viernes, 21 de noviembre de 2014

POLÍTICO Y... ¡SANTO!

Vice-Primer Ministro de la República Checa
 en los años posteriores a la "revolución de terciopelo". Recordamos el 15 aniversario del fallecimiento
de un hombre de diálogo incansable para la unidad de su país. 

"Nunca olvidaré la sonrisa con la que me saludaba cuando a altas horas de la noche regresaba a casa cansado... A pesar de sus pocas horas de sueño, nunca perdía la Misa bien pronto cada mañana ... No traía al focolar los problemas de la política, aunque en algunas circunstancias sí nos preguntaba nuestro parecer. De hecho, a menudo tenía que nadar contracorriente, pero nunca he visto en él odio hacia sus oponentes".
"Saliendo por la mañana hacia el trabajo nos saludaba diciendo: “Siempre, en seguida, con alegría”. Era su manera de decir que estaba listo para acoger cualquier situación difícil que el día le fuera reservando. Esta actitud era el verdadero secreto de su vida que hizo posible el diálogo con todo el mundo, a menudo en situaciones difíciles”. Así lo recuerdan dos focolarinos del focolar al que pertenecía Josef Lux.

Nacido el 1 de febrero de 1956, se encontró con la espiritualidad de Chiara Lubich a finales de los 70, en Chocen, su ciudad natal en el este de Bohemia, donde trabajó como zootécnico en una cooperativa agrícola. En el 86, ya casado con Vera, siente en el corazón la llamada a seguir a Jesús en el focolar. Chiara Lubich le indica una frase del Evangelio que guíe su vida: "Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios" (Mt 22, 21).

Los acontecimientos de noviembre de 1989, seguidos por la caída del comunismo, cambian su vida de una manera decisiva. Desde el inicio del proceso de cambio político es uno de los organizadores de las manifestaciones en las calles, y en enero del 90 fue elegido para el Parlamento Nacional por el Partido Popular. Su decisión de entrar en la política es el resultado de una profunda reflexión. Está, de hecho, convencido de que esta se puede purificar por personas dispuesta a la ofrenda personal.

En septiembre del 90, después de un brillante discurso ante el Congreso del Partido Popular, fue elegido Presidente. Él trabaja para la transformación de esta agrupación política en un partido moderno de orientación cristiana. En su despacho, dominado por una gran imagen de Jesús en la cruz. Quiere tenerlo siempre delante, especialmente durante las intensas negociaciones en su exigente trabajo.
En el 92 fue elegido como Diputado y se convirtió en Vice-Primer Ministro y Ministro de Agricultura del Gobierno checo Adjunto hasta el 98, resultando para muchos un "signo de contradicción": estimado por muchos de los que comparten sus opciones y rechazado por los opositores políticos.
Vera y sus seis hijos son un gran apoyo para él.

          En el 98 el anuncio de una grave enfermedad: leucemia. La noticia provoca una cadena de solidaridad: muchos ciudadanos de la República Checa y de otros lugares se ofrecen como donantes potenciales de médula ósea. A pesar de que es muy difícil encontrar uno adecuado, Josef es feliz porque esto va a enriquecer la base de datos de posibles donantes que ayuden a otros enfermos. Finalmente, en Italia se encuentra un donante adecuado y se decide realizarle la intervención quirúrgica en Seattle (EE.UU.).

La operación tiene éxito, pero durante la convalecencia sufre una infección y su estado empeoró.
Llegan a Seattle a los niños, acompañados por un focolarino sacerdote que celebra la Misa en su habitación. Hay momentos vividos en una atmósfera espiritual especial. Repite a menudo ofreciendo su dolor para difundir el Reino de Dios y para los jóvenes. Chiara Lubich le sigue de cerca y asegura su oración diaria.
Con Vera y los niños se dan la mano, cantan y rezan el Salmo favorito de Josef: "Mi refugio y mi fortaleza, mi Dios, en quien confío" (Salmo 90, 2). Aunque consciente de la gravedad de su situación permanece sereno y nos pide que oremos por él. Y repite: "Sonríe, no llores" -una frase que se convertiría en su testamento.
         
Chiara Lubich, al anunciar su fallecimiento el 21de noviembre de 1999, expresó el deseo de que tanto Josef  Lux como Igino Giordani sean los protectores del Movimiento Politico por la Unidad (MPpU).
El primer "milagro" que suscita su partida es un momento de unidad en todo el país, casi nunca visto después de la "revolución de terciopelo", en los periódicos, en la radio y en la televisión: todo el mundo -incluyendo a sus oponentes políticos- expresan estima por él y por los valores que defendía y difundía en su función pública. Hay muchos que descubren su figura de "hombre de Estado", pero también de cristiano que ha bebido de la fe en Dios la fuerza de su acción en favor de su país.
Está introducida su causa de beatificación.


(Traducción mía.

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