VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de OCTUBRE
Algunas de mis EXPERIENCIAS tratando
de practicar la Palabra de Vida de octubre («En esto conocerán todos que sois
discípulos míos: si os amáis unos a otros», Jn 13, 35) y la de septiembre («Amarás a tu prójimo como a ti mismo»,
(Mc 12, 31):
1.- Durante estos últimos meses, turnándonos la familia, no habíamos
dejado solo ni un rato a mi padre. Y estas últimas 6 semanas, (4 y pico de hospital; una y
media en la Residencia), las más importantes de su vida, ni un instante ni de
día, ni de noche, (no sólo para atenderlo y cuidarlo en su enfermedad, sino
también para que pudiera estar bien preparado para el momento cumbre de tener
que presentarse ante el Señor, ante el Amigo): para que oyera la voz de los que
le querían…, muchos ratos susurrando oraciones, cantando en voz queda…). O
nosotros directamente, o algunos ratos personas amigas de la comunidad, a las
que cada tanto les preguntábamos por WhatsApp.
Ya te conté en el correo del pasado viernes cómo
celebramos la Misa en la habitación de mi padre apenas hora y media antes de que
él dejara de respirar y te pedía oraciones para ese instante: el más importante
de su vida, ¡el paso a la Vida! Una amiga contestaba por WhatsApp: “Gracias por hacerme saber q este también
será el momento más importante d mi vida. Que tu papi vea la Luz del Amor y la
Verdad”.
Antes
de empezar esa Misa le había estado yo susurrando a mi padre: “te quiero mucho; y mamá te quiere mucho y (el
nombre de cada uno de los hermanos) te
quiere mucho; y lo mismo tus yernos y nuera; y cada uno de los nietos”. Y
después le decía: “sé que me quieres
mucho; y mamá sabe que la quieres mucho…” (y lo mismo con el nombre de cada
uno de los hermanos). “Gracias por ser el
mejor papá del mundo; te lo agradecemos todo; no tenemos conciencia de tener
que perdonarte nada, pero si lo hubiera, ¡por supuesto que desde el primer
momento está perdonado!; estate tranquilo”.
1b.- Poco
después de expirar volvimos a celebrar la Misa, (de cuerpo presente), ya en su
capilla ardiente, en la Residencia “Ntra. Sra. de la Caridad”, (hogar por el
que él tanto se había entregado y trabajado toda su vida). Tanto en una Misa
como otra quisimos cantar; y ambas las empezamos con “qué alegría cuando me dijeron, vamos a la Casa del Señor…”, (mi
hermana siempre con su guitarra y toda la familia como coro, arropados por
tantos amigos).
En
el velatorio, además de atender las muestras de cariño y cercanía de tanta
gente (¡¡gracias a cada uno, también a los que no pudimos saludar
personalmente!!), cada tanto íbamos alternando con un rato de oración (lecturas
bíblicas, horas litúrgicas, Rosario, etc.).
En uno de esos ratos se hizo presente el señor
Obispo (dado que por la tarde no iba a poder participar en la Misa exequial):
al inicio entonamos el salmo “el Señor es
el lote de mi heredad, ¡aleluya!, por siempre tu nombre cantaré, ¡aleluya!...;
tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no vacilaré…; yo digo al
Señor: “Tú eres mi Bien… los dioses y señores de la tierra no me satisfacen…”.
Como te imaginarás, entre lágrimas de emoción, (bueno, yo, en concreto, en esos
versículos, sin poder cantar por el nudo en la garganta, pensando en que mi
padre tantas veces se lo había cantado al Señor y ahora se lo podría estar
diciendo ya cara a cara); lo mismo que cuando en medio de alguna de las
oraciones, el Obispo comentó: “…ahora ya
no lo podéis acariciar, como habéis hecho siempre y sobre todo en su larga
enfermedad, pero lo acarician ya el Señor y la Virgen”; eran las palabras
en nombre de la madre Iglesia asegurando la misericordia infinita de Dios, que
a mí me llenaron de consuelo y de esperanza cumplida; en el canto posterior, de
nuevo el nudo en la garganta prestando nuestra voz a papá (en la esperanza, y
por ello alegría, de que en realidad él se lo estaría ya diciendo cara a cara):
“junto a Ti, María, como un niño quiero
estar, tómame en tus brazos…; quiero que me eduques, que enseñes a rezar… hazme
transparente, lléname de paz…; ¡¡Madre, Madre, Madre!!”.
1c.- Mi padre, (como ya te conté en uno de los últimos correos), como ministro
extraordinario de la Comunión (con una dedicación, ilusión, fe y amor
admirables y admirados por enfermos, familiares y sacerdotes) la llevaba todos
los domingos con una fidelidad inquebrantable (más allá de viajes o
enfermedades propias) a sus respectivos domicilios a decenas de personas
delicadas de salud. En la pequeña ceremonia hogareña, (como recuerda mi madre,
siempre “pegada” a él, como copilotos ambos siempre en todo durante toda la
vida), cada vez terminaban rezando el “Alma
de Cristo”. Hace pocas semanas, mi madre oyó en Radio María (la escuchaban
y seguían ambos estos últimos años muchas horas al día) una versión musicalizada de esa oración y ha querido que la cantáramos en el entierro. Así
que, en el velatorio, toda la familia y gente de la comunidad, estuvimos
repitiéndola muchas veces como oración, que a la vez nos sirviera a todos los
demás como ensayo, pues nadie la sabíamos excepto una de mis sobrinas.
Trataba
yo de cantar a pleno pulmón, pero siempre en los 3 últimos versos, se me
arrasaban los ojos y se me ponía el nudo en la garganta, poniéndome en el lugar
de mi padre que se estaba presentando ante el Señor: “…defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para
que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos”.
En
este mismo blog supongo habrás leído la semblanza que preparamos y que leyó mi hermano
al final de la Misa cuando dio el agradecimiento a todos en nombre de la
familia: breve
semblanza de mi padre y perfil espiritual.
2.- ”Es la Misa más bonica que he visto en mi
vida. Así no te da nunca hartura. Y lo mismo en el cementerio con los cánticos
y oraciones”, comentaba una vecina. “Esta
Misa de entierro de tu padre y la de vuestro primo en abril, han
sido un verdadero testimonio de fe y de esperanza”. “Gracias, Paco, por la lección que nos habéis dado de fe, alegría, de unión familiar, en definitiva, de amor. Tu padre estará bien orgulloso de vosotros. Os queremos”, rezaba alguno de los cientos de WhatsApp que tras la Misa de exequias recibimos.
sido un verdadero testimonio de fe y de esperanza”. “Gracias, Paco, por la lección que nos habéis dado de fe, alegría, de unión familiar, en definitiva, de amor. Tu padre estará bien orgulloso de vosotros. Os queremos”, rezaba alguno de los cientos de WhatsApp que tras la Misa de exequias recibimos.
Éramos 26 los sacerdotes (¡y eso que era sábado por
la tarde!!), 5 coros que se alternaban entre sí, el templo parroquial repleto
(no cabía nadie más, ni de pie; y por lo visto en la calle había incluso más
gente que dentro por falta de espacio).
En la entrada, (el coro interparroquial en el que hasta
el último momento han cantado mis padres), entona el “Resucitó”, que cada año
en la Vigilia Pascual y en la Misa solemne de Resurrección la timbrada voz de
bajo de mi padre interpretaba el solo de una de las estrofas, (precisamente la
que habla de la muerte vencida por la resurrección de Cristo), con honda
expresión de fe.
En
la monición de entrada, la mayor de mis sobrinas, con una energía y soltura de
adulto, (sin papeles), invitó a todos a participar en la celebración con
alegría, porque Cristo ha resucitado y en Él reside nuestra esperanza.
El
Evangelio: “el que come mi carne y bebe
mi sangre, habita en Mí y Yo en él…; y yo lo resucitaré en el último día”.
La Eucaristía es prenda de salvación, y mi padre desde adolescente había
querido recibirla a diario.
Aunque
la voz se me quebró bastantes veces durante la homilía, el ver a mi madre que
me escuchaba serena en primera fila, me ayudaba a seguir adelante.
