas casadas recitando la consagración a J.A.: “Tengo un solo Esposo sobre la tierra, Jesús Crucificado y Abandonado: no tengo otro Dios fuera de Él. En Él está todo el Cielo con la Trinidad y toda la tierra con la Humanidad…Etc.”. Nos recorrió luego un escalofrío al ser conscientes de ello y comentarlo entre nosotros.
Via Crucis por la via Dolorosa. ¡Significativo por mil paradojas contrastantes!: por ello mismo, verdaderamente cada uno interiorizó de mil maneras ese camino, unido al Maestro.
Intento de visitar el Calvario y el Santo Sepulcro: imposible por tantos peregrinos. Amargura. Nuevo intento a la mañana siguiente: sólo el Calvario. Sábado tarde, última oportunidad: en el último instante, logró entrar nuestro grupo de 5 en 5, después de haber ido leyendo varios evangelios en referencia a todo ello en la larga espera. Emoción indescriptible. Luego, en un aparte, el Evangelio de la visita de
Pedro y Juan al sepulcro: “entró y… (creyó)”. No pude leerlo, pues me puse a llorar; cuando después de unos minutos parece que me volvía la voz, levanto la vista y… todo el grupo también estaba igual que yo. Otro par de minutillos. Y logré acabarlo.
“No está aquí, ha resucitado; venid a ver el lugar donde lo pusieron”. El sepulcro está vacío. Vive hoy. Con nosotros. En todo el mundo en cada Sagrario; y en cualquier lugar donde haya "dos o más unidos" en Su Nombre por el amor recíproco.
Esa era la sensación cuando, rato después, celebramos la Vigilia Pascual de nuevo con los de lengua española en la Basílica de Getsemaní. El decirnos “¡feliz Pascua!”, (aunque nos iba a quedar poco más de una hora para dormir, antes de dirigirnos al aeropuerto para regresar), no era retórico: era expresión de una semana que, verdaderamente, estaba siendo “Santa”.  
Mil cosas se quedan no en el tintero, sino en el corazón, en el alma. Dios las conoce. Pero para algún otro detalle, te invito a leer el artículo que el mensual ”Ciudad Nueva” está preparando para el próximo mes con nuestras vivencias.
Después, anteayer, he visitado una ciudad patrimonio de la humanidad con unos amigos. El "clima" de familia, igual lo que acabo de contarte. Pero... ¡qué vacío al visitar la ciudad!: las piedras (las casas señoriales y los palacios… monumentos…) eran eso, ¡solo piedras!, no "hablaban" como en Tierra Santa. Con lo cual he agradecido a Dios más aún la experiencia hecha la pasada semana, que continúa gracias a una preciosa comunión de vida y experiencias a través de WhatsApp y correo-e: "donde dos o más...", ¡¡también en la red!! ¡Feliz Pascua de nuevo y siempre!


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de vida de marzo («El Reino de Dios ha llegado a vosotros», Lc 11, 20), la de febrero («Como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré Yo», Is 66, 13) y la de enero («Llamados a anunciar las proezas del Señor”», cf. 1 2, 9):
1.-        “ayer apalabré el alquiler de nuestra casa para cuando nos vayamos...
Y ha sido bonito... Todo lo de encontrar casa nueva se lo encargué a la Virgen. Le dije que la buscara Ella y desde luego estoy sorprendida!! También le pedí que buscara inquilinos buenos para la de ahora. Un día se me pasó por la cabeza una vecina que tiene dos hijas casadas y las dos también viven en este edificio. No sabía si eran propietarias o estaban de alquiler pero pensé preguntarle por si le interesaba a alguna. No me encontraba con ninguna de ellas y tampoco sabía en qué piso vivían. Un día mientras aparcaba el coche le dije a la Virgen: "tienes que hacer que me encuentre con alguna". Y... salgo del coche y justo cuando voy hacia el ascensor me encuentro a una de ellas! Me dice que su hermana estaba de alquiler y justo a la vuelta del verano vendían el piso y se tenía que ir. Vino ayer con su marido y les encantó la casa. Ellos están ahora en otra más pequeña (también en este edificio). Así que... en cuanto nos vayamos se mudan aquí. Y también ayer tarde me llamaron para alquilar la plaza de garaje que tenía libre de la casa de enfrente. Todo ayer por la tarde!!
Así que Mami me resuelve todo...
Pero también está Jesús Abandonado...: ¡hay que seguir rezando por la empresa! De todas formas mi marido y yo hemos decidido que ante esta situación de incertidumbre, nuestra actitud será no de dar menos ayudas y donativos, ¡¡todo lo contrario!!: precisamente ahora nuestra "consigna" es dar más

