martes, 17 de febrero de 2015

CUARENTA DÍAS

Con la Cuaresma a las puertas, te ofrezco varios textos que nos ayuden en este itinerario hacia la Pascua y, a la vez, nos reanimen para entender y vivir más y mejor la Palabra de Vida de febrero:

EL PACTO DE LOS CUARENTA DÍAS

          "Hoy [...] hacemos un pacto en unidad perfecta: estar siempre fuera de nosotros mismos, es decir, en el Puro Amor; por tanto, siempre en la Vida, porque no viviendo ya en nosotros, vivimos al hermano, y cuando estamos solos vivimos a Jesús en nosotros, con Jesús en nosotros. [...]
Así pues, ya hemos emprendido la carrera: conocemos el camino para llegar al Padre: el hermano‒Jesús‒el Padre.
Le hemos prometido personalmente a Jesús estar siempre en el amor, y para ello, unidos los unos a los otros en este propósito, formamos como un sistema de «poleas» espirituales que levantan el mundo. [...]
[Quisiéramos] ataros a nosotros [...] para ser la conversión viva hacia Dios, el Padre, el Puro Amor, el Amor Divino, Jesús, María, la Trinidad... En definitiva, nuestro Ideal (24-6-1950).

Una mañana de junio de 1950, los primeros focolarinos de Roma, hombres y mujeres jóvenes de entre 20 y 30 años, acuden a la orilla del Tíber a participar en la misa...
Por el camino, Chiara Lubich cuenta un episodio que le ha
impactado: ha leído en algún sitio que se avanza más por el camino hacia Dios en cuarenta días si uno no se para nunca, que en cuarenta años ‒aun estando encerrado en un convento‒ si uno cede de vez en cuando a las imperfecciones y a los pecados veniales.
Unánimemente, todos quieren aceptar el reto, y delante de la imagen de la Virgen… le prometen personalmente a Jesús vivir siempre en el amor, sin pararse nunca. Esa misma tarde, Chiara escribe a todos… para que se unan a ellos en esta conversión viva hacia Dios: el extracto de esta carta que hemos puesto al inicio…
Cuarenta: un número simbólico de la conversión que Dios le pide al hombre para liberarlo de sus esclavitudes. Son los cuarenta años del pueblo judío en el desierto para salir de la esclavitud a que los sometía Egipto. Son los cuarenta días de la Cuaresma para los cristianos, que conmemoran los cuarenta días de Cristo en el desierto para salir de la esclavitud interior de los apegos, de los ídolos que no dejamos de fabricar una y otra vez.
Si uno cede de vez en cuando a las imperfecciones y a los pecados veniales, se precisaba. Desde hacía siete años, Chiara
había aprendido en la escuela del Evangelio que la perfección consiste en amar como respuesta al amor de Dios, y que «ser perfectos como el Padre celestial» (Mt 5, 48), ser «hijos del Altísimo» (Lc 6, 35) es ser bueno con todos, incluso con los ingratos y los malos. La perfección a la que se nos invita para ser como el Padre, la expresa Chiara mediante un atajo formidable: estar siempre fuera de nosotros mismos, pues en eso consiste el puro amor...
Es decir, indica la perfección en la vida trinitaria…"

FLORENCE GILLET, 15 días con… Chiara Lubich”, pp. 45-46, ed. Ciudad Nueva.



EL DIÁLOGO ES MUY SUPERIOR A LA SIMPLE TOLERANCIA

"…sin duda el diálogo supera ampliamente a la tolerancia. Aunque esta no la despreciaría…, porque en algunos lugares conviene que exista, porque al menos evita litigios, evita luchas.
Pero el diálogo es otra cosa, es un enriquecimiento recíproco, es quererse, es sentirse ya hermanos, es crear ya la fraternidad universal en la tierra…
Naturalmente, el diálogo es verdadero si está animado por el amor verdadero. Ahora bien, el amor
verdadero es verdadero si es desinteresado. Si no, no es amor. ¿Qué amor sería?: es egoísmo.
Me habéis hecho varias preguntas sobre la posibilidad de que exista, quizá, un amor interesado, incluso en el diálogo. Sería un diálogo construido sin amor. Por tanto, no sería un diálogo, sería otra cosa: sería proselitismo. El proselitismo debe quedar fuera de esta puerta. No puede existir, de lo contrario no hay diálogo.
Dialogar significa amar, dar lo que tenemos dentro por amor al otro, y luego también recibir y enriquecerse. Esto es diálogo, llegar a ser… “hombres mundo”, que tienen dentro a todos los demás, y que logran también dar lo propio".

CHIARA LUBICH, Una respuesta a amigos de convicciones no religiosas, Castel Gandolfo 8 febrero 1998



FORTALECED VUESTROS CORAZONES

"La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia,
para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque Él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos...
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente…
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma…: “Haz nuestro corazón
semejante al tuyo”… De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal"

PAPA FRANCISCOMensaje Cuaresma 2015




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