¡Cristo ha resucitado,
aleluya, aleluya!
¡Verdaderamente ha
resucitado el Señor,
aleluya, aleluya!
Para ti y los tuyos…:
¡¡¡feliz Pascua de Resurrección!!!
Y para vivirla bien, una nueva Palabra para poner en práctica todo un mes :
PALABRA DE VIDA abril 2024
«Los apóstoles daban testimonio con gran poder
de la resurrección del Señor Jesús.
Y gozaban todos de gran simpatía»
(Hch 4, 33).
Esta palabra, que cae
en tiempo de Pascua, nos invita a ser testigos también nosotros,
con la libertad plena de quienes han recibido el mensaje evangélico, del evento que ha
marcado la historia: ¡Jesús ha resucitado!
Para entender hasta el fondo el sentido de este versículo sacado
de los Hechos de los Apóstoles, conviene citar la frase que lo precede: «La
multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba
suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos» (cf. Hch 4,
32).
«Los apóstoles daban
testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos
de gran simpatía».
El texto presenta a
la comunidad
cristiana animada por la fuerza potente del Espíritu, caracterizada por la
comunión, que la empuja a proclamar a
todos el Evangelio, la buena noticia, es decir, que Cristo ha resucitado.
Son las mismas
personas que antes de Pentecostés estaban asustadas y apesadumbradas ante los
últimos acontecimientos acaecidos, y ahora salen a descubierto, dispuestas a
dar testimonio hasta el martirio gracias a la fuerza del Espíritu, que se ha
llevado miedos y temores. Eran un solo corazón y un alma sola, practicaban el amor mutuo
hasta poner en común sus bienes: esta
era la realidad que estaba implicando cada vez a más personas.
Mujeres y hombres que
seguían a Jesús habían escuchado sus palabras, habían vivido con Él sirviendo y
amando a los últimos, a los enfermos; habían visto con sus ojos los hechos
prodigiosos obrados por Jesús, y su vida había cambiado porque, llamados a
vivir una nueva ley, habían sido los primeros testigos de la presencia viva de
Dios en medio de los hombres.
Y para nosotros,
seguidores de Jesús hoy, ¿qué significa dar testimonio?
«Los apóstoles daban
testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos
de gran simpatía».
El modo más eficaz de
testimoniar al Resucitado es mostrar que Él está vivo y habita en medio de nosotros. «Si vivimos su Palabra, […] manteniendo encendido en el corazón
el amor al prójimo, si nos esforzamos en especial por mantener siempre el amor mutuo
entre nosotros, el Resucitado vivirá en nosotros, vivirá en medio de nosotros e irradiará su luz y su
gracia alrededor, transformando cada lugar con frutos incalculables. Y será Él
quien guíe nuestros pasos y nuestras actividades con su Espíritu; quien
disponga las circunstancias y nos proporcione las ocasiones para llevar su vida
a las personas que necesitan de Él»[1].
«Los apóstoles daban
testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos
de gran simpatía».
Escribe Margaret
Karram[2]:
«“Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc
16, 15) es la extraordinaria consigna que hace 2000 años los apóstoles
recibieron directamente de Jesús y que cambió el curso de la historia. Hoy
Jesús nos dirige a nosotros la misma invitación: nos ofrece la posibilidad de
llevarlo al mundo con toda la creatividad, las capacidades y la libertad que Él
mismo nos ha dado»[3].
Es un anuncio «que no
termina con su muerte, ¡al contrario! Adquiere más fuerza después de la
Resurrección y de Pentecostés,
cuando los discípulos se convirtieron en testigos valientes del Evangelio. Y el
mandado de ellos ha llegado hasta nosotros hoy. A través de mí y de cada uno de nosotros,
Dios quiere seguir contando su historia de amor a aquellos con quienes
compartimos tramos breves o largos de la vida»[4].
Patrizia
Mazzola y el equipo de la Palabra de vida
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