VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de octubre
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Sabemos que en
todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8,
28) y la de septiembre («Si
uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos»,
Mc 9, 35):
1.- Estas 3 últimas semanas me he
visto desbordado en múltiples frentes. A la vez, aceptaba la “humillación” de
reconocer que, lo que tanto predico, (“¡vive bien el momento presente!”, “¡arrojad
en Dios todas vuestras preocupaciones!”), a menudo yo no lograba vivirlo. Pero…
¿también esto?: ¡¡sí!!, ¡¡también esto sirve para el bien de los que aman a
Dios!! La PdV una vez más y momento a momento venía en mi rescate.
1b.- En la primera reunión con el
equipo de Caritas de la nueva parroquia, nos venía la preocupación: a los 6
días tendríamos que ir al Banco de alimentos y no sabíamos cómo ni teníamos
furgoneta ni nada. A la vez, estábamos desbordados en horario con tantas
personas que venían a por alimentos. Ante la tentación, dije: “no podemos
cerrar el puño; “dad y se os dará”, nos dice el Evangelio; si cerramos la mano
para dar a otros, se nos cerrará la fuente de la Providencia. Y nuestra
parroquia es de “S. José” y él es “especialista” en todos los temas, como decía
Sta. Teresa”.
En la homilía de la Misa conté la experiencia. Al acabar,
entra una de las personas que estuvieron en la reunión y dona 60 € para
alquilar una furgoneta con la que ir a recoger alimentos. Al salir esta,
entra otra: "estoy de baja y tengo la furgoneta familiar disponible;
y también a uno de mis hijos". Se me conmovió el corazón al ver la
prontitud con la que S. José atendió (¡por doble vía!!) mis agobios y, pasando
cerca de la capilla del Santísimo (al ir a despedir a otro feligrés),
rápidamente dirigí un "guiño de inteligencia" también a
Jesús-Eucaristía como agradecimiento.
1c.- Fue bonito
luego el día de cargar los alimentos, (un lunes, aunque habitualmente es
el segundo martes de mes por la mañana). Fuimos con la furgoneta, (más un
coche), y entre 4 personas cargamos todo rápidamente y al llegar aquí a la
Parroquia ya estaba otro grupito para descargar (y otro luego para
desembalar y colocar). Precioso clima de colaboración entre todos y de alegría
a pesar del esfuerzo.
Algunos que llegaron tarde
(les habíamos convocado para determinada hora, pero se nos dio tan bien todo,
que volvimos con el cargamento mucho antes), pudieron luego ayudar en otras
tareas, como limpieza de sillas y ordenar los salones; alguien que entendía de
cerrajería, ayudó en limar algunas puertas que no cerraban. Un informático echó
horas a montones con paciencia para ajustar la nueva impresora y los antiguos
ordenadores del despacho parroquial. Un pulular de gente alegre dándose por el
Señor y por su parroquia.
Paralelamente iban llegando
personas o familias necesitadas, (vienen los lunes y los martes), y ya se
podían llevar una gran bolsa de alimentos no perecederos. También, en esta
ocasión, otros como yogures y similares
1d.- Estos últimos
tienen su "historia": venía yo cansado de toda la mañana en un
encuentro precioso en el Centro Mariápolis: tenía media hora para echarme la
siesta y volver de nuevo allí. Y al entrar en el recinto parroquial,
veo un montón de cajas con yogures líquidos, copitas de chocolate y nata, etc.
Con el cansancio que tenía, por
un instante me vino la tentación de hacer como que no lo veía, pero me puse a
cargar las cajas para entrarlas al salón parroquial; en ese instante salía el
otro sacerdote y, canturreando, se puso a ayudarme. Así que, volví al centro
Mariápolis sin reposar.
1e.- La verdad es
que yo creo que el Señor, por intercesión de S. José, en cuanto descubrimos
alguna tarea pendiente o se nos ocurre una iniciativa, (a veces sin llegar a expresarla
en voz alta o a rezar pidiendo por ello), a las pocas horas nos pone a alguien
que sabe y se ofrece para colaborar ocasional o permanentemente. Muchos “ángeles”
continuamente pendientes de todo. De verdad que “todo sirve para el bien de los
que aman a Dios”.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de octubre («Sabemos que en
todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman»,
Rm 8, 28), la de
septiembre («Si uno quiere ser el primero,
sea el último de todos y el servidor de todos», Mc 9, 35) y la de agosto
(«Quien
se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos»,
Mt 18,
4):
1.- “…cuando estaba fuera, de
viaje, trataba de estar atenta a las necesidades y problemas de mi entorno. A
veces me callaba pero cuando había problemas gordos y serios, si podía hablar,
lo hacía; otras veces le pedía al Señor que les ayudara.