2.-        “aunque aún quedan fuertes vientos que soportar, una vez más confirmo que luego de la tormenta viene la calma y que la fuerza para afrontar los tiempos malos sólo depende de la sólida relación que tenemos con Dios, del amor y la actitud con el que se ven y hacen las cosas.
Definitivamente necesito fortalecer mi fe en Dios y mi amor por los demás; aún soy de papel para ciertas cosas, en especial si el daño viene de mis seres queridos.
Soy una persona con muchos errores… sólo tengo intenciones de transmitir que se puede estar mejor, pero lo hago mal. Tengo mucho que corregir en mi persona, desde aquellas virtudes como la paciencia, tolerancia, comprensión y saber perdonar (incluso a mí misma).
Te llamé aquel día luego de sentirme enormemente confundida y, aunque parezca exagerado, sentía muchas ganas de desaparecer: había decepcionado a mis hermanos con lo que dije y por cómo lo dije, (y posiblemente a mi madre también, aunque me dé la razón). Antes de llamarte, pensé en muchas personas, amigos y familiares, pero estaba segura que tu consejo me iba a transmitir lo que Dios esperaba que yo hiciera en esos momentos y cómo debía “romper el hielo” y seguir: siempre ha sido muy acertado. Gracias por tu apertura, por dejar tus ocupaciones en “ese momento”, por tu tiempo, por tu escucha, por tus palabras llenas del amor de Dios, y por hacerme sentir que valgo y que puedo hacer mejor las cosas.
Ahora estamos de regreso ya por aquí, pensando que Dios sabe por qué hace las cosas, que me ha dado otras funciones en mi vida (ocuparme por la salud de mi esposo y el bienestar de mi hijito). Haré lo posible por dejar que mis hermanos resuelvan sus problemas, pero estaré allí cuando me necesiten y no dejaré de cuidar a mis padres desde aquí o donde esté y como me sea posible...
Agradezco a Dios que haya puesto en mi camino a un gran amigo

3.-        “ayer también hubo otro rostro de Jesús Abandonado. Tuvimos que despedir a la persona que cuidaba a mi suegra. Se había llevado dinero y algunas joyas... Un mal trago!! Nosotros le dimos todo lo que le correspondía de sueldo, vacaciones, más días de sueldo para que buscara trabajo... Por supuesto no ha devuelto nada y no se la acusó ni se la hizo pasar ningún mal momento, (el Señor la juzgará, no nosotros). Aun así, le dijo a mi marido que había entrado a trabajar un tiempo antes (él no recordaba la fecha exacta) y le sacó algo más de dinero... En fin

jueves, 17 de julio de 2014

ORAR JUNTOS

VIDA DE LA PALABRA durante las primeras semanas del MES DE JULIO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de vivir la la Palabra de Vida de junio (“«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28, 21) y la de julio («Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» Mt 18, 19-20):
1.-       Dos días bonitos en el tren.
Jueves. Por la mañana, en la estación encuentro a un amigo: hace 8 años empezó a cambiarle la vida gracias a estos saludos matinales. Esta ocasión estaba de nuevo particularmente triste. Saludo un instante en el andén (y luego en el vagón) a otras personas que suben o bajan, pero sin dejar de prestarle atención a él, a quien noto demasiado abstraído.
En principio no hay dos asientos juntos, pero se da cuenta la señora que estaba junto al que ocupó él y me hace seña por si yo quiero intercambiar con ella mi puesto, (¡qué atenta, qué detalle!), y así yo me sitúo al lado de él.
Durante la media hora del viaje, me cuenta sobre su hija adolescente… Acojo esos dolores y preocupaciones como míos; le prometo oración, recordándole precisamente la Palabra de Vida de este mes (desde hace esos 8 años se la estoy mandando). Me despide: “¡Muchas gracias por escucharme! Sí, rezamos unidos. Yo sigo pidiendo por tu padre”.

1b.-          A media mañana me llama al trabajo una amiga, conocida en abril: “como me dijiste que, además de rezar cada uno desde su lugar, te llamara para pedir juntos según explica la PdV, aquí me tienes”. Le recuerdo la explicación que da la PdV. “Consenserint” en latín significa “se pongan de acuerdo”. Y después de hacerlo, y pensando todo sólo para mayor gloria de Dios, empiezo y ella va repitiendo: “Eterno Padre…, en nombre de Jesús en medio de nosotros…, unidos en su Nombre…, y por intercesión de María Santísima…, te pedimos la Gracia de…”.

  1c.-        Por la tarde, antes de tomar el tren de vuelta, y después de la tremenda granizada, en Chamartín saludo a dos dependientas. Me conocen ya por su compañera, la que en enero me pidió oraciones por su matrimonio; la semana anterior estuve con ella hablando de eso más de media hora cuando acabó su jornada. Me dicen el bien y el alivio que supuso para la amiga esa charla. Una añade entonces: “pues yo tendría que hablar contigo”. “¡Pecadora!”, le contesta la otra, más jovencilla. “No es eso. Soy agnóstica. Mis padres quisieron dejarnos libres para que de mayores decidiéramos. Pero me gusta intercambiar puntos de vista. Además, sí le vamos a decir a otra compañera que aún no conoces, que hable contigo. Lo está pasando fatal y seguro que encuentra consuelo o respuesta. Porque… la fe… ayuda… ¿verdad…?”. Asiento, ¡por supuesto!, y, reiterando mi disponibilidad, les doy mi tarjeta para aquella (a ellas se las acababa de dar un rato antes).

1d.-          Viernes. Vuelta a empezar. En el tren de ida me encuentro a una conocida a la que hace tiempo que no veo. Le comento que me vienen devueltos estos correos quincenales que le mando: “¡qué raro!, porque me llegan… Por lo menos el del martes, y el de hace unas semanas con la invitación a tus bodas de plata. ¡Felicidades, por cierto!”.
            Me cuenta lo que le está gustando el libro “Roma, dulce hogar” y le recomiendo “Testigos de esperanza” (del Card. Van Thuan), que ya va por su 14ª edición. Poco a poco, empieza con cosas más delicadas, hasta que... "mi hijo con 20 años acaba de abandonar nuestra casa; dice que no nos aguanta; yo precisamente... creía haberlo hecho todo muy bien con él; le he dicho como el padre del hijo pródigo, que aquí siempre tendrá su hogar". Logra contener las lágrimas de madre varias veces, aunque en algunos momentos se le ponen los ojos vidriosos. Acordándome de la Palabra de julio, le propongo rezar juntos ahí mismo en el vagón del tren.


1e.-          Al bajar, en Chamartín, me tropiezo con un misionero de paisano (está en Rusia). Por facebook sé que su padre está muy grave con cáncer y estoy rezando por él. Iba yo esa vez ya con bastante retraso, ¡y me gusta ser puntual! Pero hay cosas más importantes. Así que le pregunto y me cuenta todo. Va precisamente al hospital. Le propongo antes (con la PdV en mente) que nos pongamos de acuerdo (“consenserint”) y rezar ahí mismo, así que
yo voy diciendo y él repite: “Eterno Padre…, en nombre de Jesús…, te pedimos la Gracia… de la salud de nuestros padres… de que las familias lo llevemos bien todo… y la Gracia de la salud espiritual… de unos y otros… Gloria al Padre…”. Por si no la conserva a mano, le ofrezco mi tarjeta por si necesita algo estos días, nos damos un abrazo fraterno y cada uno continúa su marcha.
            Y todos estos días continúa la sensación (además, era la PdV de junio) que “Yo estaré con vosotros todos los días”, “donde dos o más… allí estoy Yo”… en la estación, en el tren, a través del teléfono…

