Vice-Primer Ministro de la República Checa
en los
años posteriores a la "revolución de terciopelo". Recordamos el 15
aniversario del fallecimiento
de un hombre de diálogo incansable para la unidad
de su país.
"Nunca
olvidaré la sonrisa con la que me saludaba cuando a altas horas de la noche regresaba
a casa cansado... A pesar de sus pocas horas de sueño, nunca perdía la Misa bien
pronto cada mañana ... No traía al focolar los problemas de la política, aunque
en algunas circunstancias sí nos preguntaba nuestro parecer. De hecho, a menudo
tenía que nadar contracorriente, pero nunca he visto en él odio hacia sus
oponentes".
"Saliendo por la mañana hacia
el trabajo nos saludaba diciendo: “Siempre, en seguida, con alegría”. Era su
manera de decir que estaba listo para acoger cualquier situación difícil que el
día le fuera reservando. Esta actitud era el verdadero secreto de su vida que
hizo posible el diálogo con todo el mundo, a menudo en situaciones difíciles”.
Así lo recuerdan dos focolarinos del focolar al que pertenecía Josef Lux.
Nacido el 1 de febrero de 1956, se encontró con la
espiritualidad de Chiara Lubich a finales de los 70, en Chocen, su ciudad
natal en el este de Bohemia, donde trabajó como zootécnico en una cooperativa
agrícola. En el 86, ya casado con Vera, siente en el corazón la llamada a
seguir a Jesús en el focolar. Chiara Lubich le indica una frase del Evangelio
que guíe su vida: "Dad al César lo
que es del César, y a Dios lo que es de Dios" (Mt 22, 21).
Los acontecimientos de noviembre de 1989, seguidos
por la caída del comunismo, cambian su vida de una manera decisiva. Desde el
inicio del proceso de cambio político es uno de los organizadores de las
manifestaciones en las calles, y en enero del 90 fue elegido para el Parlamento
Nacional por el Partido Popular. Su decisión de entrar en la política es el
resultado de una profunda reflexión. Está, de hecho, convencido de que esta se
puede purificar por personas dispuesta a la ofrenda personal.
En septiembre del 90, después de un brillante
discurso ante el Congreso del Partido Popular, fue elegido Presidente. Él
trabaja para la transformación de esta agrupación política en un partido
moderno de orientación cristiana. En su despacho, dominado por una gran imagen
de Jesús en la cruz. Quiere tenerlo siempre delante, especialmente durante las
intensas negociaciones en su exigente trabajo.
En el 92 fue elegido como Diputado y se convirtió en
Vice-Primer Ministro y Ministro de Agricultura del Gobierno checo Adjunto hasta
el 98, resultando para muchos un "signo de contradicción": estimado
por muchos de los que comparten sus opciones y rechazado por los opositores
políticos.
Vera y sus seis hijos son un gran apoyo para él.
En el 98 el anuncio de
una grave enfermedad: leucemia. La noticia provoca una cadena de solidaridad:
muchos ciudadanos de la República Checa y de otros lugares se ofrecen como
donantes potenciales de médula ósea. A pesar de que es muy difícil encontrar
uno adecuado, Josef es feliz porque esto va a enriquecer la base de datos de
posibles donantes que ayuden a otros enfermos. Finalmente, en Italia se
encuentra un donante adecuado y se decide realizarle la intervención quirúrgica
en Seattle (EE.UU.).
La operación tiene éxito, pero durante la
convalecencia sufre una infección y su estado empeoró.
Llegan a Seattle a los niños, acompañados por un focolarino
sacerdote que celebra la Misa en su habitación. Hay momentos vividos en una
atmósfera espiritual especial. Repite a menudo ofreciendo su dolor para
difundir el Reino de Dios y para los jóvenes. Chiara Lubich le sigue de cerca y
asegura su oración diaria.
Con Vera y los niños se dan la mano, cantan y rezan
el Salmo favorito de Josef: "Mi
refugio y mi fortaleza, mi Dios, en quien confío" (Salmo 90, 2). Aunque consciente de la
gravedad de su situación permanece sereno y nos pide que oremos por él. Y repite:
"Sonríe, no llores" -una
frase que se convertiría en su testamento.
Chiara Lubich, al anunciar su fallecimiento el 21de noviembre
de 1999, expresó el deseo de que tanto Josef Lux como Igino
Giordani sean los protectores del Movimiento Politico
por la Unidad (MPpU).
El primer "milagro" que suscita su partida
es un momento de unidad en todo el país, casi nunca visto después de la
"revolución de terciopelo", en los periódicos, en la radio y en la
televisión: todo el mundo -incluyendo a sus oponentes políticos- expresan
estima por él y por los valores que defendía y difundía en su función pública.
Hay muchos que descubren su figura de "hombre de Estado", pero
también de cristiano que ha bebido de la fe en Dios la fuerza de su acción en
favor de su país.
Está introducida su causa de beatificación.
(Traducción mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario