…deseo a ti y a los
tuyos
que
tengáis una muy buena salida y entrada de año
y un
próspero 2026
colmado
de la bendición del Señor:
«…ver la luz y creer en ella
es necesario para no
hundirse en la oscuridad.
Se trata de una exigencia
que los discípulos de Jesús
están llamados a vivir de modo único y
privilegiado,
pero que, por muchos caminos,
sabe abrirse paso en el corazón de cada
ser humano.
La paz existe, quiere
habitar en nosotros,
tiene el suave poder de iluminar y
ensanchar la inteligencia,
resiste a la violencia y la vence.
La paz tiene el aliento de lo eterno;
mientras al mal se le grita “basta”,
a la paz se le susurra “para
siempre”.
En este horizonte nos ha introducido el
Resucitado.
Con este presentimiento viven los que
trabajan por la paz…
San Agustín exhortaba a los cristianos
a entablar una amistad
indisoluble con la paz,
para que, custodiándola en
lo más íntimo de su espíritu,
pudieran irradiar en torno
a sí su luminoso calor…
Ya sea que tengamos el don de la fe,
o que nos parezca que no lo tenemos,
queridos hermanos y hermanas, ¡abrámonos a
la paz!
Acojámosla y reconozcámosla,
en vez de considerarla lejana e imposible.
Antes de ser una meta, la
paz es una presencia y un camino.
Aunque sea combatida dentro y fuera de
nosotros,
como una pequeña llama amenazada por la
tormenta…
…La bondad es desarmante.
Quizás por eso Dios se
hizo niño.
El misterio de la Encarnación,
que tiene su punto de mayor abajamiento en
el descenso a los infiernos,
comienza en el vientre de una joven madre
y se manifiesta en el pesebre de Belén.
«Paz en la tierra» cantan
los ángeles,
anunciando la presencia de
un Dios sin defensas,
del que la humanidad puede
descubrirse amada solo
cuidándolo (cf. Lc 2,13-14).
Nada tiene la capacidad de cambiarnos
tanto como un hijo.
Y quizá es precisamente el pensar en
nuestros hijos,
en los niños y también en los que son
frágiles como ellos,
lo que nos conmueve profundamente
(cf. Hch 2,37).
Un servicio fundamental
que las religiones deben prestar a la
humanidad que sufre
es vigilar el creciente intento de
transformar
incluso los pensamientos y las palabras en
armas.
Las grandes tradiciones espirituales,
así como el recto uso de la razón,
nos llevan a ir más allá de los lazos
de sangre o étnicos,
más allá de las fraternidades que sólo
reconocen al que es semejante
y rechazan al que es diferente…».
MENSAJE DEL SANTO PADRE
LEÓN XIV
para la celebración de la
LIX Jornada Mundial de Oración por la Paz 1 enero 2026
UNA PAZ DESARMADA Y DESARMANTE


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