viernes, 30 de junio de 2023

ALEGRÍA, ÁNIMO Y PAZ

 VIDA DE LA PALABRA             últimas semanas de JUNIO

 

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria, con la Gracia de Dios, la Palabra de Vida de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros», 2 Co 13, 11) y la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12, 10):

 

1.-        Los miércoles los sacerdotes de la parroquia vamos a llevar la comunión a las personas mayores o enfermas a sus domicilios. A dos de ellas hace unos meses las han ingresado en sendas residencias de mayores y, como deferencia por su asiduidad en la parroquia, también vamos allí a llevársela a cada una como algo particular.

A la vez, me dolía constatar a través de algunas palabritas con ellas y otros residentes que tenían "hambre de Dios", que estaban poco o nada atendidos espiritualmente.

Así que, después de un tiempo, este mes con el "alegraos, sed perfectos, animaos..." me he lanzado, gracias a varias circunstancias providenciales, (benevolencia de la directora, predisposición de las asistentes sociales y terapeutas, colaboración de la hija de una residente y de dos vecinas, etc.) y hemos logrado un pequeño equipo (ampliable) que irá quincenalmente: una tarde a rezar el Rosario con los que quisieran y charlar con todos; y otra mañana a tener un rato de oración.

Hemos empezado el martes pasado, (el día de más calor de la ola, ¡a las 4:30 nos habían dicho!). Fui con las dos señoras del equipo parroquial de ese día.

Con la buena voluntad de todos, los primeros minutos parecía difícil coordinarse con trabajadores y residentes y darnos a conocer y tratar de conocerlos a ellos: me repetía yo continuamente en mi interior "alegraos... animaos", sobre todo ante cada anciano/a. ¡Y se cumplió la promesa de la PdV!: "... y el Dios de la paz y del amor estará con vosotros". Empleados, residentes y voluntarios estamos anhelando ya próxima vez.

 

2-         Dos sacerdotes me pidieron si se podían alojar un día. Me hizo mucha ilusión: ya estuvieron el verano pasado una semana. La víspera le tocaba venir a la señora que cada tanto periódicamente hace la limpieza, pero ese mismo día ella me anunció que durante un mes no podrá venir. Así que, con paz y cariño arreglé lo que pude.

            Fue simpático que, después de comer los 3 con los focolarinos, me llega un mensaje de una persona: “¿puedes asomarte a la estación de cercanías, me bajo de un tren, me confiesas, y luego cojo el siguiente tren?”. Instalé a los sacerdotes rápidamente en casa, (¡que ya es también la suya!), y les comenté si les parecía bien que los dejara un rato solos: me aseguraron su unidad y fui. Eran las 4:30 de la tarde y resultaron 20 minutos preciosos a la sombra de la estación (donde algunas noches hay “botellón”) conversando y confesando a esta persona que quiere ser cada vez más de Dios.

2b-      Y con los dos amigos, han sido 24 horas sencillas, pero de profunda comunión, que hacía casi palpable la presencia de “Jesús en medio” donde “dos o más están unidos…”.

Esta mañana ha sido particularmente bonito: bajé sobre las 7:30 a abrir puertas y ventanas del templo y salones parroquiales, (para que circulara el aire fresquito con el que el Señor nos está regalando estos días), para que se ventilase y refrescase como un acto de amor a todas las personas que pudieran venir a lo largo del día.

            Y me encontré ya a uno de los sacerdotes paseando alrededor de la iglesia mientras rezaba el Rosario, al finalizar el cual me incorporé a su caminata para confesarme, (y luego lo hizo él). Fue además, un momento de comunión de alma compartiendo lo que cada uno llevaba dentro. Así que, entre el ejercicio de caminar sin sudar, la fresca brisa de la mañana que parecía un soplo del Espíritu Santo, la Gracia del sacramento, esa presencia de Jesús en medio por la fraternidad… luego el desayuno compartido entre los tres con diversos actos concretos de amor uno por los otros fue un seguir disfrutando serenamente de la presencia viva del Resucitado. Todo como colofón del mes del «alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros».

Y teniéndolo ya eso como poso casi connatural en el alma…, lanzarnos con vosotros a vivir la PdV que empezamos hoy…

           

 

Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Alegraos, sed perfectos, animaos; tened un mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con vosotros», 2 Co 13, 11), la de mayo («Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo», Rm 12, 10) y la de abril («Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra», Col 3, 2):

 

1.-        “…llegaba ayer una notificación indicándome que me toca ser "primer suplente de vocal en la mesa electoral". Me quedé pensando en lo que implica ser "suplente": duda e incertidumbre hasta que llegue el día y vea si se presenta el titular.

Hoy, leo en el salmo 104: "Que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor. Buscad continuamente su rostro". Me he reído al leerlo, pues me daba cuenta que cuando lo haga, cuando recurra a Él, no tendré dudas, sé que no habrá un suplente en Su lugar, siempre me voy a encontrar al titular.

Parece una tontería, pero el darme cuenta de ello, saber que cuando voy a hablar con mi Padre, siempre está Él y no otro me ha llenado de alegría y paz….

 

2.-        “Paco, tienes toda la razón. “Alegraos, animaos” y dar gracias. Ayer precisamente enterramos las cenizas en el pueblo de mi tío que falleció la semana pasada... Para eso nos juntamos también la familia que pudo después en la comida. Ahí se pudo ver las ganas que teníamos de vernos, pues se nos pasan años de una vez a otra, y todos daban gracias por estar juntos. La alegría del reencuentro y recordar la vida de mi tío que, después de irse arriba, nos reúne una vez más. Se lo pasaría bomba viéndonos juntos y celebrando su vida llena de amor, anécdotas e historias para recordar. Nos pasábamos fotos de cuando éramos pequeños y a veces adivinando quién era cada uno. Lo cierto es que hay entierros en los que se llora por… no dar tiempo a dejar huella en este mundo y otros en los que se da gracias porque se ha repartido mucho amor y agradecimiento.

En eso hay que estar. 

 

 

 

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