sábado, 28 de febrero de 2015

ACOGIDA Y PROVIDENCIA

VIDA DE LA PALABRA           últimas semanas de febrero
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de febrero («Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios», (Rm 15, 7) la de enero («Jesús le dijo: ‘Dame de beber’»Jn 4,7):
1.-        En la mayoría de las ocasiones no puedo (y bien que lo siento), acompañar a tantos amigos en acontecimientos luctuosos o alegres. Esta vez también me resultaba difícil: había fallecido el padre de un compañero y no iba a poder yo ir ni al entierro ni al funeral. Pensé en ir previamente al tanatorio. Eso suponía algo más de una hora de viaje, (y otro tanto de vuelta), y, (además de no poder preparar un tema para los Ejercicios), quedarnos sin hacer la compra para toda esa semana. Pero… “acogeos mutuamente como Cristo os acogió”. Lo consulté con los compañeros de casa para verlo en unidad y así asegurarnos de no ser yo imprudente y sí hacer la Voluntad de Dios: "sí, deberías ir; aunque esta semana no haya compra. Dios proveerá".
            Así que, esta vez pude acompañar personalmente, (pero también confiado en que las tantísimas otras que me resulta imposible, si hago la Voluntad de Dios y pido por ellos, ya Él se encargará de que se sientan acompañados y acogidos aunque yo no esté físicamente).
            También en esta ocasión el Eterno Padre se ocupó de “lo mío”. Para aprovechar el viaje, tomé unos cuantos CDs de meditaciones. El primero que puse aleatoriamente
era de Chiara Lubich, la cual, a mitad de esa charla… ¡¡explicaba maravillosamente justo el tema que yo hubiera tenido que estar preparando para los Ejercicios!! Me dio un vuelco el corazón: con eso y las ideas que ya tenía en mente, estaba prácticamente listo.
            A la vuelta del tanatorio, llegué sólo con 3 minutos de retraso, (por los atascos imprevistos), a la Misa del Centro Mariápolis, (Christian, aunque ligeramente mejor, sigue muy delicado y no podía suplirme).
            Luego, además, ¡nunca nos han llevado distintos de la comunidad tantas veces comidas preparadas a casa como durante esta semana! También Él se ocupó como no pude hacer la compra.

2.-        El sábado de la semana pasada mi hermano amaneció con una muy desagradable sorpresa: ¡le habían robado el coche! La única noche que lo había dejado en la calle; un modelo de coche del que sólo han robado 7 en todo
el año pasado. Nos dolió muchísimo, (además, en diciembre, otro coche atropelló a su niño mayorcillo, -sin consecuencias graves al final, gracias a Dios-), pero hemos tratado de sobrellevarlo con paz y serenidad, no cediendo a la indignación ni entonces ni ahora. Su situación económica es más bien justita; y los jueves y viernes lo necesita para el trabajo, (aparte para llevar a los niños, la compra, etc.). Mi madre, (por cierto, pocos días después le han detectado una nueva hernia intestinal y una “mancha” en el pulmón…), decía ante una cosa y la otra: “que también esto pueda servir para gloria de Dios. Por lo pronto está valiendo para unirnos más entre nosotros, y también a vosotros con vuestros amigos y comunidad”. Mi padre (un poquitín mejor, pero con la salud deteriorada, como sabes, con parkinson desde hace 13 años, y puede que también algo de alzheimer), con carita
de inocencia, de niño, en un momento dado después de su siesta, (con lagrimillas que empezaban a aflorarle), dice con voz y ojos de lástima a punto de llorar: “¡y no tenemos más que un coche!, ¿verdad?”. En ese instante, además, nos acababan de dar la noticia de que había fallecido su primo sacerdote. Todos momentos muy bonitos: tener puesta la esperanza en Dios, arroparnos mutuamente y rezar juntos por unas cosas y por otras. Y "rezad también por los ladrones para que vuelvan al buen camino, (nos recuerda continuamente mi madre); quién sabe qué situación estarán atravesando para verse abocados a eso". Sí, también "acoger…" a estos, aunque no sea más que con la oración.