Durante
esas 24 horas de velatorio, Misa y entierro, el clima de unidad entre los
diversos grupos parroquiales, los coros, las personas de distintos movimientos
eclesiales, sacerdotes de varias diócesis, gentes venidas no sólo del pueblo,
sino de otros muchos lugares incluso lejanos para acompañarnos… creo que ha
podido ser reflejo y testimonio de la PdV de octubre: “en esto conocerán que sois discípulos míos: si os amáis mutuamente”.
Al finalizar y dar las gracias a todos, mi hermano trazó una breve semblanza de mi padre, tras la cual hubo un cerrado aplauso con lágrimas en muchos ojos. Me pareció como si se bajara el telón y se hubiera cumplido el objetivo... y en ese momento se acababa "la representación de este mundo" y comenzaba ya la Vida real, la Vida verdadera: la Vida eterna ya sí.
Al finalizar y dar las gracias a todos, mi hermano trazó una breve semblanza de mi padre, tras la cual hubo un cerrado aplauso con lágrimas en muchos ojos. Me pareció como si se bajara el telón y se hubiera cumplido el objetivo... y en ese momento se acababa "la representación de este mundo" y comenzaba ya la Vida real, la Vida verdadera: la Vida eterna ya sí.
Repito:
y si me atrevo a contar cada una de estas cosas, es solo para alabar la
grandeza de Dios que puede servirse de la pequeñez de las personas humanas para
realizar maravillas.
3.- Ha sido
muy bonito entre todos los hermanos y junto con mi madre, (con el espíritu de
colaboración, y de salir cada uno en ayuda de todos en seguida, que siempre nos
inculcan mis padres), el tener que tomar las decisiones correspondientes a
estos días, siempre pensando cada uno en los otros.
P.ej.,
al día siguiente del entierro de mi padre, pensamos en ir todos juntos a la
Residencia “Ntra. Sra. de la Caridad” que nos había acogido durante sus últimos
11 días y tanto cariño han derrochado con él (y con nosotros). Rápidamente a
cada uno se nos iba ocurriendo algo y entre todos lo preparábamos: llevar un
rosario de regalo (aunque tengan muchos, era el gesto de agradecimiento) a cada
una de las religiosas, una carta para la Junta-patronato (y otro rosario más
especial para su responsable) con una postal de Cristo joven firmada por todos
nosotros por detrás, una gran bandeja de pasteles y una caja grande de
bombones. En rapidez y coordinación, pensado y hecho: en menos de media hora
estábamos allí.
Después de un ratito de verdadera comunión entre las
monjas y nuestra familia, llamaron también a todo el personal y fue precioso el
intercambio de vivencias y de mutuos agradecimientos, nosotros a todos ellos
por su profesionalidad y cariño, ellos a nosotros por el testimonio, la fe y la
unidad, (“no lo habéis dejado solo ni un
minuto de las 24 horas todos estos días”). Me parecía un eco precioso a la
PdV de este mes: y para sola gloria de Dios.
Algunas de vuestras EXPERIENCIAS:
1.- “…he sentido muchísimo la
noticia del fallecimiento de tu padre, aunque la esperábamos. Esta misma
mañana, dentro de un rato, cuando celebre la misa…, rezaremos especialmente por
él. He tenido la suerte de haberlo conocido en la adolescencia, y de haber sido
amigo suyo. He sido testigo de su vida orientada hacia Dios, desde niño,
viviendo siempre en la presencia de Dios. Estoy convencido de que su persona y
su vida han tenido mucho que ver en mi vocación cristiana y sacerdotal. Doy
gracias a Dios por su vida santa. Ha sido siempre guiado por la fe y el amor.
Ejemplo de vida cristiana en todas las etapas y situaciones de la vida: como
adolescente y joven casto, alegre y apostólico; como adulto responsable y
honesto; dispuesto siempre a entregar su tiempo a obras de misericordia con
toda delicadeza y discreción. Hombre enérgico en la defensa de los ideales
cristianos, que lo llevaron incluso al compromiso político. Esposo y padre
ejemplar, y muchas veces, heroico. Y, en los últimos años, clavado a la cruz,
unido con Cristo, su Amigo de siempre, para el que ha vivido hasta el último
suspiro. Estoy seguro de que la vela que recibió en el bautismo la ha tenido
encendida hasta su entrada en la luz de Dios. Me uno a todos vosotros en el
dolor y en la esperanza…”
2.- “…Hola Paco: Dios os lo pague a ti
y a tu familia porque habéis sido un ejemplo de fe para los que os hemos visto
en un momento tan doloroso; hemos estado admirados de la serenidad y la sonrisa
que habéis tenido todo la familia y eso no puede ser sino fruto de una profunda
fe. Ese ha sido el sentimiento que habéis dejado en mi familia estos días y ha
calado hondo. Querer y honrar tanto a un padre en estos días que corren no
puede ser más que un ejemplo para cualquier familia. Fíjate qué cosas, pero yo
nunca había hablado con tu padre: qué pena ahora no haber tenido esa suerte,
porque me estoy formando una imagen impresionante de él con todo lo que me
están comentando. Por ejemplo, el comentario de su doctora: "Paco era bueno, pero bueno de verdad, único
por su bondad", "…por
menos, a otros los han hecho santos...". No pienses que fue por decir,
lo dijo tan emocionada que yo no dejo de pensar en ello. Yo creo que se puede
ser buen hombre, buen padre, buena persona, buen cristiano, etc... Pero ser
"bueno" sin más, lo abarca todo... ¡Qué adjetivo tan corto pero tan
grande! Precioso tu blog sobre tu padre: se lo he mandado a mi madre y está
llorando , palabras textuales, como un "majuelo"…”
Si quieres leer experiencias
sobre la Palabra de Vida del mes,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias que, por gracia de Dios, hayas podido
realizar poniendo en práctica el Evangelio; “pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela; o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
mándamela por correo-e.
¡Lo siento mucho, Paco! Ahora descansa en paz, y comienza una nueva vida, desde la tierra rezaremos por él. Asistí a la misa que se ha celebrado en Santa Maria, y he de decirte que le habéis preparado una Misa preciosa, como él se merece, ¡gran hombre! Y de corazón te digo que es un orgullo haber tenido unos vecinos como vosotros. Desde Villarrobledo un abrazo muy grande para toda la familia.
ResponderEliminarD.E.P
Me emociona saber que tu padre ha tenido la despedida que se merecía por tantos años trabajando para el Señor.
ResponderEliminarTengo su imagen en mi memoria de tantas misas en el coro con mis padres, escuchando al tuyo cantar "la muerte, ¿dónde está la muerte?...". Con esa fe tan grande, ¡cómo no iba a sonar bien!
Nos encantaría poder ir al funeral del día 23, pero al día siguiente se casa mi hermana. Si podemos allí estaremos y si no, este domingo ofreceré la eucaristía por tu padre y por tu familia.
Espero que ya estés más relajado. Todos confiamos en que tu padre desde el cielo cuide de vosotros como vosotros habéis cuidado tan bien durante su larga enfermedad, que ha hecho que cada día os necesitara más.
ResponderEliminarPuede estar orgulloso de su familia y contárselo al Padre, ahora que está más cerca.
No te saludé el día del funeral por no entorpecerte. Había muchísima gente. Lo importante fue la bonita y emotiva ceremonia que le hicisteis entre todos. Ya nos veremos y te daré el abrazo que te debo.
Paco!! Como stas? Y tu tensión? Tu siempre atento a todos nosotros..... Nos hizo mucho bien a las tres haber ido al entierro y aunque al principio pensaba q no llegábamos (y luego, además, nos perdimos por el pueblo), nos alegramos mucho d haber estado y participado de la misa a tu padre.
ResponderEliminarSe nota q sois una familia muy unida y muy creyente practicante, cn el ejemplo y eso nos llegó a todos! Y como decíais: tu padre ha vivido una vida plena desde la fe.
Fue muy solemne y muy bonitos los cánticos d focolares y ¿neocatecumenales?
Gracias a ti x compartir cn tods nosotrs sta experiencia d fe tan grande!
En Jesus
Paco, quiero asegurarte que tengo a tu padre presente en mis oraciones, y también quiero darte las gracias por ser tan concreto y generoso compartiendo hasta el más pequeño detalle de todo lo que vives: es de gran ayuda y reconozco el esfuerzo que te debe suponer.
ResponderEliminarPadre en el momento de recibir su correo estaba pensando en vds. Sigo pidiendo por su padre.
ResponderEliminarMe ha llenado el corazón su mensaje y me he sentido muy pequeña ante tanto amor y tanta fe.
Pida a Dios por todos nosotros, para qué su pdv no sirva para leerla y continuar con el mismo ritmo de vida, sino qué nos sirva para cambiar, ser verdaderos cristianos y cumplir su mandamiento.
Me hace mucho bien su Palabra de Vida, quiero abrazar a Jesucristo, confiar plenamente en Él, sentirle en cada momento de mí vida.
Pido a la Virgen María que me guíe en el camino hacia su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Muchas gracias de todo corazón.
Ayer no podía parar d llorar al leer el correo d la PdV y tus experiencias: no lo puede terminar. Mezcla de mucha alegría, envidia por esa familia, pero siempre deseando que eso q yo nunca tuve, se agrande crezca cada vez más en vosotros
ResponderEliminarQue los que le hemos conocido, en una u otra época de su vida, con mayor o menor profundidad, en un ámbito u otro, coincidamos tanto en el recuerdo de él, sin duda, os debe reconfortar.
ResponderEliminarUn ejemplo de vida que admiramos.
Un abrazo.
Querido Paco:
ResponderEliminarEstuve en la misa funeral de tu padre y salí con sosiego, en paz; me alegró mucho el poderte oír en la HOMILÍA: rara vez se puede escuchar un recuerdo tan sereno de tu padre, una interpretación de la palabra de Dios tan bien adaptada a lo que en ese momento estabas viviendo.
Te quiero decir que me emocionaste de una manera serena, sencilla, amena, y en algunos momentos como si estuviera hablando tu padre por algunas frases que tuve la fortuna de escuchar de sus labios en diversos momentos de los que afortunadamente viví con él.
No te quiero cansar mucho, pero quiero decirte que formáis una familia a la que me siento orgulloso de conocer, y esa es la buena sensación con que salí de la Iglesia junto con mi mujer.
¡ Ah ¡ se me olvidaba: le dije a Dª Juanita tu comentario sobre ella y el Cielo. No se lo creía que lo hubieras hecho y sobre todo dice que si hubiera estada presente se hubiera caído de la vergüenza, no pudo ir a misa y sabes que rezó por tu padre.
Un abrazo
Querido Paco Tomás:
ResponderEliminarUn abrazo fraterno y mis sentimientos de comunión y oración contigo, con tu madre y con tus hermanas y demás familia, ante la muerte de tu padre, a quien tanto y tan bien recuerdo. ¡Que en paz descanse y goce del Amor de Dios! Y a todos vosotros. a quienes tanto os quiso y a quien vosotros tanto quisisteis, os siga cuidando desde la mirada y el amor de Dios.
Me he alegrado mucho de haber podido tener información a través de las comunicaciones que has ido haciendo, y que me han llegado un poco tarde ya que aquí, en América, donde actualmente me encuentro como Rector, he tenido, especialmente al principio, muchas dificultades
Saludos a todos los tuyos, especialmente a tu madre. Y que Dios os bendiga
Me he acordado mucho de toda tu familia y he rezado por todos vosotros. Me imagino que después de estos meses tan duros y a la vez tan bonitos, ahora estaréis con una gran paz sabiendo que tu padre ya descansa al lado del Señor. Por lo que has contado ha sido una persona extraordinaria siendo a lo largo de toda su vida un gran testimonio de Amor y de Fe en Dios. ¡Lo mejor de todo es que toda ese testimonio no se ha acabado sino que permanece en sus hijos! Da gusto leer un testimonio como el que hemos leído este tiempo de cómo tu padre se ha enfrentado, como tú bien decías, al momento más importante de su vida. Ojala, todos nos pongamos ante el Señor así!!!
