VIDA DE LA PALABRA primeras semanas de MAYO
1.- A finales de abril empecé a tomarme
el antihistamínico para las alergias. Al segundo día me entraba somnolencia
durante el día en muchos momentos. Otros años me rebelaba (más bien, me
desasosegaba) un poco interiormente.
La PdV vino en mi ayuda: no importa si me tengo que
acostar antes, si a veces tengo que leer un párrafo 3 veces… lo que sí me daba
“palo” era algún pestañeo escuchando largo rato a alguien, pero… importa vivir
la Palabra, vivir el momento presente por amor a Dios y a quien esté
atendiendo. Aunque me dé tiempo a menos cosas, (y otras con algo menos de
concentración…), ¡lo acepto, como he aceptado el confinamiento! Me reforzaba en
ello el no dejar de vivir también la PdV de abril.
La verdad es que, después de unos días, me sentía
contento y activo. Veía que la Palabra me va limpiando también de ese apego de
eficiencia y perfeccionismo. Y Dios va haciendo las cosas mucho más allá de lo
poco donde yo llego.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de mayo («Vosotros estáis ya limpios
gracias a la Palabra que os he anunciado», Jn 15,
3), la de abril («Dichosos los que no han visto y han creído»,
Jn 20, 29) y la de marzo («Todo cuanto queráis que os hagan los hombres,
hacédselo también vosotros a ellos; porque esta es la Ley y los Profetas»,
Mt 7, 12):
1.- “…a pocos metros del
edificio donde vivo, hay un espacio de varios metros cuadrados entre la acera,
un pequeño muro y un trocito de jardín que es un verdadero estercolero, aunque
es un lugar de paso. Siempre estaba sucio desde hace años, pero ahora, además,
allí echan de todo estos últimos meses unos ocupas del edificio de al lado:
ropas, latas, basura… Siempre me quejo de que se ha convertido ya en un
auténtico foco de infección. ¿Te acuerdas?: tú mismo lo has visto alguna vez y
lo dijiste. Aunque ahora están creciendo hierbajos que algo disimulan la
fealdad, pero poco el olor.
Hace unos días, cuando en medio del
confinamiento, vino la policía a devolverme mi cartera al rato de haberla
extraviado, en la charla amigable con ellos dos, se lo dije. Me comentaron que
avisara a servicios sociales. Esto te lo expliqué también por teléfono.
Pues bien, después de más de un mes,
hoy, no sé qué me movió por dentro, y bajé a limpiar ese auténtico basurero,
aunque me daba mucho asco, tanto que, luego, (antes de ducharme), he tirado al
cubo de la basura las deportivas y el chándal que yo llevaba puestos.
Ninguno nos ocupamos de lo que es
común de todos: todo el mundo barre y cuida muy bien su casa, pero a veces
tiramos las pelusas por la ventana. Pues, además de no hacer esto, hoy he
limpiado aquello… por el bien de la comunidad, por vivir la unidad…
Siempre quiero hacer algo por amar a los
otros, pero como me relaciono con tan poca gente… A menudo pregunto cómo
ayudar, pero nunca me decís algo en concreto… Así que, esta vez he hecho eso…”.
2.- “…acabamos de
terminar la conexión con todos los que habitualmente van al Centro Mariápolis,
donde como siempre se escuchan testimonios de ayuda y solidaridad con los
hermanos.
Con nuestra vela y la oración conjunta con
todos a través de internet, (en esta jornada mundial de oración de todas las
religiones pidiendo el final de la pandemia), hemos compartido un gran momento,
en el que se siente la presencia de Jesús. Muchas gracias por habernos
facilitado participar…”.
3.- “…una amiga acogió hace unos meses
a sus dos sobrinos, porque su hermana falleció de cáncer, (los padres estaban
separados y el papá también estaba enfermo de cáncer). Mi amiga nos va contando
que su ex cuñado fallece esta semana .
Aunque yo no lo conocía personalmente, quiero rezar por él
para estar cerca del dolor de mi amiga, acompañarla como tú dirías, Paco, estar con Jesús
abandonado- ( aunque sé que no son creyentes). Y también por esos dos niños adolescentes.
Le pregunté a mi amiga el nombre de su cuñado para personalizar mis oraciones
con su vela de luz hacia Dios misericordioso.
