VIDA DE LA PALABRA junio 2019
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Recibiréis la fuerza del
Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8) y la de mayo («La
paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21):
1.- Tenía yo algo de tiempo y me
ofrecí a llevar a una persona que debía ir a media hora de aquí. Durante el
trayecto prefirió escuchar música, aparte de comentar algunas cosillas sueltas.
De pronto baja a tope el volumen de los altavoces, (por los que estábamos
escuchando la novena sinfonía de Beethoven), y se santigua. Yo pensaba que
quería que hiciéramos juntos una oración, pero para mi asombro me dice: “no, me estoy confesando”. Al acabar
dice: “céntrate bien en la conducción,
pero adminístrame también bien la imposición de mano con la absolución, ¡eh!”.
Después de todo ello me pregunta: “¿has
estado rezando para que me confiese?”. La verdad es que no, pero sí había
pedido al Espíritu Santo que con todos los que me encontrara, cada uno
hiciéramos lo que más agradara a Dios.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de junio («Recibiréis la fuerza del
Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos», Hch 1, 8), la de mayo («La
paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío», Jn 20, 21) y la de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he
lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn
13, 14):
1.- “…yo ahora tengo turno… y fui a llevar a mi
marido a la estación; al retorno… de un modo muy tonto, por un niño que jugaba
con su perro, he tenido un pequeño accidente con el coche: yo, pendiente del
niño, el perro y las llaves que se le cayeron, y la señora salió disparada del
coche dejando su puerta semiabierta… La puerta se abrió del todo cuando yo
pasaba y frené: un lío solo de raspones y retrovisores. Yo traté de amar a cada
uno y no perder la calma, ya que la señora se estaba enfadando bastante; y creo
que el amor la desarmó y todo quedó amigablemente: “basta dar parte y no pasó
nada a nadie”, -decía-, “solo son unos raspones en una cosa, en el coche”. Y
hemos quedado tan amigas. El pasapalabra (hoy “acoger al Espíritu de Dios en
nuestro corazón”) es un arma poderosa…”.
2.- “…gracias por
enviarnos la Palabra de Vida. Estamos viviendo unos días de muchos nervios
por estudios, trabajo, familia... y justo recibo tu correo, lo leo y cambia mi
ánimo, porque me doy cuenta que, como dices siempre, “donde hay dos o más”
siempre está Dios. Muchas gracias…”.
3.- “…muchísimas gracias, D.Paco. Le doy gracias al Señor por
haber cruzado su camino con el mío.
Son tan gratificantes los pequeños momentos de oración
que tengo al día!!! Sentir que dentro de mí están el Señor y, cómo no, mi
Madre, María, a los que tenía dormidos durante años en mi interior y han
resurgido de nuevo. La profundidad que experimento en mi espíritu, solo
pensando y teniéndoles a Ellos. GRACIAS…”.
4.- “…de nuevo miraba la rueda desinflada (¡pinchada!)
del coche y pensaba que no es del todo cierto que el Espíritu Santo no actúe
para su reparación.
Cierto es que no lo iba a hacer como a mí me
gustaría: soplando en ella para que se hinchase, pero, en cierto modo, se
notaba su presencia:
Ante todo necesitaba yo FORTALEZA de ánimo
para no desanimarme y pensar con claridad.
Visto el panorama…, …se imponía pedir
CONSEJO. ¿Llamaba a una grúa?, ¿o intentaba inflar un poco el neumático y lo llevaba
hasta el taller?
Pensando en la segunda opción y
visto el manual de instrucciones del kit de supervivencia que traía el coche,
le rezaba a Dios con PIEDAD…
…una experiencia que no es grave, pero
trastorna el día a día, pues arreglar un pinchazo no estaba en mi programa del
lunes.
Pensando en ello, recuerdo muchas
palabras de vida que me has enviado donde se habla de afrontar las cosas en
paz, con calma, dominio de uno, sin enfadarse…”.
5.- “…me sirvió de mucho la penitencia que me pusiste. Al
releer la PdV me sentía identificada con lo que leía y es que, en cierto modo,
así me siento yo en estos momentos. Volviendo entre mi gente y me siento feliz
por ello. Con mi gente de siempre y con la que Dios me va poniendo en mi
camino que es de lo más variado. Me siento como los discípulos, yo también
he recobrado la alegría…”.
Si quieres leer
más experiencias similares,
de gente de
todo el mundo,
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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