            Al día siguiente, en ese entierro en mi pueblo, los sacerdotes decidieron que lleváramos nosotros el ataúd tanto a la entrada en la parroquia como a la salida. Mi cruralgia-ciática está “asomando” desde hace varias semanas y eso sería darle la puntilla. Pero yo me sentía más en la obligación, no sólo por familiar suyo, sino para que otros compañeros mayores no tuvieran que hacer el
esfuerzo. Era el modo también de “acoger” (además de rezar y celebrar la Misa), ofreciendo ese sacrificio por su eterno descanso. Ciertamente acabé “baldado” ese día, pero con la gimnasia antes de acostarme y recién levantado cada día, parece que no termina de manifestarse totalmente ese dolor de espalda, gracias a Dios.
            Nada más acabar ese día el entierro, un whatsApp: “ha fallecido la hermana mayor de José Varas”. Acompañar directamente o por teléfono, rezar, ofrecer la Misa. Todo son distintos modos de “acogeos mutuamente”, es una obra de caridad “rogar a Dios por vivos y difuntos”.


Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida:
1.-        “gracias a Dios, he salido bien de mi último tropiezo en la vida: como ya sabes, el pasado julio… me tuvieron que hacer una mastectomía bilateral radical. Fue una operación muy fuerte y me pudieron reconstruir: todo fue muy bien. ¡Cuánta gente rezó por mí!: ¿cómo una persona tan nerviosa como yo, pudo enfrentarse a ese día con una calma inaudita en mi?
            Una semana antes de la operación fui a hacer una
visita a un Santuario; ni siquiera sabíamos si había misa. Pues bien, no sólo hubo misa, sino que además bajaron a la Virgen para rezar el rosario, estaba puesta en una trona y pidieron a cuatro personas para llevarla en procesión (es muy chiquitita) y no salía nadie. Levanté el brazo y también mi amiga. El padre que oficiaba dijo que empezaríamos nosotros y luego que nos irían relevando. La sacamos con un sol espléndido; al dar la vuelta desde la entrada, y empezar el relevo, SE PUSO A LLOVER, y la tuvieron que meter corriendo. A mí, la sensación que se me quedó, es que la Santísima Virgen pensó: " YA ME HA LLEVADO QUIEN ME TENÍA QUE LLEVAR, ahora que me devuelvan a mi sitio y seguís rezando en el templo".
            A veces Dios da valor, otras fuerza, y otras templanza. A mí me mandó un cóctel con todo eso. Se está en deuda permanente con Dios, y ¿por qué se nos olvidará?

2.-        “Paco, realmente interesante y aleccionador tu correo; yo, en mi insignificancia, envié unos 160 whatsapp para pedir que el día 25 se pusieran velas en las ventanas, (mensaje previamente recibido y explícito), en unión a los CRISTIANOS PERSEGUIDOS

3.- [desde África:]         “muchas gracias por la Palabra que me mandas a menudo: me da mucha alegría. En este tiempo de cuaresma me gustaría que reces por mí para que lleve muy bien la cruz que el Señor me manda. Estoy ahora en prueba de la vida: hace una semana he tenido un accidente, se
estropeó mi moto, pero Dios me salvó la vida. No he tenido ninguna herida. Mi párroco está hospitalizado hace ya un mes y me quedo en la parroquia solo. Su salud está muy débil. 
Tengo que llevar las parroquias y la escuela sin medio de desplazamiento. Tengo que vivir solo mientras que me gustaba vivir en comunidad. Sé que tengo que vivir el momento presente, pero necesito tu ayuda. Muchas gracias por tu amistad. Da recuerdo a todos de Las Matas


 Si quieres leer más experiencias similares, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ

N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela.



CON SU CRUZ, ME SIGA

PALABRA DE VIDA                                    Marzo 2015

«El que quiera venir en pos de mí,
que se niegue a sí mismo,
que cargue con su cruz y me siga»
(Mc 8, 34)
Durante su viaje al norte de Galilea, por los pueblos en torno a la ciudad de Cesarea de Filipo, Jesús pregunta a sus discípulos qué piensan de él. Pedro confiesa en nombre de todos que él es el Cristo, el Mesías esperado desde hace siglos. Para evitar equívocos, Jesús explica claramente cómo pretende llevar a cabo su misión.
Liberará a su pueblo, pero de un modo inesperado, pagando con su persona: deberá sufrir mucho, ser reprobado, ejecutado y, al cabo de tres días, resucitar. Pedro no acepta esta visión del Mesías –como tantos otros de su tiempo, se imaginaba una persona que actuaría con poder y fuerza derrotando a los romanos y poniendo a la nación de Israel en el lugar que le correspondía en el mundo– e increpa a Jesús, quien a su vez lo reprende: «¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!» (cf. 8, 31-33).
Jesús se pone de nuevo en camino, esta vez hacia Jerusalén, donde se cumplirá su destino de muerte y resurrección. Ahora que sus discípulos saben que va para morir, ¿querrán seguir con él? Las condiciones que Jesús pide son claras y exigentes. Convoca a la muchedumbre y a sus discípulos en torno a él y les dice:

«El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga».

