NADA HAY PEQUEÑO
DE LO QUE HAGAS POR AMOR
Dado que Jesús quiere que seamos
fieles en las pequeñas cosas, nada de lo que la vida nos requiere es
insignificante, porque nada es pequeño si lo hacemos para satisfacer Su
voluntad, nada es pequeño si es hecho por amor.
CHIARA LUBICH
SOSTENERNOS
MUTUAMENTE
La Sabiduría del cielo nos avisó de la
peligrosa autosuficiencia: "más vale ser dos que uno, pues sacan más
provecho de su esfuerzo. Si uno cae, el otro lo levanta; pero ¡pobre del que
cae estando solo, sin que otro pueda levantarlo!"
P. MANUEL MORALES, O.S.A., Comentario al Pasapalabra diario 3
septiembre 2019
ARREPENTIMIENTO,
NO REMORDIMIENTO
Muchas veces nos agredimos a nosotros mismos
por errores que hemos cometido en el pasado. Puede suceder que se trate de algo
muy viejo, pero que no deja de regresar a la memoria cada tanto, y nos lleva a
darnos un golpe en la cabeza diciendo cosas como éstas: "¿Por qué? ¡Cómo pudiste hacer eso! ¿Por qué
no lo evitaste? ¡No valía la pena! ¡Cómo se te ocurrió decir esa tontería!".
Quizás sabemos que en realidad incluso no
somos culpables de lo que hicimos, porque en verdad teníamos una intención
buena, no teníamos una mala intención; pero igualmente nos culpamos y nos
agredimos por no haberlo evitado.
El remordimiento es algo enfermizo; es un
rechazo de nuestros errores que nos limita, nos paraliza, nos llena de
angustias y nos encierra en nuestro orgullo herido. No ayuda a un verdadero
cambio, porque para poder cambiar de verdad es necesario aceptarse a sí mismo.
En cambio, el verdadero arrepentimiento nos
hace levantar los ojos hacia Dios para reconocer su amor que nos espera, que
perdona "setenta veces siete", que nos quiere vivos y felices, que
nos regala siempre una nueva oportunidad. Por eso el arrepentimiento, en lugar
de debilitarnos nos fortalece para empezar de nuevo; en lugar de paralizarnos
nos lanza hacia adelante.
Pidamos al Espíritu Santo que nos regale su
gracia poderosa para que sepamos perdonarnos a nosotros mismos, para que no nos
quedemos anclados en el pasado, para que recuperemos la dignidad, y marchemos
decididos hacia adelante, rodeados por Su Amor que nos sostiene.
VÍCTOR M. FERNÁNDEZ, 13
julio 2017
DAR ESPERANZA A
QUIEN ESTÁ PASANDO UNA PRUEBA
En la solidaridad existe un entrelazarse de
acciones que terminan con la intervención divina: cuanto más escuchamos el
grito de dolor de la humanidad, nuestro grito es más escuchado por Dios.
Muchas veces no podemos hacer nada para
solucionar los problemas de nuestros hermanos, pero el hecho de disponernos a
ayudar y ser solidarios, da la fuerza y esperanza a quien se encuentra en una
prueba.
La fraternidad es la solución a los
problemas, es el medio más rápido y eficaz para alcanzar la paz en el mundo y
es el camino más corto para llegar a Dios.
Si vivimos la fraternidad escuchando el grito
de dolor de las personas a nuestro alrededor, la cruz de cada día se volverá
una carga liviana y suave para todos: para ellos y para nosotros.
APOLONIO CARVALHO NASCIMENTO, Comentario al Pasapalabra 15 septiembre 2019
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