VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de MAYO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17) y la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19):
1.- Al final de la
pasada Cuaresma, viendo al mundo y a la gente a mi alrededor tan dividida, me
sentía yo un poco desolado interiormente y, por pura providencia, alguien me
envió una oración que ya conocí hace años en los “talleres de oración y vida”.
En ese preciso momento no la leí ni me fijé. Pero, a pesar de ese despiste, la
Virgen como buena Madre me la volvió a poner ante los ojos el Lunes Santo. Me
dio mucha luz para afrontar la abundante tarea pastoral de esos días y las
dificultades de esas relaciones entre las personas.
Te comparto esa oración por si a ti también
te ilumina:
Súplica
a María en el cansancio: Madre, vengo del
tumulto de la vida. El cansancio me invade todo el cuerpo y sobre todo el alma.
Es tan difícil aceptar con paz todo lo
que sucede alrededor de uno durante una jornada de trabajo y lucha… Las cosas
en las que habíamos depositado tanta ilusión, decepcionan. Las personas a las
que queremos entregar bondad, nos rechazan. Y aquellas otras a las que acudimos
en una necesidad, intentan sacar provecho.
Por eso vengo a Ti, Madrecita, porque
dentro de mi camina un niño inseguro. Pero junto a Ti me siento fuerte y
confiado. Sólo el pensar que tengo una madre como Tú, me da ánimo. Me siento
apoyado en tu brazo y guiado por tu mano. De esta manera puedo, con
tranquilidad, retomar el camino.
Renuévame por completo para que consiga ver lo hermoso de la vida. Levántame para que pueda caminar sin miedo. Dame tu mano para que acierte siempre con mi camino. Dame tu bendición, para que mi presencia sea, en medio del mundo, un signo de tu bendición. Amén.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la de Palabra de Vida de mayo («Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero», Jn 21, 17), la de abril («Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?», Is 43, 19) y la de marzo («¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?», Lc 6, 41):
1.- “…aún estoy "aterrizando"
en el mundo después de un fin de semana espectacular en el Centro Mariápolis
con las anuales “Gotas de espiritualidad”.
Tema: la cercanía, proximidad,
fraternidad. Nos han hablado de la proximidad a Dios. Dios está en nuestro
interior, es ahí donde tenemos que buscarlo, en el centro de nuestra alma que
es donde está el verdadero yo. Lo descubrimos en el silencio.
Y si Dios está en mí, ¡también está en
el prójimo! ¿Quién es el otro para mí? Debemos mirar al prójimo con amor, sin
ver las diferencias:
Dios
no hace acepción de personas. Con un Dios así, ¿cómo no tener en el corazón la
fraternidad universal?
¡Uf, tantas cosas: ahora hay que
llevarlo al mundo. En este ambiente es fácil, pero en el mundo es difícil. ¡¡¡Y
es tan sencillo!!!: es ver a Jesús en el otro, en tu prójimo y llevar a Jesús
contigo siempre. Las dos cosas fáciles de decir y menos fácil de hacer 😊 pero para Dios no hay nada imposible. Y no hay que ir muy
lejos a practicar, yo pensaba tengo que empezar por los más cercanos, mi
familia, mis hermanos…
Hemos sido un grupo numeroso, pero se
ha respirado un ambiente familiar, como si nos conociéramos de toda la vida. Es
un regalo grande, muy grande. Nos daba pena despedirnos, pero seguimos unidos
por un mismo ideal, unos más lejos otros menos: unidad.
¡Ah!, y el sábado por la noche tuvimos
fiesta amenizada por una familia, que son geniales!!! Nos lo pasamos chupi,
rechupiii.
A mí no sé qué me pasa, pero cuando
cruzo la puerta del Centro Mariápolis me entra un rayo de felicidad en el
cuerpoooo, es mágicooo…”.
2.- “…nuestro
Abril ha terminado con la comunión de mi hija pequeña, a quien bautizaste ya
hace 10 años y por el sacramento y celebración que te conocí.
Quisiera decirte, (porque nunca lo
hice), que gracias a ti me volví a acercar a Él, a la iglesia y a la fe; y
gracias a mi hija, he sido catequista durante 2 años y me siento aún más cerca
de Jesús que nunca.
Te deseo un mes de la Virgen lleno de
alegría, salud y que nos traiga a un nuevo Papa, aunque tu tocayo deja un
legado difícil de superar… pero la fe me dice que será el que venga el que Dios
quiera que nos guíe y así lo recibiremos.
Te leo todos los meses, aunque no te
escriba.
Algún domingo subiré a misa a Las Matas
y me encantará saludarte.
Gracias,
Paco, por seguir mandándome estas lecturas y experiencias tuyas y de gente como
yo…”.
3.- “…después del
primer mes en mi nuevo trabajo, muy bien: los compañeros son encantadores y compartimos
experiencias y esfuerzos, mucho mejor que antes en una nave encerrado. De
hecho, ahora que estamos arreglando baches, la gente se alegra cuando nos ve: se
quejaban que llevan tiempo reclamando para no tropezar y caerse, así que les da
gusto vernos trabajar. Y yo encantado de hacer feliz a la gente. Poder ver una
sonrisa en la cara de los demás es un alivio que te hace sentirte bien, dejar
las cosas mejor que estaban…”.
4.- “…el lunes del gran
apagón me pilló en la universidad, a la que no se puede acceder andando. Yo
tenía coche, pero muchos amigos que se mueven solo con medios públicos, se
temían tener que pasar allí el resto del día y quién sabía si también la noche.
Ofrecí llevar en mi coche a los que cabían.
Sabía que iba a ser problemático sin semáforos y múltiples atascos. Tuve que
entrar y salir en diversas poblaciones para ir dejando a cada uno, ¡sin GPS!
Tardé varias horas en regresar a mi casa (en vez de la media hora habitual),
pero estaba contenta de ese “brote nuevo” en mí y en los que pude ayudar.
Vi también muchos “brotes” de ese algo nuevo
que debe nacer en la sociedad: p.ej. mi tío vio coches totalmente bloqueados durante
horas en la autopista cerca de su casa y se dedicó a cruzar andando varias
veces para llevarles agua y algunas cosas para comer y él veía como la gente
fuera de los coches charlaba amigablemente dentro de la incertidumbre y
compartiendo las cosillas que tenían para comer…”.
4.- “…Señor, Tú lo
sabes todo: Tú sabes que te quiero. ¡Qué
difícil es demostrártelo las 24 horas del día y los 7 días de la semana!
¡Qué
difícil es demostrártelo en el cuidado de todos tus hijos!
Tengo
un compañero con un carácter muy complicado y la mayoría de los trabajadores de
la empresa no quieren trabajar con él y se alejan. Yo veo a un hermano que
sufre, sufre mucho. Mantengo la calma, aguanto sus desplantes y sus
contestaciones.
Señor, sabes que te quiero y por este motivo todos los días empiezo la jornada
mirando con cariño a mi compañero, me armo de paciencia y le perdono todo lo
ocurrido en días anteriores, empatizo y trato de ayudarle intentando
comprenderle en sus circunstancias.
Señor,
ayúdame a seguir queriéndote a través de mi compañero…”.
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