Se habían quedado fascinados por él, el Maestro, cuando había pasado por las orillas del lago mientras echaban las redes para pescar o estaban en el mostrador de los impuestos. Sin dudarlo habían dejado barcas, redes, mostrador, padre, madre, casa y familia para ir detrás de él. Lo habían visto hacer milagros y habían
oído de él palabras de sabiduría. Hasta aquel momento lo habían seguido llenos de alegría y entusiasmo.
Sin embargo, seguir a Jesús resultaba ser una tarea aún más comprometida. Ahora se veía claramente que significaba compartir plenamente su vida y su destino: el fracaso y la hostilidad, incluso la muerte, ¡y vaya muerte! La más dolorosa, la más infamante, la que estaba reservada a los asesinos y a los delincuentes más despiadados. Una muerte que las Sagradas Escrituras tildaban de «maldita» (cf. Dt 21, 23). Ya solo el nombre de la «cruz» infundía terror, era casi impronunciable. Es la primera vez que esta palabra aparece en el Evangelio. ¡Qué impresión habrá dejado en quienes lo escuchaban!
Ahora que Jesús ha afirmado claramente su identidad, puede mostrar con la misma claridad la de sus discípulos. Si el maestro es el que ama a su pueblo hasta morir por él, cargando con la cruz, también sus discípulos, para serlo, deberán dejar de lado su modo de pensar para compartir totalmente el camino de su maestro, comenzando por la cruz:

«El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga».

Ser cristianos significa ser otros Cristo: tener «los sentimientos propios de Cristo Jesús», el cual «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2, 5.8); ser crucificados con Cristo, hasta poder decir con Pablo: «no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí» (Ga 2, 20); no saber «cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Co 2, 2). Jesús sigue viviendo, muriendo y resucitando en nosotros. Es el deseo y la ambición más grande del cristiano, la que ha forjado grandes santos: ser como el Maestro. Pero ¿cómo seguir a Jesús para llegar a ser así?
El primer paso es «negarse uno mismo», distanciarme de mi propio modo de pensar. Era el paso que Jesús le había pedido a
Pedro cuando le reprochaba que pensase como los hombres y no como Dios. También nosotros, como Pedro, a veces queremos afirmarnos de manera egoísta, o por lo menos siguiendo nuestros criterios. Buscamos el éxito fácil e inmediato, exento de cualquier dificultad, miramos con envidia a los que prosperan, soñamos con tener una familia unida y con construir en torno a nosotros una sociedad fraterna y una comunidad cristiana sin tener que pagar caro por ello.
«Negarse uno mismo» significa entrar en el modo de pensar de Dios, el que Jesús nos indicó con su modo de actuar: la lógica del grano de trigo, que debe morir para dar fruto, de encontrar más alegría en dar que en recibir, de ofrecer la vida por amor; en una palabra, de cargar cada uno con su cruz.

«El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga».

La cruz –la de «cada día», como dice el Evangelio de Lucas (9, 23)– puede tener mil caras: una enfermedad, el quedarse sin trabajo, la incapacidad de gestionar los problemas familiares o profesionales, la sensación de fracaso por no saber crear relaciones auténticas, la sensación de impotencia ante los grandes conflictos
mundiales, la indignación por los escándalos recurrentes en nuestra sociedad… La cruz no hay que buscarla; nos sale al encuentro por sí sola, y precisamente cuando menos lo esperamos y de un modo que nunca nos habríamos imaginado.
Jesús nos invita a «cargar» con ella en lugar de sufrirla con resignación como un mal inevitable, de dejar que nos caiga encima y nos aplaste, o incluso de soportarla de modo estoico y desprendido. Más vale acogerla como un modo de compartir su
cruz, como posibilidad de ser sus discípulos incluso en esa situación y de vivir en comunión con él también en ese dolor, porque él fue el primero en compartir nuestra cruz. Porque cuando Jesús cargó con la cruz, con ella tomó sobre sus hombros todas nuestras cruces. En cualquier dolor, tenga el rostro que tenga, podemos, pues, encontrar a Jesús, que ya lo ha hecho suyo.
Así ve Igino Giordani la inversión del papel de Simón de Cirene, que lleva la cruz de Jesús: la cruz «pesa menos si Jesús hace de Cireneo con nosotros». Y pesa aún menos, continúa, si la
llevamos juntos. «Una cruz llevada por una criatura, al final aplasta; llevada juntos por varias criaturas teniendo en medio a Jesús o tomando como Cireneo a Jesús, se vuelve ligera: yugo suave. Una escalada en cordada, entre muchos, concordes, se convierte en una fiesta, y a la vez procura una ascensión».
Así pues, tomar la cruz para llevarla con él, sabiendo que no la llevamos solos porque él la lleva con nosotros, es relación, es pertenencia a Jesús, hasta la plena comunión con él, hasta convertirnos en otros él. Así es como
seguimos a Jesús y nos convertimos en auténticos discípulos. Entonces la cruz será de verdad para nosotros, como para Cristo, «fuerza de Dios» (1 Co 1, 18), camino de resurrección. Encontraremos la fuerza en cada debilidad, la luz en cada oscuridad, la vida en cada muerte, porque encontraremos a Jesús.


N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida 
en viñetas apara los niños, adaptada para adolescentes y jóvenes
 y en MP3 para escuchar en el móvil.

en más de 30 idiomas.



martes, 17 de febrero de 2015

CUARENTA DÍAS

Con la Cuaresma a las puertas, te ofrezco varios textos que nos ayuden en este itinerario hacia la Pascua y, a la vez, nos reanimen para entender y vivir más y mejor la Palabra de Vida de febrero:

EL PACTO DE LOS CUARENTA DÍAS

          "Hoy [...] hacemos un pacto en unidad perfecta: estar siempre fuera de nosotros mismos, es decir, en el Puro Amor; por tanto, siempre en la Vida, porque no viviendo ya en nosotros, vivimos al hermano, y cuando estamos solos vivimos a Jesús en nosotros, con Jesús en nosotros. [...]
Así pues, ya hemos emprendido la carrera: conocemos el camino para llegar al Padre: el hermano‒Jesús‒el Padre.
Le hemos prometido personalmente a Jesús estar siempre en el amor, y para ello, unidos los unos a los otros en este propósito, formamos como un sistema de «poleas» espirituales que levantan el mundo. [...]
[Quisiéramos] ataros a nosotros [...] para ser la conversión viva hacia Dios, el Padre, el Puro Amor, el Amor Divino, Jesús, María, la Trinidad... En definitiva, nuestro Ideal (24-6-1950).

Una mañana de junio de 1950, los primeros focolarinos de Roma, hombres y mujeres jóvenes de entre 20 y 30 años, acuden a la orilla del Tíber a participar en la misa...
Por el camino, Chiara Lubich cuenta un episodio que le ha
impactado: ha leído en algún sitio que se avanza más por el camino hacia Dios en cuarenta días si uno no se para nunca, que en cuarenta años ‒aun estando encerrado en un convento‒ si uno cede de vez en cuando a las imperfecciones y a los pecados veniales.
Unánimemente, todos quieren aceptar el reto, y delante de la imagen de la Virgen… le prometen personalmente a Jesús vivir siempre en el amor, sin pararse nunca. Esa misma tarde, Chiara escribe a todos… para que se unan a ellos en esta conversión viva hacia Dios: el extracto de esta carta que hemos puesto al inicio…
Cuarenta: un número simbólico de la conversión que Dios le pide al hombre para liberarlo de sus esclavitudes. Son los cuarenta años del pueblo judío en el desierto para salir de la esclavitud a que los sometía Egipto. Son los cuarenta días de la Cuaresma para los cristianos, que conmemoran los cuarenta días de Cristo en el desierto para salir de la esclavitud interior de los apegos, de los ídolos que no dejamos de fabricar una y otra vez.
Si uno cede de vez en cuando a las imperfecciones y a los pecados veniales, se precisaba. Desde hacía siete años, Chiara
había aprendido en la escuela del Evangelio que la perfección consiste en amar como respuesta al amor de Dios, y que «ser perfectos como el Padre celestial» (Mt 5, 48), ser «hijos del Altísimo» (Lc 6, 35) es ser bueno con todos, incluso con los ingratos y los malos. La perfección a la que se nos invita para ser como el Padre, la expresa Chiara mediante un atajo formidable: estar siempre fuera de nosotros mismos, pues en eso consiste el puro amor...
Es decir, indica la perfección en la vida trinitaria…"

FLORENCE GILLET, 15 días con… Chiara Lubich”, pp. 45-46, ed. Ciudad Nueva.



EL DIÁLOGO ES MUY SUPERIOR A LA SIMPLE TOLERANCIA

"…sin duda el diálogo supera ampliamente a la tolerancia. Aunque esta no la despreciaría…, porque en algunos lugares conviene que exista, porque al menos evita litigios, evita luchas.
Pero el diálogo es otra cosa, es un enriquecimiento recíproco, es quererse, es sentirse ya hermanos, es crear ya la fraternidad universal en la tierra…
Naturalmente, el diálogo es verdadero si está animado por el amor verdadero. Ahora bien, el amor
verdadero es verdadero si es desinteresado. Si no, no es amor. ¿Qué amor sería?: es egoísmo.
Me habéis hecho varias preguntas sobre la posibilidad de que exista, quizá, un amor interesado, incluso en el diálogo. Sería un diálogo construido sin amor. Por tanto, no sería un diálogo, sería otra cosa: sería proselitismo. El proselitismo debe quedar fuera de esta puerta. No puede existir, de lo contrario no hay diálogo.
Dialogar significa amar, dar lo que tenemos dentro por amor al otro, y luego también recibir y enriquecerse. Esto es diálogo, llegar a ser… “hombres mundo”, que tienen dentro a todos los demás, y que logran también dar lo propio".

CHIARA LUBICH, Una respuesta a amigos de convicciones no religiosas, Castel Gandolfo 8 febrero 1998



FORTALECED VUESTROS CORAZONES

"La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia,
para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque Él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos...
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente…
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma…: “Haz nuestro corazón
semejante al tuyo”… De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal"

PAPA FRANCISCOMensaje Cuaresma 2015




lunes, 16 de febrero de 2015

SERVIR POR AMOR, ACOGER

VIDA DE LA PALABRA                        primera quincena de Febrero 2015

Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Vida de febrero («Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios», (Rm 15, 7) la de enero («Jesús le dijo: ‘Dame de beber’», Jn 4,7):
1.-        En un encuentro de familias en el Centro Mariápolis, el sábado noche realizamos adoración a Jesús-Eucaristía. Al llevar al Santísimo de regreso a la capilla para reservarlo en el Sagrario, me acompañaron 2 niños con las velas. Nada más acabar me dice uno (literal): “¡Qué pasada! ¡¡Has llevado a Dios en tus manos!! ¡Estoy que flipo!”. Se me pusieron de punta los vellos y me emocioné. También
porque corro el riesgo de acostumbrarme.
            Eso me ha ayudado a vivir con más respeto, admiración e intensidad tanto la celebración de la Misa como los ratos “de tú a Tú” ante Él en el Sagrario.
Y, a la vez, si Él se deja llevar en mis manos, he tratado de estar atento a “dejarme comer” yo por los demás viviendo el amor al prójimo con cada persona que he encontrado o me contacta por correo-e., whatsApp, teléfono… ¿No es la PdV de este mes “acogeos mutuamente…”?

