jueves, 31 de marzo de 2022

PERDONAD, PUES SOMOS PERDONADOS

 VIDA DE LA PALABRA                últimas semanas de MARZO


Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de marzo («Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», Mt 6, 12) y la de febrero («Al que venga a Mí no lo echaré fuera», Jn 6, 37):

 

1.-        La PdV de marzo me ha ayudado en tantas ocasiones a no “sentirme ofendido” ante cosas que me escocían. Además, casi seguramente, nadie pretendía molestar.

         Pero, en cambio, la Palabra que más he continuado viviendo ha seguido siendo la del mes anterior: acoger.

Te cuento, p.ej., la tarde de este miércoles:

ofrecido uno de los salones parroquiales para dar clase de español a ucranianos, acogerlos a ellos con sonrisas (más allá de que no nos entendiéramos con ninguna palabra) y a la profesora, con la cual luego al acabar pude mantener una bonita conversación en la que expresó heridas que tenía en el alma;

mientras me despedía, una señora salía también de rezar en la iglesia y me presenté: charlamos y al final, como pasará por aquí dos veces por semana para llevar a su hijo al polideportivo, propuso charlar de vez en cuando y confesar;

al rato, entraba un señor al que tampoco conocía yo y me puse a conversar con él: granadino que por trabajo vendrá de vez en cuando por trabajo y me dijo que le vendrá bien aprovechar para, además de participar en la Misa, contrastar ideas y mantenerse encauzado en la fe en sus múltiples viajes;

mientras él se ponía a rezar, vi a una señora contemplando las figuritas que tenemos en urnas en la entrada del templo parroquial con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento, (se ve que encantan no solo a los niños): maestra jubilada que vivía cerca y también se propuso entrar más veces;

mientras concluía la conversación con ella, un matrimonio salía de visitar al Santísimo, así que fui detrás simplemente para dar las buenas tardes, pero al final se convirtió en un buen rato de conversación, esta vez más directamente sobre la fe, y el compromiso de ir a bendecirles su recién estrenado hogar, pues ya con hijos muy mayores, se han venido aquí una casita más pequeña;

y mientras ellos se iban, terminaba su reunión un grupo parroquial y estuve saludando, (ya empezaba a oscurecer), a algunos amigos que participaban por primera vez y me hacían partícipe de lo vivido.

         En medio de todo ello, también apareció por la Parroquia un focolarino casado, con quien hacía mucho que no hablaba tan largamente.

Fue toda una tarde totalmente inesperada y muy bonita por entrelazar relación con personas nuevas: se les notaba a cada uno de ellos alegre y sorprendido. Y yo, serenamente feliz en mi corazón y con mucho agradecimiento a Dios, poniéndolos en Su Corazón para que Él los vaya conduciendo interiormente.

 

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de marzo («Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», Mt 6, 12), la de febrero («Al que venga a Mí no lo echaré fuera», Jn 6, 37) y la de enero  («Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo», Mt 2, 2):

 

1.-        “¡Ay, qué apropiada es la PdV para todo el proceso que estoy viviendo! Desde que me lancé a solicitar la nulidad matrimonial, he tenido que  revivir muchas cosas de las que pasaron, del dolor sufrido. Incluso he tenido que volver a hablar con él. Sorprendentemente, me ha pedido disculpas por todo lo que me hizo pasar, de su falta de compromiso cuando dimos el “Sí, quiero”. Pero más sorprendentemente aún, me he dado cuenta de que es una herida totalmente cicatrizada. Así que solo tuve que mostrar una sonrisa y decirle que por mi parte estaba todo perdonado. ¡Lo bien que sienta! Gracias por tus mensajes!!!.

 

2.-        “normalmente no contesto a los correos, pero hoy necesito exteriorizar el bien que me ha hecho leer en el último que nos mandaste la oración de San Francisco de Asís, (este año si Dios quiere, mi hija irá a Asís, lo cual me llena de gozo: solo espero que al final se pueda hacer), y la canción del Gen Verde...: hummm no sé cuál será el efecto de los opiáceos, pero a mí leer estas palabras me llevan a un estado de felicidad tremendo.

   GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, por tu trabajo en la siembra, aunque muchas veces (o al menos yo), vaya tan deprisa que me pase desapercibido, por lo que también aprovecho para disculparme.

 

3.-        “como sabes, trabajo cuidando personas mayores. La señora con la que estaba empezó a maltratarme verbalmente. Hasta que, herida cada vez más mi dignidad de persona, no tuve más remedio que decirles que buscaran a otra persona cuanto antes, que yo iba a dejar ese empleo, a pesar de que me es imprescindible, pues no tengo a nadie y cada vez es más difícil un nuevo trabajo.

Bajaba desanimada y desolada del piso en el que había estado trabajando y me senté en la escalera y miré el correo-e.: ese día escribiste lo que Jesús hablaba para mí. La PdV de noviembre pedía: “cansancio y pereza no tienen la última palabra”. Jesús me lo dijo fuerte y directo al corazón: decidí subir de nuevo y trabajar por la paz. En cuanto aparecí, la señora me pidió perdón. Parecía que, a la vez que Jesús me hablaba a mí, también habló a la señora. Una señora de temperamento muy fuerte, que nunca había pedido perdón ni a su marido ni a nadie y hasta con las hijas es siempre muy dura; de hecho, ellas y la otra empleada se quedaron muy sorprendidas. Pasó la gracia de Dios sobre ella, igual que sobre mí.

“Ver con ojos nuevos a cada prójimo”: ¡cuánta sabiduría encierran esos ojos nuevos! Quisieran ponerse en los ojos de Dios, que con infinita paciencia espera, confía y nos da ánimos. ¿No estamos todos en camino?: ¿a qué tanta prisa por juzgarnos? Pasando los días, poco a poco empezamos a hablar de la fe e incluso semanas después me animé a invitarla a que rezáramos juntas. Actualmente lo hacemos todos los días. Incluso las hijas hasta bendicen ahora la mesa.

            Cuando estoy muy enojada o estoy en un momento difícil me voy a esa palabra de vida de noviembre: “bienaventurados los que trabajan por la paz”. Muy relacionada con la PdV de este mes: un perdón como el de Dios.

 

 

Si quieres leer más experiencias similares, 

de gente de todo el mundo,

puedes encontrarlas “pinchando” AQUÍ o AQUÍ o

o también  AQUÍ

 

 

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario