domingo, 16 de abril de 2023

ASPIRAD A LO GRANDE EN DIOS

 Aquí tienes unos textos y experiencias que nos ayuden a seguir viviéndola bien encarnando la Palabra del mes («Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra»):

 


  

CONFIAR EN DIOS

 

Debo confiar en Dios por encima de todo y más allá de todo. Antes de cualquier acción, debo repetir en mi corazón: “que se haga Tu voluntad y no la mía”.

Esta es la mayor garantía de que todo será hecho de la mejor manera.

Confiemos en Dios delante de cualquier imprevisto que ocurra hoy. Y ante cada acción repitamos en nuestro interior: “Por Ti, Jesús”. En las decisiones grandes o pequeñas que vayamos a tomar, ante todo, confiemos en Dios. Después, hagamos nuestra parte buscando la perfección del amor.

 

APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al pasapalabra diario, 15 de abril

 

 

 

 

LA ESPERANZA NO DEFRAUDA

La paz que nos ofrece y nos garantiza el Señor no hay que entenderla como la ausencia de preocupaciones, de desilusiones, de necesidades, de motivos de sufrimiento. Si fuera así, en el caso en el que conseguimos estar en paz, ese momento terminaría pronto y caeríamos inevitablemente en el desconsuelo. La paz que surge de la fe es sin embargo un don: es la gracia de experimentar que Dios nos ama y que está siempre a nuestro lado, no nos deja solos ni siquiera un momento de nuestra vida. Y esto, como afirma el apóstol, genera la paciencia, porque sabemos que, también en los momentos más duros e impactantes, la misericordia y la bondad del Señor son más grandes que cualquier cosa y nada nos separará de sus manos y de la comunión con Él.

Por esto la esperanza cristiana es sólida, es por esto que no decepciona. Nunca decepciona. ¡La esperanza no decepciona! No está fundada sobre eso que nosotros podemos hacer o ser, y tampoco sobre lo que nosotros podemos creer. Su fundamento, es decir, el fundamento de la esperanza cristiana, es de lo que más fiel y seguro pueda estar, es decir el amor que Dios mismo siente por cada uno de nosotros. Es fácil decir: Dios nos ama. Todos lo decimos. Pero pensad un poco: cada uno de nosotros es capaz de decir, ¿estoy seguro de que Dios me ama? No es tan fácil decirlo. Pero es verdad. Es un buen ejercicio este, decirse a sí mismo: Dios me ama. Esta es la raíz de nuestra seguridad, la raíz de la esperanza. Y el Señor ha derramado abundantemente en nuestros corazones al Espíritu –que es el Amor de Dios- como artífice, como garante, precisamente para que pueda alimentar dentro de nosotros la fe y mantener viva esta esperanza. Y esta seguridad: Dios me ama. “¿Pero en este momento feo?” - Dios me ama. “¿Y a mío que he hecho esta cosa fea y mala?” - Dios me ama. Esa seguridad no nos la quita nadie. Y debemos repetirlo como oración: Dios me ama. Estoy seguro de que Dios me ama. Estoy segura de que Dios me ama. Ahora comprendemos por qué el apóstol Pablo nos exhorta a presumir siempre de todo esto. Yo presumo del amor de Dios, porque me ama. La esperanza que se nos ha donado no nos separa de los otros, ni tampoco nos lleva a desacreditarlos o marginarlos. Se trata más bien de un don extraordinario del cual estamos llamados a hacernos “canales”, con humildad y sencillez, para todos. Y entonces nuestro presumir más grande será el de tener como Padre un Dios que no hace preferencias, que no excluye a nadie, pero que abre su casa a todos los seres humanos, empezando por los últimos y los alejados, porque como sus hijos aprendemos a consolarnos y a apoyarnos los unos a los otros. Y no os olvidéis: la esperanza no decepciona.

PAPA FRANCISCO, AUDIENCIA GENERAL de los miércoles, 15 de febrero de 2017

 

 

 

 

 

MIRAR AL OTRO CON OJOS NUEVOS

 

Porque nadie es simplemente lo que parece a primera vista, solo un corazón que ama es capaz de penetrar en el alma y las heridas de los demás. Y ese amor hay que encenderlo cada día en el Corazón paterno y materno de Dios.

 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al pasapalabra diario, 16 de abril

 

 

 

 

 

IMPLICARNOS EN PROCURAR LA CONCORDIA

 

Solo en ese espacio -la concordia- Dios vive y trabaja con nosotros; solo así progresan las familias y la sociedad y la vida. La discordia y el enfrentamiento sirven solo al orgullo y a la ambición de poder. Y eso no es vida sino destrucción.

 

P. MANOLO MORALES, O.S.A., Comentario al pasapalabra diario, 13 de abril

 

 

 

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