sábado, 20 de diciembre de 2025

DIOS ENVÍA SU SALVACIÓN: JESÚS

 VIDA DE LA PALABRA                 primeras semanas de DICIEMBRE

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de diciembre («Los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios», Is 52, 10) y la de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9):

1.-        El domingo pasado, domingo de gaudete, en la Misa de familias, con los niños en la homilía estamos desvelando las casillas de un calendario de Adviento preparado por Familias Nuevas. Un niño “rascaba” una casilla y, detrás, aparecía escrito un compromiso para ese día; y luego otro niño contaba a todos los feligreses un acto concreto de amor al prójimo con el que había puesto en práctica eso, por amor al Niño Jesús que viene.

Se fueron después de Misa con las catequistas como “sembradores de estrellas” por las calles cantando villancicos y deseando feliz Navidad a los transeúntes y recordando así que el Nacimiento de Jesús es el motivo de la fiesta.

Regresaron al acabar la siguiente celebración de la Misa e hicieron un pequeño recital de villancicos para todos, incluyendo también a los de una fundación con personas de capacidades diversas: “fue el momento más entrañable del día”, manifestaba luego una feligresa de la catequesis de adultos.

1b.-     Y después de todo ello, una paella gigante hecha por el grupo de matrimonios aquí en la parroquia, que habían realizado, además, la multiplicación, no de los panes y los peces, ¡sino del sitio!, pues en nuestro salón, que no es muy grande, lograron hacer entrar sillas y plato en mesa para 100 comensales. Todos apretaditos, pero en buena armonía y convivencia.

Unos villancicos cantados por todos y un pequeño juego para conocernos entre los diversos grupos parroquiales, precedieron a una divertida rifa de un jamón y otros manjares y utensilios.

Y mientras cantábamos otros villancicos, entre todos se recogió todo en menos de 10 minutos. Un hombre decía: “no me creo que hace unos minutos aquí hemos comido y tomado café sentados 100 personas”. Le contesté: “entre todos y con alegría se hacen enseguida las cosas”.

Después del café, la proyección del capítulo especial navideño de la serie “The chosen” para este año. Al acabar me decía entre asombrada y divertida una feligresa: “Paco, ¿¡estás llorando!?”. Sí, la verdad es que yo estaba emocionado por la armonía y colaboración de todos todo el día, (¡y los días previos organizando!), y emocionado también por la película que hace ver el nacimiento de Jesús, entremezclando imágenes del magníficat y muchas citas de los salmos y profetas en referencia a los tiempos mesiánicos. María dio a Jesús al mundo. La parroquia, por el amor recíproco, hacía palpable la presencia del Resucitado “donde dos o más están unidos…”. ¡Y esto es Adviento! ¡Esto es preparación de la Navidad=Dios con nosotros!

 

2.-        Como sabes, desde el accidente a finales de febrero, he tenido que llevar el coche varias veces al taller dejándolo allí unos días. Así, por lo menos 7 u 8 veces. Creí en octubre que por fin estaba todo resuelto... pero tuve que llevarlo de nuevo en noviembre, (y también a principios de diciembre), pues había detectado otra cosa no bien arreglada.

Cuando estaba yendo a recogerlo, del taller me dicen que me lo traiga, sí, pero que tendré que volver a llevarlo, pues no lo han terminado. Se me encendió malhumor por dentro, pero acordándome de la PdV de noviembre (“bienaventurados los que trabajan por la paz…”), al llegar allí les traté con una sonrisa y diciéndoles todo con calma, de tal manera que no se rompiera la buena relación, aunque a veces me viene la tentación de pensar que no se están tomando del todo en serio "dejar el coche bien, como antes del accidente", tal como me prometieron y aseguraron las primeras veces. Desde luego, siguen fieles a su garantía de un año y no me están cobrando estas 8 ó 9 veces, pero al ser otro pueblo, me toma mucho tiempo el ir y volverme, el estar, el ir a recogerlo...; y luego andar pidiendo coches prestados cada vez.

En fin, me queda la "paz" de que trato de mantener la unidad y de que "Tú, Señor, eres mi único Bien", no el coche.

2b.-     Estamos todo el otoño con obras en las cubiertas del templo parroquial y de los aledaños. La última semana de noviembre, los albañiles desoyendo los consejos de nuestro arquitecto (voluntario parroquial) no terminaron del todo unos remates del templo y dejaron al descubierto buenos trozos del voladizo de alrededor. Les advertí que llovería, pero dijeron que habían puesto una lona.

A la mañana siguiente había cantidad de goteras. Subí a ver la lona y no estaba bien puesta: una total falta de previsión incluso para un profano en la materia.

Era sábado y cada vez entraba más agua: yo, con capucha puesta dentro, fregona en mano y poniendo 20 o 25 cubos. Llamé a varias personas como para pedir consejo de auxilio, pero unos no contestaban y alguno que vino no se le ocurrió nada.

Le escribí varias veces a lo largo del día al constructor, firme en mis palabras y apreciaciones, pero no perdiendo la calma y procurando no herir ni romper.

Casi al final de la tarde, nuestro arquitecto, (había estado de retiro espiritual todo el día), vio mi mensaje y rápidamente antes de que cerraran fue a comprar un cemento que fragua rápidamente incluso con lluvia y subió al tejado, (ya anochecido y sin luz; teniendo en cuanta que su salud es muy precaria y por eso está jubilado). Alumbrado por el móvil del otro sacerdote, selló las grietas. Gracias a eso, durante la noche ya casi no entró agua, pero dentro estaba todo inundado y las pareces manchadas. Varias señoras habían ayudado a poner cartones y toallas, etc.

    Al día siguiente me escribió el constructor reconociendo que, (sic), "había sido una cagada" por parte de ellos y que había estado todo el día fuera y no vio mis mensajes; su seguro tendrá que arreglar los desperfectos.

    Todas estas semanas cuando subo cada día al tejado, procuro les digo todas las sugerencias y consejos que me vienen a la mente, aunque sean verdaderas perogrulladas por ser inexperto en el tema y procurando que no sean muestra de desconfianza, sino una ayuda para entre todos llevar a buen fin todo lo mejor posible juntos. Gracias a la PdV "...trabajar por la paz..." ha mantenido con ellos la paz y la sonrisa, interesándome por su salud en medio de las inclemencias del tiempo.

 

3.-        Me estaba pareciendo que no vivía yo el Adviento como otros años, en que espontáneamente me salía tararear o cantar a pleno pulmón en muchos momentos del día “ven, ven, Señor, no tardes…” o “preparad el camino al Señor y escuchad la Palabra de Dios...”.

         El sábado me confesé y el amigo sacerdote me puso como penitencia ofrecer la Misa del día siguiente pidiendo que me reenamore del Señor. Y me resultó bonito y provechoso.

        Pero estos días llevo dándole demasiadas vueltas a la cabeza a unas ideas. Además, el martes, aunque las obras del tejado del templo parroquial están casi acabadas, (no pagadas, ¡eh!), han aparecido dos goteras nuevas.

         Por ese “dar vueltas” en mi cabeza, estaba yo desanimado, casi como Elías bajo el ricino, mejor dicho: como Santiago apóstol a orilla del río en Cæsar Augusta.

Estando así esos días y noches, el miércoles temprano una amiga me trajo un regalillo con felicitación navideña en la que escribía: “…tengamos siempre presente al Niño-Dios y no olvidemos nunca que ‘Él es nuestro único Bien’, como usted me recuerda siempre”. Me pareció providencial para mí en ese momento y ese día.

No obstante, me seguía viniendo todo a la cabeza. Esa misma tarde, al acabar la Misa en la residencia de ancianos entoné “Mientras recorres la vida…” y, envuelto de nuevo en mis nublados pensamientos, dejé de cantar y también ellos cuando acabaron el estribillo. Tras unos segundos, entonces, de repente, (nunca me había ocurrido), un ancianito espontáneamente grita: “¡viva el cura!”. ¡¡Y lo repitió!! Y todos le corearon. ¡¡¡Me parecía una caricia consoladora de la Virgen (en medio de su canto) como a Santiago apóstol!!!

Entonces, en diálogo agradecido con María, continué con las estrofas del canto, ¡y las saboreé como nunca, (y eso que me emocionan cada vez, por mil veces que las cante)! Me recordó la PdV, (“…verán la salvación…”) que estaba teniendo yo un poco aparcada. Me supo a cálido susurro de María cada palabra: “aunque parezcan tus pasos inútil caminar, tú vas haciendo caminos: otros los seguirán”: se me escapó una lágrima de conmoción agradecida a la Madre. “Aunque te digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad”: ¡era el empujón de Ella recordándome la PdV del mes! Y aunque, en teoría es la primera estrofa, sin percatarme, canté por último: “Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino santa María va”:  de nuevo María me reconfirmaba como obra suya.

         Acabé de recoger todo entre emocionado-feliz y confundido.

Y cuando me despido con la mano de los ancianitos, el colofón de María: ¡¡inesperadamente me dieron ellos un aplauso!! Así que, Ella me reconfirmó: aunque yo no vea nada, seguimos en Adviento y “…verán la salvación…”.

 

 

Solo me ha llegado una de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de diciembre («Los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios», Is 52, 10), la de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9) y la de octubre («Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra», Sal 121, 2):

 

1.-        me siento con la intención de contaros alguna experiencia: me cuesta. Esta semana fue difícil: mi hijo me llama y me cuenta las dificultades por las que está pasando. Me siento impotente; vive lejos; siento pena. “Mi auxilio me viene del Señor”, lloro un poco, me recojo en mi interior: rezo, lo encomiende a la Virgen, y sigo en mi actividad. Siento paz dentro: está todo en manos de Dios.

 

1b.-     este fin de semana hubo un Retiro de parroquias. Venciendo mi pereza y desgana fui para pasar tres horas con ellos. Mi autobús de regreso al pueblo salía a las 14:30. Cuando me recogía en mi interior de camino a casa, me resonaba dentro: “ser portadora de Paz”. Y me venían a la mente momentos en que por mi actitud y mi respuesta quizá a veces no era la correcta, no era portadora de esa paz. Fue una luz para enmendarme…

 

1c.-      …tuve  una cena con un grupito de la asociación de mujeres del pueblo: llegué cuando ya casi todas estaban sentadas. Quedaban sitios sueltos, pero estaban guardados para otras personas que aún no habían llegado. Con paz en mi interior, no me enfadé: me fui a un rinconcito. No mostré ni pizca de enfado, aunque el ‘hombre viejo’ es muy cuco, y me tentaba diciendo: “¿por qué hay que dejar el sitio guardado para las que a lo mejor ni vendrán?”. Fue una cena tranquila  y relajada siendo portadora de paz, no creando malos royos.

Esta mañana una de las mujeres me llamó interesándose por mí y diciendo que la disculpara por no caer en la cuenta que no tuve sitio. Le dije: “no tiene importancia”. Pero me dio alegría su llamada.


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