 1f.-         En Chamartín, de nuevo, pero ya por la tarde, me tropiezo a aquella dependienta, especialmente desanimada (también la vi la mañana anterior, y “simbólicamente”, para que sonriera, le “puse en el brazo” una “inyección” de ánimo); esa tarde estaba más triste aún: “ya no hay posibilidad”. La animo. Recuerdo que ella me pidió que rezara hace meses (y lo vengo haciendo). Le explico la eficacia de la oración puestos de acuerdo (lo que asegura la PdV del mes). Corro el riesgo ya de entretenerme demasiado (antes me había parado otros
minutillos con otra de sus compañeras, verdaderamente contenta de verme, que me da su correo-e.: “sí, tú recomiéndame los libros y las películas que consideres oportuno”).
Me fío de la Providencia, de que acabaremos de hablar justo a tiempo. “¿Nos ponemos de acuerdo en qué pedir… y rezamos aquí mismo?”: cambiar uno y otra, y… perdonar, acoger, pedir perdón. Y discretamente ahí, luego vamos pidiéndolo en un “consenserint”: “Padre…, en nombre de Jesús…”.

1g.-          La vuelta, efectivamente, no la tengo como siempre hacia Las Matas, (hay cada media hora), sino en tren “media distancia” hacia mi pueblo.
Yo tenía necesidad de aprovechar las dos horas y media para rezar y dormir (era hora de siesta) sabiendo las noches que me iban a esperar cuidando a mi padre. Saludo por amabilidad a una chica en la fila de adelante, (prácticamente la única persona del vagón). A los pocos instantes se vuelve y me pide prestado el cargador del móvil. ¡Naturalmente! ¡Coinciden las marcas!
Poco a poco, continúa hablándome… Visto que al final permanece vacío el asiento al lado de ella, le propongo adelantarme yo ahí, para que no nos dé tortícolis. Ella no cesa de contarme y yo trato de estar atento a todo, ¡incluso al bolso que se acaba de comprar y está medio arrepentida porque no le conjunta con el vestido que llevará en una boda! Si es su preocupación, también es la mía. Aunque es brasileña, resulta que tenemos una amistad común: una monjita. De las pocas cosas que puedo hablar (no sé cómo salió el tema) es sobre un amigo mío, Cardenal brasileño: se queda literalmente “alucinada” de su historia. Así que me da su correo-e. para que se la mande (por cierto, si tú no la leíste cuando la envié en enero de 2012, la he colgado ahora aquí en el blog: Card. Joâo Braz de Avis).
Los indicadores y altavoces del tren van confundidos, menos mal que yo me sé el trayecto: la aviso de que llegamos a donde ella debe bajar y la acompaño a despedirla a la puerta del tren. Cada pequeña cosita siempre es oportunidad de actos concretos de amor al prójimo” viendo en él a Jesús.
Me quedaron 5 minutillos de viaje para cerrar los ojos, relajarme y afrontar la tarde.

2.-       El fin de semana atendiendo a mis padres, muy bonito, (lo cual no quita para que haya sido difícil). Duro porque hacía unas semanas que no veía a mi padre y ha “caído en picado” en la evolución de sus 13 años de parkinson. Prácticamente sin hacer otra cosa; acariciándole el brazo o la espalda a menudo. En algún momento creo que me ha reconocido. En la impotencia de verlo en una fatiga (y a veces manifiesto dolor) casi continuamente (y encima el neurólogo no quiere recibirlo hasta el 21 de agosto) y de no saber qué hacer. Esas 3 noches durmiendo muy poco (él y consecuentemente nosotros).
            Temo por mi madre (bastante “repuestilla” tras las 3 operaciones de años anteriores) y por mi hermana que están cotidianamente con él: los demás hermanos vamos un fin de semana al mes cada uno, pero ellas se siguen levantando igual casi todas las veces esos días que estamos nosotros.
            Mi madre dice: “llevo unos años que ya solo pido al Señor: ‘danos a cada uno lo que Tú sabes que necesitamos y mejor nos conviene’. Así que, será que él y nosotros necesitamos pasar por todo esto. Por tanto, nos viene muy bien. Que sea para Su gloria”. Ciertamente nos ayuda a amar “a fondo perdido”, a darnos y volcarnos.
            El lunes por la tarde, ya en Las Matas, visita de mi hermano y poniéndonos de acuerdo, en la capillita rezamos por papá: “Eterno Padre… en nombre de Jesús en medio de nosotros… y presente en la Eucaristía… te pedimos…”

