PALABRA DE VIDA abril 2023
«Aspirad a las cosas de arriba,
no a las de la tierra»
(Col 3, 2).
Acababan de nacer las primeras comunidades cristianas y ya surgían
diferencias debido a falsas interpretaciones del mensaje evangélico. Pablo, que
se encontraba en prisión, se entera de estos problemas en Colosas y escribe a
aquella comunidad.
Podemos entender mejor la Palabra de vida de este mes si la leemos dentro
del pasaje en el que se encuentra: «Si habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las
cosas de arriba, no a las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida
está oculta con Cristo en Dios» (Col 3, 1-3).
Para superar estas discrepancias, Pablo invita a dirigir nuestro
pensamiento y todo nuestro ser a Cristo, que ha resucitado, ya que
en el bautismo también nosotros hemos muerto y resucitado con Cristo. Podemos vivir esta vida
nueva «en el ya aunque no
todavía».
«Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la
tierra».
Obviamente, esta posibilidad no la alcanzamos de una vez para siempre, sino
que hay que perseguirla recorriendo un camino de compromiso que dura toda la
existencia. Significa apuntar a lo alto en
nuestra vida, pues
Cristo trajo a la tierra la vida del cielo, y su Pascua es el inicio
de la nueva creación, de una humanidad nueva. Esta sería la consecuencia lógica
de quienes eligen vivir el Evangelio: una opción que cambia por completo
nuestra mentalidad, trastoca el orden y los objetivos que el mundo
nos propone, nos libera de los condicionamientos y nos lleva a experimentar una
transformación radical. En realidad Pablo no subestima las «cosas de la tierra», pues todo ha
sido renovado desde que el cielo tocó la tierra con la Encarnación del Hijo de Dios[1].
«Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la
tierra».
¿Cuáles son las «cosas de arriba»? Escribe Chiara Lubich: «Esos valores que
Jesús trajo a la tierra y por los
cuales se distinguen sus seguidores. Son el amor, la concordia, la paz, el perdón, la corrección,
la pureza, la honestidad, la justicia, etc. Son todas esas virtudes y
riquezas que ofrece el Evangelio. Con ellas y por ellas los cristianos
se mantienen en su realidad de resucitados con Cristo. […]
»Y ¿cómo mantener el corazón anclado al cielo viviendo en medio del mundo? Dejándonos
guiar por los pensamientos y sentimientos de Jesús, cuya mirada
interior estaba siempre
dirigida al Padre y cuya vida reflejaba en todo instante la ley del Cielo, que
es ley de amor»[2].
«Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la
tierra».
La presencia de los cristianos en el mundo se abre con valentía a la vida
nueva de la Pascua. Son mujeres y hombres nuevos que no son del mundo
(cf. Jn 15, 18-21), pero que viven en el mundo con todas las dificultades del
presente. Así se decía de los primeros cristianos: «Pasan la vida en
la tierra pero tienen su ciudadanía en el cielo. […] Lo que es el alma en el
cuerpo son los cristianos en el mundo»[3].
La opción
valiente y plenamente evangélica de un obrero que decide ayudar a su compañero
despedido provoca una cadena de gestos de fraternidad movidos por su testimonio:
«En la fábrica llegaron cartas de despido, una de ellas dirigida a Jorge.
Conociendo su precaria condición económica, le propongo volver con él al
departamento de personal: “Yo estoy mejor que él –declaro–, mi mujer tiene
trabajo. Despídanme a mí”. El jefe promete revisar el caso. Cuando salimos,
Jorge, conmovido, me da un abrazo. El caso va pasando de boca en boca y otros
dos obreros que están más o menos en las misma condiciones que yo, se ofrecen
en lugar de otros dos despedidos. La dirección se ve obligada a replantearse
los métodos de despido. Al enterarse del hecho, el párroco lo cuenta durante la
homilía del domingo, sin dar nombres. Al día siguiente me comunica que dos
chicas estudiantes han ido a llevarle todos sus ahorros para los obreros en
dificultad, declarando: “También nosotras queremos imitar el gesto de ese
obrero”» (B. S. - Brasil)[4].
Patrizia Mazzola y el equipo
de la Palabra de vida
[1] Cf. 2 Co 5, 17: «Por tanto, el que está en Cristo es una nueva
creatura; pasó lo viejo, todo es nuevo».
[2] C. Lubich, Palabra de vida, abril 2001: Ciudad Nueva 375 (4/2001), p. 24.
[3] A Diogneto, v, 9; vi.1:
Padres apostólicos, «Biblioteca de Patrística» n. 50, Ciudad Nueva,
Madrid 20202, p. 561.
[4] Testimonio tomado de: www.focolare.org.
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