En una ocasión había unos hermanos que no
se hablaban porque estaban muy dolidos entre ellos. Yo trataba de poner
paz y darles ánimos. Les decía que todos cometemos errores muchas veces y hay
que pedir perdón, pero también hay que saber perdonar cuando ocurre al revés. Es
necesario hablar con las personas, porque si no, no seríamos cristianos y no
viviríamos el Evangelio.
La mamá de ellos, llorando, se echaba siempre
la culpa por dar a su hija todo lo que pedía. Yo, trataba de consolarla y le
decía que estaba haciendo lo que una madre hace por sus hijos... Finalmente
hablaron los hermanos y todos contentos, disfrutaron los unos con los otros
Yo hablaba mucho con la hermana, era la que había
cometido "el error”, pedía y estaba pendiente de ella. Al preguntarle si
disfrutó ayer con la familia, se puso a llorar.
La tranquilicé diciéndole que todos cometemos
errores y la animé a pedir ayuda a sus hermanos porque ellos la ayudarían en
todo lo que pudiesen.
Le di varias cosas mías; tiene un niño de dos meses,
le compré pañales y ropa para unos cuantos días. Ella, agradecida, se ofreció a
hacer alguna cosa por mí. Cuando me fui, se quedó llorando por mi marcha, pero
le dije que no se preocupara porque en lo que pudiera la iba a ayudar.
Yo estaba feliz porque en cada momento sentía que
El Señor me ponía las palabras en mi boca y ya no me siento tan tímida para hablar.
He aprendido a fiarme de Él…”.
2.- “…siempre caminaremos unidos por la PdV y la comunión de
los Santos. Desde la muerte de mi hermano, vivo pegada a mi madre… sin
elección, abrazando esta etapa de mi vida para mayor gloria de Dios y el bien
de las almas… y de la mía!!! Mi cariño y agradecimiento siempre, por todo lo
vivido y compartido. Mis buenos deseos y oración en esta nueva aventura… me
gusta el servicio… y la donación. Espero q te sirvan para un cambio de
escenario y sigas sonriendo y ayudando a las almas a mirar al Cielo para que se
encuentren con Cristo…”.
3.- “…llevo todo el día recordando la frase de la
Palabra de Vida de este mes. Tendía a ella para dar sentido a ciertos momentos
de sinsentido. Y al recordarla... (“todo lo permite Dios para mi bien...”), me
ayudaba a centrarme de nuevo en el Señor y en lo que estaba haciendo y con quién
estaba. En este caso, con mi madre.
Me venían pensamientos de que mis hermanos están por ahí, (2 de ellos
trabajando, los pobres), y yo aquí en casa con mi madre. Y volvía a recordar...:
“todo es para mi bien...”.
Y más fuerte me venía ese pensamiento negativo cuando han venido mi hermano
y mi cuñada y este hermano siempre con pocas palabras y poco contacto visual...
E intentaba transmitir agrado y ser agradable... (Estoy con mi madre porque
deseo amarla y que esté a gusto, tranquila, serena, feliz; no estoy porque
ellos me lo impongan). Y pensaba yo: “¡No importa...: es para mi bien...!”.
Y si pongo amor, esto es oro en el Paraíso... Para quien pueda
necesitarlo... Y recordaba las personitas por quien tanto rezo y ofrezco cada día.
A veces parezco tonta... Siempre la que se queda los fines de semana...
Siempre la que hace favores... Siempre...
Y la verdad es que no sé por qué me vienen esas quejas, porque con mi madre
estoy tan a gusto... Es el mejor sitio donde podría estar. Me vendrá el pensar
así por mis juicios ante lo que hacen los demás.
He besado a mi mamá con besos fuertes y sonoros, como los besos de las
abuelas... Y pensaba en Jesús...: beso a mamá y beso a Jesús...
Una tarde tranquila. Llena de pensamientos que venían como nubarrones
negros a quitarme la paz, pero he acudido a la Palabra de Vida: "En todo
interviene Dios para bien de los que lo aman...". Todo para mi bien...
Todo para el bien de mamá...
Y en cada momento que ella necesitaba algo, intentaba yo responder con
paciencia, cariño y agrado...
La Palabra de Vida ha sido mi escudo y mi refugio ante el desánimo que estaba
llamando continuamente a mi puerta…”.
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