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de vivir la Palabra de Vida de junio (“«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mt 28, 21) la de julio  («Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos» Mt 18, 19-20):
1.-        “…ya que la PdV del mes habla del “consenserint”, (la oración hecha en común puestos previamente de acuerdo), he aprovechado para tomarme más en serio el que se hace cada mediodía, a las 12:00, en todo el planeta, (y que los jóvenes llaman “time out”), pidiendo por la paz en el mundo, especialmente donde sea más necesaria, y en el corazón de cada persona para que la difunda a su alrededor.
            Este mes parece que es una llamada, una bonita ocasión, para recordarlo a todos nuestros amigos y conocidos para que se incorporen cotidianamente a esa “cita” mundial…

2.-      “…me ha encantado el artículo sobre tus saludos en el tren… y es muy ameno! ¡Muchísimas gracias! Hay cosas que cuestan tan poco y pueden tener tantos frutos...
Yo tengo la suerte de tener a mi hermana, y veo todos los días cómo una sonrisa suya, una palabra, o incluso a veces sólo su presencia en su silla de ruedas llena de alegría o cambia el interior de una persona.
En una ocasión, estábamos en Misa… y al terminar se le acercó un señor a darle las gracias. Mi hermana muy sorprendida le preguntó por qué, y no me acuerdo exactamente qué contestó, pero más o menos le dijo que llevaba viéndola varios días en Misa, con una sonrisa y fortaleza increíbles y que le había llenado de alegría y de esperanza. Le contó que estaba pasando por un momento difícil con su familia y que verla a ella con tanta fe le había acercado a Dios.
Este tipo de cosas le pasan continuamente y es precioso presenciarlas…

3.-     “Paco, tal como ha dicho el Párroco de Santa María en la misa por tus 25 años de sacerdocio, yo también he encontrado "un tesoro" esta mañana y ha sido TU HERMOSA, PROFUNDA Y SENCILLA ESPIRITUALIDAD, por eso me he emocionado tanto cuando he podido saludarte personalmente, tanto que me ha impedido casi el habla pues tenía la impresión en el "corazón", que me anulaba el intelecto, de estar ante una persona excepcionalmente bondadosa. También mis personales contradicciones espirituales, que expongo en mi página, han contribuido a ese estado de ánimo. Te doy las gracias por todo lo que me has aportado esta mañana y espero que puedas vivir tu ministerio sacerdotal muchos años más, continuando haciendo el bien como lo estás haciendo...

4.-        “…el otro día fui paseando y todo eran rebajas estupendas. Pensé, en cambio, que “solo el Señor es mi único Bien” y deseché cosa tras cosa con la sola idea de que solo Dios vale. Traté, además, de no desordenar en las tiendas lo que veía (y más si no lo compraba), y no me parecía perder tiempo, sino pensar en el orden de la persona que atiende. Regresé con alegría y paz...

5.-       “me ha venido muy bien la Palabra del Evangelio de este mes; justamente me acaba de llamar mi hermano para contarme que mi sobrina (la única chica de cuatro hermanos y la más joven) acaba de perder su última oportunidad de acceder a una beca para iniciar su vida laboral… y la situación del sector, como sabes, es lamentable; … y ya no sabe hacia dónde orientar sus pasos. Todos estamos consternados. Por eso al encontrarme el mensaje de Jesús de que todo lo que pedimos dos o más en su nombre se nos concederá, quiero pedirte que te unas a nuestra oración para que encuentre su camino en la vida y pueda llevar adelante su realización profesional.

            Me ha alegrado mucho compartir la celebración de tus bodas de plata con tu narración y comentarios de la misma y de nuevo te mando mi enhorabuena...