VIDA DE LA PALABRA primeras semanas MARZO
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de marzo («Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme», Sal 51, 12) y la de febrero («Haced todo con amor», 1 Co 16, 14):
1.- Estaba yo en el despacho parroquial trabajando
en el ordenador y oigo un "buenas tardes" a mi espalda: una mamá con
su niña delante de ella en ese ya típico portabebés “mochila” suave y, además,
cuidadosamente cubiertita con un chal que le habían colocado pues hacía mucho
frío: "¿le puedo pedir un favor?". "¿Me
podría atar los cordones de mis deportivas? Vengo de recoger a la bebé de la
guarde y voy corriendo al bus, pero se me ha desatado el cordón y no puedo agacharme
con ella. Así que he entrado un instante a rezar al Señor y a pedirle a usted
el favor”. Me encantó la confianza y la humildad. Le di las gracias por pedirme
un favor. Con todo el cariño, me agaché a atárselos, (complicadillo, porque sus
pantalones vaqueros eran muy largos).
2.- Antes de empezar la Misa dominical, con todos
los preparativos con los niños, en la puerta se me acerca un hombre bajito que,
sin más, empieza a contarme su historia de que no quiere dinero, sino que le
den trabajo para poder irse a León a cuidar a su madre. En cuanto comenzó a
hablar, como que me quiso sonar la cara: un caso muy similar en mi anterior
parroquia en Villalba.
Continuó diciendo que en tal casa concreta esa mañana trabajó en
el jardín y con tal persona. Que le pagó, pero que le faltaba determinada
cantidad (incluso con céntimos) para el billete.
Conforme avanza su historia, más me convenzo de que es aquel mismo
hombre. Historieta muy similar, con nombres de casas y personas exactos de
Villalba allí, y con nombres exactos también de casas y personas aquí. Con
lágrimas que parecían escapársele allí y con las mismas aquí: muy bien ensayado
todo.
Allí la primera vez, me dejé engañar; la segunda, (unos dos años
después), no le di dinero, pero sí subí un momento a casa y le bajé lo que yo
tenía para comer luego.
No obstante, venzo mi indignación y le sigo escuchando con
educación, aunque eso me estaba impidiendo terminar de ponerme de acuerdo con
catequistas y lectores, (y luego se notaron algunas improvisaciones en la
coordinación con ellos durante la Misa).
Él se alargaba en la historia, pero traté de seguir amable con él
y luego le dije: “espérate a que acabe la Misa, que ya es la hora; por cierto, te
conozco de Villalba”. Quedaba un minuto ¡y aún tenía yo que revestirme!
Naturalmente no se esperó.
Al día siguiente recordé, además, que la segunda ocasión de
Villalba, a la media hora volvió a la parroquia, (supimos que había sido él,
revisando las imágenes de las cámaras), y en un descuido de la voluntaria que
nos ayudaba allí en el despacho parroquial, abrió la puerta, entró y le robó el
móvil.
Estos días he sabido que antes de abordarme a mí el domingo pasado,
lo hizo con alguna vecina de la parroquia, a la que sí le sacó dinero.
Tanto el domingo, como luego, he tratado de no perder el “corazón
puro”, de no llenarme de indignación ni animadversión hacia él, (aunque no lo
volviera a ver en la vida). Lo cual no quita que, con todo respeto, cuando
vinieron los municipales a la visita periódica al barrio, les comunicara lo
sucedido.
3.- Los Ejercicios Espirituales de primeros de marzo
resultaron muy fructuosos para todos los que participamos. ¡Gracias a los que
rezasteis para ello!
Las 33 personas, (esta vez muy mayoritariamente de Madrid y
ciudades de su provincia), quedaron muy contentas de una verdadera experiencia
de unión con Dios, (también a través también de los hermanos, no solo en los
distintos tipos de oración).
Para muestra, te
comparto la impresión de dos participantes:
“Muchísimas
gracias a vosotros, a Mariápolis al completo! Por administrar con tanto cariño
los dones, con los que Dios os ha bendecido. Y por ponerlos al servicio,
formación y acogimiento del hermano. MUCHAS GRACIAS.”
“…
justo estaba
meditando la transfiguración y pensando en las enseñanzas del fin de semana de
Ejercicios. ¡Me ha encantado la Palabra de Vida y las experiencias!
Sigo leyendo a Chiara Lubich y se va haciendo
un lugar en mi corazón.
Hoy lunes, luego de trabajar sin parar hasta
las 6 de la tarde, subí a leer un rato, pero me entretuve con el himno en latín
Tantum ergo, que me estremece, y de
pronto salté de la cama y tuve la necesidad imperiosa de ir a Misa y
fui. Nunca me había sucedido… Luego de haber pasado tantas horas con Jesús
y María el fin de semana, me estaban haciendo falta el silencio, la oración y
la comunión… no lo puedo explicar…
Gracias de nuevo por todo. ¡Me quedo esta
semana con lo que me has enviado de PdV para poner en práctica!”
Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando
de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de de Vida de marzo («Crea
en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme»,
Sal 51, 12), la de febrero («Haced todo con amor», 1 Co 16, 14) y la de
enero («Amarás
al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo», Lc 10, 27):
1.- “…solo quiero agradecerte por tu dedicación compartiendo
tantas experiencias del dolor vivido en Unidad, que nos ayuda tanto a seguir
adelante.
Yo
estoy pasando por un periodo de gran dolor: una preciosa sobrinita ha
desarrollado una anorexia después de haber estado sufriendo acoso en su colegio
durante años; está desarmonizando a toda la familia; yo trato de estar ahí
para todo lo que necesitan, no es fácil mantener la esperanza y la
confianza... entonces, intensifico mi oración y le pido a Dios la gracia
de la fortaleza.
Por
otra parte con mi hijo, ya adulto, estoy viviendo un periodo difícil: tiene
TDAH y la vida, a veces, se le presenta difícil a nivel laboral y de relación
con su pareja.
Te
aseguro vivir todo esto también ofreciendo por tantas dificultades de otras
personas, por el Papa, y por la ansiada Paz en el mundo.
GRACIAS
por tu perseverancia…”.
2.- “… tengo
un empleado que al final creo que no nos es adecuado porque no acaba de encajar
y, consecuentemente, no rinde; antes de decirle que lo vamos a tener que
despedir, estoy buscándole posibles empleos adecuados donde pueda desarrollar
con más provecho sus capacidades…”.
3.- “… trabajo como sanitaria y algunos compañeros a veces se quejan de
personas que vienen de otros países sabiendo todos sus derechos, pero
aparentemente sin aportar mucho aquí, costando mucho dinero a la sociedad de
nuestro país. Estos colegas viven un poco amargamente su trabajo con esa
actitud.
Yo, en cambio, trato
de acoger a estas personas foráneas y ponerme en su lugar, pues algunos
verdaderamente son supervivientes. A diferencia de ellos, yo tengo una
situación cómoda relativamente y estos compañeros también; vivo feliz, sin
excesivos problemas y trato de hacerme idea de todos los que tienen esas
situaciones precarias y casi desesperadas; yo no he tenido una vida que sea
cúmulo de problemas y no sé qué hubiera hecho en ese caso. Sí, trato de
decirles que también tienen deberes para con la sociedad que les acoge, y que
todo esto es fruto de una historia trabajosa y de mucho dinero y esfuerzo.
Por otro lado, a la
vez trato de hacer ver a los compañeros que deben ponerse en el lugar de los
que tienen situaciones tremendas…”.
4.- “… en el trabajo tuve una situación para resolver junto con un compañero y le mandé un correo-e. Él me contestó y cogió “fijación” contra una de mis expresiones. Me sentó muy mal y, en ese momento, me lo hubiera comido vivo, pero me acordé del “corazón nuevo” de la PdV y de que hay que perdonar. No “entré al trapo”. A los 20 segundos se me pasó. No obstante, para evitar cualquier nuevo malentendido, le respondí, (no había excesiva prisa), a los dos días cuando ambos estuviéramos calmados…”.
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