VIDA DE LA PALABRA primeras semanas NOVIEMBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de noviembre («El mayor entre vosotros será vuestro
servidor», Mt 23,
11) y la de octubre («Tened entre vosotros los mismos sentimientos
que Cristo», Flp 2, 5):
1.- La semana pasada falleció
mi tío, hermano mayor de mi padre: en menos de 25 meses, los tres hermanos ya
han partido hacia la Casa del Padre (además de un primo mío, casi de mi edad).
Yo lo
tenía muy difícil para ir al pueblo al entierro, (aparte de que son más de dos
horas y media de coche), y sería ida y vuelta en viaje relámpago. Mi madre me
decía que ni lo intentara, que las carreteras están peligrosas y que la Misa
ofrecida (allí o desde aquí) es lo que vale (¡y es verdad!). Además, a mí me da
muchísima fatiga pedir favores, y tendría que solicitarlos a varias personas,
(aparte de aplazar o suspender otras actividades): pensando que a mí también me
agrada hacer algo por los otros, me atreví a insinuar. Al final, con la bondad
y disponibilidad del párroco (¡hubiera sido su día libre!, ¡y encima estaba con
anginas!), del diácono permanente para que me sustituyera haciendo el turno en
el hospital (era el día que dedica a una actividad cultural con su esposa) y de
una catequista, fui.
Mi primo
dijo que no tenía que haberme molestado; a mi prima le dio mucho consuelo el
verme allí y que celebrara yo la Misa y los acompañara al cementerio; y me lo
agradeció lo indecible.
Como
sabes, la primera semana de noviembre, se puede lucrar indulgencia plenaria
visitando un cementerio y rezando por el eterno descanso de los difuntos, (con
todas las otras condiciones requeridas habitualmente, claro está). Así que,
aproveché también para ofrecer la indulgencia plenaria ese día por él, además
de varias veces la Misa esos días. Es un acto de amor, una de las “obras de
misericordia espirituales”, el rogar a Dios por vivos y difuntos. Así que,
recordando la PdV, (¡también en eso puedo ser “servidor por amor”!), el resto
de la semana visité un cementerio (aunque un par de días estaba lloviendo) para
rezar y ofrecer por otros familiares y amigos difuntos.
2.- Voy de correprisas por el
despacho parroquial, pues me esperan para una reunión en uno de los salones. Un
señor me pide que le abra un instante la puerta; voy apurado, pero… recuerdo la
PdV, le sonrío y le pregunto qué necesita: “solo
es un instante; quería agradecerte que… [me señala a su nieto de 2 ó 3 años
en el carrito] está apuntado a clase de
religión gracias a ti”. Entre mis prisas y mi extrañeza por lo que me decía
él, (yo, sin entender bien dónde quería ir a parar), continúa: “¿te acuerdas una tarde que atendiste a una
chica [de tal país] con su niño…?”.
En
una milésima rememoro algo de la primavera pasada que me hizo finalizar la
jornada muy contento y agradecido a Dios. Miércoles, fiesta de la Visitación,
el último día viviendo la PdV «Yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Yo iba a cerrar ya el templo parroquial al anochecer… y pienso…: “aunque estés cansado de la jornada, espera
un poco; a lo mejor ocurre algo bonito también hoy, igual que varias de las
veces que has esperado…”. Me quedo rezando y… veo una chica con su niño
rubillo en la puerta entreabierta de la iglesia, (como sin atreverse a entrar
del todo), y chapurreándole algo al niño en una lengua del este de Europa. Me
acerco. Entiende español, pero habla inglés, (que yo tengo casi olvidado, pero comprendo
todavía algo). No es católica, es ortodoxa. Le manifiesto mi alegría: con todo
respeto intento explicarle, (casi más con gestos que con palabras), el diálogo
ecuménico con simplicidad. Y los invito si quieren entrar a rezar o ver el
templo parroquial: “¿podríamos?”. “¡¡Claro!!”. Vamos cerca del crucifijo y
yo, agachándome para ponerme a la altura del pequeño, le explico sencillamente
al niño, (y su madre le traduce). Cuando ya se van, me ofrezco a mandarle la
Palabra de Vida en su idioma, aclarándole que la viven no sólo los católicos,
sino también los ortodoxos (de hecho, se la envío a algunos de su país), los
anglicanos y los protestantes. Los acompaño a la puerta. Me señala a un hombre
a lo lejos: su marido. Entonces voy hacia allá y me voy acercando a él con la
mano tendida presentándome: él sí es español.
Pues
bien, por lo visto, gracias a todo esto, decidieron inscribir a su niño en la
clase de religión. Damos gracias a Dios, que se vale de mi inutilidad. “Nada hay pequeño de lo que hagas por amor”,
nos recuerda Chiara Lubich.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de noviembre («El mayor entre vosotros será vuestro
servidor», Mt 23,
11), la de octubre («Tened entre vosotros los mismos sentimientos
que Cristo», Flp 2, 5) y la de septiembre («Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame», Mt
16, 24):
1.- “…y
en medio de todo esto, la PdV me hacía seguir amando en la vida de cada día sin
dejarme abatir ni acaparar por el tema de la difícil situación sociopolítica.
Por ejemplo:
Tengo que sanear la fontanería de mi
cocina, debajo hay un local cuyo propietario usa como almacén de su tienda y
que no vive en el bloque. Yo desconocía su domicilio, pero pensando en que
pudiera haber alguna avería que dañara su mercancía, hice varias gestiones
hasta que lo pude localizar para avisarle antes de que empiecen la obra.
1b.- Como
tengo una habitación libre, una amiga me pidió quedarse en casa dos días y,
aunque me sentía bastante cansada, le dije que sí y preparé todo con el mayor
cariño. Todavía estaba ella en casa, cuando me llamaron para ver si podía
alojar a dos personas que venían el fin de semana. Eso significaba arreglar
todo en poco tiempo, porque el mismo día que se iba mi amiga por la mañana,
llegaban las otras por la tarde. De inmediato pensé: “¿no podrían quedarse en
otro sitio?”. Pero, enseguida dije que sí, pues me di cuenta de que era la
oportunidad que Jesús me daba para seguir al servicio de los demás y ofrecer
algo por la paz y la concordia. 1c.- El hijo de una conocida, que ha acabado los estudios en el Conservatorio, daba un Concierto para Marimbas y me había invitado. No era algo atrayente para mí y tenía que ajustar mucho mi programa para poder ir, pero intuyendo que para ella era algo muy importante, asistí. Estaba muy contenta y me repetía que había significado mucho para ella mi asistencia.
Tenemos Jesús en medio, Paco, y sigo rezando por tu familia y todo lo que tienes entre manos…”
2.- “…creo que poco a poco leyendo tu palabra de vida hago actos en mi vida
pensando en esto: “venga, por amor a Dios”. Me pidió una compañera un escrito
con mucha urgencia, tenía que pensar cómo redactarlo y tenía mucho trabajo
pendiente y pensé…: “si te lo pide, haz un hueco, lo necesita”. No es gran
cosa, pero espero que todas vuestras experiencias me ayuden a ser mejor persona…”
…la hermana de una compañera que iba por
primera vez, al final me dice: “desde que nos presentaron, no sé lo que tienes que
me caíste genial: estás pendiente de todo y todos”. Le contesto que no es obra
mía, es de María: Ella me lo pone en camino…
…todo esto me lleva a que tengo que
estar vigilante en cada momento, aunque hay veces que no lo consigo…”
4.- “…hoy hemos estado de retiro espiritual, lo he vivido
con paz a pesar de las muchas cosas que se me amontonaban: el volver una y otra
vez la mente y el corazón para tener los sentimientos de Cristo, me ha ido
ayudando cuando la tormenta me amenazaba, ¡cuánto ayuda tener un punto de
referencia!
…Estamos siempre unidos en lo que Dios va haciendo
en nuestras vidas, acogiendo y dejándonos que Él vaya imprimiendo sus mismos
sentimientos entre nosotros, desde nuestro servicio pequeño y alegre en bien de
todos.
Vivamos con esperanza el gozo que Cristo
nos alcanza: con tu correo, hoy he sentido esa presencia hecha fuerza y
esperanza a la que somos llamados, un nuevo impulso para caminar…”
Si quieres leer más experiencias
similares,
de gente de todo el
mundo,
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo
en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en
algunos navegadores eso no funciona,
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