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miércoles, 1 de noviembre de 2023

SÉ LUZ QUE ROMPA LAS TINIEBLAS

 PALABRA DE VIDA                     noviembre 2023

 

«Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día;

no somos de la noche ni de las tinieblas»

(1 Ts 5, 5)

 

La luz siempre ha simbolizado la vida. Cada día esperamos la aurora como mensajera de un nuevo inicio.

El tema de la luz ha estado presente en los relatos de los pueblos y en las antiguas religiones. La tradición hebraica celebra la Fiesta de las Luces, la Janucá, que conmemora la nueva dedicación del templo de Jerusalén y la liberación respecto a los cultos paganos. Los musulmanes encienden velas en el día del nacimiento del profeta, Mawlid en árabe, Mevlid Kandili en turco. La fiesta Diwali, una fiesta originariamente hindú cuyo nombre significa “serie de luces”, se celebra también en otras religiones de la India para representar la victoria del bien sobre el mal. Para los cristianos, Jesucristo es la luz que ilumina las tinieblas del mundo.

Así pues, es una realidad cargada de un fuerte simbolismo, que representa una presencia de la divinidad y un don para la humanidad y para la tierra.

 

«Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas».

 

¿Cuáles son las características de los hijos del día? Una de ellas es «no ser de la noche ni de las tinieblas». Renunciar al sueño y a la apatía consiste en la decisión de permanecer vigilantes. La decisión de habitar y vivir plenamente el tiempo es una opción de amor.

Así pues, la invitación acuciante que dirige el Apóstol a la comunidad de Tesalónica consiste en vigilar juntos, renunciando a cualquier forma de pereza y de indiferencia. En un tiempo en que la humanidad está especialmente necesitada de luz, quienes no pertenecen a la noche tienen la tarea de iluminar las relaciones entre las personas, en un continuo donarse para hacer visible la presencia del Resucitado con fe, amor y esperanza, como escribe Pablo (cf. 1 Ts 5, 8).

Y además, hace falta cultivar una relación más estrecha y verdadera con Dios, escudriñar el corazón y encontrar momentos de diálogo a través de la oración, poniendo en práctica su Palabra, que hace que resplandezca esta luz.

 

«Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas».

 

A veces podemos por desgracia incluso habituarnos a vivir en la oscuridad de nuestro corazón o contentarnos con las numerosas luces artificiales, con las distintas promesas de felicidad del mundo. Pero Dios nos llama siempre a hacer que resplandezca su Luz dentro de nosotros y a saber mirar a las personas y los acontecimientos con atención, para captar en ellos reflejos de luz.

El esfuerzo consiste en hacer continuamente una elección que nos lleva a renacer, la elección de pasar de la oscuridad a la luz. «El cristiano no puede huir del mundo, esconderse o considerar la religión como un asunto privado –escribe Chiara Lubich–. Vive en el mundo porque tiene una responsabilidad, una misión ante todos los hombres: ser luz que ilumina. También tú tienes esta tarea, y si no la cumples, tu inutilidad es como la de la sal que ha perdido su sabor o como la de la luz que se vuelve sombra (cf. Mt 5, 13-16). […] Así pues, la tarea del cristiano es dejar traslucir esa luz que vive en él, ser “signo” de esta presencia de Dios entre los hombres»[1].

 

«Pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas».

 

Dios es luz, y pueden encontrarlo quienes lo buscan con amor sincero. Suceda lo que suceda, nunca seremos separados de su amor, porque somos hijos suyos. Si estamos convencidos de esto, no nos dejaremos sorprender ni abrumar por los acontecimientos que podrían trastornarnos.

El terremoto de este año en Turquía y Siria, que provocó más de cincuenta mil víctimas, dio un vuelco a las vidas de millones de personas. Quienes sobrevivieron a la catástrofe, comunidades enteras del lugar y de otros países, representaron puntos de luz que se dedicaron a llevar ayuda inmediata y a aliviar a quienes habían perdido seres queridos, casas, todo.

Las tinieblas nunca podrán vencer a quienes eligen vivir en la luz y para generar luz. Y esto, para quienes somos cristianos, significa una vida con Cristo en medio de nosotros, y su presencia hace posible abrir resquicios de vida, devuelve la esperanza y hace que sigamos viviendo en el amor de Dios.

 

PATRIZIA MAZZOLA y el equipo de la Palabra de Vida

 

 



[1] C. Lubich, Palabra de vida, agosto 1979, en Ead., Palabras de vida/1 (1943-1990), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp. 147-148.


lunes, 14 de septiembre de 2015

JESÚS ABANDONADO: ESPOSO DEL ALMA

Aprovecho hoy la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz para compartir esta homilía que pronuncié en Radio Nacional hoy hace 8 años. También porque expresa cómo estamos tratando de vivir toda esta situación de comunidad y familiar de enfermedades:
Domingo 14.IX.2008
Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
Retransmisión por Radio Nacional de la Misa
Centro Mariápolis “Luminosa” – Las Matas (Madrid)


Tanto amó Dios al mundo…, -acabamos de escuchar en la proclamación del Evangelio-, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna[1]. El Hijo de Dios, (sin dejar de ser Dios), se hizo hombre, –en todo como nosotros, pero sin pecado[2]–  para enseñarnos a nosotros, los hombres, a vivir en todo momento, ya comáis, ya bebáis, o hagáis cualquier otra cosa…[3]–, como hijos de Dios[4]. Y sobre todo nos enseñó a vivir así esas realidades que más nos cuesta entender: el dolor, el sufrimiento, la muerte. Pasó por ellas, para enseñarnos “desde dentro”.
En esta fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz recordamos que el misterio Pascual es inseparablemente pasión-muerte-resurrección-glorificación del Señor.

Para vivir la alegría de la Resurrección, Él nos enseñó que hay que pasar antes por la cruz. En “este valle de lágrimas” tarde o temprano todos encontramos, (en nosotros o a nuestro alrededor), dolor y muerte. Los cristianos no sólo vemos “una cruz”, sino al Crucificado que viene clavado en ella: vemos a Aquel que más nos quiere y a Quien queremos amar por encima de todo. Es, pues, un encuentro personal con Él, no con un frío madero. Con Jesús que, cuando, en lo máximo del dolor en la cruz gritó “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?[5], desveló palpablemente ese infinito amor que en todo momento nos había tenido y nos tiene.

El Deuteronomio afirma “maldito de Dios el que cuelga de un madero[6]. Así se sintió Jesús, asumiendo precisamente Él, el Inocente, todos nuestros dolores, divisiones y pecados. La “conciencia humana de Jesús se verá sometida a la prueba más dura. Pero ni siquiera el drama de la pasión y muerte conseguirá afectar su serena seguridad de ser el Hijo del Padre celestial[7]. Además, dio un paso ulterior: no sólo continuó amando a Dios, fiándose de Él, haciendo el mayor acto de fe, entrega y amor al Padre[8], sino que no se detuvo a mirarse a Sí mismo, ni a sus llagas y dolores, y continuó amando incluso a los que lo crucificaban[9]. “El grito de Jesús en la cruz […] no delata la angustia de un desesperado, sino la oración del Hijo que ofrece su vida al Padre en el amor para la salvación de todos. Mientras se identifica con nuestro pecado, «abandonado» por el Padre, Él se «abandona» en las manos del Padre. Fija sus ojos en el Padre...”[10]. Transformó así toda esa vorágine de dolor, abandono y oscuridad, en Amor a Dios y a los demás. ¡Ese es el secreto de la vida! Es la llave para abrirse a la unión con Dios y a la unidad con los hermanos[11]. Es tener “vida eterna” ya aquí, y luego todavía más en el cielo.
Así lo descubrió Chiara Lubich, –la fundadora de la Obra de María-Movimiento de los Focolares, de la que hoy precisamente concurre medio año de su
fallecimiento–, y lo enseñó hasta su último aliento, con una admirable pedagogía, como la oportunidad de vivir cada día con sus dificultades a manera de un desposorio concreto con Él. En su conocido libro “Meditaciones” señala: “tengo un solo Esposo sobre la tierra, Jesús Crucificado y abandonado; no tengo otro Dios fuera de Él; en Él está todo el cielo con la Trinidad y toda la tierra con la humanidad… Pasaré por el mundo buscándolo…”[12] etc. Se trata de no pararse, no ceder a la dificultad, y lanzarse a amar a Dios y al prójimo, sea cual sea la situación en la que uno mismo se encuentre, “contribuyendo a realizar que la Iglesia sea siempre más casa y escuela de comunión[13]. Jesús abandonado no sólo ha amado y nos enseña a amar siempre, sino que, además, ha pagado por nosotros con la propia vida, dejándonos un modelo de cómo debemos, (¡podemos con la gracia!), vivir los cristianos. Nuestros "abandonos" no son sólo una prueba o una purificación, son una posibilidad estupenda para amar y enseñar a amar, para llenar el mundo de Dios Amor que, a través de nosotros, continúa haciéndose presente en medio de las calamidades y sufrimientos de la sociedad actual. No nos ha "abandonado" porque es Él mismo, y Él en nosotros, quien sufre los abandonos del hombre de hoy: soledad, desasosiego, aislamiento, desencanto, fragilidad, pobreza, marginación, explotación...

Quien ha seguido esta estela luminosa del amor a Jesús crucificado y abandonado, encuentra el significado y el valor del sufrimiento.
Así la joven Clara Badano, cuya vida se recoge
en la biografía “Realizarse a los 18[14], muerta a esa edad de cáncer, pero no vencida por este.
Así también el Card. Van Thuan, encarcelado en Vietnam durante 13 años, y fallecido ahora hace 6. En los Ejercicios Espirituales que predicó ante Juan Pablo II, -y recogidos en “Testigos de esperanza[15] traducido a 17 idiomas-, nos descubre que el amor a Jesús Abandonado era el secreto de su donación a Dios y de su amor incluso a los carceleros.

Que en esta fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, cada uno de nosotros, -hermanos y hermanas que participáis aquí o a través de las ondas de la radio en la celebración eucarística dominical-, sepamos decir nuestro “sí” a Jesús en cada esfuerzo, dificultad o dolor, propios o de la sociedad, lanzándonos con empeño redoblado a amar a Dios y a los demás, para que, igual que Él, que “como por una alquimia divina, -en palabra de Chiara Lubich-, transformó el dolor en amor”, también nosotros unidos a Él transfiguremos el dolor y la muerte en resurrección y glorificación, y así quede ensalzada la Cruz por la cual hemos sido salvados.





[1] Jn 3, 16.
[2] Cfr. Hbr 4, 15b.
[3] 1 Cor 10, 31.
[4] Cfr. IRENEO DE LYON, Adversus haereses, 3, 19; ATANASIO DE ALEJANDRÍA, De incarnatione, 54, 3; SANTO TOMÁS DE AQUINO, Opusculum 57 in festo Corp. Chr., 1.
[5] Mc 15, 34; cfr. Sal 22.
[6] Dt 21, 22-23.
[7] JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, 24b.
[8] Cfr. Lc 23, 46.
[9] Cfr. Lc 23, 34.
[10] IBID., 25a.
[11] Cfr. CH. LUBICH, La unidad y Jesús abandonado, Ciudad Nueva, Madrid 20064; ID., El grito, Ciudad Nueva, Madrid 2002.
[12] CH. LUBICH, Meditaciones, Ciudad Nueva, Madrid 19898, p. 34. Cfr. M. VANDELEENE, La doctrina espiritual”, Ciudad Nueva, Madrid, pp. 136-146.
[13] BENEDICTO XVI, Carta al Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, durante los funerales de la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, 18 de marzo, en la Basílica de San Pablo Extramuros, citando JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, 43a.
[14] M. ZANZUCCHI, Realizarse a los 18. Vida y huella de Clara Badano, Ciudad Nueva, Madrid 2007.
[15] F.X. NGUYEN VAN THUAN, Testigos de esperanza, Ciudad Nueva, Madrid 20049, pp. 101-125.

miércoles, 29 de octubre de 2014

ORACIONES MEMORIA LITÚRGICA BEATA CLARA BADANO

29 de octubre
Beata Clara Badano
 Te ofrezco las oraciones de la Misa y de la Liturgia de las Horas de la memoria litúrgica de la Beata CHIARA "Luce" BADANO
(tomadas tal cual de la página de la Postulación de la Causa, simplemente con alguna corrección de giro lingüístico nada más):



29 de octubre
Beata Clara Badano

Allí donde es fiesta, se dice “Gloria”

Oración Colecta
Padre de inmensa bondad,
que por los méritos de tu Hijo
y el don del Espíritu,
has hecho ardiente el amor de la Beata Clara Badano,
transforma profundamente nuestro ánimo
para que nosotros, siguiendo su ejemplo, lleguemos a cumplir siempre
con serena confianza tu santa voluntad.
Por nuestro Señor Jesucristo…

Liturgia de la Palabra

Primera lectura
Tu voz es suave y es hermoso tu semblante

Lectura del Cantar de los Cantares Ct 2, 10b-14

“Levántate, amada mía, hermosa mía y vente”. Mira, el invierno ya ha pasado, las lluvias cesaron, se han ido. Brotan las flores en el campo, llega la estación de la poda, el arrullo de la tórtola se oye en nuestra tierra. En la higuera despuntan las yemas, las viñas en flor exhalan su perfume. “Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente”. Paloma mía, en las oquedades de la roca, en el escondrijo escarpado, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz: es muy dulce tu voz y fascinante tu figura.

Palabra de Dios


Salmo responsorial (del salmo 15)

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: "Tú eres mi Dios". 

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad. 
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente. 
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré.

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha.

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.



Segunda lectura
Si nos amamos los unos a los otros,
Dios permanece en nosotros

Lectura de la primera Carta de san Juan  1Jn 4, 7-13
 Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se nos manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en Él, y Él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
Palabra de Dios

Aleluya. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto.


Evangelio

El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto.

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan  Jn 15, 1-11
 «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que yo os he hablado; permaneced en mí,  y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí, y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí, no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos. Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Palabra del Señor

Oración de los fieles

Hermanos y hermanas, confiando en la intercesión de la Beata Clara Badano, supliquemos confiados a Dios nuestro Padre, para que escuche nuestra súplicas:

1.     Para que los miembros de la Iglesia seamos fieles testigos de Cristo y, bajo la guía iluminada del Papa, llevemos a todos el gozoso anuncio de la salvación. Oremos.
2.     Por las diócesis del mundo entero, para que todos los que componen las Iglesias particulares –fieles laicos, religiosos, diáconos y sacerdotes– vivan y trabajen en unidad con el Obispo y entre ellos, para poder testimoniar, evangelizar y promover el desarrollo humano, según las necesidades particulares. Oremos.
3.     Para que nuestras familias, sostenidas por la gracia del matrimonio, vivan en el amor cristiano los valores de la unidad y de la estabilidad, respeten la sacralidad de la vida humana y se dediquen con empeño constante a la educación de los hijos. Oremos.
4.     Por los jóvenes, para que siguiendo el ejemplo de Clara Badano descubran el bien incomparable de la amistad con Jesús, y en el diálogo habitual con él valoren rectamente el don de la libertad y del entusiasmo de manera que gasten con generosidad sus recursos para realizar un mundo mejor. Oremos.
5.     Por las personas en situación de particular dificultad a causa de las enfermedades, de los problemas económicos y de la soledad, para aprendan a reconocer en ellos el rostro de Cristo y para que, con ánimo fraterno, nosotros nos comprometamos a sostener su esperanza. Oremos.
6.     Por la paz en el mundo y la solidaridad hacia los países menos desarrollados, para que se realice en el respeto de los derechos humanos una equitativa repartición de los bienes de la creación, en orden a lograr una auténtica civilización del amor. Oremos.
7.     Por la Obra de María y los diversos movimiento eclesiales, para que, fieles a la misión de Cristo, dóciles al Magisterio de la Iglesia y en armonía recíproca, formen, con la ayuda de la santísima Virgen María, a sus adherentes a recorrer con tenacidad y perseverancia el viaje de la santidad. Oremos

Oh Padre,
acoge con tu infinita bondad
los deseos que te hemos manifestado,
y ayúdanos a responder a tu amor a ejemplo de los santos,
para que podamos llegar también nosotros a convivir en la plena comunión contigo.
Por Jesucristo nuestro Señor.



