VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de JULIO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1) y la de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27):
1.- En una homilía a mediados de junio comenté que ya
nos habían reparado por fin las goteras de la cubierta de la iglesia y, no sé por
qué, añadí que justo en esos mismos días varios feligreses nos habían hecho
percatarnos que había una pérdida en una tubería y, en otra sala, también otro
goteo en un radiador.
Al terminar la Misa se acercó un amigo que, aunque de
otra parroquia, viene con su familia aquí algún domingo de vez en cuando por
saludarme. Me comentó que le gusta el bricolaje y entiende algo de fontanería.
Le enseñé los goteos y me dijo que el del radiador se veía capaz de arreglarlo.
En seguida le di las gracias no solo a él, sino también a S. José en voz alta,
(asomándome, además, ante su imagen, pues él a menudo nos va solucionando
reparaciones y problemas, ¡para eso la parroquia lleva su nombre y él es el
padre adoptivo de Jesús!).
Este amigo me preguntó a qué hora abríamos el templo. Yo, pensando
que se refería entre semana, le contesté que por las tardes, a las 6.
Normalmente los domingos no abrimos la iglesia por la
tarde, pero cuando estoy cerca, me gusta hacerlo, para rezar un rato y por si
alguien viniera, (como bastantes veces ha ocurrido). En el mismísimo momento
que esa tarde estaba yo abriéndola, cuál sería mi sorpresa que viene este amigo
en ropa de faena y con un radiador recién comprado. Tardó un buen rato, incluso
tuvo que irse de nuevo a cambiar y comprar unas tuercas y cabezales, y
finalmente pudo arreglarlo. Miró también el resto de radiadores y detectó que
alguno podría dar problemas si no se le cambiaba una piececita y se ofreció
para ir haciéndolo él mismo poco a poco.
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («El Señor es mi pastor, nada me falta», Sal 23, 1), la de junio («El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece», Mc 4, 26-27) y la de mayo («Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor», 1 Jn 4, 8):
1.- “…tus correos siempre son bien acogidos. Gracias por la vida que nos
das a través de ellos. Le doy gracias a Dios por su presencia en tu vida. Unas
experiencias fuertes las que nos mandas.
Yo estoy en una
situación difícil porque no sé lo que Dios me pide en estas circunstancias.
Hace año y medio de mi caída: no he remontado del todo y me acompaña el dolor.
Me dieron cuatro sesiones de fisioterapia por la Seguridad Social, pero no son
suficientes... Mi problema es que necesitaría otras sesiones de fisio que sean
autofinanciadas... que las pague la comunidad, y eso no se explicita. No se cae
en la cuenta de que lo necesito... Ya hablé tres meses, me dijeron que al mes
lo harían y, nada de nada... Me pregunto qué querrá Dios de esta situación...
Reza para que vea claro mi postura.
HOY he vivido una
experiencia en la que he tenido que AMAR POR ENCIMA DE LA SITUACIÓN. Una
persona, a la que le ayudo, me pide, así de pronto, un trabajo que me llevó
muchos días de esfuerzo y ordenador hacérselo...: he dejado todo, me he puesto
a hacerlo y le he enviado otras cosas que he pensado que le vendrían bien... Y,
ante la tentación de decirle: "Yo siempre respondo a tus deseos y todavía
estoy esperando lo que te pedí hace cuatro meses...", no he dicho nada y
se lo he enviado todo con cariño y desinterés.
Bueno,
confío en tus oraciones. Espero que vaya muy bien la Mariápolis. Rezo por
sus frutos…”.
2.- “…yo estaba convencida que empezaba a trabajar a las 20:00 como es
habitual… Incluso salí a dar un paseo.
Pero,
de pronto, el Señor o la Virgen María o mi Ángel de la Guarda, (¡o los 3!), me
hicieron recordar que ese día, en cambio, empezaba a las 18:00, no a las 20:00.
Me vino mucho agradecimiento, pero, a la vez, mucha zozobra: ¡tenía el tiempo
ya más que justo para llegar apretadamente en bus y metro! ¡¡Y, además, tenía
yo antes que subir a casa y cambiarme!!
Salí
corriendo muy apurada: me sancionan y me descuentan dinero si llego tarde.
Parecía
imposible. Por otra parte, una vez que llegué al metro, ya no podía hacer yo
más, así que me relajé, acordándome del Buen Pastor y recé. Fue una bonita
experiencia de abandono en Sus manos. Y de sentir que “Él va conmigo”.
Gracias
a Dios, autobuses y metro estaban incluso algún minuto antes de lo previsto y,
además, pude realizar los enlaces sin tener que esperar al siguiente: ¡esta vez
llegué incluso 6 minutos antes de la hora! Por cierto, que con algo de
miedecillo me había dejado algo muy valioso la tarde anterior en mi taquilla,
pero no me quedaba demasiado tranquila de tenerlo allí y pensaba haberme ido
incluso mucho tiempo de antelación, para llegar incluso antes que nadie. ¡Todo
estaba en su sitio, gracias a Dios! …”.
3.- “…veo que me lleva a través de las circunstancias dolorosas, en este
momento presente, a través de la enfermedad mía y ahora también la de mi
marido, tanto que parecería no poder asumir tanta dificultad, pero descubres
que, si confías en Él, todo tiene un sentido divino, y experimentas que un
Padre no pide a su hijo algo superior a sus fuerzas, y como hace un niño
confías plenamente en el Padre y las circunstancias dolorosas en cierto modo,
se iluminan por amor. Y sientes su presencia en ti y en la comunidad que te
sostiene y vive al unísono, entonces recibes la fuerza de su amor y de la
unidad…”.
