PALABRA DE VIDA diciembre 2021
«¡Feliz la que ha creído
que se cumplirían las cosas que le fueron dichas
de parte del Señor!»
(Lc 1, 45)
También en este mes la Palabra de vida nos
propone una bienaventuranza. Es el saludo gozoso e inspirado de una mujer,
Isabel, a otra mujer, María, que ha ido a su casa para ayudarla. Sí, porque
ambas esperan un hijo y ambas, profundamente creyentes, han acogido la Palabra de Dios y han
experimentado su poder generador en su propia pequeñez.
María es la primera bienaventurada del
Evangelio de Lucas, aquella que experimenta la alegría de la intimidad con Dios.
Con esta bienaventuranza, el evangelista introduce la reflexión sobre la relación
entre la Palabra de Dios anunciada y la fe que la acoge, entre la iniciativa de Dios y la libre
adhesión de la persona.
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las
cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».
María es la verdadera
creyente en la promesa «a Abraham y a su linaje por los
siglos» (cf. Lc 1, 55). Está tan vacía de sí misma, tan humilde y abierta a
escuchar la Palabra, que el mismo Verbo de Dios puede encarnarse en su seno y
entrar en la historia de la humanidad.
Nadie podrá experimentar
la maternidad virginal de María, pero todos podemos imitar su confianza en el amor de Dios.
Si la
Palabra es acogida con corazón abierto, puede encarnarse también en nosotros
con sus promesas y hacer fecunda nuestra vida de ciudadanos, padres
y madres, estudiantes, trabajadores y políticos, jóvenes y ancianos, sanos y
enfermos.
¿Y si nuestra fe es insegura, como la de Zacarías (cf. Lc 1, 5-25;
67-79)? Sigamos
confiando en la misericordia de Dios. Él no dejará de buscarnos hasta
que descubramos también nosotros su fidelidad y lo bendigamos.
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las
cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».
Entre las mismas colinas de Tierra Santa, pero en tiempos mucho más
próximos a los nuestros, otra madre profundamente creyente enseñaba a sus hijos
el arte del
perdón y del diálogo que había
aprendido en el Evangelio. Es un pequeño signo en esta tierra cuna de
civilizaciones, que siempre busca la paz y la estabilidad entre fieles de
religiones diversas. Cuenta Margaret: «A nosotros, sus hijos, ofendidos
por expresiones de rechazo de otros niños vecinos nuestros, nuestra madre nos
dijo: “Invitad a esos niños a nuestra casa”; ella misma les dio pan recién
hecho en casa para que lo llevasen a sus familias. Desde entonces hemos
mantenido relaciones de amistad con esas personas»[1].
También Chiara Lubich
nos sostiene en esta fe valiente:
«Después de
Jesús, María es quien mejor y más perfectamente ha sabido decir sí a Dios.
Ahí radica sobre todo su santidad y su grandeza. Y si Jesús es el Verbo, la
Palabra encarnada, María, por su fe en la Palabra, es la Palabra
vivida, aun siendo una criatura como nosotros, igual a nosotros. […]
Así pues, creamos con María que se realizarán todas las promesas contenidas en
la Palabra de Jesús y atrevámonos como María, en caso necesario, a exponernos
al absurdo que a veces conlleva su Palabra. A quien cree en la Palabra le suceden
hechos grandes y pequeños, pero siempre maravillosos. Se podrían
escribir libros con los hechos que lo confirman. […] Cuando, en la vida de
todos los días, al leer las Sagradas Escrituras, nos encontremos con la Palabra
de Dios, abramos el corazón a la escucha, con la fe de que se cumplirá lo que
Jesús nos pide y promete. No tardaremos en descubrir […] que Él mantiene sus
promesas»[2].
«¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las
cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».
En este tiempo
de preparación a la Navidad, recordemos la sorprendente promesa de
Jesús de hacerse presente entre quienes acogen y viven el mandamiento del amor
recíproco: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre –es decir,
en el amor evangélico–, allí estoy Yo en medio de ellos» (Mt 18, 20).
Confiados en esta promesa, dejemos que Jesús renazca también hoy en nuestras casas y en nuestras calles gracias a la
acogida recíproca, a la escucha profunda del otro, al abrazo
fraterno como el de María e Isabel.
LETIZIA MAGRI
[1] Cf.
cittanuovatv - Entrevista a Margaret Karram.
[2] C. Lubich, Palabra de vida, agosto 1999: Ciudad Nueva n. 357 (8-9/1999), p.
28.
N.B.: Aquí puedes encontrar también la Palabra de Vida
en viñetas para los niños, adaptada para adolescentes y para jóvenes,
y en MP3 para escuchar en el móvil.
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en más de 30 idiomas.
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