Oración sobre las Ofrendas

Bendice, Señor, los dones que te ofrecemos
en la fiesta de la Beata Clara,
y renueva profundamente nuestro espíritu
para que, libres de los fermentos del mal, vivamos una vida nueva a la luz del Evangelio. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio de los santos

Oración después de la Comunión

La comunión en la mesa del cuerpo y de la sangre de tu Hijo
nos aparte, Señor, de la seducción de las cosas que pasan,
y que, siguiendo el ejemplo de la Beata Clara
nos ayudes a crecer en tu amor,
para gozar en el Cielo de la visión de tu rostro. 
Por Jesucristo nuestro Señor.




Liturgia de las Horas

29 octubre
Beata Chiara (Clara) Badano
Joven laica

Nació en Sassello (SV), diócesis de Acqui, el 29 de octubre de 1971, en una familia humilde pero con una fe viva. Fue educada por su mamá a amar a Jesús desde muy niña y a reconocerlo en los pobres y en los pequeños. A los 9 años descubre el Movimiento de los Focolares y se sumerge con gran entusiasmo haciendo suyo el ideal de la unidad. Empieza la escuela secundaria con el fin de ser médico en África, pero a los 17 años el padecimiento de osteosarcoma destruye su sueño. En unión con Jesús confía en la voluntad de Dios, busca ser inmensamente amada por Él y renueva su “sí”: "Si Tú lo quieres, Jesús, yo también lo quiero". Persevera en el ofrecimiento de sus sufrimientos y en especial por los jóvenes, siempre sonriente, encuentra a su Esposo el 7 de octubre 1990.

Del común de santos

Oficio de lecturas
SEGUNDA LECTURA

De las cartas de la beata Chiara (Clara) Badano

(Positio, B. D., p. 130. 162. 289. 427. 358)

Vivir cada momento en la plenitud de Dios

Tengo 12 años de edad. He conocido el ideal y de inmediato me ha atraído mucho. La realidad más importante para mí, durante este congreso, fue redescubrir a Jesús Abandonado. Antes lo vivía más bien superficialmente y lo aceptaba para luego sentir alegría. Me di cuenta de que me estaba equivocando del todo. No debía instrumentalizarlo, solamente amarle y nada más. He descubierto que Jesús Abandonado es la clave de la unidad con Dios y quiero elegirlo como mi primer Esposo y prepararme para cuando llegue. ¡Preferirlo! He entendido que puedo encontrarlo en los alejados, los ateos, y que yo debo amarlos de modo muy especial, ¡sin intereses!
He redescubierto el Evangelio bajo una nueva luz. Me he dado cuenta de que yo no era una verdadera cristiana porque no lo vivía plenamente. Ahora quiero hacer de este maravilloso libro mi único propósito en la vida. No quiero y no puedo permanecer analfabeta acerca de un mensaje tan extraordinario. Como es fácil para mí aprender el alfabeto, así debe ser también vivir el Evangelio. He redescubierto esta frase que dice "dad y se os dará": tengo que aprender a tener más confianza en Jesús y a creer en su inmenso amor.
Durante este período, las oportunidades para abrazar a mi esposo ciertamente no han faltado, de hecho desde hace una semana tengo una fiebre muy alta y esto, estando ya débil, me debilita aún más, pero son todas ocasiones de amor para estar aún más enraizada en Dios.
Ofrezco mi nada para que el Espíritu Santo otorgue a los jóvenes sus dones de amor, luz y paz, para que todos comprendan el don gratuito e inmenso que es la vida y qué es importante vivir cada momento en la plenitud de Dios.
¡Me siento tan pequeña y el camino por delante es tan difícil, y a menudo me siento superada por el dolor! Pero es el Esposo que viene a visitarme. Sí, yo repito: "Si tú lo quieres, Jesús, yo también lo quiero”.
Aquí todos piden el milagro, pero yo no logro pedirlo. Tal vez mi dificultad en pedírselo es que me parece que no está dentro de su voluntad. Ofrezco todo, mis fracasos, mis penas y alegrías a Él, recomenzando cada vez que la Cruz hace sentir todo su peso.
Lo importante es hacer la voluntad de Dios. Yo tal vez tenía mis planes, pero Dios ya ha pensado en ello. La enfermedad me llegó en el momento adecuado... Pero vosotros no podríais ni siquiera imaginar cómo es ahora mi relación con Jesús... Siento que Dios me pide algo más, más grande. Tal vez podría permanecer en cama durante años... no lo sé. A mí me interesa sólo la voluntad de Dios, hacer bien esto, en el momento presente: estar en el juego de Dios.
He salido de vuestras vidas en un instante. ¡Oh, cómo hubiese querido parar ese tren que me alejaba siempre más y más! Pero yo no entendía aún. Estaba absorbida en cosas insignificantes, triviales y efímeras. Otro mundo me estaba esperando y no me quedaba otra que abandonarme. Pero ahora me siento envuelta en un hermoso designio que poco a poco se revela.

RESPONSORIO
(Cf. Sal 72, 26; 1 Corintios 7, 34)

R/. La roca de mi corazón es Dios, Dios es mi destino para siempre, * fuera de Él, no deseo nada en la tierra.
V/. Una virgen se preocupa de las cosas del Señor, para ser santa en el cuerpo y en el espíritu
R/. Fuera de Él, no deseo nada en la tierra.

ORACIÓN

Padre de inmensa bondad, que por los méritos de tu Hijo y el don del Espíritu Santo has llenado de amor ardiente a la Beata Chiara (Clara) Badano, transforma profundamente nuestros corazones, para que nosotros, siguiendo su ejemplo, podamos cumplir tu santa voluntad con una serena confianza.

Por Jesucristo nuestro Señor.





Oración 
para pedir a Dios alguna gracia 
por intercesión de la Beata CHIARA "Luce" BADANO

Padre, fuente viva de todo bien,
te damos gracias por el admirable testimonio
de la Beata Chiara Badano.
Iluminada por la gracia del Espíritu Santo
y con la guía de Jesús Crucificado,
creyó firmemente en tu inmenso amor.
Decidida a responderte con todas sus fuerzas,
se abandonó con plena confianza
a tu paterna voluntad.
Te rogamos humildemente: concédenos
el don de vivir contigo y para ti,
y si es tu voluntad, la gracia ... ,
por los méritos de Cristo Nuestro Señor. 
Amén


N.B.: Todos los textos de esta entrada están íntegramente tomados 
(modificando sólo erratas sintácticas y gramáticales o de traducción)
de la web de la Postulación de la Causa de Canonización
de la Beata Chiara Badano. 
Link de acceso: Postulación de la Causa


martes, 29 de octubre de 2013

29 octubre: Clara Badano

29 de octubre:
memoria litúrgica de la beata Clara Badano (1971-1990)
Beatificada en 2010, la celebración litúrgica de la memoria de la joven italiana  Clara Badano  (CHIARA "Luce" BADANO) se estableció para todos los 29 de octubre.
               Dada la gran cantidad de visitas a la entrada en la que colgué hace unos días el documental "Un designio espléndido" sobre ella (que os  vuelvo a recomendar), os selecciono a continuación varios textos del Papa Benedicto XVI en los que hace referencia a ella:

                                            
Queridos amigos, ¡sólo el Amor con la “A” mayúscula da la verdadera felicidad! Lo demuestra también otro testigo, una joven, que ayer fue proclamada Beata aquí, en Roma. Hablo de Chiara Badano, una chica italiana nacida en 1971, a quien una enfermedad condujo a la muerte cuando tenía poco menos de 19 años, pero que ha sido para todos un rayo de luz, como dice su sobrenombre: "Chiara Luce". Su parroquia, la diócesis de Acqui Terme y el Movimiento de los Focolares, al que pertenecía, hoy están de fiesta -y es una fiesta para todos los jóvenes, que pueden encontrar en ella un ejemplo de coherencia cristiana. Sus últimas palabras, de plena adhesión a la voluntad de Dios, fueron: "Mamá, adiós. Sé feliz porque yo lo soy”. Alabemos a Dios, porque su amor es más fuerte que el mal y que la muerte; y demos gracias a la Virgen María que conduce a los jóvenes, también a través de las dificultades y los sufrimientos, a enamorarse de Jesús y a descubrir la belleza de la vida.”
BENEDICTO XVI, Angelus, domingo 26 septiembre 2010


el hecho de reunirnos, que no puede ser sólo ocasional o funcional. Tiene un sentido, un valor humano, cristiano, eclesial. Y no quiero partir de un razonamiento, sino de un testimonio, una historia vivida y muy actual. Creo que todos sabéis que el pasado sábado 25 de septiembre, en Roma, fue proclamada beata una muchacha italiana llamada Chiara, Chiara Badano. Os invito a conocerla: su vida fue breve, pero es un mensaje estupendo. Chiara nació en 1971 y murió en 1990, a causa de una enfermedad
 incurable. Diecinueve años llenos de vida, de amor y de fe. Dos años, los últimos, llenos también de dolor, pero siempre en el amor y en la luz, una luz que irradiaba a su alrededor y que brotaba de dentro: de su corazón lleno de Dios. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo puede una muchacha de 17 ó 18 años vivir un sufrimiento así, humanamente sin esperanza, difundiendo amor, serenidad, paz, fe? Evidentemente se trata de una gracia de Dios, pero esta gracia también fue preparada y acompañada por la colaboración humana: la colaboración de la propia Chiara, ciertamente, pero también de sus padres y de sus amigos.
Ante todo, los padres, la familia. Hoy quiero subrayarlo de modo particular. Los padres de la beata Chiara Badano viven, estuvieron en Roma para la beatificación —yo mismo me encontré personalmente con ellos— y son testigos del hecho fundamental,
que lo explica todo: su hija rebosaba de la luz de Dios. Y esta luz, que viene de la fe y del amor, ellos fueron los primeros en encenderla: su papá y su mamá encendieron en el alma de su hija la llama de la fe y ayudaron a Chiara a mantenerla siempre encendida, incluso en los momentos difíciles del crecimiento y sobre todo en la prueba grande y larga del sufrimiento… la relación entre padres e hijos, como sabéis, es fundamental; pero no sólo por una buena tradición... Es algo más, que Jesús mismo nos enseñó: es la antorcha de la fe que se transmite de generación en generación; la llama que está presente también en el rito del Bautismo, cuando el sacerdote dice: «Recibe la luz de Cristo…, signo pascual…, llama que debes alimentar siempre».
La familia es fundamental porque allí brota en el alma humana la primera percepción del sentido de la vida. Brota en la relación con la
 madre y con el padre, los cuales no son dueños de la vida de sus hijos, sino los primeros colaboradores de Dios para la transmisión de la vida y de la fe. Esto sucedió de modo ejemplar y extraordinario en la familia de la beata Chiara Badano; pero eso mismo sucede en numerosas familias…
… Doy gracias a Dios por este encuentro, porque donde hay jóvenes y familias que eligen el camino del Evangelio, hay esperanza.
BENEDICTO XVI, Visita Pastoral a Palermo; encuentro con los jóvenes y las familias, domingo 3 octubre 2010

"¿Cómo debemos reaccionar [(ante la enfermedad)]? Ciertamente con los cuidados apropiados –la medicina en estas décadas ha cumplido pasos de gigante– pero la Palabra de Dios nos enseña que existe una actitud decisiva y de fondo con la cual afrontar la enfermedad y es aquella de la fe. Jesús lo repite siempre a las personas que alivia: “Tu fe te ha salvado” (cfr. Mc 5,34.36). Inclusive de frente a la muerte, la fe puede hacer posible aquello que
 humanamente es imposible. ¿Pero la fe en qué cosa? En el amor de Dios. Esta es la verdadera respuesta, que derrota radicalmente el Mal. Así como Jesús ha afrontado al Maligno con la fuerza del amor que le venía del Padre, también nosotros podemos afrontar y vencer la prueba de la enfermedad teniendo el corazón sumergido en el amor de Dios. Todos conocemos personas que han soportado sufrimientos terribles porque Dios las proveía de una serenidad profunda. Pienso en el reciente ejemplo de la Beata Chiara Badano, truncada en la flor de su juventud por un mal sin tregua: ¡cuantos iban a visitarla, recibían de ella luz y confianza! Sin embargo, en la enfermedad, todos tenemos necesidad de calor humano: para confortar a una persona enferma, más que las palabras, cuenta la cercanía sincera"
BENEDICTO XVI, Ángelus, domingo 5 febrero 2012


dejarnos cautivar de nuevo por este don de amor [la Eucaristía] y dejar que nuestros corazones se muevan en amor a Él, que nos ha pedido que seamos perfectos en el amor y seamos santos (1 Tes 4,3). Que nos esmeremos por alcanzar la santidad, no como un logro personal, sino como una contribución para
 construir una fraternidad universal en el mundo. Nuestra comunión está al servicio de una solidaridad universal. Damos la palabra final en este documento a una joven mujer recientemente beatificada, Chiara Luce Badano, cuyo amor por la Eucaristía la fortaleció para vivir para los demás incluso cuando decaía su salud en circunstancias dolorosas. La Eucaristía le trajo vida, luz y amor hasta el punto de que sus últimas palabras a su madre pudieron ser “sé feliz porque yo lo soy”. Es la felicidad de la comunión con Cristo y entre nosotros.
COMITÉ PONTIFICIO PARA LOS CONGRESOS EUCARÍSTICOS INTERNACIONALES, La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre nosotros. Reflexiones teológicas y pastorales para preparar el 50° Congreso Eucarístico Internacional de Dublín (10 – 17 de junio de 2012)



La alegría en las pruebas
Al final puede que quede en nuestro corazón la pregunta de si es posible vivir de verdad con alegría incluso en medio de tantas pruebas de la vida, especialmente las más dolorosas y misteriosas; de si seguir al Señor y fiarse de Él da siempre la felicidad.
La respuesta nos la pueden dar algunas experiencias de jóvenes como vosotros que han encontrado precisamente en Cristo la luz que permite dar fuerza y esperanza, también en medio de situaciones muy difíciles. El beato Pier Giorgio Frassati (1901-1925) experimentó muchas pruebas en su breve existencia…
Más cercana a nosotros, la joven Chiara Badano (1971-1990), recientemente beatificada, experimentó cómo el dolor puede ser transfigurado por el amor y estar habitado por la alegría. A la edad de 18 años, en un momento en el que el cáncer le hacía sufrir de modo particular, rezó al Espíritu Santo para que intercediera por los jóvenes de su Movimiento. Además de su curación, pidió a Dios que iluminara con su Espíritu a todos aquellos jóvenes, que les diera la sabiduría y la luz: «Fue un momento de Dios: sufría mucho
físicamente, pero el alma cantaba» (Carta a Chiara Lubich, Sassello, 20 de diciembre de 1989). La clave de su paz y alegría era la plena confianza en el Señor y la aceptación de la enfermedad como misteriosa expresión de su voluntad para su bien y el de los demás. A menudo repetía: «Jesús, si tú lo quieres, yo también lo quiero».
Son dos sencillos testimonios, entre otros muchos, que muestran cómo el cristiano auténtico no está nunca desesperado o triste, incluso ante las pruebas más duras, y muestran que la alegría cristiana no es una huída de la realidad, sino una fuerza sobrenatural para hacer frente y vivir las dificultades cotidianas. Sabemos que Cristo crucificado y resucitado está con nosotros, es el amigo siempre fiel. Cuando participamos en sus sufrimientos, participamos también en su alegría. Con Él y en Él, el sufrimiento se transforma en amor. Y ahí se encuentra la alegría (cf. Col 1,24).
BENEDICTO XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud Roma 2012