Como no me atreví a decir que era para rezar por él (en
mi entorno no sé cuándo a veces puede resultar ofensivo o incómodo (sinceramente
así es), pues solo dije “le podré una velita”. Dejé la vela encendida hasta por
la mañana y no la apagué y pensé... “por ti...”.
A los pocos minutos por wasap mi hermano… cuenta que está
triste: ha fallecido un amigo suyo… de cáncer. Añade un audio donde da algunos
detalles más. Ahí se me enciende la bombilla y pienso...: “no puede ser la
misma persona”. ¡Pues si! Casé los datos… y era él. Yo que creí que rezaba por
un desconocido y resulta que es amigo de mi hermano y mis sobrinos son amigos
de estos niños huérfanos.
Así aprendo que nunca rezamos por
desconocidos: siempre son hermanos. Esa es mi experiencia: bonita dentro del
dolor de la historia en sí. Me sentí más cerca de esa familia. Pude decirle a
mi amiga que nuestros sobrinos eran amigos y nosotras no lo sabíamos…”.
4.- “…salí con mi marido como todas las
mañanas una horita a andar; de regreso a casa, vi a una persona andando con los
palos estos que parece que vas a esquiar. Yo los tengo, (los compré poco antes
de lo de la pandemia para cuando vayamos al campo, aunque también se pueden
usar por la ciudad), pero aún no los he estrenado.
Cuando llegué a su altura, lo paré y le
pregunté si eran cómodos para andar, si era más para ejercicio de piernas o
fortalecer la espalda, si.... Una conversación trivial, pero ese pararme a
preguntar a alguien que no conocía, ese intercambio de preguntas y respuestas,
de focalizar la atención en sus explicaciones y olvidarme de lo que estaba
pensando, me hizo sentir algo que tenía olvidado: no sé definirlo, pero estaba
contenta.
4b.- No fue el único momento curioso del
día. Por la tarde pensé en llamar a tu madre. Siempre te pregunto a ti por
ella, qué tal se encuentra y de repente pensé: ¿y por qué no la llamo
directamente y me lo cuenta ella?
No sé por qué asocié que, al estar
delicada de salud, también lo estaría de ánimo, que estaría apagadita,
pero fue todo lo contrario: hablaba con tanto ánimo, tanta alegría, que me
hizo recordar lo que decías de María Magdalena: no fue capaz de reconocer a
Jesús porque ella buscaba a un muerto, no a un vivo. Eso me hizo sentir tu
madre a mí. Con tanto entusiasmo me habló, que me lo contagió y cuando colgué
sentía que había recuperado algo que también llevaba tiempo sin sentir:
estaba alegre, en paz.
Ya ves, voy con retraso escuchando tus homilías, pero te
aseguro que me están calando cual si fuera lluvia caída en tierra seca.
4c.- Aunque con todo esto de la pandemia,
en la frase que pienso constantemente es Hebreros 13,8: “Jesús es el mismo ayer
y hoy y siempre”. Constantemente oigo, con pesar, que ya las cosas no va
ser iguales, no nos vamos a relacionar igual (distanciados, sin besos,
abrazos...) no vamos a comprar igual, estudiar no será lo mismo.....
Pero a mí me da tranquilidad saber que, pase lo que pase,
sea lo que sea lo que tengamos que vivir, cambie la vida, las circunstancias,
Jesús no cambia, es el mismo ayer, hoy y siempre.
No cambiando Él, lo demás, no importa…”.
5.- “…siento no lograr en este tiempo
participar más. Las tareas no paran de llegar... Pero al menos hoy, antes de la
avalancha fin de curso, os cuento una pequeña experiencia.
En estos últimos días me llegaban del trabajo
algunos whatsapp y email en un tono un poco exasperante. Antes de responder,
leía vuestros mensajes del grupo y trataba de hacer paz en mi interior. Luego
he respondido buscando decir todo lo positivo y constructivo que se me ocurría,
asumiendo incluso errores que podrían ser de otro como propios. Y la respuesta
siempre ha sido maravillosa. Puedo decir que en todos los casos la actitud y el
tono cambiaban para mejor. Y yo he vuelto en cada ocasión a encontrar más
fuerzas para seguir adelante. Quería agradeceros por estar ahí, por vuestra
vida y testimonio que ilumina y me anima a transmitir esa misma vida a los
demás…”.
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