Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Gratis lo
recibisteis; dadlo gratis»,
Mt 10, 8) y la de junio («Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8):
1.- Fui a la compra con mi madre y el sacerdote
jovencito que ayuda este mes en la Parroquia. La cajera le preguntó a él si era
seminarista y de qué país, (ella, también de América del Sur) y luego menciona
que a veces rezaba el Rosario, pero que no tenía uno.
Me acordé, entonces, que (además de uno “de dedo” que llevo en el
bolsillo), yo llevaba en el coche uno muy bonito que había hecho una mamá de 3
niños, mientras los cuida, y le dije que luego se lo regalaba. Así que, cuando
cargamos la compra en mi coche y ayudé a sentarse a mi madre, eché una carrera
desde el parking del sótano y subí a darle el rosario: ¡le encantó!
2.- Mi madre es diabética. Desde que le dio
(precisamente aquí en la Parroquia) una hipoglucemia severa que casi le produce
coma diabético, lleva puesto en el brazo un sensor quincenal, el cual (al
acercarle el móvil) le mide la glucosa. El sensor se "clava"
como una chincheta con una aguja (no rígida, sino de fibra óptica).
Una noche, al ducharse, se le despegó el sensor, con lo cual, se inutiliza
aunque le quedasen 3 días hábiles; menos mal que llevaba uno de recambio.
Cuando se lo instalé en su brazo, intenté medir la glucosa con su móvil... ¡y
este no reconocía el nuevo sensor! Probé lo menos 20 veces, (yo respiraba
hondo..., porque me ponía cada vez más nervioso y preocupado...), mirando
soluciones en internet, instalando la aplicación en mi móvil... de mil maneras:
¡nada!
Por lo menos teníamos también el medidor tradicional (pinchando en el dedo
y que salga una gota de sangre; aunque mi madre está tan delgada, que es muy
difícil que le salga ni media gota): lo logramos. Dimos gracias a Dios.
Podíamos acostarnos relativamente tranquilos. No obstante, seguí probando el
otro...: ¡nada! Llamé a mi cuñado aunque era tardísimo, pues él usa uno desde
hace varios años: las soluciones que me iba sugiriendo, ya las había intentado
yo. Paciencia, respirar hondo cada vez, confiar en el Señor que no pase nada
durante la noche...
Por la mañana, nada más despertarnos, pruebo a ver si su móvil reconoce el
nuevo sensor: varias veces... ¡y tampoco!
Hay que hacerle la prueba de nuevo con el pinchacito; ¡lo que costó que
saliera una entera gota! Y de pronto, tampoco funciona; hago 3 intentos: ¡¡se
había acabado la pila del medidor manual!! La cosa es urgente por la usual
inestabilidad de glucosa de mi madre. ¿Y dónde encuentro yo 2 pilas de botón 2
horas antes de que abran los comercios? Sigo haciendo intentos con el móvil de
mi madre, a ver si reconoce el sensor: ¡nada! Mi madre (luego me lo confesó) se
empezó a preocupar de verme la cara mudada desde hacía largo rato. No me lo
creía: el mismo día no funcionan las dos cosas.
Ante ello, empecé a "mosquearme". Pero, paz, confianza en Dios.
Y, con las mismas, cojo el móvil de mi madre en una mano y, (diciéndole al
Señor que no quiero abusar, y que solo para gloria Suya y por la salud de mi
madre), con toda la fe (y, a la vez, con total desapego), ¡le doy la bendición
al móvil! Instantes después, lo acerco al brazo de mi madre...: ¡y empezó a
funcionar! Los dos, impresionados, le dimos las gracias a Dios a bocas llenas,
incluso luego canturreando juntos “demos gracias al Señor, demos gracias…”.
Además de objetos religiosos, he bendecido agua y muchas casas (o locales)
y muchos vehículos: nunca se me había pasado por la mente bendecir otra cosa.
2b.- Dos días después, antes de llevar a mi madre de
regreso al pueblo, voy a apagar el ordenador, recién actualizado el antivirus
y... no se apaga después de varios intentos. Lo apago "a lo bruto".
Al ratito intento encenderlo... se queda bloqueado en la pantalla previa a la
contraseña de usuario; probando varios modos, al final lo tengo que apagar
"a lo bruto".
Ya me estaba temiendo que hubiera entrado un virus de esos que borran todo
o que impiden para siempre arrancar el ordenador; le ofrecí al Señor todo el
trabajo, las agendas, todos los ficheros...: "no importa nada, Señor: solo Tú eres mi único Bien". Así volví
a decirle en cada uno de los 3 intentos en que se repetía toda lo operación:
"no importa perder todo, con tal de
no perderte a Ti: Tú, Señor, eres mi único Bien". Todo lo que tengo es
de Él: he de estar dispuesto a darlo todo, como dice la PdV, ¡también a
perderlo, a que desaparezca!; sin apego.
Antes de probar por última vez, pensando lo mismo que con el medidor de
glucosa, bendigo el ordenador: ¡y arranca! Ciertamente, ya me había pasado -sin
bendición- que en ocasión similar, o a la 3ª o a la 6ª (después de haberme
desapegado de todo y estar dispuesto a perder todo) también había arrancado; en
esta ocasión, fue tras la bendición.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Gratis lo
recibisteis; dadlo gratis»,
Mt 10, 8), la de junio («Recibiréis la fuerza del
Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8) y la de mayo («La
paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21):
1.- “…este último periodo de
final de curso, con gran cansancio acumulado, me he sentido en muchos momentos
sin energías para continuar con mis compromisos, pero he experimentado la
fuerza del Espíritu Santo para poder seguir siendo capaz, en medio de mis continuos
fallos y limitaciones, de amar a Dios y a las personas que se cruzaban en
mi camino, como afirmaba el comentario a la PdV de junio.
