domingo, 31 de mayo de 2020

LIMPIOS VIVIENDO LA PALABRA

VIDA DE LA PALABRA                       últimas semanas de MAYO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3) y la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29):

1.-        Dios saca bienes de todo, incluso de allí donde nosotros no vemos más que males. Después de 3 años y medio viviendo aquí… por primera vez… mis oídos no oyen ese run-run… que aumentaba al abrir las ventanas a la par que entraba un aire con bastante polución: durante las semanas de confinamiento, al no haber movilidad, la autopista A6 la veía prácticamente vacía desde mi ventana. Era para mí un motivo de dar gracias a Dios esos días por aire cada vez más limpio y por desaparecer la contaminación acústica a la que me costó mucho acostumbrarme (sobre todo durmiendo).
1b.-     Hace unas semanas me llega un correo-e.: “…de un tiempo a esta parte me estoy reencontrado con Jesús en mi vida mediante las publicaciones web de los focolares y actividades interactivas de la parroquia del pueblo; estoy pasando por un momento difícil y veo que necesito de Jesús, pero muchas veces me siento como un poco perdido…”. En su niñez estuvo en uno de los grupos que yo llevaba en la parroquia de su pueblo cuando yo servía allí, en los que tratábamos de poner en práctica la Palabra de Vida tanto niños o jóvenes como adultos (y a veces todos juntos).
Había vuelto a contactar con él hará casi 5 años con motivo de una peregrinación de su madre y desde entonces le envío este correo de la Palabra de Vida.
Lo llamo y tenemos una profunda y larga conversación, que nos prometemos repetir a menudo. A raíz de ello empieza comunicación por whatsapp sencilla, pero vital y profunda. Pocos días después, en uno de esos mensajes, me escribe: “…ayer por fin pude confesar y estoy deseando recibir a Jesús después de tanto tiempo: deseo que la Eucaristía me cambie y me haga dejarme llevar por Él…”. Y luego añade: “¿cómo puedo prepararme bien a recibirlo?”.
         Verdaderamente la Palabra de Dios (tal como promete la de mayo) se quedó grabada en su niñez (y la retomó hace pocos años) y realmente produce limpieza, salvación.
Y me manda una foto de sus hijas que están coloreando la Palabra de Vida adaptada para niños en viñetas y que yo le había enviado pocos días antes.
1c.-      El último año en aquel pueblo, con algunos de esos grupos, me puse a enseñarles a tocar la guitarra: había una niña de solo 10 añitos que, por ser demasiado pequeña, al principio dudé que se incorporara al aprendizaje. Lo único importante era tener a “Jesús en medio” por el amor recíproco entre unos y otros. Pero a todos los que he ido enseñando los pocos rudimentos que yo sé, (también en otras parroquias por las que luego he pasado), luego tocan mucho mejor que yo.
         Ya de jovencita, la volví a ver y contenta me dijo que (yo ya no me acordaba) tocaba porque yo le enseñé con las canciones del GenRosso y del Gen Verde. Y poco después empecé a darle de nuevo la Palabra de Vida, pero ya por entonces enviada por correo-e.
         Me ha escrito por whatsapp estos meses, (ya madre de familia), mandándome vídeos que se grababa cada día durante estas semanas al finalizar el “aplauso a los sanitarios” de las 20:00, en los que ella tocaba desde su balcón para toda la urbanización (que los vecinos agradecían) canciones de vario tipo, la mayoría religiosas o de evangelización.

2.-        El día de mi cumple salí (como todas estas semanas) temprano a hacer una caminata; siendo sábado, no me crucé con muchos coches, pero tampoco con tantas personas, así que ese día me quité la mascarilla; ¡y en la zona de campo pude oler primaveralmente tantas flores!, (aunque con un poquito de prudencia, por mis alergias): disfruté alabando a Dios por esos perfumes, por la multitud de pajarillos con diversidad de trinos, por el gallo y el perro; por la vistosidad de colores que me pareció un ramillete que María en su mes (y en su día) me regalaba.
Volviendo ya a la parroquia, otros dos preciosos regalos, la primera llamada (de las muchas de ese día) para felicitarme y advertirme que acababa de empezar en La 2 un concierto nada menos que de la Filarmónica de Viena. Si el cielo, dicen algunos místicos, es “la música de las músicas”…
Y sin acabarlo, mientras me dispongo a bajar a la parroquia a sentarme a confesar… me llega otro regalo por whatsapp: un video con recopilación de varios trocitos grabados “ad casum” por distintas personas felicitándome: “dijiste que no valía solo escuchar, tampoco reflexionar. Lo importante son las obras de amor concretas. Te oí hablar del amor recíproco. Reflexioné sobre ello. Tú has dado mucho amor, pero para que sea recíproco, tiene que regresar a ti. Aquí va la palabra transformada en algo concreto”; “obra del Espíritu Santo. A mí me dio la idea pero no tenía ni idea de lo que resultaría pues luego ha sido inspiración de cada uno”.
Me emocionó por el detalle, por la reciprocidad (¡que posibilita captar la presencia de “Jesús en medio” resucitado!), por el estar trabajado poniéndose de acuerdo, por buscar a tantas personas, por lo que dice cada uno, por tanto amor en todo ello y cada uno preparando su vídeo (alguno, disimulando sus graves problemas y preocupaciones), ... ¡incluso mi familia aparecía en uno de esos trocitos, y cantaban, con pequeña coreografía engarzada cada uno, “no hay nada más lindo que la familia unida…”!
Y agradeciendo en el alma por todo a cada uno y, sobre todo, al Señor, a cada cosa le repetía Él en mi interior: pero “Tú, Señor, eres mi único Bien”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15, 3), la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído», Jn 20, 29) y la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas», Mt 7, 12):

1.-        “…hace cuatro días me dejaron con el móvil colapsado, casi incomunicada; no es que estuviera enfadada, (bueno en algún momento, sí): les había dicho a muchas de mi WhatsApp, que no me mandaran fotos y menos aún vídeos, pues lo tenía bloqueado; que les avisaría, pero seguían igual o más. Pero al tercer día me fui a misa y oigo dos cosas que no me gustaron y de repente me vino un bajón y… de repente miro al Señor y le digo: “por qué estoy así”. Y de repente como que si oyese en mi interior: “estas son tus cruces; ¿no me pides que te dé algo?: ahí lo tienes, apóyate en Mí”. De repente estaba yo feliz: le di las gracias….

2.-        “… ¿te acuerdas que hace unos días limpié el espacio sin jardín que hay en la acera cerca del piso donde vivo? [( cfr. Nº 1 “vuestras experiencias”, de correo mitad de mayo)]. Pues hoy estaba también con mucha basura… y me atreví a decirle al okupa que vive en un local justo enfrente (después de rezar por él un rato) que si me ayudaba a limpiarlo, le pagaba. Me daba mucho reparo, pues tiene pinta de persona peligrosa, (y ya sabes que yo soy pequeñita). Me dijo que ni aunque le pagara.   Al rato volvió a aparecer por allí y me dijo que me ayudaba ¡sin que yo le pagara!, pero que se iba a llevar una planta silvestre que había crecido ahí. Estuvimos mucho tiempo, sacamos más de 6 bolsas grandes de basura: desperdicios, ropas, botellas, botes… Nunca ese sitio ha estado limpio: cuando lo veas, ni te lo vas a creer... Al final yo me encontraba… ¡feliz!
            Pues al día siguiente, cuando bajaba la basura, veo a un grupo de chicos ahí cerca haciendo botellón (a pesar del “estado de alarma”): con un poco de miedo, me armé de valor y le pedí luz, fortaleza y paciencia al Señor y, con las mejores palabras y amabilidad que pude les expliqué que ese sitio después de meses (¡años!) estaba limpio, como veían, y que si eran tan amables y por favor que no dejaran restos cuando acabaran, sino que los tiraran a los contenedores allá enfrente: me miraron como rara y algunos soltaron risillas (¡o risotadas¡). Al día siguiente, cuando pasé por ahí, mi sorpresa fue mayúscula: ¡estaba todo limpio! ¡Y yo, que incluso había sospechado que a lo mejor, solo porque les hablé con amabilidad, hasta lo mismo dejaban aposta más botellas y restos! Quedé muy contenta en mi alma y agradecida al Señor….



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