domingo, 31 de octubre de 2021

DIOS INTERVIENE SIEMPRE, SI TÚ AMAS

 VIDA DE LA PALABRA                últimas semanas de OCTUBRE


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28) y la de septiembre («Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos», Mc 9, 35):

1.-        Son varias las sorpresas que saltan cada día y a las que hay que hacer frente, muchas veces sin saber de dónde llueven. Te cuento solo alguna de las muchas:

         Hace unos días me llaman de la institución principal que nos daba los alimentos a la parroquia y que luego nosotros entregábamos a los necesitados: ¡nos suspenden las entregas porque desde febrero no se han atendido las instrucciones que habían dado! Después de “pelearlo”, vi que lo tenían más que decidido. Así que, continuando con la misma amabilidad y respeto, les mostré mi desacuerdo y no tuve más remedio que acatar con humildad su decisión.

Añadieron que, dado que estoy apenas estrenado aquí, nos concederán una oportunidad y, si en 3 meses pusiéramos al día todo tal como nos indiquen en la inspección de la semana próxima, empezarían de nuevo entonces a surtirnos.

“Todo sirve para el bien de los que aman”. ¿También esto? Yo pensaba sobre todo en la gente necesitada. ¡También esto! Con fe en la Providencia divina y en la ayuda de S. José, que “entiende de todo”.

Con ilusión estamos tratando de tener ya todo más que listo para esa próxima revisión. Conscientes también que a veces un parón no interrumpe la marcha, sino que sirve para recobrar más aliento e impulso.

¡Dios seguro que sacará un bien mucho más grande de todo ello, si no dejamos de amar a todos y de sonreír ante todo!

1b.-     Varias personas que desempeñaban diferentes tareas importantes en la parroquia, llevaban ya tiempo pensando por edad o por desplazamiento que quizá era el momento de dejar sus diversos cometidos; para no abandonarme “en la estacada”, se ofrecían, no obstante, a continuar unas semanas, mientras íbamos encontrando otras personas que pudieran desarrollar esa tarea o ponían de plazo hasta Reyes.

         Recordando el “todo sirve para el bien de los que aman…”, se transformaba en acogida y comprensión el “jarro de agua fría” en mi interior que suponía cada uno de sus anuncios. En primer lugar, dando sinceros agradecimientos a cada uno por esos servicios desarrollados desinteresadamente tantos años a favor de la Parroquia. En segundo lugar, de entender yo que ellos tienen que discernir (por edad o distancia o situaciones familiares o…) lo que es Voluntad de Dios para ellos; y alegrarme con ellos, si lo tienen claro, de que den gloria a Dios de otra manera o en otro sitio; no obstante tengo de par en par abiertas las puertas y el corazón a que continúen indefinidamente. Y, en tercer lugar, de nuevo fiarme de la Providencia y de S. José, (¡como ya han empezado a hacer en varias tareas!), que moverán el corazón de otras personas que pudieran entregarse a esos servicios (¡y a otros muchos que me voy dando cuenta!) en la parroquia. “Todo sirve para el bien”.

 

2.-        Una semana cada cuatro, nos toca a nosotros dos estar pendientes todo el día del teléfono para atender el tanatorio de Las Rozas.

Mi primera intervención allí fue una Misa “de cuerpo presente” a las 15:00. Dado que se alargó una reunión que tenía yo previamente esa mañana, me fui allí sin comer.

         Saludé con la mayor amabilidad a los empleados y a 4 familiares. Cuál sería mi sorpresa que en la Misa solo estaban ellos 4. Ni se pusieron de pie; ni contestaron, (solo una de ellas, mayor, de vez en cuando elevaba un tímido “amén” casi imperceptible): eso me desconcertó y desconcentró mucho al principio.

“Todo sirve para el bien de los que aman a Dios”. Pensé en la difunta de casi 102 años, quizá mujer con mucha fe. Y, (aunque la circunstancia, la pasividad y frialdad invitaban a todo lo contrario), viví la Misa “a tope” por el Señor en primer lugar, con ilusión, ¡y también por ella, que era mi prójimo a quien amar! Como si hubiera celebrado yo solo, concentrado teniendo por testigo a “toda la corte celestial”. O como si hubiera estado en una iglesia repleta y con gente entregada participativamente.

         Esto último sí lo pude vivir así, justo una semana después (casi a la misma hora), con un gran amigo del movimiento, que acaba de dejarnos. El corazón se llenaba de gozo dando todos gracias a Dios ante este gran hombre, y pidiendo con intensidad de fe vivida por su eterno descanso, casi como una fiesta anticipo de la del cielo a la que está llamado.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28), la de septiembre («Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos», Mc 9, 35) y la de agosto («Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos»,

Mt 18, 4):

 

1.-        “como siempre, te leo con mucha ilusión por hacerme entender muchos de mis sentimientos y darme estrategias para estar más cerca de Dios y comprender lo que nos tiene preparados a cada uno de nosotros. 

Estamos pasando un mal momento, el peor que he vivido. Mi madre está ya muy mal, y me desconsuela verla luchar tanto y ver en sus ojos esa pena y rabia de no ganar la batalla. Y en cuanto muestra esos sentimientos, enseguida pide perdón a Dios. ¡Qué fortaleza! Todos los días le pido poder disfrutar un poquito más de ella y que siempre se sienta acompañada por Él, que me ayude a decir y hacer con ella lo que más necesite mi madre en cada momento, y que no sienta miedo. 

            Sé que rezas por ella y por todos nosotros, pero te agradecería si pudieras mandarme alguna oración de consuelo, porque a veces me cuesta todo muchísimo.

 

2.-        “habiendo regresado de África, comparto una primera impresión: viendo esos días a los niños jugando en el recreo o bien atentos a sus profes en el aula, recordaba los comienzos, cuando el cole era un proyecto, un diseño sobre un plano.

La última vez que fui, hace 6 años, estaba todo en obras; había mucho movimiento de tierras, maquinas, andamios, obreros trabajando por todas partes.

Al regresar ahora y ver que aquello que antaño fue una idea ahora era una realidad, recordaba el lema y la oración del Domund y me daba cuenta que, en verdad, “el desánimo y el cansancio no tienen la última palabra”.

En este trayecto no nos han faltado horas de desánimo, ocasiones, incluso, de pensar en tirar la toalla y no continuar con el proyecto ante muchas dificultades.

Pero ante el "no merece la pena seguir" que en esas ocasiones retumbaba en nuestros oídos, escuchábamos también las palabras dirigidas a Josué en el Antiguo Testamento: "¡ánimo, sé fuerte y valiente! ¡No temas, ni te acobardes!”.

Y desde luego que mi marido lo ha sido: fuerte, valiente y no se ha dejado acobardar por nada ni nadie y con ese entusiasmo, con el empuje del Padre y del Espíritu Santo, siguió adelante.

            Por ello ahora he podido ver la felicidad reflejada en la cara de los niños. He podido escuchar sus risas y sus voces cantando al unísono. He podido sentir un rayo de esperanza. He podido constatar que, en verdad, con esfuerzo, trabajo, dedicación, oración, las cosas pueden ser diferentes.

He visto, como dice la mencionada oración, “mucho amor en movimiento”: en los niños, en los profes, en el equipo directivo, en las personas que nos llevaban y traían, en...

Pero sobre todo he visto mucho amor en movimiento en mi marido a quien ni siquiera el haber pasado por la uci hace poco le ha hecho detenerse y ha seguido traspasando fronteras para seguir trabajando por un futuro mejor para jóvenes y niños de las zonas más desfavorecidas.

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ

o también AQUÍ

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario