VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de NOVIEMBRE
Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5) y la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios», Mt 22, 21):
1.- Al ir a poner la alarma para cerrar el templo
parroquial, de pronto me di cuenta que estoy pisando agua: alguien se había
dejado el émbolo de la cisterna del servicio levantada y debía llevar al menos
una hora saliendo agua, de tal manera que había desbordado el inodoro. ¿Cómo
ser “hijo de la luz” ahora que no hay nadie directamente? Aparte los juicios
que me querían venir hacia quienes no son cuidadosos, no pensé en que
precisamente tenía muchas cosas que preparar y no podía perder tiempo, y fui a
por cubo y fregona y con paz traté de ir secando y escurriendo toda el agua.
1b.- Ahora, mientras estaba terminando de escribir todo
esto, también agua en la nave del templo: ¡una gotera! Terrible noticia por la
mala solución, (¡y carísima!), de estas cosas y más en un techo tan alto y
curvo. Pero no debo ensombrecerme: Dios proveerá; también esto lo tengo que vivir
como hijo de la luz.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de noviembre («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del
día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5), la de octubre («Pues lo del César devolvédselo al
César, y lo de Dios a Dios», Mt 22,
21) y la de septiembre («Todos los días te bendeciré, alabaré tu
nombre por siempre», Sal 145
[144], 2):
1.- “… llevábamos unas semanas que los contenedores de basura y reciclaje
enfrente de mi edificio tenían muchas bolsas y residuos por los alrededores:
olores, contaminación de todo tipo, ¡también “contaminación visual” que me pone
muy nerviosa! Para ser hija de la luz, me atreví, (aunque me costaba mucho), cuando
veía a los vecinos y a alguna empresa cercana, a veces incluso desde el balcón,
de decirles que, por favor, que no cuesta tanto trabajo abrir el contenedor y
depositarlas dentro, y si vieran que esos contenedores están repletos hicieran
el esfuerzo de molestarse un poquito en llevarlos a unos contenedores 100
metros más abajo (lo tienen fácil, ligera cuesta abajo) en vez de dejarlos aquí
delante de nosotros.
Y
eso que te dije hace semanas, ahora tiene nueva solución para sorpresa mía: han
puesto contenedores también al otro lado de la calzada, aunque aquellos vecinos
siguen con la costumbre de traerlos a este lado y… de seguir dejándolos fuera.
Pero sigo con paciencia tratando de ser luz para ellos y para el barrio…”.
2.- “…el matrimonio es un paso y un compromiso
tan grande... Resumiendo: hemos prometido ante Dios, ante la Iglesia, ante
nuestras familias, entregarnos por completo a la otra persona, trabajar cada
día en nuestro amor y poner en nuestra escala de prioridades a Dios y a nuestra
unión y a la familia que sale de ella, para toda la vida.
Somos conscientes de que no hemos tomado un camino fácil, pero estamos convencidos de que es el camino correcto. Con fe, dedicación, entrega y amor estamos decididos a cumplir con nuestra promesa cada día de nuestra vida…”.
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