VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de NOVIEMBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9) y la de octubre («Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28):
1.- He logrado de nuevo buscar un
buen ratillo al amanecer para hacer un paseo rápido (y rezar el Rosario).
Aprovecho también para “dar los buenos días” a todos los que me cruzo: un modo
de trazar puentes y construir la paz. Algunos ni oyen a esas horas, otros miran
sorprendidos como si no fuera con ellos, otros responden sin mirar…; hubo una
señora que me sonrió, ¡y me alegró!: ahora entiendo eso que tantos me dicen,
que mis saludos y mi sonrisa (a pesar de la mascarilla) les alegran la mañana o
la tarde, (¡bendito sea Dios, y solo para gloria Suya!).
Un buen número también han saludado con
cortesía y, entonces he aprovechado para presentarme: “soy Paco, el nuevo
párroco”. Algunos entonces comentan que bautizaron o sus hijos o los llevaron a
la primera comunión, otros dicen “bienvenido al barrio” o “¡suerte para esta
nueva tarea!”. Una me contestó: “soy atea”, como no queriendo ya cruzar ni una
palabra más y menos una mirada; le contesté, (recordando la Palabra de Vida):
“pero eres vecina y ciudadana”. “Eso sí”, añadió ya por lo menos mirándome,
aunque muy seria. Y continué preguntando y comentando. Resultaron un par de
minutos bonitos.
2.- Me di cuenta que algunas ramas de
arizónicas del parque, (crecidas al menos 6 u 8 metros), están provocando
desperfectos en los edificios parroquiales, (aparte de no dejarme dormir cuando
hay mucho viento), pues golpean y rozan continuamente las paredes, (sobre todo
la de mi habitación), hasta haber hecho dos amplias estrías y picado las
esquinas.
Al poco de comentarlo, vino una empresa
a podarlas, pero no pudieron entrar la máquina. Era justo cuando yo volvía
sudando de la caminata matinal y hacía frío.
Hablaron con el jefe por el móvil y yo sin pretenderlo
escuchaba de lejos: el tono era como si fuera un capricho mío lo de podar o
terciar, vamos, como que simplemente no me dejaban dormir. No entré en
polémica.
Me estaba yo quedando helado, (pues
llevaba ropa para hacer ejercicio, no para estar veinte minutos a pie quieto),
y durante la espera, pensé que el mejor modo de vivir la Palabra era entrar en
relación con los operarios, mientras les telefoneaban o no para responder a sus
consultas: empecé a preguntarles el nombre a los tres y de dónde eran, y el
tono distante empezó a ceder. Luego hice unas fotos de los desperfectos y se la
mostré a quien llevaba el mando: ahí sí cambió el tono, pues empezó a darse
cuenta que no era capricho mío. Me pidió que se las enviara al whatsapp y que si
se podía grabar mi número.
Dado que no podían podar pues están altísimas las ramas,
deberían terciar o talar, pero para eso necesitan permisos. Después de dos
semanas las ramas siguen igual, pero ha quedado un buen trato e incluso nos
cruzamos el otro día unos mensajes con tono muy amable.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Bienaventurados
los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9),
la de octubre («Sabemos
que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo aman», Rm 8, 28) y la de septiembre («Si uno quiere ser el primero, sea el último
de todos y el servidor de todos», Mc
9, 35):
1.- “¡¡Muchas gracias, Paco, como siempre!! Comienza un nuevo mes: a ver si se
lleva todo lo malo que nos ha traído el anterior, aunque sigo aún meditando la
palabra de vida de octubre con respecto a la situación vivida, "sabemos que en todas las cosas interviene Dios para
bien de los que lo aman", pero me acojo con mucha esperanza
a la de este nuevo mes y espero que tanto todos los Santos como los fieles
difuntos nos ayuden a seguir adelante y a ponerla en práctica…”.
2.- “…tu mail llega como agua fresca a mi alma, últimamente algo sedienta y no
era consciente de ello. Muy acertado en estos momentos de mi vida personal y
profesional. Me ha hecho recordar, que estamos hechos por y para el amor.
Renovando mis propósitos, cotejándolos con las bienaventuranzas, me doy cuenta
que lo demás es superficial: poner el amor a Dios en primer plano, es apuesta
segura de triunfo…”.
3.- “Pues estoy muy bien, con el nuevo trabajo en el Instituto que te comenté:
estoy muy ilusionada. Soy consciente que ha sido el Señor quien ha querido que
yo esté allí: ¡hay tantas almas que evangelizar, que no conocen el amor de
Jesús!
La familia está
bien; también, mi hermana y mi cuñado: parece que se han dado una nueva
oportunidad (y también está allí la mano del Señor: después de tantas
oraciones, ha tenido Misericordia para con ellos).
Poniendo en
práctica la palabra del mes, estoy viviendo ahora un poco como Caritas de tu
parroquia, de la divina providencia; tengo contrato laboral hasta el 22 de diciembre,
pero tengo total paz, porque sé que “en todas las cosas interviene Dios
para los que le aman”.
