VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de MARZO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («¡Reconciliaos con Dios!»,
2 Co 5, 20), la de febrero («Os daré un corazón nuevo; infundiré en vosotros un espíritu nuevo», Ez 36, 26):
1.- El viernes me llamó
un matrimonio; ayer me escribió un correo otro matrimonio. Ambos me decían más
o menos: “te vemos serio o preocupado,
¿o es cansancio?”. “Cansado”, era
mi contestación. Y es verdad: en medio de la mucha actividad habitual, la
operación de mi madre, varios viajes allí al pueblo, y aquí y allí madrugar
mucho más de lo habitual.
Pero gracias a esos “avisos” de tan buenos amigos, me he
percatado que tenían razón: yo me estaba centrando poco en vivir por amor cada
momento presente, un poco abstraído yo por pequeñeces y eso me restaba quizá alegría:
aparte de lo anterior, (y de lo que te contaba hace 15 días), y de la gastritis
y acetona durante todo el fin de semana que predicábamos los Ejercicios
Espirituales, un par de caras multas de aparcamiento por ingenuidad por mi
parte (fiándome indebidamente de un consejo) y la consiguiente
inseguridad-temor cada vez que toco el coche, el ordenador que hizo varios
intentos fallidos por arrancar (riesgo por tanto de pérdida de los archivos y
de todas vuestras direcciones…), varios despistes de nuevo o faltas de atención,
una amiga (antigua feligresa; de mi edad) que fui a visitar desviando mi recorrido
en uno de estos viajes a mi pueblo porque su marido me avisó que “le queda poco…”, un pequeño
conflicto-malentendido injusto en el hospital…, y un largo etcétera de
minucias.
A
raíz de la llamada el viernes, en cambio, cada una de estas cosas me ha ido sirviendo
como revulsivo para “dejarme reconciliar con Dios”, es decir, para saber y
saborear que aunque parezca que algunas cosas se tuercen, Él “escribe derecho”,
y me servía para unirme más a Él. Y a la vez, para desde esa hondura, tratar de
ser “embajador” de reconciliación.
Creí
que lo estaba logrando…, pero parece que poco o nada: me llegó el correo-e. que
arriba te comentaba. Bonita corrección fraterna. Así que, hoy he estado redoblando
el ánimo y el propósito: dejarme reconciliar con Dios, y ser yo reconciliador
con todos y entre todos. Y creo que con la Gracia lo voy logrando
2.- Aprovecho
para agradecerte a ti y a todos las oraciones por la operación en mi pueblo de
las dos hernias de mi madre el miércoles de la semana pasada. El viernes tarde
le dieron el alta, pero con el drenaje puesto; hoy se lo han revisado y se lo
han dejado puesto: el lunes nueva revisión. Las 12 grapas hasta dentro de unos
días todavía no se las quitan. Gracias por tu interés, cercanía y oración.
Veremos cuándo me la puedo traer a la parroquia unas semanas para ir probando
por si se adaptara a estar conmigo.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de marzo («¡Reconciliaos con Dios!»,
2 Co 5, 20), la de febrero («Os daré un corazón nuevo; infundiré en vosotros un espíritu nuevo», Ez 36, 26) y la de enero
(«Porque el
amor de Cristo nos apremia»,
2 Co 14):
1.- “…siempre te leo, siempre, y también
casi siempre tengo algo que contar, pero no lo hago, (a veces porque no tengo
tiempo, otras veces por pereza). Pero siempre te leo, siempre, y me gustan, (no,
¡me encantan!), las experiencias que pones, tanto tuyas como las de los demás:
enseñan mucho.
Me viene ahora a la mente la PdV de
enero: “porque el amor de Cristo nos apremia”. Le doy vueltas y vueltas. Chico,
la verdad no sé por qué... Si solo hay que amar.
…ya llevo un tiempo acompañando a
una persona. Como estoy tratando de montar una empresita de cuidado y atención
a persona mayor, niños e incluso hacer trabajos domésticos, pues me llaman de
vez en cuando.
Resulta que me comunican que una
persona necesitaba que le apañaran un poco la casa, que vivía sola, pero que
con tanto trabajo, no tenía tiempo de hacer las cosas de casa.
En cuanto me pongo en contacto, me
explica que más que hacer labores domésticas, lo que necesita es que le ayude a
salir de la depresión y la ansiedad que sufre.
Te podrás imaginar cómo me quedé: de
piedra. Por mi mente pasó el salir disparada del lugar. Madre mía, si me había
hasta dicho que menos mal que yo había llegado, porque estaba a punto de
quitarse la vida. Hasta eso, Paco. Pero el pensamiento de irme de allí solo fue
un segundo. Rápidamente me dije: “yo soy
cristiana y me debo a Cristo. ¿Qué haría ÉL en mi lugar?”. Acto seguido le
dije: “cuenta conmigo. Te ayudaré en todo
lo que pueda, pero antes vamos al psicólogo, psiquiatra y debes seguir la
medicación que te ordenen”.
