domingo, 30 de junio de 2019

FORTALEZA DE TESTIGOS


VIDA DE LA PALABRA                             últimas semanas de junio



Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8):

1.-        Al llegar al hospital para hacer la habitual ronda de visitas, miro en la agenda las anotaciones del día anterior que realizó el diácono. Sobre un paciente añade que es muy mayor, persona muy violenta sobre todo verbalmente, gritos contra la fe… Tal era la descripción que…, cuando llegué a esa puerta…, ¡casi me daba miedo, (al menos prevención)!
“Recibiréis la fuerza… y seréis mis testigos”. Entré con toda mi sonrisa. La hija me advierte que está un poco demenciado, a menudo alborotado, y que no sabe qué pasará, pero que sería conveniente que recibiese todos los sacramentos. Yo le hablo con todo cariño, le explico… Lo confieso, (de una forma genérica, pues la hija no se atreve a dejarnos solos), pero él me responde adecuadamente; luego revelo lo bonito y grande que es el sacramento de la Unción para los enfermos y la paz y fortaleza que produce y le pregunto si quiere recibirlo: “¡claro!”. Y culmino dándole la comunión con un trocito de la sagrada forma: Cristo está todo Él en cada partícula.
En esa casi media hora, apenas el hombre tuvo dos ligeros desvaríos. La hija estaba más que asombrada.
          Vuelvo al día siguiente y en esta ocasión está un hijo acompañando, que me dice en seguida: “yo te conozco de algo”. Y al momento hace memoria: “¡del Retiro con los focolares!”. Y entonces me vino de dónde era y su nombre: hizo los Ejercicios Espirituales de Adviento 2011 en el Centro Mariápolis; se acordaba con cariño también de José. Tras un rato de conversación desahogándose, me cuenta quiénes son sus hermanas: ¡¡resulta que conocía yo a 2 de ellas, (y al decirlo, ya “le saqué” cierto parecido en la cara, del que solo ahora me percato)!!
          Al día siguiente, lo visita un compañero… a quien me encuentro justo en el momento que está saliendo de esa habitación. Me dice: “la de barbaridades, groserías e insultos…; pero está su hija la monja, que quiere saludarte”. Había yo coincidido con ella en la misma parroquia varios de mis 7 años de periplo andaluz. Y me dice ella: “¡ni me lo podía creer cuando me dijeron que había recibido los 3 sacramentos!, ¡y con cordura! Pero mi mayor asombro fue cuando me explicaron que eras tú el capellán: ¡quién lo iba a imaginar! A ratos está como está, ¡pero ya le administraste todos los sacramentos y eso es lo que cuenta! ¿Sabes?, durante toda aquella mañana en la adoración ante la custodia mi petición continua era: “Jesús, ¡ve Tú a visitarle!”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8):

1.-        “aunque te escribo poco, siempre leo con atención la Palabra de Vida que me envías.
…hace unos días en el dentista. El cirujano maxilofacial tenía que hacerme una pequeña intervención: un injerto de encía (quitar un poco de paladar para añadirlo a la encía). Me daba pánico. Lo comenté con una amiga que ha superado ya dos cánceres y me dijo: “cuando te lo estén haciendo, haz como yo cuando me daban las sesiones de quimio: me agarraba a los brazos del sillón pensando que uno era el brazo de Jesús y el otro el de María y así lo soporté todo el tiempo”. Ellos me dieron la fuerza.
Así que yo hice lo mismo, y me hizo gracia cuando el médico me decía: “¡cómo te estas agarrando a los brazos del sillón!”. Fue doloroso, pero todo salió bien y no he tenido ninguna complicación.


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