ResponderEliminarEn relación con tu familia, tu padre y todo lo que ha sucedido últimamente he podido rezar con la palabra de Mateo 11,25-30.
ResponderEliminarTodo lo que nos ha ocurrido estos días, Dios lo tenía oculto a los sabios y a los inteligentes para revelarlo a la gente sencilla como tú y tu familia, la FE es lo que os ha sostenido hasta despediros con esperanza a vuestro Padre y con mucha serenidad. La Fe os ha hecho ir desprendiéndoos poco a poco de vuestro Padre y aceptar la voluntad de Dios. Comprendo que todo no ha sido fácil pero Dios os ha regalado esa gracia como gente sencilla y fuertes en la Fe. Por eso los vecinos y amigos no entendemos cómo habéis podido llevar la carga de la enfermedad de vuestro Padre y su partida con mucha calma. La respuesta es la Fe.
Gracias por renovar mi intimidad con Jesús Eucaristía, que es la fuente principal de cada cristiano. El recuerdo de tu padre, de tu familia y la Fe que nos habéis mostrado en silencio lo llevo siempre en mi corazón. Que todo sea para mayor Gloria de Dios.
Perdóname por estos recuerdos dolorosos y a la luz de la fe, profundamente gozosos ya que creemos en la Resurrección. Sigo rezando personalmente por él, por tu familia y por ti, por supuesto. Unidos en la oración.
Acabamos de enterarnos de la muerte de tu padre y aunque para los cristianos " la muerte no es el final ", solo pretendemos unirnos a ti y tu familia en estos momentos tristes, a la vez que elevamos a Dios oraciones por él.
ResponderEliminarTe parecerá raro que te lo manifieste ahora, pero el caso es que los sábados de Vigilia Pascual, he tenido muy presente a tu padre ya que una de los años, (te acordarás), los castrileños tuvimos la suerte muy especial de compartir con tus padres esta gran Vigilia y a mí, personalmente, se me quedó muy grabado el canto de "RESUCITÓ" que cantamos y que tu padre me pareció que lo sentía de una forma muy especial. No tengo duda de que para él no habrá sido un trauma su partida final y que estará felizmente gozando de la presencia de Dios Padre.
Un abrazo muy fuerte.
Gracias por darnos la información de la enfermedad de tu padre (la hemos seguido y tratado de acompañaros, aunque sea en la distancia y con pocas señales de vida) y ahora en el fallecimiento.
ResponderEliminarOs acompañamos la comunidad entera. Un abrazo también para tu madre.
Apreciado D. Paco:
ResponderEliminarGracias, muchas gracias, por su último mensaje con La Palabra, que trato de
seguir, aunque algunas me cuesta más que otras.
No pude dejar de sentir cierta "envidia", (de la sana), al leer lo narrado por Ud. y entender claramente que su hermosa familia está tocada por Dios. Una bendición. Sin haber conocido a su padre llegué hasta las lágrimas.
Reciba un fuerte abrazo.
En relación con tu familia, tu padre y todo lo que ha sucedido últimamente he podido rezar con la palabra de Mateo 11,25-30.
ResponderEliminarTodo lo que nos ha ocurrido estos días, Dios lo tenía oculto a los sabios y a los inteligentes para revelarlo a la gente sencilla como tú y tu familia, la FE es lo que os ha sostenido hasta despediros con esperanza a vuestro Padre y con mucha serenidad. La Fe os ha hecho ir desprendiéndoos poco a poco de vuestro Padre y aceptar la voluntad de Dios. Comprendo que todo no ha sido fácil pero Dios os ha regalado esa gracia como gente sencilla y fuertes en la Fe. Por eso los vecinos y amigos no entendemos cómo habéis podido llevar la carga de la enfermedad de vuestro Padre y su partida con mucha calma. La respuesta es la Fe.
Gracias por renovar mi intimidad con Jesús Eucaristía, que es la fuente principal de cada cristiano. El recuerdo de tu padre, de tu familia y la Fe que nos habéis mostrado en silencio lo llevo siempre en mi corazón. Que todo sea para mayor Gloria de Dios.