Yo no soy psicóloga, Paco, pero me
dije: “tengo que llenarme de paciencia,
darle mucho amor y sobre todo desviarle cualquier conversación que lleve al
suicido o cosa parecida”. Hablamos de infinidad de temas, por otro lado
aprendo porque es una persona muy culta e inteligente y de paso hacemos
ejercicio: he optado por hacer dos horas diarias de caminata y entre tanto
vamos hablando.
Hoy en día va mejorando a ojos
vista. Toma su medicamento que ya es de por vida, habla y ejercita el cuerpo.
Espero que dentro de poco, si no tiene recaída pueda volver al trabajo. No
sabes la satisfacción que me da cada vez que lo veo y me dice: “¡qué bien me siento! Hoy en la mañana,
-a veces no voy, porque me tengo que ocupar también de mi madre-, he hecho esto y lo otro y lo de más allá”.
Y el semblante, cómo le ha cambiado. Es increíble, Paco.
Ya se reúne
con su gente…, ayuda… , algo que a él le encanta y se le da bien…”
2.-
“…he tenido muchas oportunidades para vivir la Palabra de este mes. Muchos
matices de amor.
El amor que perdona: no criticar a los demás mientras hablo con su
compañero de mesa.
El amor que se hace uno: no he juzgado por su actitud a un joven, si
no que he tratado de entender por qué se comportan así.
La señora que vino para una experiencia misionera podría vivir aquí el
amor que todo lo soporta, y me defendió inmediatamente cuando se me criticaba,
incluso si yo había tenido culpa.
He tratado, (y otros veo que también lo intentan), de amar a Jesús en el
hermano para construir la fraternidad universal…”
3.- Copio a continuación alguna de las muchas
impresiones que han dejado escritas la treintena de personas de toda España que
han participado en el fin de semana de Ejercicios Espirituales de principio de
mes en el Centro Mariápolis:
“…en este
“nacer nuevo” puedo comenzar a escribir en este paréntesis en blanco en el que
vivo hoy: estoy preparada a que las cosas no sucedan como yo quiero ( ) sino como quiera Dios¡¡¡¡
Dios pacientemente
ha ido esperando mi “Sí” en cada operación, en cada situación vivida, me ha ido
dando soplos de “sabiduría” de una manera tan sutil, tan agradable en medio del
“dolor” haciéndome saber, (pero sobre todo sentir), que aun en lo desagradable
de la CRUZ siempre hay LUZ y hoy junto a vuestro “buen hacer” desde el
movimiento me impulsa a dar un “SÍ” definitivo.”
3b.- “…de nuevo he renovado, esa paz interior que
invita a la alegría y la certeza de que Jesús vive en mí…”
3c.- “…lo
que más me ha “tocado” es el tema de “Jesús abandonado”. Es una nueva
perspectiva en mi vida espiritual. Ver en cada persona y/o circunstancia a
Jesús abandonado y Amar a esa persona o esa circunstancia con Jesús, para
Jesús, en Jesús, desde Jesús abandonado.
También el descubrir que en mi vida puedo encarnar el Misterio Pascual,
(pasión-muerte-Resurrección-Glorificación), con mi enfermedad, con las
circunstancias o vivencias del día a día.”
3d.- “…cómo en anteriores ocasiones, son una
maravilla: temas y actividades. En esta ocasión el Misterio de Jesús Abandonado
me ha dado mucha luz y deseo encontrar la forma de abrazarlo para poder
transformar tantas situaciones cotidianas, en el medio para vivir y construir a
Jesús entre nosotros…”
3e.- “…como otros años son
unos días de Gracia y cada año más especiales.
Sobre todo las
meditaciones y experiencias que compartimos y ayudan en la vida de cada día. Se
nos hacen un poco cortos…”
3f.- “…me ha gustado todo, destacando
las experiencias: he comprendido el dolor de otra manera…”
3g.- “…he
podido experimentar y sentir al Señor en unidad (Comunión) con el hermano, y
además he podido estar en intimidad con el Señor (que tanto necesitaba). Espero
y deseo poder repetir estos ejercicios porque son muy distinto a lo que yo
esperaba…”
3h.- “…siempre
es una alegría poder asistir a las actividades que se realizan en el centro
Mariápolis. El clima de unión y los contenidos de cada actividad son un aporte
súper valioso que me ayuda a profundizar en el desarrollo de mi espiritualidad…”
3i.- “…me
siento muy feliz, porque he compartido estos días con personas estupendas,
llenas de gracia de Dios y he sentido la unidad y el Amor de Jesús y María…”
3j.- “…muchas
gracias por vuestra dedicación y entrega. Es un
enorme don que nos hacéis. Durante estos días he sentido mi corazón
ensanchado como una esponja lleno del Amor de Dios y de la familia que hemos
formado entre todos. El centro Mariápolis, estupendo; la comida, excelente; las
focolarinas, amorosas; en fin, cada año mejor…”
Si quieres leer más
experiencias similares,
de gente de todo el mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos
navegadores eso no funciona,
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