Aunque Dios
sabe lo bien que me vendrían esos ejercicios espirituales, no puedo porque
tengo examen el día 20: ofrezco esas horas de estudio para los frutos de los
ejercicios…”.
4.- “…me dio, muchas pena saber que te
trasladaban... pero te agradezco enormemente tu labor mandándome la PdV: me da
una inyección de fe mensual, muy necesaria en estos días.
Además, parece que la Palabra del
mes es un regalo divino que te viene justo sobre lo más preciso en cada
mes.
Es complicado a veces… mantener esta paz con los que más
confianza se tiene, en días de cansancio y que una se siente sobrepasada por
las tareas del trabajo, la casa, etc., pero la Palabra me da luz y apertura de
mente para hacer un esfuerzo y lograrla.
Promoveré este mes el trabajarla también con mis alumnos…”.
5.- “…hoy ya hice la obra
buena de los scouts, pero faltan muchas más: ayudé en el Metro a una señora
pequeña a cargar y descargar en el vagón 5 bultos que transportaba en diversas
maletas viejas con ruedas. Quedamos amigos. Bajó en su parada, y yo con ella,
olvidado de que mi estación de destino era mucho más delante: los años nos
traicionan. Ella me indicó que volviera al convoy; si no, con ella me voy:
con-voy…”.
6.- “…¿tendrías 2 libros
de catequesis de tu anterior parroquia?: una compañerita del cole ha empezado
hace ya dos semanas la Catequesis.
Un niño compañero de mi sobrinita y de su
amiga y compañera de estudio. Él les acercó mientras ellas sostenían una conversación
sobre la Catequesis y Dios. Les pidió que le enseñaran el libro del que
platicaban, y ellas se lo prestaron. El niño les contó que siente mucho interés
por conocer sobre Dios y sobre Jesús y sobre la Virgen María. Pero sus padres
no tienen tiempo de llevarlo a la iglesia y, además, son ateos. Mi sobrinita me
contó la historia y me sorprendió; y me llenó de alegría saber que un pequeñín
desarrolle ese deseo tan natural de conocer a Dios…”.
7.- “…no había leído hasta
ahora esta Palabra de Vida, y la verdad es que es precioso todo lo que dice
sobre la paz: es un don de Dios, pero también depende de nuestra adhesión, la
invitación a salir de la indiferencia para convertirnos en constructores de
concordia a partir de nosotros mismos y a nuestro alrededor, poniendo en acción
inteligencia, corazón y brazos, y transformar cada día en una "jornada de
paz"
Todo ello me ha recordado mi reciente viaje a
África.
Vine un poco desilusionada
conmigo misma al darme cuenta que me costaba más comunicarme que la última vez
que fui hacía 6 años: por dejadez, no había sido yo constante en avanzar en el
idioma y ahora me daba cuenta que por mi desidia, no solo no avancé sino que
había retrocedido
Estando con esos
pensamientos negativos, al día siguiente de mi regreso veo en el WhatsApp un “vous
êtes bien arrivés?”. Era de una de las personas que allí había conocido,
interesándose por si había llegado bien. Le contesté con una frase
cortita.
Al día siguiente me vuelve a escribir y, a la
par, recibo un: “comment allez vous?” de otra persona de allí, que a los
pocos días me manda otro mensaje con una pregunta: “comment se porte ta
famille?”. Yo creía que me preguntaba cómo se portaba mi familia, cuando en
realidad me estaba preguntando qué tal estaba. Ahí comprendí que tenía que
retomar el francés de nuevo si quería comunicarme con ellas.
Tras varios días de intercambio de frases, me
di cuenta que delante de mí tenía una oportunidad estupenda de crear lazos de
unión más allá de mis fronteras y que de mí dependía que eso avanzara o se
frenara: ¿iba yo a hacer el esfuerzo de estudiar para que esos lazos cada
día fuesen más fuertes o lo iba a abandonar porque era más cómodo no
esforzarse?
Cierto que la paz es un don de Dios, pero que
también depende de que nosotros hagamos algo por ella. Si Dios nos ha dado
inteligencia, corazón y brazos, pero no los utilizo por la razón que sea, difícilmente puedo
contribuir a que cambie nada a mi alrededor.
Ahora cada vez que me escribo con ellas lo primero que hago es dar gracias a Dios, pero a la par siento que una gota más de paz hay a mi alrededor y cuando esto sucede a km de distancia también siento una gota de esperanza, pequeña ciertamente, pero una gota que antes no estaba y que de nosotras dependía que se pueda convertir algún día en un charquito, un río, un mar.... de paz o que lo dejemos secar. Con ilusión renovada, pues, recomienzo lo que un día había dejado…”.
Si quieres leer
más experiencias similares,
de gente de
todo el mundo,
puedes
encontrarlas “pinchando” AQUÍ
o AQUÍ
o también AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario