Nos quedan quince días para acabar este año litúrgico con la semana que empieza con el domingo de Jesucristo Rey del Universo.
Nos ayudará a finalizarlo bien el reintensificar el vivir la Palabra del mes («Pues todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas», 1 Ts 5, 5):
ACEPTAR NUESTRAS HERIDAS
El dolor puede ser fuente de luz. Veamos la
luz que viene de Jesús en la cruz.
Cuando amamos tenemos la luz dentro de
nosotros, y todas las situaciones por las que
pasamos, especialmente en el sufrimiento, las heridas, son iluminadas por esta
luz.
Cuando acogemos nuestras heridas, no como desgracias, sino como medios para ayudarnos a
la redención del mundo, transmitimos a todos los reflejos de la luz de Dios,
que ilumina las tinieblas.
Cuando acogemos nuestras heridas, acogemos
al mismo Jesús, que transforma el dolor en amor.
No huyamos de las cruces, de nuestras
heridas, sino afrontémoslas con amor y valentía, porque más allá de las llagas
del Crucificado está la resurrección.
APOLONIO
CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al
Pasapalabra del 9 de noviembre
SÉ HIJO DE LA LUZ CON ALEGRÍA NACIDA DEL EVANGELIO
…El Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio, un
anuncio de alegría. Las ideologías son frías, todas. El Evangelio tiene el calor de
la alegría. Las ideologías no saben sonreír, el Evangelio es una
sonrisa, te hace sonreír porque te toca el alma con la Buena Noticia.
El nacimiento de Jesús,
en la historia como en la vida, es el principio de la alegría: pensad en lo que
les sucedió a los discípulos de Emaús que de la alegría no podían creer, y los
otros, después, los discípulos todos juntos, cuando Jesús va al Cenáculo, no
podían creer de la alegría (cfr. Lc 24,13-35). La alegría de tener a Jesús resucitado. El encuentro con Jesús siempre te lleva a la alegría y si esto no te sucede a
ti, no es un verdadero encuentro con Jesús…
…la humanidad abunda de hermanos y hermanas que esperan
una palabra de esperanza. El Evangelio es esperado también hoy: el hombre de hoy es como
el hombre de todo tiempo: lo necesita, también la civilización de la
incredulidad programada y de la secularidad institucionalizada; es más, sobre
todo la sociedad que deja desiertos los
espacios del sentido religioso, necesita de Jesús. Este es el momento
favorable al anuncio de Jesús. Por eso quisiera decir nuevamente a todos: «La
alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar
por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (ibid.,1). No
olvidemos esto. Y si alguno de nosotros
no percibe esta alegría, se pregunte si ha encontrado a Jesús. Una alegría
interior.
El Evangelio va en el camino de la alegría, siempre, es el gran anuncio. Invito
a todo cristiano, en cualquier lugar y situación se encuentre, a renovar hoy mismo su encuentro con Jesucristo. Cada uno de nosotros
hoy se tome un poco de tiempo y piense: “Jesús, Tú
estás dentro de mí: yo quiero encontrarte todos los días. Tú eres una Persona, no
eres una idea; Tú eres un compañero de
camino,
no eres un programa. Tú eres Amor que
resuelve
muchos
problemas. Tú eres el inicio de la evangelización. Tú, Jesús eres la fuente de
la alegría”. Amén.
PAPA FRANCISCO, Audiencia
General, miércoles, 15 de noviembre de 2023
SERVIR CON PRONTITUD
No podemos esperar
el momento adecuado para amar, porque el mejor momento es ahora.
No podemos perder el tiempo planificando un amor
que nunca sucede, y llegar al final de la vida con el arrepentimiento de no
haber amado lo suficiente para alcanzar la felicidad eterna.
Debemos amar con prontitud,
de inmediato, sirviendo a quien está a nuestro lado en el momento
presente.
Amar siempre,
porque el amor se concreta en pequeños gestos que son fragmentos de eternidad.
Amar de inmediato,
con prontitud, porque nuestra eternidad comienza ahora, en el momento presente de la vida.
Amar con alegría,
porque nuestra voluntad de servir es lo que realmente nos hace felices.
APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario
al Pasapalabra, 24 de octubre
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