viernes, 31 de julio de 2020

ACOGER LA VOLUNTAD DE DIOS PARA SER "MADRE" DE JESÚS EN OTROS

VIDA DE LA PALABRA                       mes de JULIO



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre», Mt 12, 50) y la de  junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40):

1.-        A principios de mes se me bloqueó mi cuenta de correo-e. sin percatarme, pero la pude rescatar tres días después.
Una semana más tarde mi móvil se quedó negro inexplicablemente (y sin ningún tipo de “señal de vida”), sin embargo (cuando ya me habían prestado otro móvil) al enésimo intento 24 horas después (igual de inexplicablemente) empezó a arrancar.
Días después mi ordenador portátil no arrancaba: todo negro aunque se oía el ruidillo del motor; de cenas de intentos de vez en cuando… a ver si… ¡nada!, (precisamente cuando ya tenía yo casi preparado el correo “mitad de mes”); varios días después, ¡arrancó!
A la semana fui yo el que se “estropeó”, se me pasó al rato, pero al día siguiente (mientras hacía las visitas en el hospital) me encontré mal: neurólogo, oftalmólogo, escáner cerebral…; parece que solo una migraña con aura sin cefalea (esta tarde me hacen resonancia magnética para seguir descartando daños cerebrales o vasculares) y toda esta semana he seguido con vida y múltiple actividad absolutamente normales.
Algo en común a todo esto (y a otras pequeñas ocasiones): decirle de corazón al Señor “Tú, eres mi único Bien” y repetírselo decenas de veces: “ni agenda, ni contactos, ni aparatos buenísimos como son –aunque viejecitos-, ni horas empleadas, ni salud… ¡sólo Tú eres mi único Bien!”. No quiero apegarme ni a cosas, ni a personas, ni a situaciones, ni a nada… “Nada te turbe, nada te espante… quien a Dios tiene nada le falta; solo Dios basta”.
            También me ayudaba muchísimo en todo esto la Palabra de Vida del mes: el aceptar todas esas pequeñas contrariedades como permitidas por la Voluntad de Dios, (aunque cada una me hacía “perder” muchas horas), era fiarme del Señor y entender que incluso así yo estaba siendo “hermano” suyo y que, incluso así, yo estaba siendo “madre” suya, es decir, estaba haciendo nacer a Jesús en otros (aunque fuera en otra parte del mundo o yo no lo viera; sí que comprobé, por ejemplo, esas horitas que estuve en urgencias, tratando de ser amable y sonriente con todos, -algunos sabían que yo era el capellán del hospital-, y llamándolos por su nombre, ha hecho nacer una nueva corriente de simpatía entre nosotros).

1b.-     Pequeñas cosas (gestos de cercanía del Señor, a través de las personas) también me hacían emocionarme interiormente:
-       el día de mi aniversario, pensé llevar bombones al Centro Mariápolis para invitar a la gente después de la Misa, ¡y me los dejé en casa!; me di cuenta en el coche a mitad de trayecto, pero como que me vino a la mente que a lo mejor la divina Providencia suplía; ¡y así fue!: precisamente de Villalba me llevaron allí otros bombones y pude invitar a todos…
-       Las atenciones de varios de los médicos en el hospital…
-       El decir “gracias” de algunas personas que no suelen explicitarlo, me llegaba al alma pues notaba que era de corazón…
-       El otro día, después de una reunión, alguien de otro pueblo me trajo una cena sustanciosa y rica: “te vi el otro día muy delgadillo”. ¡Y tuve para comer y cenar también al día siguiente!
Veía con gozo que también así todos ellos eran “hermanos, hermanas, madres” de Jesús (en mí y en otros) y que, yo a la vez, lo estaba siendo para ellos. Y en todo ello experimentaba caricia del amor de Dios.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre», Mt 12, 50)  
junio («Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado», Mt 10, 40) y la de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3):

1.-        “…he leído tu mail “Palabra de Vida” y me ha encantado como siempre. Me gustan mucho los comentarios de las experiencias de otras personas: es muy curioso porque son cosas que nos pasan en el día a día. Me identifico mucho con la señora que dice que desde que lleva consigo a Jesús, ya no vive con miedo y disfruta la vida. Yo soy una persona muy miedosa y vivo siempre con miedo a la vida y con miedo a la muerte por eso no termino de disfrutar de la vida y de ser completamente feliz, de hecho tiendo a la depresión, pero ya lo tengo controlado gracias a Dios. Me ha encantado la historia de las gafas de sol... En eso tú y yo somos igual de perseverantes… Como siempre, Paco, que alegra enormemente recibir tus mails….