2.-        Pero a veces me dejo…, “meto la pata”…
La semana pasada fue muy intensa, (también con la salud de Christian que está sufriendo un fuerte revés, Endi estaba fuera toda la semana, teníamos un amigo de huésped, otra persona venía cada día a comer y cenar...
Y el sábado…, (día de mucha sentada y concentración), por la tarde distintas personas a las que saludar, recibir, alojar…
Y también a cenar; yo, por las noches, ya sabes que “no
funciono”.
Con todo ello no quiero poner excusas, (¡todo lo contrario!): varios se sintieron no valorados ni acogidos por mí. Debieron experimentar ese refrán: “donde hay confianza…”. A las once y pico de la noche uno me lo manifestaba por whatsApp, mientras yo estaba con mensajes de mis hermanos por una urgencia con las medicinas de mi padre. Tanto una cosa como otra, las viví con plena confianza en el Señor, con paz, (lo que no significa que me fueran indiferentes), con gana de descubrir lo que sin duda me querría decir el Señor a través de todos esos reveses...
Las múltiples correcciones que me hizo este amigo por whatsApp (naturalmente escuecen) eran muy acertadas casi todas (me tienen que decir las cosas muy concretas, si no, “no me entero") y me las tomé como venidas directamente del Amor del Padre que siempre me habla también a través de los hermanos: verdaderamente con los que tengo
confianza, (los considero ya “como de casa”), no he estado atento a muchos detalles de amor concreto, de acogida. A la vez, quizá llevo tiempo así y me excusaba a mí mismo. Pedí perdón, por supuesto, (y al día siguiente a los otros) y dispuesto a recomenzar.
Me fui contento a dormir, (aunque no es que lo lograra mucho). Me notaba renovado por dentro: “¡nuestro único derecho, servir siempre por amor!”, ¡en la práctica concreta a veces se me había olvidado! ¿No “digo” que estoy dispuesto a, “con la gracia de Dios, amar hasta dar la vida”? ¿No pide la PdV este mes “acogeos mutuamente…” “¡¡cómo Cristo os acogió!!”?
Lo intenté el domingo, a pesar de estar cansadete, (que se manifiesta también en que empieza a aparecer de nuevo, sin otro motivo aparente, la cruralgia, la ciática…). Y creo que, por Gracia, algo logré, (aunque supongo que habrán sido muchos los momentos que “se me han escapado”…). Acabé muy contento el domingo. Y, aunque tampoco he dormido mucho hoy, he empezado el día igual de contento y con ilusión: llevando a la estación muy temprano a uno de los huéspedes, comprándole el billete, acompañándolo al andén… aunque con pena de no poder llevarle la maleta por mi espalda…). Y luego, volver a casa a desayunar, a poner la lavadora, arreglar mi habitación, y subir (esta vez andando, como siempre) de nuevo hacia la estación, parándome con más sonrisa y atención con cuantos me iba encontrando.

3.-        Varias mañanas seguidas, al bajar del tren, vi a lo lejos a una buena amiga con la que hacía tiempo no hablaba. Así que, apretaba yo mucho el paso para alcanzarla y seguir caminando juntos un par de minutos hasta que ella llegaba a su trabajo. El primer día la veía un poco triste o cansada.
            La 3ª vez, al despedirnos, le dije animadamente: “¡qué bien haber podido compartir contigo unos minutillos 3 veces esta semana!”. Me contesta agradecida: “pues yo le estaba diciendo “Al de arriba” estas semanas que se había olvidado de mí… y mira… [(tú eres Su mensaje, de que no es así)]”.
Y eso me llenó a mí también de la alegría del Señor.


Algunas de vuestras EXPERIENCIAS tratando de practicar la Palabra de Dios:
1.-        ahora que han pasado unos días veo qué bien me vino ir a la convivencia el 23-25 enero ahí en el Centro Mariápolis. Te agradezco mucho, agradezco a los que nos han ayudado económicamente a cubrir la cuota y agradéceles de mi parte a las focolarinas.
            Pocos días después me fui con “lo puesto”, es decir, sin dinero, a Vitoria. (No sé si es espíritu aventurero o que estoy un poco loca… jeje). Y me fue muy bien el tratamiento para mi espalda.
Dios me permite ver su mano en tantos ángeles de la guarda que pone en mi camino. ¡Es increíble! Tengo mil casos de qué bien se portan conmigo gente que casi no me conoce. Es Su Mano

2.-        estoy teniendo una mañana la mar de curiosa. Yo que, normalmente voy siempre acelerada y pensando en mil cosas, hoy me lo he tomado todo con santa paz. Como si no existiera nada más que lo que estaba haciendo en cada momento. 
En cada cosa que he hecho he disfrutado un montón.
          Desayunando con mi marido, despertando a mi hijo, recogiendo la casa, llevándole al cole, escuchando canciones (en el idioma que estoy estudiando) mientras conducía, aparcando, volviendo a casa ¡andando! Aprovechando para comprar el periódico, agua; me he encontrado con un vecino mayor, me ha acompañado, hemos ido charlando; ahora, te escribo rápidamente; me voy al local, cuando vuelva… a trabajar en unos cuantos papeles (esta semana he de presentar los impuestos), hacer macarrones para cuando venga mi hijo a comer, ir a por él…
Nada diferente a otros días y, sin embargo, cada cosa que hacía la hacía con mucha ilusión y entusiasmo. Era como si todo fuese nuevo, como si lo hiciese todo por primera vez. Como si no tuviese prisa para nada”.
Le contesté yo entonces:
¡Eso es "vivir el momento presente" tal como enseña Chiara Lubich!: solemnidad en cada
instante, fiados en el Padre-Amor que nos los va poniendo uno detrás de otro, sin atropellarse. Vividos por amor, como enseña Chiara y canta el GenRosso, "si en cada instante, tú amas, hallas a Dios en tu vida". Cada momento sirve para la eternidad.


3.-        Aquí puedes leer experiencia vocacional de mi tía Araceli, monja de clausura.


Si quieres leer más experiencias sobre la Palabra de Vida, 
de gente de todo el mundo,
puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ

N.B.: tú también puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela.


martes, 3 de febrero de 2015

RETIRO ESPIRITUAL CUARESMA 2015

Ejercicios Espirituales Cuaresma 
27 febrero-1 marzo 2015

         Retiro espiritual de fin de semana, (desde viernes 27 febrero 2015 a las 19:30 h., a domingo día 1 marzo a las 18:00 h.) en el Centro Mariápolis (=ciudad de María) de Las Matas (Madrid).



En cada tanda suelen participar entre 20 y 40 personas, (la mayoría de Madrid y alrededores, pero también de Granada, Valencia, Burgos... de toda España). Predican sacerdotes de la Obra de María (Movimiento de los Focolares) y algunos laicos añaden brevemente su testimonio: por el amor recíproco entre ellos y todos los de la casa, se espera que Jesús cumpla su promesa "donde dos o más están unidos..." (Mt 18, 20) para que sea Él, en realidad, el único director.
         Se busca, pues, hacer una experiencia personal y comunitaria de unión con Dios a través de la oración, la meditación, el silencio y los momentos de comunión.

         Hay que traer Biblia (o al menos Nuevo Testamento) y, si gusta tomar apuntes, cuaderno y bolígrafo. Habrá celebración de la Misa los 3 días (incluido el de llegada).
         El precio de participación más pensión completa es en total 95 €, (en caso de solicitar habitación individual, 110 €); el precio se puede hacer efectivo a la llegada.

         Jesús afirma: "...quien come mi carne... permanece en Mí y Yo en él..." (Jn 6, 56). La Eucaristía, el Amor de los amores, tiene como efecto más propio según Santo Tomás, nuestra divinización. El pan de Vida, a la vez, nos invita a cada uno a ser "pan partido para los demás", amor concreto.

Más información e inscripciones:  corunum@focolares.org


Centro Mariápolis "Luminosa", Las Matas (Madrid), C/ Poniente 33 (Tlf.: 91 630 10 92)






domingo, 1 de febrero de 2015

FRATERNIDAD MUTUA

PALABRA DE VIDA                febrero 2015
«Por eso, acogeos mutuamente,
como Cristo os acogió para gloria de Dios»
(Rm 15, 7)

          Queriendo ir a Roma y, desde allí, proseguir hacia España, el apóstol Pablo manda primero una carta suya a las comunidades cristianas presentes en aquella ciudad. En estas, que pronto testimoniarán con innumerables mártires su sincera y profunda adhesión al Evangelio, no faltan, como en otros lugares, tensiones, incomprensiones y hasta rivalidades. En efecto, los cristianos de
 Roma son de diversa extracción social, cultural y religiosa. Los hay que proceden del judaísmo, del mundo helénico y de la antigua religión romana, tal vez del estoicismo o de otras corrientes filosóficas, cada una con sus propias tradiciones de pensamiento y convicciones éticas. A algunos se los llama débiles porque tienen usanzas alimentarias peculiares –son vegetarianos, por ejemplo– o se atienen a calendarios que señalan días especiales de ayuno; a otros se los llama fuertes porque, libres de estos condicionamientos, no están sujetos a tabúes alimentarios o a rituales especiales. A todos les dirige Pablo una invitación apremiante:

«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios».

