Te ofrezco unos textos (y experiencias, aunque pocas) que nos ayuden a seguir con ánimo la práctica de la Palabra de Vida («Dadles vosotros de comer», Lc 9, 13), que, además, es el Evangelio del próximo domingo, solemnidad del Corpus Christi:
LA EUCARISTÍA, FUENTE DE LA UNIDAD
La Eucaristía llega a nosotros colmada con
el don de la unidad. Y si nos preparamos a acogerla con el amor recíproco auténtico que
nos enseñó Jesús, ésta no deja de ofrecernos a todos su don, que es precisamente la unidad.
De hecho, la Eucaristía produce
diferentes efectos, como por ejemplo nutrir nuestra alma como un alimento. Dice
santo Tomás: «Este sacramento se nos da... en forma de alimento y bebida. Por
consiguiente, todo efecto que el alimento y la bebida material producen en lo
que se refiere a la vida corporal, es decir sustentar, acrecentar, regenerar y
deleitar, todo ello lo realiza este sacramento en la vida espiritual».
Pero la Eucaristía no es sólo alimento, sino que
transforma al cristiano. La Lumen gentium dice: «La
participación del cuerpo y sangre de Cristo hace que pasemos a ser aquello que
recibimos», es decir, Jesús. Nos transformamos en Jesús. Por ello los
Padres afirman: «En apariencia de pan se te da el cuerpo y en apariencia de
vino se te da la sangre, para convertirte, al haber participado del cuerpo y
de la sangre de Cristo, en concorpóreo y consanguíneo con Él».
Y se puede hablar de ser concorpóreos y
consanguíneos no
porque se produzca una unión física, sino por la unión de nuestras personas con
el cuerpo glorificado de Cristo -presente en la Eucaristía-,
vivificado por el Espíritu Santo. Somos, pues, realmente concorpóreos, pero en un sentido nuevo,
místico. Los Padres
especifican, además: «[La Eucaristía] se dice y verdaderamente es comunión,
porque por ella nos comunicamos con Cristo... Además, comulgamos y nos unimos
unos con otros a través de ella». «Por el hecho mismo de que [Cristo] los une a
todos a Él, los une mutuamente, porque si muchas cosas están unidas a una
tercera, están unidas también entre ellas».
Por tanto, la Eucaristía es vínculo de unidad.
La Eucaristía es
fuente de la unidad. La
Eucaristía es la divina posibilidad de ser uno con Cristo y entre nosotros. No
siempre tenemos esto suficientemente presente…
Vivamos con mayor conciencia la unidad. No la
demos por descontada. No, no; debemos construirla en cada momento con
nuestros hermanos comenzando desde ahora, dando vida a relaciones trinitarias entre nosotros mediante un amor recíproco radical,
[el mandamiento nuevo de Jesús], conscientes de que la Eucaristía nos dará la Gracia
que necesitamos.
Y luego, vayamos lo más a menudo posible a alguna
iglesia o capilla para darle gracias a
Jesús Eucaristía por todas las veces que Él ha intervenido en nuestra vida de
unidad. La gratitud es un deber y atrae nuevas gracias.
CHIARA LUBICH, Construir el Castillo Exterior, Ed. Ciudad Nueva, pp.
EL MILAGRO DE LOS PANES
Todo lo que tengo
en Tus manos ahora está:
son los frutos de la tierra,
que Tú multiplicarás.
Son también mis manos,
y con ellas Tú podrás
repartir al mundo entero
el pan que a todos saciará.
Sólo una gota has puesto entre mis manos,
sólo una gota que ahora quieres
que Te dé.
Ah, ah...
Una gota que entre mis manos,
en lluvia se convertirá
y la tierra fecundará. TODO LO QUE TENGO...
Y nuestras gotas todas hechas lluvia en Ti,
serán la linfa de una nueva
humanidad.
Ah, ah...
Y la tierra preparará
la fiesta de este pan que
los hombres compartirán. TODO LO QUE TENGO...
Y otra vez el viento
desde lejos traerá
el perfume de trigales,
que al mundo llevará.
Y el amor a todos
la cosecha repartirá
y el milagro de los panes
de nuevo se repetirá.
GEN VERDE International Performing Arts Group
APRENDER Y CRECER PARA SUPERAR LOS LÍMITES
No es
ninguna humillación tener límites. Conocerlos y aceptarlos con inteligencia nos
hará más indulgentes con nuestros errores pasados y más precavidos con errores
presentes y futuros Y creceremos en humanidad y humildad.
P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra del 5 de mayo
VIVIR LA ALEGRÍA PARA PODER DONARLA
Jesús prometió estar presente donde dos o más están reunidos en su nombre. Así que, vamos a reunirnos con otros (... ) y convivir con el espíritu de amor mutuo enseñado por el Evangelio. Compartamos cómo hemos intentado poner el evangelio en práctica y experimentaremos los frutos de su presencia: alegría, paz, luz, ánimo. Jesús permanecerá con cada uno de nosotros y seguiremos sintiéndolo cerca y activo en nuestra vida diaria.
CHIARA LUBICH

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