2.-        “estamos a punto de terminar el mes y comenzar otro con una nueva PdV, que siento me implica vivir más cada mes, me parecía haber sacado todo el jugo a la de junio, donde he tratado de acoger al otro, estar cercana a los que sufren yendo ligera de equipaje para poder construir la civilización del amor. 
            Meditando la de julio, descubro que Jesús me pide un paso más: 'Hacer Su voluntad'. Y me dice que cualquiera la puede hacer, esté sano o no, sea adulto o niño... Cada persona lleva en sí la imagen de Dios Amor Que no tengo excusa, ya que cada persona es el tú de Dios, con el que puedo entrar en una nueva relación de amor a Él y si amo me reconoce como de su familia... Es la gran suerte que tenemos, nos sorprende y libera del pasado y desde las limitaciones puedo ser trampolín de lanzamiento para realizarme. Es un gran paso.
Chiara nos lo facilita invitándonos a vivir la Palabra de Dios: "sed una familia". Todo un programa para vivir durante este mes.

3.-        “aquí sigo en casa: salgo poco, (ya sabes que soy de altísimo riesgo); gracias a tus PdV: las espero todos los meses. Espero te encuentres bien. Yo estoy muy deprimida, cada vez peor; tengo muchos dolores, aunque a mi familia no les cuento nada: con sufrir yo es bastante y la metástasis de la cabeza me ha crecido. Solo te lo digo a ti. Gracias por todo. Te seguiré escribiendo mientras esté aquí y pueda.

4.-        “…ayer tras el análisis me fui a desayunar con mi hermana y me comenta: "hoy es nuestro cumpleaños. Hace 34 años del trasplante".
Al escuchar esas palabras, por un instante, retrocedí en el tiempo. Recuerdo que estaba algo confusa cuando me dijeron que a mi hermana había que hacerle un trasplante de médula y que de todas las personas a las que habían hecho pruebas, yo era la única candidata posible para el trasplante.
            En ese instante estaba confusa. No tenía muy claro de qué me estaban hablando. Cómo funcionaba la médula. ¿Por qué solo yo, en qué consistía eso del trasplante...?
Estaba confusa pero una cosa tenía clara: mi hermana me necesitaba y no me hacía falta saber nada más para ponerme en manos de los médicos. No sabía muy bien lo que me iban a hacer, el proceso, las consecuencias... Me daba igual. Allí que fui sin pestañear.
Tras el desayuno llego a casa. Descansé un rato y luego hablo con alguien por teléfono y en medio de la conversación me dice una frase que me deja pensando: "dame un punto de apoyo y moveré el mundo". No la recordaba, pero según la escuché pensé en Dios y me preguntaba si realmente era Él mi punto de apoyo.
Porque si realmente lo era, ¿no tenía que tener confianza ciega igual que cuando la tuve con mi hermana?
Me puse a pensar en situaciones en las que había sentido que ciertamente dejaba mi vida en manos de Dios y me daba cuenta que aunque el resultado a veces no era lo que yo había pensado, estaba tranquila, serena, en paz, feliz…
Todo lo contrario que cuando le ponía alguna excusa, trabas, preguntas.... Luego me sentía mal conmigo misma.
No lo había pensado pero es verdad: apoyarse en Dios, pero de verdad, sin preguntas, con confianza, dejándote llevar sin más, da paz y seguridad
Ahora me doy cuenta que con mi hermana no dudé. Saber que me necesitaba me fue suficiente para ponerme en manos de los médicos sin tener muy claro dónde me metía.
No sé si lo he tenido siempre tan claro con Dios cuando, al igual que mi hermana, sentí que me pedía no mi médula, sino mi corazón….




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