Por ejemplo, recuerdo que tenía
una comida especial y no había podido ni ir a la peluquería, por la mañana
temprano tuve que ir al médico y, por hacer un favor a una vecina, fui a
comprarle lo que necesitaba. Al lado veo una peluquería y pensé que sin cita no
me admitirían, pero dije: “voy sólo a
amar a la persona que esté”. Me atendieron bastante pronto, yo traté de
olvidarme de mis prisas y ser amable con la peluquera que, por no conocerme, me
preguntaba continuamente cómo quería cada detalle. A una de sus preguntas, le
respondí: “Me fío de su profesionalidad”
y ella, cambiando la expresión de su rostro, con alegría, me contestó: “¡así da gusto trabajar!”. Continuamos
charlando amigablemente y yo sentí que esa frase había sido del Espíritu Santo,
amor hacia ella y que construía relaciones verdaderas.
1b.- En otros momentos he sentido que el ES me ayudaba
a "dar gratis" algo de lo mucho que he recibido y creo que (por el
efecto producido y manifestado) a hacerlo como instrumento Suyo en el momento
oportuno: regalar un libro que tenía comprado hacía más de dos meses
para una persona que no había logrado ver antes. Responder a la llamada de
teléfono de una amiga a la que anteriormente no había podido contestar. Enviar
un WhatsApp con un texto que requería otra persona, para un trabajo delicado
que tenía que realizar, justo unos minutos antes de salir en el avión...
Gracias, Paco, una vez más por
esta oportunidad de renovar cada 15 días el compromiso de vivir la Palabra y
ayudarnos recíprocamente con las experiencias…”.
2.- “…esperamos
vernos en La Mariápolis... si todo sigue igual; de otro modo nos veríamos el
día 5 en Santiago de Compostela, en la iglesia de San Francisco, en la
Misa que se celebrará coincidiendo con el 30 Aniversario de la estancia de
Chiara en Santiago, invitada por San Juan Pablo II para la JORNADA MUNDIAL DE
LA JUVENTUD de aquel 1989.
Este mes La Palabra de
Vida está fenomenal...: "Dad gratis lo que se os ha dado gratis....";
se puede dar mucho: sonrisa, cariño, hablar y escuchar... que es tan necesario
en este mundo de prisas y agobios…”.
3.- “… no puedo por menos de
hacerme presente… y desearte muchas felicidades en tu 30 aniversario:
el Señor ha sido grande contigo al asociarte a su mismo ministerio. Que Él te
regale vivirlo cada día en toda su novedad y plenitud; que cada día seas más
Jesús, aunque en muchas, muchas ocasiones palpemos nuestra propia debilidad:
así tendrá que ponernos más parte Él y esa será nuestra garantía.
Gracias una vez más por
compartir la PdV, que solo Dios sabe lo que me ayuda, sostiene y en momentos me
levanta. El mes pasado lo he vivido como he podido, complicado por todos los
lados, por el mucho personal nuevo supliendo vacaciones… además me han cambiado
a una persona y no han puesto a nadie de momento: he estado de tapa agujeros.
No te imaginas lo que me ha costado ese traslado: había empezado a darle la
PdV… no fue capaz de decirme nada…, interiormente surgieron sentimientos muy
encontrados, que gracias a la fuerza del Espíritu Santo, que me garantizó el
recibir su fuerza para ser sus testigos, apoyándome una y otra vez, me vino la
paz interior y al final entendí que yo no amaba como Jesús gratuitamente, pues
la falta de respuesta me hizo sentir tan mal. El día del Corpus Christi sentí
la necesidad de dar yo el primer paso y llamé… haciéndole sentir la cercanía…,
a su vez el Señor me ha llenado de gozo al tener la oportunidad de que la
gracia de Dios se haga presente en mi debilidad: ¡qué fácil nos es pensar que
amamos! y cuán lejos del modelo Jesús…”.
4.- “…Paco, lo vivido el domingo 30 de junio en El Cerro de los
Ángeles fue maravilloso: había un montón de personas, dicen que 12000, y todos
estábamos felices a pesar del calor. Y el Señor, cuando más apretaba el sol,
nos hizo un regalo, puso una nubecilla que lo tapó ligeramente y permitió que
la última media hora, pudiéramos respirar.... Qué bueno es!!!!
Dale también muchos besos a tu
madre, dile que pedimos allí por ella…”.
5.- “…un millón de gracias por tu Palabra de Vida. Es una calma en el torbellino
de nuestras vidas. Le reenvié el extracto del testimonio de la señora que va al
maxilofacial (y se sujeta a la silla como si se abrazara a los brazos de la Virgen
y de Jesús) a un amigo que atraviesa por duras sesiones de quimio (va yendo
mejor). Se emocionó muchísimo y sé que fue una fuerza para su día a día. Un
millón de gracias.
Reza… porque me sujete a Dios en todo y porque me enseñe a caminar con un
corazón esperanzado y plagado de amor…”.
Si quieres leer
más experiencias similares,
de gente de
todo el mundo, o
también
N.B.: tú también
puedes compartir las experiencias
que, por gracia de
Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica
el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en
“comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos
navegadores eso no funciona,
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