Perdóname por estos recuerdos dolorosos y a la luz de la fe, profundamente gozosos ya que creemos en la Resurrección. Sigo rezando personalmente por él, por tu familia y por ti, por supuesto. Unidos en la oración.
Y bueno, no quiero despedirme sin decirte lo emocionante que fue para mí la misa de tu padre... Creo que nunca había vivido un entierro desde ese punto de vista... Desde la tristeza de no verlo más, pero también se sentía que queríais compartir la alegría de que lo primero, ya no sufría dolor físico; y lo segundo, que ya estaba con el Señor, que es al fin y al cabo la esperanza de los cristianos. "La segunda vida", verdad? O mejor dicho, la Vida después de este pequeño trayecto en el mundo.
ResponderEliminar...No sé si me explico bien del todo, pero en cualquier caso quería que supieras que vivirlo de aquella forma me ayudará a "estar preparada" en ocasiones futuras (aunque también pienso que es algo para lo que uno nunca termina de estar preparado). Es complicado expresar mi pensamiento y sentimiento en cuanto a este tema... Ya que con la muerte de mi abuelo me distancié de la Iglesia...
Nos alegramos mucho de haber ido a la Misa previa al entierro de tu padre: fue preciosa. Nos quedamos realmente emocionados de la bondad de vuestra familia. Desde luego que os debéis de sentir orgullosos mutuamente: vosotros de él y él desde el Cielo de vosotros. Nunca había asistido a una Misa funeral tan bonita y tan VIVA; como dijistéis, fue un momento de alegría y así fue que lo transmitísteis. Es bien cierto que nos hicistéis llorar, llorar contentos.
ResponderEliminarQué familia tan bonita tienes Paco. Tu madre tiene que estar tan orgullosa de todos y de sí misma. Todo esto ya lo sabes tú, pero quería compartirlo contigo. Me ha encantado estar allí con vosotros.
Paco, no sabía que había fallecido tu padre: lo siento en el alma, de veras...
ResponderEliminarNo hay palabras para transmitirte mi pesar y a la vez mi gozo de poder encarar estos momentos como vosotros lo hacéis, con la vivencia plena de la fe en Dios, porque es en momentos de la vida como éstos con los que se demuestra que Dios vive en cada uno de nosotros.
Por supuesto que el viernes 13 de noviembre que celebraréis la Misa funeral de mes me acordaré para que consiga el gozo pleno.
Un abrazo enorme para ti y por supuesto para toda tu familia y amigos.
Espero que te encuentres bien.
ResponderEliminarTambién tu madre, que me acuerdo de ella... Me dejó impresionada su mirada de amor, pendiente de todos en estos momentos duros para ella. (tuve la oportunidad de hablar unos minutillos con ella en el funeral de tu padre)
Cuantas vivencias en mi mocedad tuve con Paco estupendas: siempre con la sonrisa en los labios... Ahora en el Memento de la Eucaristía, siento su presencia y le pido que me ayude, pues sin duda en compañía con Dios nada le negará.
ResponderEliminarMi abrazo a tu madre Marisa y a todos tus hermanos.
Dando testimonio en la convivencia de curas, un sacerdote que cumple sus bodas de oro ha comenzado dando gracias a Dios por ser cristiano... y con la humildad de no saber por qué fue elegido para ser sacerdote, habiendo tanta gente buena en Villarrobledo. Y ha hecho especial mención de un santo, "estoy convencido de su santidad: Francisco Tomás". Pues es verdad. Me ha hecho ilusión!!!
ResponderEliminarF.Z.
He leído los escritos y semblanzas a tu padre. Yo sabía que era así. Viví con el año y medio durante la "mili", dia a dia en Melilla. Éramos unos niños y formamos una familia y nos dábamos el cariño que habíamos dejado en casa. Recuerdo su sonrisa ÚNICA, sincera, su sencillez: mira la foto que mando de nuestro grupo; esa sonrisa la tengo grabada en mi cerebro, por eso lamento tanto no haberle buscado antes. Le compensaré rezando por el todos los días de mi vida. Lo juro.
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