4.- “…gracias por las palabras de vida, son siempre un aliciente para
la reflexión. Hace tres domingos me llegaron muy dentro tus palabras en la
homilía explicando la segunda lectura, (que corresponde a la PdV de junio), sobre
sembrar y tener paciencia, y te voy a
contar algo porque creo que te gustará saberlo.
Ya
te he comentado en alguna ocasión que mis hijos, siendo creyentes en su más profundo
ser, no son practicantes y no tienen a Dios presente en sus días. Cada día rezo
para que sean conscientes de que Dios les acompaña a cada momento, les cuida y
les ama.
Mi
hijo mayor, muy muy lejano a las liturgias, suele levantarse muy tarde. El pasado
domingo estaba fuera de Madrid y nos llamó muy temprano para contarnos que se
iba a Misa: ¡aún no he sido capaz de cerrar la boca del asombro! Por
circunstancias varias, finalmente no pudo ir, pero me quedo con la intención y
doy gracias a Dios porque me ha mostrado que la semilla sembrada está ahí, y
que dará sus frutos cuando tenga que darlos.
Y,
como has visto, esta mañana vino conmigo a Misa, como te anuncié un rato antes,
mi hija. Quiero agradecerte de corazón que la hayas saludado con tanto cariño:
se ha ido encantada…”.
5.- “…te agradezco todos tus envíos: tus experiencias me ayudan mucho.
Yo estoy en un momento difícil por circunstancias diversas... Por esto, lo que
me viene al corazón, para ayudarme a salir de esta situación, es precisamente
la Palabra de Vida de este mes de Julo, que anoche pude leer.
Siento la cercanía del
"Buen Pastor", que sale al paso en todas las circunstancias de mi
vida, las duras y las hermosas... Por eso también puedo repetir "El
Señor es mi Pastor, nada me falta" porque en Él encuentro el consuelo y la
fortaleza que necesito. Porque lo siento junto a mí, que me consuela y
fortalece... Sí, me siento querida por este Pastor y, en cierto sentido,
"mimada"... Es quien me da fuerzas para avanzar en el camino de la
vida y sin Él no encuentro sentido… Y, he experimentado que, a mi vez, yo he
podido actuar de pequeño "pastor" con respecto a personas que me han
confiado sus dolores, preocupaciones, sufrimientos... Es decir "he sentido
la presencia del Resucitado", que me ha fortalecido para ayudar, escuchar,
ponerme en el lugar de esas personas... Orar por ellas…”.
6.- “…he leído y releído cada uno de tus correos de P. de
Vida, me encanta leer tus experiencias y las de otros hermanos y me acompañan
durante toooda la semana…
Estas
semanas sin cole estamos compartiendo más ocio en familia y más
tranquilos, aunque de trabajo vamos igual de cargados… tenemos por
delante muchos desafíos.
Aunque
mi desafío personal es todos los días, pensar en Dios y en cómo llevarlo a los
demás… al que tenemos al lado, en el trabajo, a los amigos… poniendo en
práctica la palabra, como hacía Chiara… de esa forma que a simple vista
parece tan sencilla pero que, para los que estamos aprendiendo, es más
complejo.
Hace
unos días se fue al cielo el padre de un gran amigo… asistimos a una misa
preciosa… y el sacerdote fue muy claro en su mensaje de pensar en
nuestros seres queridos que partieron, en presente, porque ellos viven y
contemplan la luz del rostro de Jesús… No pude evitar pensar en mis padres que
tanto siento día a día… este sentimiento renueva mi fe y creo estar lista para
cuando me llame. Mientras tanto, quiero dar un paso más…”.
7.- “…gracias por la PdV y las experiencias: me hace vivir y
estás pendiente de los demás. Hay alguna persona que me dice: “estás en todo”.
En casi todo, porque alguna vez me percato, pero veo a alguien que parece que
va a ayudar y entonces trato de dejarle la precedencia al otro.
Cojo
el bus dos veces todos los días: dejo el asiento si veo a alguien que lo
necesita; cuando me voy a bajar y veo a personas que no pueden les echo una
mano y me dan las gracias.
El
párroco va casi todos los días a traer y llevar a su madre, pero ayer la traía
otro hijo. La vi y me paré. Dijo a su hijo: “me voy con ella; tú ve a casa”.
Nos encanta hablar a las dos. Ya cuando vine de ayudar en Sudamérica, le dijo a
su hijo: “voy con ella”. Me preguntó: “¿tienes prisa?”. Le conté todo, la
acompañé y, como la pareció poco, me invitó a mí a subir a la casa.
Ayer,
oí que había una persona que quería confesarse. El párroco le dijo que no podía
en ese momento, pero sí después de llevar a su madre. Así que, me ofrecí a
llevarla yo. Lo hizo también otra persona, pero la madre, agradeciendo,
prefirió que la acompañara yo hasta la puerta de su casa: me dio un abrazo
agradecida.
Por
las noches nos “damos las buenas noches” por whastsapp una amiga que es ciega y
me preguntó si había ido a llevar a la mamá del párroco y añadió: “no sé cómo
lo haces: tienes tiempo para todo”. Repuse: “El Señor me da la fuerza y la
ayuda, ¡y a veces las palabras me las pone en mi boca”…”.
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