martes, 31 de julio de 2018

FORTALEZA EN LA FLAQUEZA

VIDA DE LA PALABRA        últimas semanas de JULIO

Alguna de mis EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza», 2 Co 12, 9) y la de junio («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9):

1.-       El jueves por la tarde me escriben mis hermanos diciendo que a mamá le ha dado un amago de angina de pecho y la internan en el hospital de nuestro pueblo, Villarrobledo. Ya la notábamos desde hace tres meses que se agotaba extrañamente, aunque fuera poquito lo que caminara, o que el pecho le oprimía...
            Yo estaba muy lejos. En ese momento traté de recordar la PdV: “te basta mi gracia…”. Por otra parte, la situación está controlada…, con lo cual me quedo tranquilo (¡solo relativamente, claro!) continuando con lo que estaba haciendo. Lo mismo al día siguiente cuando confirman que debe estar internada bastantes días y trasladarla puntualmente en determinado día para alguna prueba en el hospital de Cuenca.

2.-       Cuando vi la PdV de este mes, en seguida me brotó el agradecimiento del Señor. Me vino a la mente esa lucha continua durante años para vencerme en determinada cosa y comprobar que con relativa frecuencia no lo lograba, y en esas ocasiones, con desgarro y lágrimas en el alma, me venía esa frase: “mi Gracia te basta, que la fuerza se realiza en la debilidad”. Y fiarme de eso a ciegas… Aun viéndome un hipócrita que tantas veces aconseja eso mismo a otros, y yo no era capaz. Le dije al Señor, (me acuerdo que era un jueves por la
tarde), lacerado y humillado interiormente: “pues si Tú lo permites, acepto que sea así toda la vida; recomenzar una y mil veces: por encima de todo me fío de tu misericordia”, con ese destrozo interior. Me parecía imposible que yo le pudiera hacer ningún bien a nadie sin vencer yo en eso: ¿orgullo, soberbia…?
            Hoy mirando hacia atrás, con temor y temblor doy gracias a Dios por tener superado eso desde hace años, (¡y no lo quiero decir muy en alto!), y se me pone más fuerte el agradecimiento recordando una y mil veces: “mi Gracia te basta, que la fuerza se realiza en la debilidad”.


Alguna de vuestras EXPERIENCIAS tratando de llevar a la práctica diaria la Palabra de Vida de julio («Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza», 2 Co 12, 9), la de junio («Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9) y la mayo («En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí», Ga 5, 22-23):

1.-        “la PdV de julio está siendo fundamental para mí, sobre todo porque a finales del mes pasado me propusieron trasladarme a vivir en otra ciudad, durante el curso próximo, para realizar un servicio a favor del Reino de Dios junto a otras personas. En esos días yo sentía mucho mis limitaciones y me parecía imposible, no me sentía capaz de hacer esa experiencia y no acaba de ver que fuera la voluntad de Dios. Después llegó la PdV y fue de gran Luz para mí: empecé a darme cuenta de que "Mi gracia te basta..." y de que no podía pararme en mis flaquezas. Durante varios días fui a estar un buen rato delante de Jesús Eucaristía e iba sintiendo que quizá sí podía prestar ese servicio. También lo comuniqué a otras personas, con las que comparto el compromiso de vivir el Evangelio, para poder discernir a la luz de Jesús en medio. Así, poco a poco, he visto claro que Dios me pedía dar este paso y he dado este nuevo “sí”, fiándome del amor de Dios y de los hermanos.
1b.-      También me ayuda en el día a día, por ejemplo:
El domingo estaba para ir a la Misa de 10, que hace menos calor, cuando recibí un mensaje comunicándome que ha fallecido el padre de un antiguo compañero y que el funeral era a las 12:30. Jesús me sugiere que cambie de planes y voy. Fue una Misa muy bonita, en la que se sentía la Resurrección y también fue una alegría reencontrar a muchos antiguos compañeros. Una de ellas, como hacía poco que nos habíamos visto en la celebración de la jubilación de otros compañeros, decía: “realmente seguimos siendo una familia, nos volvemos a encontrar en los momentos alegres y dolorosos.”
1c.-      Mi plaza de garaje en el bloque es de las más amplias. Un vecino tiene una moto, además del coche, pero no puede aparcarla en su plaza. Me pidió si podía ponerla en la mía que entra sin problema. Le dije que sí enseguida y, aunque supone tener que realizar con más cuidado las maniobras para aparcar mi coche, siento que vale más la buena relación creada con esta familia

2.-        “no puedo dejar de compartir algo de la PdV de este mes.
La Navidad que fuimos a Roma… mi hijo compró tarjetones (uno para cada uno de la familia) con distintas frases de S. Pablo y luego, con su regalo de Reyes, nos puso uno a cada uno. A mí me correspondió: "Te basta mi gracia...". ¡Esa frase se hizo Vida en mi vida! Tenía colocado el tarjetón en la librería al lado de nuestra cama. Cuántas veces con lágrimas en los ojos lo he leído y he podido seguir adelante... ¡No te imaginas lo que significa para mí! Y aunque durante muchos años fue (y es) una de "mis frases", se cumplió en su plenitud aquel verano en… Y tiene no sólo ese lugar, sino hasta un sitio concreto del pueblito. Tengo en los ojos y en el corazón el sitio exacto donde ese 9 de agosto le dije a mi marido que había que entregarle ya al Señor "todo nuestro hijo", sin quedarnos nada... Confiando en Su Gracia y estando dispuestos a que se hiciera Su Voluntad (fuera la que fuese). En esa situación por nuestra cabeza pasaba la posibilidad (bastante probable) de no volver a verlo o perderlo para siempre... Esto se escribe fácil, ¡pero no sabes lo que es vivirlo...! Me puse en la peor situación... pero aun así, le dije al Señor que sí, con la confianza de que me bastaba Su Gracia... Ahora mismo se me llenan los ojos de lágrimas al recordar mi "diálogo con el Señor": "mira lo mal que está... Puede que se escape y no vuelva más con nosotros... o que se "quite de en medio... Creo que mi marido y yo no podríamos vivir con este dolor el resto de nuestras vidas... Pero aun así...te digo que sí: todo tuyo... Adelante..."
Y después de mi "sí" (era cerca de mediodía) después de comer (sin haber hablado nada con mi hijo, porque ya estaba allí muy mal conmigo), él tuvo la experiencia (muy fuerte)... Esa tarde a las seis y veinte (recuerdo todo) fue a la iglesia a decírmelo.
Fíjate que rápido actuó la Virgen (y el Señor). Parece que estuvieran esperando nuestro "sí absoluto"... Así que cada vez que leo o escucho "te basta mi gracia..." ¡¡Me emociono!!


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