          En esa misma carta ya antes había entrado en el tema dirigiéndose primero a los fuertes para invitarlos a acoger a los débiles «sin discutir sus razonamientos»; y luego a los débiles para que acojan a su vez a los fuertes «sin juzgarlos, pues Dios los ha acogido».
          Pablo está convencido de que cada cual, aun en la diversidad de criterios y usanzas, actúa por amor al Señor. Por ello no hay motivo para juzgar a quien piensa distinto, y menos aún de
escandalizarlo actuando con arrogancia y con sentido de superioridad. Lo que hay que tener más bien en el punto de mira es el bien de todos, la «edificación mutua», o sea, el construir la comunidad, su unidad (cf. 14, 1-23).
          También en este caso, se trata de aplicar la gran norma del vivir cristiano que Pablo había recordado poco antes en su carta: «la plenitud de la ley es el amor» (13, 10). Al dejar de comportarse «conforme al amor» (14, 15), se había debilitado en los cristianos de Roma el espíritu de fraternidad que debe mover a los miembros de toda comunidad.
          El apóstol propone como modelo de acogida mutua a Jesús cuando, en su muerte, en lugar de «buscar su propio agrado», cargó con nuestras debilidades (cf. 15, 1-3). Desde lo alto de la cruz atrajo a todos a Sí y acogió tanto al judío Juan como al centurión romano, tanto a María Magdalena como al malhechor crucificado junto a Él.

«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios».

          También en nuestras comunidades cristianas, aunque todos somos «amados de Dios, llamados santos» (1, 7), se dan, igual que en las de Roma, desacuerdos y choques entre diferentes modos de ver y culturas en muchos casos distantes unas de otras. A
menudo se contraponen los tradicionalistas y los innovadores –usando un lenguaje quizá un poco simplista pero fácilmente comprensible–, personas más abiertas y otras más cerradas, interesadas en un cristianismo más social o más espiritual; diversidades que son alimentadas por convicciones políticas y extracciones sociales diferentes. El fenómeno migratorio actual añade a nuestras asambleas litúrgicas y a los distintos grupos eclesiales más elementos de diversificación cultural y de procedencia geográfica.
          La misma dinámica puede surgir en las relaciones entre
 cristianos de Iglesias distintas, pero también en la familia, en el ámbito laboral o en el político.
          Entonces se insinúa la tentación de juzgar a quien no piensa como nosotros, o de considerarnos superiores, en una estéril confrontación y exclusión recíproca.
          El modelo que Pablo propone no es la uniformidad que despersonaliza, sino la comunión entre diversos que enriquece. No es casual que dos capítulos antes, en la misma carta, hable de la unidad del cuerpo y de la diversidad de sus miembros, así como de la variedad de carismas que enriquecen y animan la comunidad (cf. 12, 3-13). Usando una imagen del papa Francisco, «el modelo no es la esfera…, donde cada punto es equidistante del
centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro», que tiene superficies distintas entre sí y una composición
asimétrica donde «todas las parcialidades conservan su originalidad». «Incluso las personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse. Es la conjunción de los pueblos que, en el orden universal, conservan su propia peculiaridad; es la totalidad de las personas en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente incorpora a todos».

«Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios».

          La palabra de vida es una invitación apremiante a reconocer lo positivo del otro, al menos porque Cristo dio la vida también por esa persona a la que me darían ganas de juzgar. Es una invitación a escuchar desactivando los mecanismos defensivos, a permanecer abiertos al cambio, a acoger la diversidad con respeto y amor, para llegar a formar una comunidad plural y al mismo tiempo unida.
          Esta palabra ha sido elegida por la Iglesia Evangélica en Alemania para que sus miembros la vivan y los ilumine durante todo 2015. El compartirla miembros de diferentes Iglesias, al menos este mes, muestra ya un signo de acogida recíproca.

          Así podríamos dar gloria a Dios «unánimes, a una voz» (15, 6), porque, como dijo Chiara Lubich en la catedral de la Iglesia
Reformada de St. Pierre, en Ginebra, «el tiempo presente […] requiere de cada uno de nosotros amor, requiere unidad, comunión, solidaridad. Y llama también a las Iglesias a recomponer la unidad rota desde hace siglos. Esta es la reforma de las reformas que el Cielo nos pide. Es el primer paso, y necesario, hacia la fraternidad universal con todos los hombres y las mujeres del mundo. Pues el mundo creerá si estamos unidos».



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