VIDA DE LA PALABRA últimas semanas de ABRIL
Alguna de mis
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros
también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn
13, 14) y la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es
compasivo», Lc 6, 36):
1.- El Viernes Santo, después de
celebrar los Oficios de la Pasión del Señor en el Centro Mariápolis de Las
Matas, vine con agilidad para ayudar en los de la parroquia y… ¡de nuevo, y
esta vez con lluvia, no puedo entrar porque el portón de la cochera está
taponado por otro vehículo aparcado encima de la acera! El templo parroquial,
repleto de gente, con lo cual no había aparcamiento en los alrededores.
Al notar que se encendía dentro
de mí la queja, rápidamente rechacé la tentación. Me acordé de las experiencias
similares de la semana anterior (te las conté en el correo-e. de hace quince
días). Y, sobre todo, ¡recordé el día que era y lo que acababa de celebrar!
Así que, ¿cómo “lavar los
pies”? Con solo relativa paz (¡y con miedo que viniera la grúa y me llevase a
mí el primero!) aparqué mi coche en el único sitio posible: taponando, a mi
vez, al coche aparcado en nuestro portón de entrada y repitiéndome en la mente
que no se me olvidara quitarlo para que él pudiera irse (y que no debía yo
exteriorizar entonces mi malestar).
2.- Al acabar la Vigilia Pascual
en la parroquia, (yo había ayudado en esta, pero previamente la había celebrado
en el Centro Mariápolis), ya pasada la 1 de la madrugada, subo cansado y feliz
a la vez a casa. Pero… ruidos de botar un balón de baloncesto y de la canasta.
Por un instante me viene la tentación: “con
el tremendo ajetreo de estos días, mi necesidad de dormir… y mañana madrugar…,
¡pero no puedo perder la alegría de la
Pascua!”.
Media hora después, ya para
acostarme, pensé asomarme a la ventana y (venciendo el profundo enfado que de
nuevo me volvía) pedirles por favor y de muy buenas maneras que apagaran el
foco y dejaran de hacer ruido (además del balón, también decían abundantes
“tacos”).
Preferí, por si no se lo toman
bien, no “manchar” tan solemne noche. Además, si jugaban a esas horas, ¿quizá
sería porque habrían estado antes en alguna Vigilia Pascual? Por otra parte,
pensé: “si están haciendo deporte, ¡mucho
mejor que si estuvieran en una discoteca o haciendo gamberradas o viendo
tonterías o…”. Y me acosté. ¿Y cómo vivir la PdV sin dormir?: aproveché
para rezar por ellos (también eso es un servicio por amor, el “lavar los pies”
que pide la PdV) y también por otros muchos jóvenes que quizá no estuvieran
haciendo nada “sano”.
Alguna de vuestras
EXPERIENCIAS tratando de
llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de abril («Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros
también debéis lavaros los pies unos a otros», Jn
13, 14), la de marzo («Sed compasivos, como vuestro Padre es
compasivo», Lc 6, 36) y
la de febrero («Busca la paz y anda tras ella», Sal 34, 15):
1.- “…ahora sí que he recibido el correo con la PdV.
Maravillosas manifestaciones de amor y respeto por todos nuestros hermanos, más
próximos o más distantes; lo percibo en cada escrito: mi agradecimiento y
unidad.
Mi Cuaresma, con cariño...; mis planes, lo
que Dios me va dictando en cada momento, según su voluntad... cambio mis
planes y los adapto a los de los que me rodean, porque así me lo pide Él…”
2.- “…creo que estamos tod@s, un
poco saturaos de querer hacer muchas cosas, y por ello estamos crispados y no
atendemos a cada uno lo bien que debiésemos. Me he planteado hacer menos cosas
y… mejor las que haga. Confío que el Espíritu Santo me ayude a lograrlo, así se
lo ofreceré hoy al Señor…”
3.- “…personalmente, me
resuenan las palabras del apóstol San Juan: “Quien no
ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”. Y qué poco nos percatamos de
las muestras de amor desinteresado que hay constantemente a nuestro alrededor.
Estas
palabras me hacen coger energías para enfrentarme con muchos de mis alumnos
que, desgraciadamente, no conocen lo que es el verdadero amor en el hogar, y
que, sin embargo, no paran de sorprenderme con sus muestras de cariño.
Al principio
cuando buscaba trabajo, miraba por sitios más “fáciles” a nivel de
comportamiento, pero tras conseguir este trabajo, y después de mis experiencias
pasadas tanto aquí como en España, compruebo que Dios me quiere trabajando con
este tipo de niños. ¡Algo bueno tendré que aportarles!…”
4.- “…hoy me ha pasado una anécdota de las tuyas:
salía de correos, de hacer una gestión, y me he cruzado con la artista que hizo
la paloma que me regalaron en mi cumple. Yo iba hablando con mi marido por el
móvil, así que al cruzarme con ella, la he saludado con la mano y he seguido
caminando. Unos pasos después, finalizada la conversación telefónica, me he
detenido y me he dicho: “esta oportunidad no la puedo dejar escapar”. Así que,
en vez de seguir mi camino, me he girado en redondo y he ido a su encuentro y
le he dado las gracias por la paloma. He intercambiado unas palabras con ella y
me he enterado de dónde tiene su estudio y los días que está, así que iré a
visitarla. Me hace ilusión verla a ella y ver dónde hace sus esculturas…”
Si quieres leer
más experiencias similares,
de gente de
todo el mundo,
N.B.: tú también puedes compartir las experiencias
que, por gracia de Dios, hayas podido realizar
poniendo en práctica el Evangelio;
“pincha” aquí abajo en “comentarios” y escríbela;
o, dado que en algunos navegadores eso no funciona,
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